Está en la página 1de 607
coupennro , DE TOXICOLOGIA © GENERAL Y PARTICULAR. * Girujia ,etc. » LIBREBJA ESTRANGERA Y- NACIONAL Be ©. Carles BAILLY-BAILKIERE, Ubrere de la Universidad central, Galle del Principe, nim. 44, La offeina, 6 repertorio general de farmacia practica que comprende : 4.° El Recetario farmacéutico , los Formularios , el Arte de recetar.—2." La Farmacia legal, la Legislacion farmacéutica, la Towicologia. —3.° Un Apéndic rmactutico que prende la farmacia veterinaria y homeopatice, Ja quimica farmacéutica (andlisis), un memorandum terapéutico y una colec- ion de articulos concernieotes al ejercicio de la farmacia practi Tarifa general de farmactay de sus ramas accesorias, por Dorvavit, tra- ducida al castellano de la ditima edicion francesa por D. Fétrx Grenno Vi médico-director de Bafios, etc., y CASANA, ayudante de la escuela de farmacia. Segunda edicion espafiola, enteramente reformada. Madrid, 4858. Un tomo ea 4 60 rs. De la Soledad considerada en las causas de su desarrollo y de sus inconve- nientes y ventajas con respecto d las pasiones, la imaginacion, la inteligencia y¢l corazon, por J. G. Zimmermann, traducida de la sltima edicion francesa. ‘Madrid , 4887. Un tomo en 8.*, 44 rs. en Madrid y 46 en pro TRaTAbos, ESPECIALES.— Enfermedades del corazon, etc. por Forget.— Enfermedades escrofulosas, por Duyal.— Enfermedades erdnicas del aparato respiratorio, por Brichelead. de la piel, por Bassereau. Madrid, 4857. Un tomo en 4.°, $6 rs. en Madrid y 48 en provincias, franco de porte. Tratado de Patologia Quirdrgica, por el Dr. A. Nelaton, catedritico de Clinica quirdrgica de la facultad de Medicina de Paris, sicio de la Academia de VWaducjda, anotade ¥ @priquagidg’con gran nimero de figuras por Don Ra tinez y Moling,.déctar e@ Mediciopry Cirujia y en Cie naturales, primer ayudante de diseccion y suétituto permanente de Anatomia de la Facultad de Medicina de la Universidad contral, ete., y D. Félix Guerro ‘Vidal, médico director de gguas les, etc. ‘Madrid,’ 4888-57. 5 tomos en 8." prolongado.- Pat Cao Se halla venal el toino 4.°, 4.* y 2." parte, y tomo2.®, 4." parle. 60 rs. El tomo 2.*, 2." parte , se esta publicando. Tratado tedrico-préctico de las Enfermedades del Encéfulo, Mentales Nerviosas, por el doctor Fabre. Madrid, 4886. 2 tomos de unas $25 paginas cada uno. Precio-de la obra completa ; £0 rs. en Madrid y 48 en provincias, franca de porte. Tratado de Percusion y Auscultaeion , por el Dr. Skoda, catedritico de la universidad de Viena , traducido al castellano de la cuarta y dltima edicion. Ma- drid 4836. Un tomo en 4. 40 Fs. Tratado de Patologia genera rirgica , con investigaciones par- ticulares sobye Ja naturaleza, sintomatologia , terminaciones generales de las enfermedades, tus influencias, causas, diagndsticos, etc., por el Dr. P. N. Gerdy. Madrid, 4856. Un tomo en &.°—Obra aprobada para testo 46 ts. Tratado de las Enfermedades generales y Didtesis , con nuevas investig: ciones sobre las inflamaciones, las didtesis purulentas , jas gangrenas, las qu maduras, las congelaciones, las heridas por armas de fuego, etc., por el doctor P..N, Gerdy, catedrético de patologia quirdrgica de la facuitad de medicina de Paris, ete. Madrid, 4886. 4 Lomo en &. Elementos de Higiene privada, 6 arte de conservar la salud del indi por el Dr. D. Felipe Monlau; segunda edicion revisada 4857, Un tomo en 8.°, 24 rs. en Madrid, y 28 vn provincias. COMPENDIO DE TOXICOLOGIA GENERAL Y PARTICULAR. Dr. D. PEDRO MATA caTmMRitico DE TERMIKO UNIVEMSIDAD CENTEAL. ENCAMEADO Dx LA ASIGNATURA DE MEDICINA LEGAL ¥ TOXICOLOGIA, ET @bra premiada por el Goblorne, olde cl Consejo de Eustruccion Pubiles. TERCERA EDICION CORRFGIDA Y NOTABLEMENTE AUMENTADA. MADRID CARLOS BAILLY-BAILLIERE, Librero de la Universidad central. LIBRERIA ESTRANGERA Y NACIONAL, CIERTIFICA Y LITERARIA Calle del Principe, nim. 44, Paris, 3. B Bateuiens.—Londres y Nueva-York, H. Barcuienr. 1857. 81. Hw. 215. A LA MEMORIA DEL GRANDE ORFILA. ETERNO RECUERDO Kedto Mata. or av PROLOGO.. ~ : En 4844 escribi el Vade Mecum de Medicina y Cirjia legal, con el fin de. jue mis alumnos tuviesen una obra de texto, stracto de mis lecciones.' Bn 1846 eseribt con igual objeto este Gompendio de ‘Torricologia general y particular. Encargado.de la ensefianza de esta ciencia, tan importante como descuidada entre nosotros, era en mi un deber emprender la're- daccion de este compendio. Juzgaba imposible, sin ét, ensefiar la to! xicologia 4 mis alumnos, careciendo de una obra que llenase las nece- sidades de esta ensefianza en el breve término que me estaba cometida. Hacia tres afios qué esplicaba toxicologia. y notaba en. los eximenes gran diferencia entre esta parte de la medicina legal y las restantes. Res pecto 4 estas, la generalidad de alumnos estaba bien ;,en punto 4 toxi- cologia, eran pocos los que contestaban de un modo satisfactorio. Es que para ls primeras tenian textual, para Ja iltima no le tenian. Y¥ es esto tan cierto, que mi opisculo titulado Aforismos de toxicologia, tan redu- cido como es, ya influyé notablemente ; ya contestaban mejor en las conferencias y eximenes. Si hubo de arredrarme en 4844 redactar, apenas sentado en la c&- tedra, una obra de texto de medicina legal, cuanto mas no habia de arredrarme el escribir un compendio de toxicologia donde no fal- tase ni sobrase nada? Puse de mi parte cuanto pude; mi celo, mi estudio, mi trabajo, mi constancia en la investigacion, andlisis y di- gestion de los mejores autores, y sobre todo, mi intencion y la nece- sidad de mis discfpulos, me hicieron esperar indulgencia respecto de los defectos en que habia de incurrir en la primera redaccion de mi compendio. Era mi primer ensayo en una ciencia donde son muy po- cos los que descuellan, y, como lo notaria el lector, tuve que abrirme yo mismo una senda, puesto que, en cuanto 4 toxicologia general, tal como yo la.comprendo, nadie me ha podido servir de guia, sino de vezen cuando Anglada y el grande Orfila; de cuyas opiniones, para mi muy respetables, me he visto precisado & separarme en mas de una cuestion. var PROLOGO. Hoy me presento coni una nueva edicion, y creo haberla mejorado. la toxicologia. ha sido para mf un estudio predilecto, porque tal como 0 la concibo, encierra todos los grandes problemas de las ciencias iolégicas, y esté destinada 4 revelar muchos misterios de la vida. ‘No indicaré aqui ni las modificaciones que he introducido, ni las Aoctrinas que profeso en ella, Cuanto he dicho en el prologo del Tratado de Medicina legal es apli- cable 4 este compendio, y por lo mismo considero ocioso reprodu- cirlo. " Solo diré, que en Francia Gaultier acaba de publicar un Tratado de toaicologia, que ha merecido justamente el aplauso de la prensa, espe- cialmente por una parte de jveplagis (pndral que el tratado tiene. Estos elogios me han lentado'de Satistaccion, porque se dirigen 4 los esfuerzos de un profesor que tiende & constituir la ciencia, y porque su modo de hacerlo se parece al mio, con la diferencia que Gaultier no tiene método respecto de las partes en que divide la toxicologia general, no le dé todgs.las que le pertenecen,,al paso que yo creo habérse- cada todas y por:el rden natural con que deben tratarse (4). «_ El pablico juzgaré si mi opinion es.acertada 6 si es una vana ofusca~ lel. amor propio... « oe . Se todos modos , ;dichoso Gaultier, que.ha nacido en Francia y ha publicado su obra en-un pais. donde.el sudor que se vierte en el campo ientifica dé su fruto! : Qiba loats dare 4 conoser tn disebucion de las materias de Le Tesicologte gone ‘€ Gautier. : INTRODUCCION. ' El estudio de los venenos y de su accion sobre 1a economia bumana cxige se- ‘veramente una doctrioa que sea la espresion de los conocimientos mas cuidado- samente acrisolados. El hombre estd constantemente rpdeado de venenos, ame- nazado siempre de una intoxicacioh; una casualidad, un descuido, un error Je hacen esperimentar los ejecutivos efectos de un tésigo, como la misma desespe- acion del suicidio, como la misma astucia y premeditacion del crimea. tres reinos de la naturaleza, de los cuales tantas utilidades reportamos, abra— zan una infinidad de sustancias altamente mortiferas, y nada mas facil que Ia mezela, ya involuntaria, ya voluntaria de esos sustancias, con las que nos dan la vida'6 nos devuelven ta salud. Aviva una familia él fuego de su hogar para preservarse del friq, y, descui- dando ciertas precauciones, sucumbe envenebada por el dcido carbénico. Un infeliz enfermo , deseoso de activar la curacion de’ sus males, en vez de tomar ‘un grano de una sustancia enérgica, como se lo ordené un facultativo, toma de ua vez cuatro 6 seis, y reconoce desesperado que él mismo se dié la muer- te. Saborea con placer un aficionado un plato esquisito de hongos, y 4 las pocas horas perece atormentado de los dolores mas vivos. Tiéndese uno con descuido en el césped de los campos , y un asqueroso insecto, un reptil inmundo le clava traidoramente su dardo 6 aguijon emponzofiado. Aqu{ sazona otro sus alimentos con ciertas yerbas, y apenas las ha ingerido en sus Srganos digestivos , es ya victima de ‘una equivocacion terrible. Allé un padre, idélatra de sus hij quiere librarse de los ratones que le invaden la dispensa , les abandona pedaci- tos de queso polvoreados de arsénico, y acaso el Benjamin de la familia los al- canza primero que un raton, y espira tépidamente en brazos del padre deses- perado. Un farmacéutico, un-quimico, un artesano, en fin, se entregan 4 I elaboracion de algun producto 6 4 trabajos analiticos; hay wpa distracion, uo descuido, una imprevision ; los utensilios estallan y se desprenden gases tan ‘enérgicos que matan al operador con la rapidez del rayo. ; Pero no son siempre semejantes casualidades las que dan lugar 4 tan terribles escenas. Muy 4 menudo es la mano del criminal. Es el aleve célculo de una persona cobarde que, no teniendo valor para deshacérse , con una agresion rui- dosa, de otra 4 quien odia, 6 que le estorba la realizacion de sus planes, espia los momentos y dcasiones en que pueda dar la muerte oculta en los mismos medios con que la incauta victima apaga su sed, halagasu paladar, repara sus fuerzas 6 acalla sus su tos: Este execrable crimen para cay exacta et Presion no tiene el idioma voces bastante fuertes, ha debido nacer desgraciada. mente del acaso. Esas cualidades de que acabo de hacer mencion han creado-el eavenenamiento criminal. _ las reflexiones que preceden revelan sobradamente