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Yo, escritor

Concentrados en la tarea que estn llevando a cabo, esforzndose hasta el limite de sus capacidades, cual jvenes soldados espartanos entrenando al sol las tcnicas de guerra de las que ms tarde depender su vida, sentados en sus pupitres diminutos, con sus diminutas manos agarrando un diminuto lpiz, intentando escribir algo incoherente en sus cuadernillos rubio, las primeras nociones del manejo de una de las armas ms esenciales, la escritura. Es obligacin del estado el armarnos, a sus ciudadanos, no proveyndonos con una buena cota de malla, escudo frreo o cortante espada sino con la capacidad de poder defendernos dialecticamente, atacar argumentando lgicamente, aguantar la embestida analizndola de manera critica. En la cultura anglosajona se usa casi exclusivamente el ensayo con estos fines; ensayos y grupos de debate. Se les ensea desde pequeos a exponer sus ideas, a expresarse, a argumentar, rebatir, convencer, se les arma hasta los dientes. En Espaa por el contrario, ponemos el nfasis en la enseanza de las reglas del juego, el estudio de la lengua, de manera intensiva. Y cuando por fin llega el bachillerato, utilizamos el comentario de texto, que aun parecindose al ensayo, no cumple el mismo propsito. El comentario de texto no es un arma, es una cinta mtrica, tenemos que diseccionar un escrito, identificar sus partes, medirlas, comentarlas y, en ocasiones, pero de manera sutil, dar nuestra opinin. Cuando veamos una maza de guerra dirigindose implacable hacia nuestra cabeza, siempre podemos recalcar que no se esta haciendo el uso correcto del pretrito perfecto, o quiz podramos sacar, en nuestros ltimos momentos, la cinta mtrica para medir cuan grande es el acero que esta a punto de liquidarnos.

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