el interés 6 importan. cia de la toxicologia, y admira, 4 la verdad, que, como ciencia , sea novisima; fanto thas, cuanto que los hechos que le pertenecen son tan antiguos come lamisma especie humana, = Hé aqui porque considero de alguna utilidad para los lectores de este libro F ef! su introduccion una ojeada, siquiera sea & grandes rasgos,, 4 lo historia del envenenamiento. Ella nos esplicard la remota antigiledad de los hechos de todas clases en los que ha figurado Jasccion de los venenos y la reciente in: tucion de los principios que han elevado esos hechos 4 la categoria de ciencia ‘especial de la gran ilia ‘maédics oe . La historia del envenenamiento, 6 por’ méjor decir; de la toxicologia tiene dos aspectos muy diferentes. Refiérese el uno, que pedemos llamar el primero. a una série de hechos sociales, notables, histéricos, mas 6 menos trascender tales, ya porque han acaecido en determinados pueblos, en ciertas y especiales Gircunstancias , y en personages que han jafluido mas 6 menos en los destinos de un pais, por no decir del mundo: ya porque, sun cuando bayan sido vulga- res los sugetos-envenenados y los mismos envenenadores, los hechos han es- rresado el cardcter descollante de un siglo , de un reinado 6 bien de un pueblo, ta es la parte empirica, para déicrlo asi, de la historia toxicolégica, es el aspecto practico, compuesto de homicdios y suiciiés ejecutados por medio de . tna ponzoia, El otro aspecto se refieré & un ramo de conocimientos que, encerrado, como todo, en el circulo sintético de la ciencia general, en el primer perimetro de Jos movimientos del entendimiento humano, ha ido recibiendo con el trascurso de los sighos x desarrollo necesario, gradual, lento, casi nulo en la antigiiedad, en los primeros sizlos del cristianismo, en la’edad media y hasta enlos mismos dias del lost crtsiaoa; pero brsco, pero estens pero estraordinari, como lo serian los movimientos de la culebta que pasase del polo al trépico, desde que 4 !a voz del célebre baron de Verular ‘se levanté la filosofia espe- rimental, sublevando en su seguimiento 4 todas las ciencias ontolégicas, todos fos estudios materiales, todos los ramos de conocimientos, ea fin, que forman Ja existencia objetiva 6 esterior de la naturaleza. Esta esla parte verdaderaterite cientifica de la historia toxicolégica, porque . ella es la que revela cémo de aquellos hechos sociales, cémo de la parte empi rica ha nacido este ramo de conocimientos en el campo de la ciencia , qué hom- bres le han cultivado, qué obras han escrito acerca de él, qué estudios tanto apecaletivos como picticos se han becho y de qué manera ls formas del su cidio y del homicidio , dadas 4 estos hechos casuales 6 voluntarios por diversas ‘sustancias ponzofiosas, han venido 4 hacer al siglo xrx verdadero padre de una iencia escasamente conocida de los siglos anteriores. Por cual de estos dos aspectos empezarémos nuestro bosquejo histérico® La Baturaleza de los mismos nos esta sefialando con la mano cual es la primera ‘ia que debemos recorrer. Antes que la cieocia ba habido los hechos; ia habi- do sustancias ponzofiosas, ‘fatal ‘necesidad de relacionarse el hombre con los Pfoductos de la tierra, y pasiones turbuleotas, vengativas y alevosas que han empleado como arma de asesinato 6 suicidio la diabdlica virtud de un animal do una planta 6 de un cuerpo inorgdnico, descubiertos siempre por la casvali- dad, madre 4 menudo de le esperiencia. fo esta cl de hechos esta la cuna de la toxicologia. Ellos son su razon’, su punto de partida y su objeto. Sigamos, pues, en nnestra esposicion a marcha que la naturaleza nos indica. “Bl eavenenamiento, en cuanto 4 criiiien, no eé tan antiguo como el mundo. Como accidente desdichado debe serlo. Es imposible conocer d priori la viriud ponzofiosa de un mineral, de un ani« 1.6 de una planta. Esta clase de conocimientos solo puede darla la esperien- tia 6 la revelacion. Si Dios to hubiese revelado & Adaa y Eva que. el meozano del paraiso daba frutos funestos, no Jo hubieran adivinado, no lo hubieran sa- ; -He bido hasta despues de habertos comido, cuando acosados, ya que no por ef hambre, por la cutiosidad, se hubiesen determinado probarlos. La esperiencia ela que ha enseiiado al hombre de todos los paises qué tierras, qué plantas y ug animales son datnos ¢ inocentes. Los hombres y animales que hen muerte Mictimas de las sustancias penzofiosas han advertido 4 los demds los peligroe que corrian usando de ella : 7 ‘Verdad es que los botinicos han establecido ciertas reglas para conocer sj in vegetal es § no venenaso, guiéndose por el color negro di orcuro del fruto, al olor viroso de! mismo,'de le planta 6 de sus jugos, ebaspecto sombrio de lax hojas, el lugar donde arraiga., etc. Mas todo esto no alcanza a invalidar nues= tra proposicion. Cémo han liegado los boténicos 4 este conocimiento tan im= Pertante sino con ia esperiencia? A fuerza de ver. esos caractéres comunes en los vegetales venenosos, han podido al fin servirles para prevenirse contra el vegetal que los presenta ‘No negarémos que el aspecto sombrio de un vegetal , lo mismo que el de un reptil 6 un ingecto» que ef olor viroso 6, nausesbundo, que el color repognante 6 desagradable, son, por punto general, avisos indirectos de la naturaleza instinto del hombre y de los dems animales para que se alejen de ellos ; pero tiene esta rela tanta escepciones en todos los sentidos, que es imposible fun- darse en esta bose para creer que.no es la esperiencia ia que nos ha ensefiado Jas propiedades de las plantas y dems objetos de la naturaleza. Tan repugnante y capaz. de inspirar prevencion es un sapo, como un lagarto; un alacran, como una salamanquesa; una vibora, como una-culebra comut J, debe ser mas espantosa que ona culebra de cascabel, una boa 6 una gigante Sin embargo, el lagarto muerde sin consecuencia, la salamanquesa es inocente, Ia culebra comun inofensiva, y tanto la gigante como Ia boa no tienen dientes ‘Yenenosos. i 4Quién, al probar por vez primera, y.sin conocimiento de lo que sean Ia guindilla , Jos pimientos picantes, el ajo y la cebolla crudos, no los tiraria acto continuo, creyéndolos capaces de dar la muerte? Con todo, nadie ignora que solo sirven de tormento pasajero al paladar y 4 la lengua no acostumbrados'a ‘estos alimentos picantes. En cambio, todos podemos comer, sin advertir nada: en el acto, un plato de hongos venenosos, mezcladas con otras verduras las hojas de la mortal cicuta, y no son pocos, en especial los nifios, que se come- rian uo esceso de almendras amargas. suftiendo luego las terribles consecuen- éas de estas sustancias eminentemente ponzotioses. Bastan y sobran estas sencillas reflexiones para dejar consignado que es Ix experiencia 1a quo ensefia las virtudes buenas y malas de las sustancias per~ tenecientes 4 los tres reinos de la noturaleza. Esta verdad, que aqui podré parecer trivial, es la razon filosdfica de lo que hemos dicho poco hace sobre haber sido la toxicologia desconocida en la larga série de siglos, cuyo método cientifico no ha sido el esperimental. Por eso. y por las aplicaciones que ha de’ tener mas tarde esta verdad tan sencilla, hemos creido que no cra inoportuno el eonsigoarla. Con lo que v4 dicho se comprende facilmenite cémo un envenenamiento ca- sual, mejor diriamos en este caso cémo una infoxicacion puesto que no ha inteato de datiar, ba podido, ha debido ser casi coetinea de la creacion, al #80 que el envenenamiento con intencion de matarse 6 matar 4 otro ha de~ bido observarse en.siglos mas posteriores. La naturaleza no ha revelado é los ° instintos perversos esa forma infernal del homicidio. La maldad congénita, los dios mas enconados, las pasiones mas rencorosas no son bastantes para eu~ gendrar la idea de) eavenenamiento, mucho menos para descubtir e\ veneno.” -a- . Cain no bubiera asesinado 4 su hermano Abel con la quijada de un cuadripedo, Ye bubiera dado una pohzotia. El primagénito de Adao era envidioso; 1a envi gia arguye bi ‘alma, y la bajeza do alma es inseparable compatiera de la infgme.alevosia. Los hechos desgraciados de intoxicaciones casuales han sido para Igs personas de aviesas y crueles inclinaciones una Jecéion que no han des @provechado en sus rencores y venganzas. ;. Los primeros’que murjeron envenenados fueron, sia duda, los mordidos por Teptiles venenosos. Luego seguirian los que toméran sin esperiencia, ya como. alimentos, ya como remedios, ciertas plantas mortiferas 6 los productos vene- ynosos de las mismas. Por iltimo, habria intoxicaciones debidas al uso de sustancias jinerales. . Estas rellexiones, que 4 primera vidla parecordn gratuitas 6 antojadizas \dquieron algo mas que la categoria de simples conjeturas, cuando uno exa: con detencion las fabulas mitolégicas, los poemas de los primeros génios de Grecia y Homa y las paginas de la historia, tanto sagrada como profana. Estraiiarése tal vez que, para esclarecer Jos hecbos de envenenamiento acae- cidos en los primeros tiempos , pretendamos apoyarnos en la mitologia y en las creaciones fantésticas de los poetas. Sin embargo, po por eso hemos de desis~ tir de nuestro empetio , seguros como estamos de que en las fabulas mitoldgicas, en los poemas y tragedias, hemos de hallar tanta luz como ea las paginas me~ nos borradas de la historia mas autéotica, Relativamente 4 los tiempos desconocidos,, por lo mismo que lo son , nadie puede presentarnos dato alguno contra nuestro modo de pensar, mientras que Bosotrs tenemos en nuestro apoyo, para esos empos, la Biblia por uo lado, y Bor otro ls pruebas racionales que aos permitia aducit, tanto la esplicacion e Jos eovenenamientos histéricos que darémos en su lugar, como la intima re- lacion que existe y demostrarémos entre la marcha de la filosofia y la cieticia de los venenos. En cuanto 4 los tiempos fabulosos, 6 a los 2407 aiios que los constituyen, no solo tendrémos pruebas racionales, sino hechos que han de veoir 4 confir~ mar nuestros asertos. No desconocemos que, en lo covcerniente é e30s tiem- pos nebulosos, es muy dificil resolver cualquier problema, y que n0 es ligero empeiio averiguar si en ellos bubo suicidios y homicidios ejecutados con pon- zohas. Sin embargo, examinens® con detencion las causas que hacen tan oscuros es0s tiempos fabulosos, y acerca de qué clase de problemas hay esa imposibili~ dad de resolucion que hace incrédula la critica respecto de todo lo que ha que- dado escrito de esos tiempos. Cuando se profundiza esta materia, no es dificil advettir, que lo que oscurece y confunde las noticias mas bistoricas de esas edades remotisimas, es la mezcla intima y tenaz de lo verdadero con lo falso, dep metaférico con lo directo, de lo alegérico con lo positivo, del poema con Ia historia, do las embrolladas invenciones debidas & Ja imaginacion de los sa- cerdotes , filésofes y poctas,, con los hechos de ciertos hombres que descolldran en valor, en fuerza, en saber, en taleutos , en crimenes 6 en virtudes. Pero notadlo bien : si esa deplorable mezcla de la verdad y de la fébula es Ja que no consiente poner en claro los 2407 afios que constituyen los tiempos fabulosos, en cuanto los personages y 4 sus hechos, porque no tenemos da- tos fehacientes para deslindar lo verdadero de lo falso, fuera del sentido co- mun y del criterio natural que dé la ultima calificacion’é todo lo inverosimil , ‘obrehumano y absurdo; 09 sucede otto tanto respecto de lis costumbres, co nocimientos , tendencias generales, espiritu comun y otros aspectos de la’ hu- manidad correspondiente & aquellos dias, Bajo.muchos puotos de vista, esa mis- ma mitologia oriental, tan atestada de fébulas y alegorias, de pensamientos atrevidos y de concepciones absurdas, es un manantial candaloso de datos pre- Ciosisimos, para averiguar & punto fijo la existencia vordaderamente histérioa de muchos hechos sociales; pues aun cuando en la realidad semejantes datos no se refieran 4 la época en que que vivieron los hombres estraordi= narios convertidos en dioses y semi-dioses por la fantasia de los poetas, el in~ terés de los sacerdotes 6 la vanidad de los pueblos; 4 lo menos puede asege- arse que los elementos de todas esas ficciones tenian una existencia verdadera en los dias de esos pueblos, de esos sacerdotes y de esos poetas, que asi desfi- guraron los bechos anteriores 6 coeténeos 4 su tiempo, porque, delo contrarioy Bi esa existencia mitoldgica hubieran podido tener. ‘La mitologia oriental, lo mismo que la griega y la romana, hijas ‘aquella, do es otra cosa que un gran poema, una epopey entendimiento humano compuso en los primeros vuelos de sa fontasia, para verse representado al esterior, en la naturaleza material con formas adecuadas 4 sus ideas y sentimientos. a Este gran poema, esa et colosal, como todo lo que ha sido engendrado en el Oriente, durante el'estudio del universo,, del infinito, no pudo ser creado de la nada , porque no fué Dios el poeta. Necesité primero un esqueleto, luego venas, y arterita, y nervios, y entraiias, y mésculbs, y tegumentos que re- dondeasen sus formas; por ditimo, un esplrita que le animase, el fuego que para sus estétuas de arcilla Prometeo para rivalizar con Jupiter y quo Te cost6 sentirse roido cl higado por un voraz buitre ea las alturas del, Caucaso, hasta que Hércules le libré de tal tormento. Yen donde habian de encontrar los sacerdotes,, los fildsofos y los poetes ese esqueleto , esos érganos y ese espirita pera su grande hechura, rival de la ha mania verdadera y muy superior ele en prodigios, sino en'ess misma bo- mapidad que tanto desfiguraron? Si cuando broté el hombre de un pufiado de tierra Dios le formé a imagen suya , 4 cémo no habia de hacer otro tanto el en- Yeadimiento humano, cuando -quiso darse con el arte, con-la representacion objetiva de su sugetividad una existencia esterior y accesible & los sentidos? Cuando ese mismo Prometeo, & quien hemos ya citado. quiso formar hombres en competencia con los del méyor de los dioses, ; creé la arcilla? 4Creé la fore ma humana? No; la arcilla estaba en la tierra, te forma humana en el padre de Deucalion y sus semejantes. Sus sentidos le dieron la idea de esta forma y su actividad artistica supo darla 4 la arcilla informe que esculpi. 'Hé aqui lo que hicieron los creadores do la mitologia ; tomaron el esqueleto do su figura en la historia; le embellecieron con elementos que su imaginacion autride por los sentidos recogié de la vida humana, de la naturaleza, y asi pu- dieron’ dar a una ereacion fabulosa muchos caractéres gréficos, de una verdad Tesplandeciente. Las dioses y semidioses de !a India, mas los del Egipto, mas todavia los de Grecia y Roma , esculpidos en las medallas,, en los escndos. en Tos bajos relieves de los monumentos y en los altares de los templos 6 descritos en los poemas, estén hablando, respecto de muchos puntos, a la posteridad un lenguage tan Sldigible como para los mismos que le grabaron en la arclla,en la tobas en a nérmol, en el codro 6 en el broice, como para los mismos que los escribieron en el poema, en la tragedia , en la oda 6 en los libros de liturgia. Si lo que acabamos de indicar no fuere suficiente para dejar demostrado que por le misma mitologia podemos averiguor la verdad de muchos hechos corres= Pondientes 4 los tiempos fabulosos, ‘entre aquellos los del envenenamiento, uedard este punto fuera de toda duda echando una ojeada répida 4 lo que nos ue dicot las fabulas mitolégicas, tanto respecto de.los, dioses,,, como de los semmi- diges 6 de los héroes que recibieron los honores dela, apoteosis, cantados por os poetas, autores 4 la vez y editores de las tradiciones populares. Nadie ignora que la mitologia, tanto oriental como occidedtal,, constituye un ‘cuerpa de creaciones fabulosas, calcadas sobre las absurdas creencias que en- gendré la idolatria.. Nadie ignora tampoco que esas fébulas tienen indole diver- 35 que unas son heches bistricog desigurados por la imaginacion de los poetas, {que otras son coacepciones de los Aldsofos: estas alegorias, aqucllas apdlogos. 6 composiciones morales; que las hay mixtas, esto es, que participan é la vez do fouls estos caractéres, y que las bay, en fin, cuyo analisis no descubre en ellas fire cosa que antojos’postigos de fs fantasia niae audaz'y mee fecunda , ain simbolo, sin geroglifico , sin intencion , ni significacion alguna que envuelva , al ‘menos para nosotros, un objeto determinado; todo es puro capricho de una i ion exuberante. Lo comun, que es el conocimiento de fas fabulas mi- » Nos dispensa de citar ejemplos de cada una de estas fibulas. Nadie ignora , por iltimo , que el cuerpo general constituido’por esas creacio- nes fabulosas, tiene dos grandes secciones : una formada por los dioses, otra por Jos semidiosas 6 béroes elovados 4 la categoria de divinidades, mas que por’ Io estraordinario de sus hechos, 6 de su vida maravjllosa, por Ja tendencia de rtas generaciones divinizarlo todo, hombres, animales, plantas, objetos inertes 6 inanimados, ideas y sentimientos. : ‘Ahora bien, examinese sucesivamente cada una de estas dos grandes & ‘nes ; véase la historia de cada uno de esos dioses,,.de cada uno de esos se ses, bajo el punto de vista del envenenamiento, y digase acté continuo si_uo es cierto cuanto hemos consignado en las proposiciones gencrales que constitu- yen cl fondo de nuestras reflexiones anteriores. Para ayudaros en esta singular tarea, permitasenos ‘que recordemos esas historias , empezando por la de los verdaderos dioses que tanto abuudan en Ia mitologia oriental y mas aun en la occidental, 6loque es lo mismo, en la griega ylaromana. . El universo estd repartido entre esos dioses; unos tienen bajo su jurisdiccion imediata el Olimpo 6 el cielo; otros la tierra; estos los mares, aquellos los in- fiornos 6 cl trtsro , sin contar con no.escaso nimero de deidades subalterna ‘euya mansion es dudosa , voga ¢ indeterminadg, Verdad es que Ja libre imagi nacion de los poetas hace’ que esos dioses se invadan reciprocamente sus dom nos especiales, y que el dios del rayo y de las nubes, como le llama Homero, Jupiter es el mayor de todos, el soberano absoluto , cuya omnipotente voluntad es obedecida por las demés divinidades, sin conocer otra superior que la del ciego destino. , . . En la historia de los dioses del Olimpo no vemos ningun envenenamicnto. Nin- ‘guna dv esas deidades se vale de una pécima niatadora para inmolar 4 los mor- tales favoritos 6 hijos de los demas didses. La misma Juno, con ser tan vengativa Y Fencorosa, con sentirse abrasada por los cclos que le dan las continuas y es- candalosas liviandades de su divino marido , jamds se‘vale de un veneno, jamas le ocurre la idea de un envenenamiento para satisfacer sus terribles vengonza 4 todo apela menos al empleo de una ponzofia; ni hace siquiera que los objetos de su implacable célera sean mordidos por un replil venenoso, como la ser- piente Phiton, que lanzé un dia contra Latona y Apolo. © Tira la Discordia voa manzana entre tres diosas, diciendo «4 la mas hermo- a,» Poris, hijo de Priamo , rey de Troya, la alcanza y la dé 4 Venus. manet in alto mente repostum im Pride = 15 camo dice Virgilig, y para vengarse de este altrage & su orgullo, no bay ca- lnidad que no haga loner wobre Tov hjos, aibditos y alindos del infix imo. Celose de Ta-ninfa Io ,-porque es amada de Jupiter ,la atormenta tanto, que alfin este dios canvierte en vaca dla ninfa. Ni esto la salva: Juno logra que su Siro se a confi, la somele os cin ooe de Argos, y cusndo, mueri exe, 5 rede To escapar, Juno le envia un tabano que la la, y la pobre ninfa no stsiega hasta travesando el Nedierréneo se refogia @ Egipo. 5 Europa es robada por Jupiter, enamorado de ella, y Ia cdlera de Juno estalla ijas de Cadmo., hermano de su rival. Ino se vé precisada 4 arrojar- eal mar: Agate contempla 4 su hijo Penteo desgarrado por las Bacantes; An- tinoe vé 4 su hijo Acteon trasformade en ciervo por Diana, y devorado.por sus wopios perros ; Semele, seducida por Juno, pide que Jupiter se presente éella ‘on todo su esplendor, y es reducida d pavesa. Porque Egine inspira amor al mayor do los dioses, la celosa Megale, como ln lanaban los griegos, desencadena contra el pais #& aquella reina un azote pes- Sail y 6 tanto ol esirago que produce que, d peicion de Eaco, berma- to de Egide, tiene Jupiter que trasformar eo hombres las hormigas, por lo cual sen Namados desde antonces los naturales de ese pais mirmidones.. Que no’se diga que Juno, arrebatada por sus celos: 5 su orgullo lastimado, tenvenena ni hace eavenenar, por ser este recurso infame ¢ indigno de la nigestad de un-Dios. Los medios de que se valia. Jono para llevar & cabo uc propésitos no tenian nada de noble ni grande. Los poetas la hacen representar pipeles muy vulgares é indigoos. En la guerra de los titaves toma parte contra §marido, como una’ mal -casado de sentimientos -odiosos. Para librat & los. giegos de la espada vencedora de Hector , se atavia como uua cortesaua comun, Js presenta & su mardo lena de afte para inflamar su ascvia y conseguir We esta suérte concesiones que no puede lograr de otra manera. Las pasiones {ue los pootas suponen en ese diosa son un refjo de ls humanasy y como e3- tisen los tiempos de esos poetas no apelaban d los venenos para exhalarse, tamprende cémo en medio de las atrocidades cometidas por los dioses no se ven tavenenamientos. Es porque tampoco eran comunes entre los hombres. En la historia de Diana, del ceatauro Chiron-y de Orion, hechura de’ tres dioses sin concurso de mujer, hay algo que pertenece 4 ta historia de la toxi- tlio y que confirma todas'nusstrasconeturas. ET templo donde estaba el ordéulo de Delfos tuvo por origen, segun Diodoro + una geieta del Parnaso, montafia dela Fécida, de la cual se des~ prndio on gus que producin uns especie de embriaguer& los que le reapraban ‘tas cabras le descubrieron; pero apenas le respiraron, empezaron 4 dat sal- tos espantosos. El pastor que las guardaba se acercd 4 la grieta, aspiré el gas se puso 4 saltar tan delirante como sis cabras. Divilgase la aventura; mu~ ths curioss oe acercan dla grieta ¥ acto continud.carren por el Parnaso sal— fando comio atacados por el baile de San Victor. Esplicanda las gentes de aque- lis dias ésta maravilla por la intecvencion de un dios que asi.reveloba el Povenir, la grieta fué convertida en un templo, y el templo en el célebre triculo de Helios , yue.no.calld, segun dicen algunos, sino despues de la venida del Mesias, bien que Ciceron se quejaba ya de su silencio. El de-prendimiento tatural del dcido carbénico de algunas grutas, pozos y grietas, el del acida sulhidrico en ciertas fuentes, dan verosimilitud al origen de esa ibula. El centauro Chiron fué-herido involuntgriamente por una de las flechas. de éroules, envenenada con fa sangre de Ja hidra de Lerna. Esta berida empon- Asada causgba dolores ten. crusles.al contauro, que deseé morir.: Como era, itnmortal, Jos dioses , compadecidos de su desdicha, consintieron ‘en que ma- ieee para elevarle al cieto. Es el signo Sagitario del Zod pier, Neptuno y Mercurio, agradcidos dela hospitalidad que les df Eno~ peo, le indicaron que pidiese to que fuere de su agrado. -Tener un hijo sin ne- Sesided de mujer, dijo Enopeo,¥ aquellos tres dieses ormaron ¢ Orion de la ist de baey que el huésped bia inmolado para darles un banquete- Orion tun gran cazador ; una culebra vonenosa le mordié, y Diana le convirtid en Constelacion, cuyo nombre han conservado los astrénomos. Hé aqui dos envenenamientos casuales producidos por animales ponzofiosos, Aunque la fabula de la hidra de Lerna es metaférica, se aplica 4 su sangre la ‘irtud mortifera observada en las serpientes venenosas de ese lago, que mor- ian deponiendo una ponzota en Ia mordedura. Mordeduras de esta naturaleza no escassaban en los primeros tiempo eontrario, debian ser freouentes como lo son todavia en los bosques de Asia, ‘Africa y América , poco batiglos por ol hombre. Hé equi por qué figuran entre Jos dioses del Olimpo envertenamientos por reptiles ponzofiosos; bé aqui por 106 los vamos & ver tambien entre los demés dioses y entre los semi-dioses, mo 1a mitologia, creacion del hombre, esté formada de hechos humanos, no es estratio que en ella figaren las mordeduras de los animales dafiinos. Entre los dioses de la tierra no figura niogun envenenamiento, ni casual , ni voluntario. Los dioses de los mares nos ofrecen algo, y hasta puede decirse que son los Joe ofrecen un acto mas directo ¥ terminaote de verdadero envenenamienta, n la historia de Proteo, hijo de Neptuno, se hace mencion de Euridice, la que iba 4 casar con Orfeo, y ya estaba preparado el altar, cuando se presentd Aristeo para oponerse. Euridice se escopa corriendo por unos prados, pisa ui ulebra venenosa oculta debajo de unas flores, el reptil se enrosca en su-pierna Y Ja muerde en el pié, causdndole una herida que pudo serle mortal. Dejemes la vrtud marauilose de unas yerbes que comié Clanco el pesador viendo et vigor que adqairian los peces al tocaria, y la irresistible fuerza coo aque se lanzd al mar, y digamos igo de AmBtrte, mujer de Neptono; la cual Celosa por el carifio que dispensaba este dios 4 la ninfa Scila, envenend fas aguas dela fuente donde 1a ninfa se baiiaba. Somorgiése en el bato la infeliz Scil acto continuo, sintiendo los efectos del veneno, se puso furiosa y se precipi al mar, donde fué trasformada en monstruo marino temible para fas naves. Los dioses det Tartaro, con ser dioses infernales, no manejan venenos. La guerra y la discordia llevan flotantes su cabellera de culebras trenzadas con Cintas tedidas en sangre ; serpientes horribles sirven de létigo 6 las furias para azotar 4 los réprobos. Cancerbero tiene tambien culebras por pelo, y estas ya parecen venenosas, puesto que, cuando Hércules descendié é los infiernos para Fescatar & Alcesto, encadens 4 Cerbero y se le lewd, yal pasar por los cam= pos de Tesalia, la’ impresion de Jat luz hizo vomitar af portero del Tartaro y y fs que mancharon las materias vomitadas se volvieron ponzofio= abundantes que son en la Tesalia las yerbas dafinas, sugirié esta al ‘La laguna Estigia, por la cual juraban los dioses, eta fangosa y exhalaba se ses deletsreos. Por e58 era vonsiderada como infernal. Sus aguas eran teni por mortales. El suefio, divinidad del hijo de la noche y hermano dela muerte» esté representado por medio de la figura de un nitio que daerme profunda- mhente, teniendo em ana dé sus manos y por almohada adormideras : cerca de 61 e v6 un vaso lleno de un licor narcético. No #e necesita mas que esta represen a tacion alegérica para saber quo en esos tiempos ya se conocia el poder sedativo Srnaredtico de las adormiderss, de las plantee que dan el opi La historia de los dioses, por lo tanto, nos confirma lo que hemos dicho an- teriormente; que abundaban los envenenamientos por repliles venenosos, esto ‘es, los cas n raros, por no decir ninguno , los envenenamientos intencionado: ia ercaso conucimiento de plantas venenosas, y mas ed ‘caso aun de mineral a ac sucede respecto de Ia historia de los semidioses y héroes mito: coe, ‘Las Gorgonas, de las cuales es la mas célebre Medusa, y Ia tinica mortal, tenian culebras por cabellos. Los de Medusa petrificaban’é los que fjaban en ellos los ojos. De la sangre que brots de su cabeza, cortada por Perseo, nacie- ron las culebras venenosas de la Libia. -Esteneobea, esposa de! rey Preto, no puede sedacir 4 Belorofonte, hijo de Glauco, le ecusa como seductor ante’su marido, y el nieto de Sisife tiene que ir & pelear con la Quimera por disposicion de Jobato, rey de Lycia, & quien le mandé Preto para que le hiciera morir. Belorofonte triunfa de la Quimera: Jobato le dé por esposa 4 su hija y Esteneobea, desesperada, se suicida envenendndose. La historia de Hércules nos presenta varios bechos de envenenamientos. Los Jagunas de Lerna, cerca de Argos, estaban Menas de serpientes veneno-as, y entre ellas descollaba una especie llamada hidros. Por mas que las persiguiesen siempre se reproducion , hasta que Hércules prendié fuego a los arhustos, ma= torrales , jancos y cafias, en donde se guarecian los repliles. De aqui naci fabula de'la hidra de Leraa, con cuyo veneno mojé Hércules la punta de sus flechas,, como lo hacen los salvages con el ticunas, el curare y otros venenos vogetales.. Una de estas flechas, dice un autor de mitologia, hirié involuntariemente pié & Filoctetes, despues de haber descubierto 4 Ulises, prototipo de la ia griega, dénde estaban los restos de Hércules y sus armas. Hizose la he- rida infecta y estremadamente dolorosa, y los guerreros, que iban 4 Troya, abandonaron & Filoctetes en las dridas rocas de la isla de Lemmos, porque loa fatigaba con sus ayes. Aunque uno de los traductores de SéloclesVieno & opi aro mismo, puesto gue dé igul origen d ln herida de Filoctetes que # la muerte de Hércules, Homero en su Iliada, y Séfocles en su tragedia las Tra- quinianas , presentan é Filoctetes mordido por una culebra venenosa. ‘Ya hemos visto quo el centauro Chiron fué victima de una de esas flechas. La muerte de Hércules se debié al mismo veneno. Recien casedo con Deya- nira,, iba 4 vadear el riachuelo de Evano. Mas habiendo crecido !a corriente con el deshielo, encatgése de trasiadar 4 la orilla opuesta 4 Deyanira el con- tauro Neso. Creyéndase al abrigo de la célera de! marido, quiso satisfacer en Deyanira sus livianos deseos; mas Hércules le disparé una de sus flechas y le mat6. Moribundo el Centauro, 8 su ta papada en la sangre em pouzofiada de la herida & Deya iciéndole que con: aquella prenda, Porque seria un filtro eon ef que impedira que Hércules 4 otra mujer. izolo asi la erédula esposa de Alcides. Pasan los afios; Hércules regresa de ms espediciones; trae consigo la esclava Yole, de la que estaba enamorado; celosa Deyanira,, le manda la tunica de Neso; Hércules se la pone para celebrar un sacrificio en las alturas del Cenea, y apeuas el calor de la piel reblandece el ‘veneno de la fatal vestimenta del Centauro. ole el héroe abrasado, leno « de dolores craeles, y sabiendo por el ordcalo que no hay salvacion para él, #0 hace quemar por su amigo Filoctetes , 6 por su hijo Higlo, como dice Séfocles, € quien encarga que oculte sus cenizas y sus armas, 1 8 Athamas, rey de Tebas, casa con Ino, y la repudia luego pora enlazarse con Nefele , de la cual tiene dos bijos. Enloquece Nefele ; Athamas se reconcilia con Ino, y odiando esta & los hijos de su rival, iaventa una calumaia. Dice que Nofele ha envenenado los granos de la tierra. y que ella la causa del hambre del pais. Los sacerdotes la apoyan, el ordeula dice que el azote durara hasta, aque mueran Prixa y Hele» pote fotal de Neel 5 ue Atbamas, La historia de Medea , tal como la han forjado los poetas, es la de una yenvenenadora de oficio. Es la Locusta do los tiempos mitolégicos. Ella es la que persuadié a las hijas de Pelias 4 que hicieran pedazos de su padre y Ie co~ cieran luego con unas yerbas que les indicé, con lo cual lograrian rejuvene- cerle. Ella fué tambicn la que, bejo la promesa de que Jason la tomaria por esposa,, le entregé las dos tortas con que ese argonauta subyuge los dos toros , presente de Vulcano y el brebaje con que adormecié al dragon terible que guardaba el vellocino de oro en fa Célchida. Cuando Jason se cansé de Medea y tomé por nusva esposa 4 Glauce, indig- nada aquelia, mands a su rival um vestido envenenado , 4 la manera de la nica de Neso, y apenas se le hubo puesto Glauce, espird atormentada de los dolores mas crueles, Fugitva al fin Medea refugiada en el placio do Egeo, supo que habia le- gado ‘Tesco , hijo de aquel y de Etra. No le conocia el padre, porque se habia alejado de su esposa, cuando esta no habia dado & luz & au’ hijo, pero le dejé su espada para reconocerle, si algun dia le encontrase. Medea tuvo arte para persuadir 4 Egeo que el recien legado debia morir. Deseaba casar con Egeo, y tmiraba la llegada de Teseo como un estorbo, Ya tenia el hijo de Etra la copa envenenada dolante de si en un festin, cuando, antes de beber, desnudd ol acero de su padre. Vidle brillar Egeo, y reconociendo & su hijo, tird la copa mortal y le declaré heredero de su trouo. Circe, hija del sol y de la oinfa Persis, fué una grandisima hechicera , la que trasformaba 4 los hombres en bestias por medio de yerbas y encantamientos, Habiendo matado 4 su marido, rey de ios Sermates, con un veneoo, huyo & y habité el monte llamado de su nombre Circeo, y en él establecis la ofi- cina de sus terribles maleficios. La virga circea y el poculum circeum eran la vara con que encantaba y la bebida con que envenenabe a las gentes. La simple esposicion de esos diferentes hechos , tomados de la mitologia, es uo argumento prictico que milita 4 favor de cuanto hemos afirmado en punto al envencnamiento. Siempre hemos visto figurar con mas frecuencia las intoxi- aciones producidas por reptiles pouzotiosos , tanto en la historia de los dioses, ccomo en la de los semidioses y los héroes. No hemos visto mas que un suicidio, el de Estenobea, por medio de un veneno, y tres asesinatos, uno de los cuales, y el mas directo, no pudo llovarse & cabo; el de Glauce, que murié como Hér- cules, el que intenté Medea contra Teseo y el de Circe contra su marido. La tmuerie do Hércules fué una desdicha preparada por la perfidia de Neco, que se ‘vengé esplotando la candidez de la oelosa Deyanira. E} envenenamiento de la fuente donde se bafiaba la ninfa Scyla, por Anf- ‘tite, y el supuesto de los granos atribuido & Nefele por la calumniadora Ino, ‘aon dos hechos que revelsn cuén antigua esen el vulgo la errada crevncia de que pueden envenenarse las fuentes, y que dependen de venenos ciertas calamida iiblicas. Pe jun cusbdo todos los hechos que acabamos de citar, y algunos otros quo se nos hayon escapado , sean tenidos con fundamento por fubulosos, no por eso dejan de ser hechura’6 creacion intelectual de los ingenios paganos, y sieado ea este sentido el fdelisima reflejo de los actos bumecos de aquellos tiempos, -w- bien podemos afirmar que en lo conceriente & venenos y 4 envenenamientos to habia mas que lo que se desprende de esos hechos mitolégicos. Cuando hi ‘gamos una escursion por el terreno cientifico de la historia toxicolégica, veré- Bos claramente quo esto fué asi, que dobié ser asl, que no pudo sor de otra manera, Contentémonos por abora con dejar los hechos consignados : luego vendrén las reflexiones que los tomaréa por base. Y puesto que hemos concluido nuestro eximen respecto de la mitologia, de- mos un paso mas, y prosigamosle bajo otros puntos de vista, no menos propioe para esclarecer la cuestion quo nos ocupa, Los libros de la Biblia, considerados como histéricos , confirman cuanto acabo de deducir de los mitolégicos, respecto de la historia del envenenamiento. Los excrilos de Moisés son antiquisimos, y al referir las relaciones del puebio de Juda con los demas pueblos del Oriebte, consigoan hechos que ao se encuen- iran en los historiadores profanos mas antiguos y mas acreditados, incluso el nismo Xenofonto, que es el que mas se aviene con la Escritura, Herodoto ¢s llamado el padre de la historia ; sin embargo, cuando esto gri empezs & ecriirla, ya babia por lo menos, quince silos excritos dela del pueblo de Judi, contando desde Abraham.’ El caudillo de Israel la habia redactado, y durante el gobierno de los decenviros de Roma, 859 afios antes de Iesucristo, Esdras, doctor de la ley, puso en drden los libros santos, los rev on exactilud y recogié las avtiguas tradiciones del pueblo hebreo para com- ner los dos libros de los Paralipémenos 6 Crénicas, a los cuales afiadié la jstoria de su tiempo. Nehemias, gobernador del pueblo de Dios la continu, y si estos dos libros terminan la larga historia empezada por Moisés, vieven & ser el punto de union con los historiadores profanos, que desde entonces co~ nieozan 4 referir lo que ha pasado en el mundo. Pues bien, léanse todos los acontecimientos de esos libros, tanto anteriores & Herodoto , como coeténeos y posteriores , y nadie podra objetarnos cosa grave tepecto de nuestro modo de pensar sobre el empleo criminal de as sustancias venenosas. Desde la Creacion hasta la toma de Jerusalen por Tito, setenta afioa despues de Jesucristo , hemos contado en un atlas histérico 230 hechos capi= tales, y eu ellos no hemos visto ningun envenenamiento. Bossuet, en su discurso tobre Ja Historia Universal, no hace mencion de hioguno, tanto en el pueblo dlegido como en los demés. Hasta la época vin, titulada Cyro dos judios reae tablecidos , sesta edad del mundo , no consigna ningun caso de envenenamiento, Al hablar de les guerras de Pyrro’con los romanos , presenta 4 este roy griego J+] cénsul Fabrisioluchando en generosidad, y dice que Fabricio mand Pyro su médico, quien se habia ofrecido al cénsul romano para envenenar d sa Tina. (278 aos antes de Jesucrista) No quiero decir con esto que este fuese el primer envenenamiento histéricos cuando empiece a referir crimenes de esta especie registrados en las historias, Jo,mismo probaré que asi noha sid, Para apoyar mi opinion vo levo la sig acion de ese silencio hasta tal punto. Mi propésito es advertir que los libros santos, como la ibules mitelgiens, demuestran que ex los primeros tiempos 20 se manejaban los venenos para matar ni suicidarse, y que asi como figu= an, en las {abulas de los dioses y semidioses, intoxicaciones debidas 4 morde— duras de animales poozoiiosos, y plantas y gases capaces de intoxicar, como refleo de lo observado en sus dias 6 anteriores por los que las inventaron; adi debemos suponer que las habria en los pueblos cuyos hechos relatan los li~ bros santos, siquiera no lo espresen, como no eepresan tantos otros hechos dela, sctividad humat En Ja historia sagrada como en la profana se len muchos bomicidies 4 wo —0— ‘Potos suicidios ejecutados de diversos modos, y algunos hay que, 4 conocerse el uso de los venenos, nos parece que se hubiesen preferido, ; Qué Sardondpalo de nuestros tiempos sé daria la muerte con togas sus mujeres, hijos y esclavos en uma hoguera? ; No preferiri envenenarse y envenenar 4 cuantos quisiese que Ye 'acompaiaran al sepulcro ? ‘Yo creo que en los pueblos historiados por los Moisés, los Esdras, los Nehemias J,cyantos continuaron Ia historia del pueblo bebreo hasta el restabtecimiento le Jerusalen , sucedié lo propio que en los de Oriente, Grecia, Egipto y demis donde Ios poetas supusieron la escena de sus fabulas,” si en ellos habia reptiles Ponzafiosos y plantas cuyas hojas, frutas y semillas tuviesen veneno, con el ‘ual pudiesen matar al que hiciese uso de ellas por equivocacion 6 inesperien- tia, y de consiguiente, no temo apartarme de ta rezon y la légica, aplicando & Ya Biblia lo que he dicho de los libros mitolégicos, bajo el punto de vista que tos ocuy Moisés recomendabs lo limpieza de los vtensilis de cobre. 5 Seria porque en 0 tiempo el cardenillo que se forma con la incuria, habria dado la muerte 6 Cchlicos violentos & los que 16s usaban? Nada mas probable. ero dejemas ya las {Sbulas y la Biblia, y vémonos 4 a bistoria profane. Ella hos acabard de convencer de lo acertados que andamos en nuestras conjeturas. Danse 4 la historia profana 4107 afios de tiempos fabulosos, y en ellos no figura ningun envenenamiento, Sucede lo que hemos dicho respecto de la mito~ 6gia. Para hallar hechos de esa especie es necesario' pasar 4 la histéricos ver- daderamente tales, y 4 siglos cercanos é la venida del Mesias 1. repeticion de tos cass en los que el uso do sostancias d dedura de ciertos animales hiciera victimas fué formando esperiencia de que tal animal, tal vejetal y tal mineral eran mortiferos, y desde entonces el svicida tuvo un medio mas de atentar contra su existencin, y el asesino una uueva arma Para acabar con sus victimas. La historia de los pueblos mas antiguos no nos Presenta tempranos ejemplos de suicidios por medio de algun veneno, sin duda Porque el suicidio no era conocido & poco trecuente en dichos pueblos. Sesos- Aris, rey casi fabuloso de Egipto, escandaliz6, segon Anquetil, & sus contempord- eos, arrojindose al Nilo. Este suicidio por sumersion pasa por ser el primero de todos. Mas tarde ya se encuentran losDeméstenes, los Anibsl, las Cleopatra, ete., déndose la muerte con venenos 6 animales ponzofiosos. Es que ya se hal suicidado de otro modo los Ayax, segun Homero, las Safo, los Empédocles, as Lucrecia, etc. Enveuenamientos dispuestos y ejecutados por la malicia los bay en la historia antigua en abundanci El Asia, con ser el pais mas rico en piedras preciosas, en metales de alta esti- ma, en bilsamos, aromas, especias, pdjaros de lujosisimo plumaje, cuadrape- dos’ de linda piel, lo es tambien de animales ponzofosos y de plantas de jugos dores, de semillas mortiferas y de efluvios sutilisimos que envenenan con la mayor facilidad y rapidez. Concibese que, siendo el Asia la primera parte del mundo poblada, ella ha de ser la primera que proporcione ejemplos de asesinatos por medio de los venenos, en especial, animales y vegetales. No es Conocida la historia del Oriente como lo es la de tos demés pueblos oriundos de 41. Sin embargo , lo poco que de é! sabemos nos permitiria citar 00 pocos casos de homicidios ejecutados con ponzofias. Parisatis, madre de Artoxerxes Men- mon, envenend 4 Stétira, su nuera, partiendo un ave asada y dandole la parte correspondiente al lado del cuchillo que estaba emponzofiado. Este hecho solo fapone otras de indole anéloga y nos dispensa de rebuscarls. * La Siria nos presenta & Antioco II envenenado por Laodicea, mujer astota, —u- 4 que luego hizo tender en el lecho de su esposo 4 un tal Artimor para que, fglendo ser Aotiaco moribundo, oyesen los grandes de su pucblo como la ing= tituia el monarca por su heredera: en Capavocia se halla un Seteuco IIL, se= tauno 6 el raya, 4 quien envenenaron los galos, en Atalo II envenrnado por su febring, y Atalo'TII, el cual, con el villano objeto de entregar su uacion & las Tomauos , sin obstdculos,, hizo envenenar 4 todos los personages mas polerosos ytemibles. El Egipto ofrece no pacos crimenes cometidos con venenos. No puede pro- qunciarse el nombre de Plolomeo sin que desde luego veamos la horrible sambra del Filopator envenenando 4 su padre, la de Ptolomeo Epifano victima de una ponzofia, la de Ptolomeo X 6 Alejandro Il envenenando a Berenice y la de Ptolomeo , el’ nifio, espiran'o bajo la mortal influencia del tésigo que le hizo dar Cleopatra. Plinio y Teofrasto dicen que los exipcios eran muy diestros tala fabricacion de venenos, industria inferval que les tomaron otros pucblon, yen especial los griegos. Los egipcios fueron lus prinieros en ejecular a los reos. ‘tn el jugo de la cicuta y otras plantas téxicas, prictica que se encuentra en tajos los pueblos entiguos. Asi hacian mort’ los sacerdotes @ los reyes ea tiopia. ‘Que cotre los.gartagineses se conocia el uso criminal de los venenos, se de= duce, tanto del suicidio de Anibal con el veneno que Ilevaba en su auillo, como de fa pouzoda que ponian en las fuentes para rendir a los sitiados. El astuto Anibal, para domar a los africauos, les echaba mandragora en el vino. Prescindo ahora de la exactitud de esos hechos ni de la eficacia de tales medius; silos cito, ex porque nos prucban alyo del objeto que me be propuesto Grecia uos ofrece & Arato envenenado por Filipo, y 4 Filopemeno por tos Mesenis. En la historia de este pueblo, por tantos titulos celebre, se ene tta-un pasaje de Alejandro, donde de paso se confirma lo que del Axi dicho. Sabido es qué durante sus guerras con Dario, rey de Pers waliente Macedonio uua confidencia relativa & una medi eopio médicale habia de administra. Alejandro lego el aviso ye by bid lx icina que acababa de prepararle el médico. Despues le did & leer el aviso confidencial. Rasgo sublime, que no demuestra el valor del hijo de Filipo. como spinan los dnimos superficiales ; sino la profunda creencia en la amistad, en la Yiiud , como con mucha pasion y elocvenca lo advierte el grande autor del lio. En esa misma historia se encuentra el famoso Mitidrates aco-tumbrado a to- mar todos los veneuos, para ponerse al abrigo de esta clase de azesinato, y fun cuando este hecho adolezsa de una exageracioa que no salva dela critica toda la autoridad de Galeno, el cual supone tambien en su libro de Antidotis, ue para escapar de lo romanos , el rey del Ponto se suicidé con In espada por 1 poder hacerlo con veneno alguno, siempre resulta la verdad que me he pro= Puesto hacer salir en relieve en esta ojeada répida & la historia del enveuet fBiento. Al mismo se atribuye el huber envenenado 4 su paso unas fuentes para aeabar con los romanos que le avian la guerra. ‘Ala Grecia, por iiltimo, pertenece tambien el empleo de los venenos, sobre lado de la faniosa cicuta, como instrumento de ejecucion , como arma del ver= ago; prictica, que como ya lo Ilevo dicho , tomaron de los egipcios. Sécrates, acusado de corruptor de la juventud por los Aristofanes, los Licon, lo» Anyto los Melito, fué ajusticiado por medio de una copa de cicuta que el gran filé~ fofo bebid, tratando con sus dscipulos de la inmortalidad del sima. Deméstenes se envenené por no morir 4 manos de Filipo a quien tenia indig~ ‘uado por sus arenges. Los romanos, tan famosos por su espiritu de conquista, nolo son menos por épocas que los envenenadores llenaron de terror. zQuién no recuerda el consu- Jado do Valerio Flaco y de Marco Claudio Marcelo, durante el cual, denuncia- das por un esclavo varias mujeres preparadoras de tésigos, vidso una obligada 4 ‘tomar lo que suponia ser medicamento, pereciendo ella’ bsjo el influjo de su Bropia hechura, y las dems, sus cémplices en el supicio? 4 Quién no recuer- ala nueva ley, que se publicé ajo Lucio Cornelio Silva contra los envenena dores, castigindolos con la mas terrible de las penas? z Quién no recuerda, en fin, los tiempos de los emperadores , en los cuales esa industria verdaderamente yélica adquirié el mayor grado de perfeccion en las manos de la inolyi- dable Locusta? . En este pueblo hubo envenenamientos de personages célebres. Germénico fué aveneoado por Pison, Claudio por Agripioa, Britanico por Neron y Druso por Sejan, corruptor de Licia, mujer de aquel. El eunuco Lygdas le dié un veneno de accion lenta que Gguré un célico natural. El asesinato no se descubrié hasta ocho, afios despues , debiéndose 4 las revelaciones de Apicata, esposa de Sejan, y & Tas que arrancé el tormento al eunuco y al médico de Licia Eudemo, quien pro- Porcioné el veneno. En ese mismo pueblo, en fin, figura como hecho notable de envenenamiento Jo que hacia el famoso Calpurneum con sus mujeres, 4 las cuales mataba, in troduciéadoles, despues del coito, con el dedo en los genitales la ponzoiia. Di- gito inter ficiebat uacores. . Los misionistas hai dicho que, entre los indios y americanos, es antiquisimo el conocimiento de ciertas plantas y animales venénosos, y que tenian practi cos hébiles para componerlos, y libros que trataban de ello. El famoso ticunas, ‘el curare y el worora lo revelan sobradamente, pues son composiciones de jugos de plantas venenosas, con los que untan las puntas de las flechas y pro ducen heridas envenenadas terribles. Entre los drabes pueblos sometidos al islamismo, tanto en Asia como en Africa, es el envenenamiento frecuentisimo, en especial si seguimos su histo- ria en tiempos avanzados, y como no lo deben 4 los adelantamientos de las Giencias naturales y quimicas, que ignoran, es légico pensar que ls précticas antiguas y empiricas entran por mucho en ello. Sin embargo, ya verémos, al historiar el envenenamiento bajo el punto de vista cientifico , que Maimonides era gran conocedor de venenos, y que hizo muchos ensayos, tanto en si como ‘4m otros, sobre la accion de muchos tésigos. Los bérbaros del Norte, ya porque no abuodéran en sus tierras ni los a amales ponzofiosos, ni las plantas que dan venenos, ya porque su_salvage pa Janza no se satisfaciese con la administracion aleve de una ponzotia, hallando ‘mas placer en el manejo del hierro y del fuego, medios de mayor y mas enér= ica devastacion, no tienen en sus anales grantles hechos de envenenamiento, y todo cuanto pudiéramos decir de ellos, deede que empezaron sus invasiones, ‘seria reproducir lo que hemos dicho de fos pueblos invadidos; puesto que ast como tomaron sus costumbres, sus leyes y dems précticas de la civilizacion antigua, 4 la que estaban destinados 4 modificar, asi tambien tomaron el co- nocimiento de las sustanciae venenosas, y é! uso criminal que podia hacerse de us que llevo espucsto de los pueblos antiguos 4 de la historia anterior & Carlo Magno, puede dar 4 comprender lo que habria en punto 4 envenena~ miento en {a edad media. No tengo tiempo, ni lo creo necesario, para buscar uno or uio, en la historia del Oriente y Occidente, los hechos particulares, y deter minar las personas que perecieron victimas de un tésigo. Bajo Imperio, imperio —3— de Occidente , drabos , pueblos barbaros establecidos ea Europa, todo nos pre- enta el mismo sello; con la diferencia que, babiendo ya mas’conocimientos tientificos, no solo de animales y plantas ponzofiosas, sino de sustancias mine- rales, los ‘asesinatos por medio de venenos so iban haciendo mas frecuentes. Ya no era tan solo el pufial, la daga, el hacha del verdugo, la estrangula- ion, etc. , el medio de deshacerse de enemigos, en especial los que aspiraban 4 cediirse la corona, El veneno se deslizaba en los festines , siempre que el am- bicioso asesino tenia interés en ocultar su crimen, 6 no era bastante bérbero para hacer ostentacion de su atentado con medios mas violentos de acabar con tus rivales, 6 los legitimos herederos de codiciados cetros, titulos y riquezas. Como al trazar esta historia 4 grandes rasgos no es mi Snimo registrar todos los hechos de envenenemicato por su érden, sin dejar en el olvido ninguno; como me bastan reflexiones generales sobre esds hechos, tanto mas, cuanto que hablando de la historia cientifica acaboré de poner mas de manifiesto mi pinion ; pasaré de largo por todos esos siglos de la edad media, y me fijaré en thros mas cercanos 4 los uestros, durante los cuales el envenenamiento forma poca notable. En el siglo x1v, la Italia vuelve a recordar los tiempos de Neron. Lucrecia Borgia , la Locusta de ese siglo, no solo halagé con sus formas seductoras la incestuosa sensualidad de su padre natural Rodrigo de Borgia , 6 Alejandro VI, sino que con sus venenos correspondié 4 los instintos eanguinarios y codiciosos de este indigno vicario de Jesucrist En el siglo xvi, y masen el xvi1, el envenenamiento tomé espantoso vuelo, En Népoles hubo una Toffena que did su horrible nombre 4 un liquido vene- 1080 , del cual , si bien se han inventado muchas fébulas acerca de su modo de ‘obrar, no puede dudarse que hizo muchas victimas. Mas de seiscientas per: as perecieron bebiéndola; esa agua Toffana 6 acqueta, 6 acqua di Napoli pues todos esos nombres lleva , poblé de cadaveres los cementerios. | Scala, heredera de esa famosa envenenadora , se puso 4 !a cabeza de 480 mu- jeres, cuyo infernal objeto era deshacerse de su respectivo marido con el ve- eno, cuando por su flaqueza de cuerpo 6 por la vejez no podian salisfacer sus liviandades. Si hemos de creer & los que han hablado de esa agua famosa, bustaban cinco seis gotas por dia para determinar una debilidad lenta, una demacracion progresiva, el marasmo, y al fin la muerte. Era, segua Hoffman, un veneno arsenical , y boy dia podemos presumir con toda probabilidad lo’ que hay de tierto en esos hechos. En Francia, en el reinado de Luis XIV, hubo tambien su época célebre de envenenamientos, teniendo necesidad de erigir celdas ardientes, para castigar de un modo horrible los preparadores de venenos. La Locust: Borgia de la patria de San Luis, no fué tan solo la oscura madat fug tambien la marquesa de Brinvilliers, 1a cual, avxiliada por su amante Stinte Croix, envenend & su padre, 4 dos hermanos, & una hermana y 4 otras ‘muchas personas, espiando, al fin, en el cadalso tan abominables crimenes. Bl veneno de que se ‘alia esa famosa enveneoadora Ilevaba el nombre de pol- vos de succesio en efecto, unos polvos de sabor dulce, y al decir de Plenck, se componia de aziicar de saturno y arsénico. un refiere Cesalpino eran por sus dias tan frecuentes los envenensmientos, que los grandes seiiores mandaban probar los platos de su mesa y las bebidas & los médicos y 4 los ministros que los servian, y no contentos con esto, usaban vagillas de electro, metal muy brufiido, andlogo 4 nuestra plata sobredoreda, ol que se empatiaba en cuanto hubiese en los guisos algun veneno. a Ero tambien costumbre, y s0 tenia gran fen ello, poner elgunas pied prcios on el fondo de cada plato, sacariay a legate mean pare ver si tbian_ perdido su brillo natural, Schenkio afiade que abundaben en esos dias los Calpyrneum, Ladislno, rey de Népoles, segun Zachias,, fué envenenado con tt coto, mando el veueno depuesto en us genitals de o querida, A partir de ese siglo hasta ef nuestro no hay envenenamientos miltiples de~ bidos é personas que se hayun hecho célebres con esa industria tan borriblemente criminal ; los enveneoadores se han multiplicado ; los envenenamientos son par= ticulares; el crimem se ha exparcido entre muchos perpetradores, pero el mi- mero de victimas no ha disminuido; las estadisticas espantan. Entre las causas célebres de Europa. en especial de Froncia, figuran ya algunas mujeres eave~ nenadoras. Las Lafarge, las Lacoste y otras hau sido en el vecino reino prota= onistas de dramas que han evocado las sombras de las famosas envenenadoras le otros dias, como para advertirles que hay aup quien continda vinculando en el sexo ese modo de malar, que wo necesita ni de fuetza ni de valor. ;Seré, en efecto, la debilidad del sexo la que haga preferir en sus aberraciones morales el homicidio por enveneaamicnto? En Espafia no faltan tanpoco casos de envenenamientos quo citar. Morejon nos habla de ua veneng narcético, conocido de los antiguos espaiioles. Las in- vasiones de los carlagineses, rumanos, godos y drabes, Nos trajeron.-entre otros males, el conocimieuto del suicidio y homicidio por medio de venenos. Algunos de nuestros antiguos reyes perecicron vichimas de ponzofias. Nuestros cédigos tienen penas contra los que dun yerbas y ponzones. En nuestros dias, si es livito deducirlo de lo que arrojan los estados remiti- 1 gobieruo por las a is del territorio 6 islas adyaceotes, el crimen del envenenamiento es en nuestro pais afurtuaadamento muy raro. Sin embar- 30, DO Nos entreguemos con demasiada confianza 4 tan lisonjera creencia. Es Fndudable que suenan poco en Expaiia los envenenamientos criminales; 00 lo es menos , empero, que se perpetran muchos mas de los que suenan. Si el ejer- cicio de la medicina legal ge practicase con mas regularidad y mas escripulo; yar los hechos por primera vez siempre es jos necesarios; ‘si fuese mas conocido entre nosotros el estudio de Ia Loxicologia, tanto en sus pormenores, como en sus geveralidades, acaso saldria:inos de wuestra confianza borrorizado: Tiamos que hay tambien entre no-otros persouas desdicbadas que se deshacen de sus deudos y enemi ox por medio de tan abominable alevosia. En Espaia, fruto sin duda dy la grosera educacion que gran parte de su pueblo , todavia faoatizado,, recibe,, se comet atos harrurosos bajo todas las formas. No ‘nos hagamos, pues, ilusiot sjemos llevar de una especie de qui mo, muy vecino del ridiculo. El asesinato por eavenenamiento serd en Esp: i ay tan comun como otras formas de bomicidio, mas frecuente de lo que & imera vista parece ; solo que pasa mas desapercibido, ya por su naturaleza , ¥8 por las circunstancias que acabo de indicar. ; El estudio detenido de esta historia no nos autoriza, en mi concepto, para tener la comoladora idea de que el crimen del envenenamiento se va borrando de los anales judiciales, & proporcion que lacivilizacion avanza. No son los sal- ‘vajes lox que emponzutian las puntas de aus flechas con el ticunas, el worora y otras jugos venenoxos, para que lus heridas mas leves sean siempre forzosa- mente mortales. Hace ya tiempo que quienes mas.4 menudo y con mas habili~ dad se valen de los venenos sutiles, son sugetos que ocupan en Ia sociedad los Puestos mas elevados. y por lo mismo mas cultos. Notables personajes, prio Cipes, reyes, emporadores, basta papas encontramos en la historia de Europe, 3 perto la mas civilizada do las cinco que constitayen la tierra, los cuales ban fsoumbido bajo Ia aleve accion de una ponzofia. Personas allegadas 4 ellos oe la ban dado, ya en un banquete, ye en ua brindis, & veces con una medicina, ‘otras hasta con la comunion! Es decir, que 0 solo han sido los envenena- {Ltes pllacieges vilanoe, wistagos do eatibe ropin ambicionos 6 vengstiver, sino tambien sacerdotes corrompidos, ministros indigoos de un Dios de manse— dumbre y caridad. Bl conde de Praslin, que ba horrorizado nuestros dias con el asesinato de sa ‘p0sa, se suicidé en la cércel.con el dcido arsenioso. Otro personage de la facracia , ol conde de Bocarme , casado con la bermaoa del desdichado Gustavo Fouguies , medio raquitico y mutilado , viendo que-no se moria y que trataba de texaree, con lo cual el coade dejeria de heredar por su espose los’ pingucs bie- tes do su cufiado, se dedicé al estudio do la quimica, hizo ensayos para la es- trecion de la nicoting , la probé en varios animales, y cuando estuvo seguro dola rapidez mortal de su accion, convidé & comer al desventurado Fouguies, y tnliado por la desnatoralizada bermana de este le hizo beber la nicouna mats Desde los tiempos de Lavoisier y de Fourcroi, ios venenos han pasado & las anos de todos. Los progresos de la quimica, que tanto han desarrollado el io de las artes, han dado 4 conocer una infinidad de sustancias venenos his motives por lo comun, con ominosos pretestos 1.0 pocas veces. De aqui grande , la inminente facilidad de perecer cualquiera envenenado. Ya no es a Feel Ip Gnica arma sorda con que se iomole 4 un victima en ls aras dela cor tia, de los celos, del odio 6 de la venganza. El asesino que quiere contemplar fouando la agonia de su victima, sin arrostrar peligro alguno, sin despertar Sspechas y sin dejar huella uotoria de su atentado, arrasira como la vibora eldspid y muerde tambien con la misma alevosia de estos reptiles ponzofiosos tel corazon del incouto. Por ia el descubrimiento de tantas sustancias venenosas no ha ido tcompaiiado de sus autidotos uaturales ; las triacas , los contravenenos estén en minoria. A los quimicos modernos les ha faltado aque! monarca de la anti dad, el cual premiaba al descubridor de un veneno como lo. fuese tam! tu correspondiente antidoto, y le condenaba al ultimo suplicio no siendo mas que inveator de la ponaoiia, puesto que aumentaba, sin medios de defensa, el ‘wseaal de los asesinos aleves. Tal es Ia historia empirica del envenenamiento, trazada, como hemos dicho, grandes rasgos, con el objeto de probar quo, 4 fuer de crimen, no es tan anti- {00 como el mundo, al paso que, a fuer de accilente desgraciado, debe de serlo. Repito que no he tralado de registrar todos los hectios; trabajo facil si quiere , puesto que para ello basta examinar la historia de todos los pueblos y ansignar la muerte de todos los: personages histéricos que la han debido & ta accion de una ponzoiia, pero ocioso para nuvstro objeto, siendo lo suficienta indicar algunes hechos én determinados pueblos y épocas para poder dedu: deellos la vordad de nuestro aserto. ejando yal hechos 6s parte empl . 4 la de las obras que hablan de los venenos y de los autores que han consagrado su pluma 4 esta importante materia, no solo tendremos uoa ‘dea mas cabal de la ciencia, sino que comprenderemos o6mo ha podido suce= ter lo que hasta aqui llevamos espuesto y el modo como ha sucedido. La historia oientifica del envonenamionto se remonta tambien 4 una antiglle~ dad casi fabuloea. Orfeo y Homero aparecen como los primeros que han hablade pasamos —%— vagammente de venenos. De los pueblos del Oriente ni del mismo Egipto, no te~ nemos autor alguno conocido que haya hablado de ellos, siquiera se conocieran algunos en esos pueblos y los usaran, ya para ajusticiar 4 los reos , ya para sui~ cidarse , ya para cometer un homicidio. Ea la historia de la medicina anterior & los tiempos de Hipécrates, la toxicolo- gia es nula. No es esto decir que los egipcios, por ejemplo , no conocier mas de los animales ponzofiosos y de ciertas plantas veuenosas rales que lo son. La potasa, la sosa , la cal, el salitre, el amoniaco, eran, en efecto, cuerpos de que los egipcios tenian noticia. Los griegos y romanos conocian el mercurio como veneno general. Los ros se servian de mascarillas para preservarse de las emanaciones mercuriales, Los griegos conocian ya el sulfuro de arsénico y el acido arsenioso, el primero con el hombre de sandaraco nativo, y el segundo con el del primero sublimado. Por lo menos Dioscérides dice que en la Myeta, en el Helesponto bebia una ming de orpimento (sandaraco, silfuro de arséuico), y describe un proceder para su- Dlimarle, este producto sublimado-es dcido arsénioso, Si los’ romanos ignoraban que el uso de los vasos de plomo podia enve- nenarlos y le empleaban, no solo en Ia construccion de los acueductos, sino tambien para endulzar el vino, Vitrubio n0 dejé de advertir que los conductos do plomo podian ser dafiinos. fe dicho que los misionistas bablan de la aotiglledad de ciertos libros entre los indios, que tratan de los venenos y contravenenos; m sido muy amigos de contar maravillas , y sobre todo , no icho qué li- bros son esos ni sus autores, de los venenos y contravenenos de que se habla en ellos. Bipécrates , siotesis de los covocimientos médicos de su tiempo, y restimen de los del Oriente y Egipto, habla muy poco de venenos. En cuanto a los mine- rales, solo el sulfuro de arsénico llamado sandaraco es mencionado, ‘Acaso contribuye 4 ese silencio de Hipécrates la legislacion de Atenas, que probibia hablar de ello , 6 la conviccion de que, consignando en sus escritos no~ Giones sobre las sustancias téxicas, los malvados se habian de aprovechar de ello. Un pasage de su célebre juramento nos da pié para opioar de esa manera, De estas palabras del juramento, d nadie suministraré veneno, se deduce ue los médicos tenian conocimiento de algunos y que siendo poco morales po- ian administrarlos, lo cual queria evilar Hipdcrates haciéodoles jurar que no Jo barian. Los farmacépolos, en efecto , preparaban amuletos, preservalivos y composiciones, algunas de las cuales eran venenosas, y como los médioos se las compraban para tratar a sus enfermos, de aqui las palabras del juramento. De todos modos , poco adelantamos con esto, bajo el punto de vista toxicolé- ico, porque todo queda perdido en la vaguedad. Los comentadores de Hipdcrates , para deducie hechos claros de esas palabras de su juramento, tienen que apelar 4 pasages de autores que escribieron des- ues, en especial Teofrasto y Pl _Aristételes, discipulo de Platon, que lo fué de Sécrates, contempordneo de Hipécrates, guarda igualmente profundo silencio sobre los venenos, y algunos siglos pasan sin- que nadie se ocupe en ellos. ‘Teofrasto en su Historia de las plantas y Nicandro en su Alewifarmaca, tra- tan ya de los venenos. Galeno, aunque griego, escribié lejos de Atenas y en ua lugar donde las leyes no prohibian hablar de los t6sigos. Sin embargo, fel al espiritu de esa prohibicion y al juramento de Hipscrates, no solo no habla de tésigos soltando solamente algunas palabras relativas ai orpimento 6 silfuro de arséaigo y aun 00 como veneno, puesto que lo hace como objeto de bistoria na -— tara, si que falmina gravee cargos contra los autores antiguos, que faeron Jos primeros en hablar de los venenos. El médico de Pergamo conoceria & eso watores cuyos libros no han llegado 4 la posteridad. A pesar de sus filipi tontra ellos, hace mencion de ata férmala de Androno relativa 4 la composicion de upas pastillas arsenicales recomendadas contra el vémito de sangre y contra Gertas dlceras maligoss. Segan Cardan , opina Geleno que los tésigos no obran sino pasando antes 4 lasangre. Las erterias le llevan directamente al corazon sea cual fuere el ln- gar por donde se introduzcan,, estémago 6 una herida. Asi esplica la intoxica- Gon de una dama que se envenend en un hafio. Creemos que no nos aparteremos de la verdad y exactitud ofirmando que la historia cientifica de los envenenamientos 6 de la toxicologia no empieza hasta Jos tiempos de Dioscorides. Farmacografo, griego, natural de Anazarbe, ciudad de la Cilicia, no se sabe & punto fijo cuando florecié este célebre autor. Suidas le hace contempordneo de Antonio y Cleopatra, 30 afios antes de Jesucristo, y Abul-Faraze le supone en dreinado de Ptolomeo VII, sobrellamado Evergeto Il, 445 anos antes de Ia del Mesias. Todo lo ‘que puede usegurarse, es que fué algo anterior & natural romano. Aficionado desde jéven al estudio de la historia natural, recorrié como guer- tero lar Grecia, la Italia y el Asia menor, recogiendo plantas, y escribié acerca dvellas. En su tratado hay un libro de venenos suministrados por los tres rei- y habla de sus remedios. Es de advertir, que en ediciones posteriores se le aiadi6 una parte que trata de alewifarmacos 4 antidotos, la que no es suya. Despues de Dioscorides aparecié Plinio el naturalista de Roma, y mas tarde tael Bojo Imperio, -Aetio puso un libro sobre los venenos en su Tetrabillos, donde se estiende mucho sobre el arsénico, orpimento y sandaraco, y reco- nienda un plan que en nuestros dias ha encarecido Rogneta y los médicos ita- limos , el de la administracion del vino y alcohélicos. En el siglo vir, Pablo de Egina, otrode los prohombres médicos de! Bajo Impe- tio, salié tambien en su De re medica, con un tratadode venenos. Sin embargo, cuando se leen con detencion estas obras, no se hella en sus paginas , propia nente hablando, ninguna novedad en punto 4 las sustancias 4 cuyo estudio sa tansagran esos libros. Dioscorides reaparece , tonto en la desigoacion de los t6- tigos conocides, como en su incompleta ¢ informe sintomatologia, como, en fio, tn su terapéutica. Los arabes, que recogieron todos los conocimientos de Aristételes, Teofrasto y Diascorides escribieron tambien sobre los. venenos. Ya llevamos dicho que Mai~ mondes era gran conocedor de ellos, y que practicaba ensayos, tanto sobre sf amo sobre todoe los demas, Rhaces, Mesoé, Avenzor, Averroes y Avicena tie- en sus tratados de los antidotos, y'en sus hojas se revela cudnta atencion lee thsorbieron las sustancias téxicas y los medios de combatir su mortifera act ‘Aun cuando, por panto general, sucede con los médicos drabes lo que con los del Bajo Imperio, en cuapto a copiar 6 comentar & lo mas los escritos de Dios- corides, no dejan de notarse, sobre todo en Avicena, que florecié en el siglo x11, algunas ideas goverales que han encontrado partidarios posteriormente, y no muy lejos de nuestros dias. Alli se ve una clasificacion de venenos calientes y fies, fondindola en su accion dinémica ; alli se consideran loc venenos mine~ tales ‘como si obrasen todos por un mismo principio, y se recomienda para to~ the la misma medicacion; alt se reproduce la idea de Galeno sobre la absorcion de los venenos, 6u paso & In masa do la aangre y desde ella al corazon all\ we a advierte quo son mas activos en ayunas, porque las vonas eatin. vqoias y losab- sorben con mas facilidad. A ‘Mientras que dominaron en las escuelas y universidades de Occidente 6 de os paises sometidos al cristianismo las doctrinas de ta filosofia escoléstica, la historia natural y fos ramos que la necesitan como base no fueron estudiados; de consiguiente , 1a toxicologia no pudo dar en es0s tiempos de especulaciones paras paso alguna hacia el progres. Mas, en guanto fueron conosiondo le eer le los antiguos por medio de los érabes, y en cuanto aparecié le aurora Ta edad moderna , que habia de lamar los dnimos hacia ol estudio de todos los amos fisicos 6 de objelos naturales, ya fueron epareciendo tratados de veneuos. Enel siglo xv Pedro de Albano. publicd el suyo con el itulo de Venenis mi neralibus, vejetalibus, animalibus ea quolibet enle sud solari globo; en 4472 el mismo autor publicé otro tratado de los venenos y sus remodios, y el Giul, Gratorali consilium de preservatione a venent. Fernando Ponzzeti escribié eu Roma en 4624 otro libro de los venenos. Arnaldo de Villanueva, otro de los alquimistas célebres, publicd tambien otro con el titulo de Tractatus de arte cognoscendi venena cum quis timet sibi ea administra Santos de Ardoinis dié 4 luz en Venecia en 4892, su Opus de venenis. Ea esta obra, que Segun el titulo 6 la portada era muy deseada , se da primero la historia de todos los venenos, ya naturales, ya artificiales, parte, segun él, Hamada por los griegos Theriaca; luego se espone cémo se conocen los venenos, tanto en el género como en la especie, y por ultimo, se habla de los Alexi— farmacos, 6 sea, tanto de los medios de’ precaver el envenenamiento, como de combatirle. Tambien se le egregaron comentarios sobre 1a obra de Feroando Ponzzeti. Gerdnimo Cardan y Jaime Grevin asociaron sus escritos 4 los de los autores indicados; el primero trata de las diferentes acciones de los venenos y sus re- medios, y el segundo de los animales ponzofiosos, triacas, venenos y contr ‘venenos. | Desde el siglo xv« aparecieron tantas obras sobre los venenos , que, si 006 empeduramos en consigaarlas todas, tendriamos tarea pra largo rato y ocupa~ riamos mucho espacio. En este siglo Gguran los Rareo, los Cesalpino , los Mer= ‘curial , 10s Baccio, los Rodrigo de Fonseca, los Skenckio, los Ceadrochi,, los Jesceniv, los Chiocco y l9s Libavio. ‘Max numeroso es todavia el catdlogo de los autores de los siglos xv, xvuit y XIX. Orfila, ensu Towicologia general, nos dé una noticia bibliog: dfica, dividida €11 una parte que comprende d los autores que han tratado de los veveaos en ge- neral, y en otra solo abraza 4 los que se han ocupado especialmente en alguaos. De los primeros, hay veinte y tres autores de toxicologia en el siglo xvu, treinta, y siete en el xvitt y uuos setenta en el xix. ¥ es de advertir que Orfila confiesa 21 ua nota, que considera imposible comprenderlos & todos, y remite al lector, Para cousultarlos y Henar este vacio, 4 la Bibliotecha Scriptorum hist. natur., de Boohmer; el Catalogus diis qu medicamentorum historiam fata et vires exponunt, de Baldinger, y otros catdlogos y bibliotecas, doude pueden hallarse mas datos de esta naturaleza. ‘No es mi objeto, en la ojeada histérica de la toxicologia que voy echando, estenderme en esta parte bibliografica. Baste la idea que acabg de dar do la mul= titud de autores de venenos aparecidos desde el siglo xv, para que so vea el con traste que forma esta multitud con la escasez de las antiguos, y la intima relacign, gu se hecho cieutiico tine con el mayor progres do las cigncias vbturalan Y quimicas, que tanto necesita la toxicalogia para adelaptar a su vez. =~n- No solo se ndvierten mes eecritores en el siglo xvrry siguientes , sino que y& an tratando do los venenos y su accion de un modo mas ventajoso. Dioscéri Yes antiguos van desepereciendo, sino en todo en gran parte, de las obras modernas. Ya bay descripciones y pormenores clinicos que denotan menos ¢8- ion, mes obeervacion y préctica. Ya se van viendo algunos ensayos y tsperimentos, tanto en los animales como en los hombres, escogrendo, en cual estos & los condenados 4 muette , préctica bérbera que no alcanza 4 tegiti- war el deseo de inmolar 4 esos infelices & tales ensayos para adquirir conoci- nientos utiles y aplicables en la ciencia. Otra circanstancia no menos notable se advierte en los escritores del si- joxvr, quo ban hablado de los venenos. Aun cuando viviesen ya lejos de la islacion griega que prohibia hablar de esa materia, se manifiestan todavia avasallados por el juramento de Hipdcrates, y ya que hayan de hablar de los ‘veaenos protestan contra:la mala interpretacion que puede darse 4 sus escritos, ymas aun contra e! mal uso que alguno puede hacer de ellos. Ambrosio Pareo, que ene libro vigsimotercero de eus obras, habla de ls woenos salpicando os demds con algun pasage que d ellos se reflere, toma con Tailacion la pluma y solo se decide & escribir dicho libro haciendo la siguiente Protesta «Si escribo sobre los venenos es por el deseo que he tenido.siem tendré toda mi vida de servir 4 Dios y al publico, con la protesta Dios de que no es mi dnimo ensefiar & obrar mal, ‘como algunos malévolos po- drian achacarmelo; pues yo quisiera que los inventores de venenos hubiesen ya thortado en et vientre de su madre.» Pareo efiade, que han inventado los venenos , los artificios y sublimaciones te los tmalvados os ima traidor adores y perfumistas, Estos dlti- ‘mos le merecen el dictado de criminaies, & los que se deberia arrojar del reino de Francia con los turcos y los infieles. Féoil es de advertir que todas estas protesta: que dict6 las palabras del juramento hipocrético. Cesalpino , médico de Roma y otro de los escritores de ese siglo, participa del nnismo fervor escrupuloso de Pareo. Levéntanse contra los médicos alquimistas fos cuales Haman racionales, que querian curar los envenenamientos con sus mblimaciones y sus arcanos. ; Si por no sobrecargar demasiado esta introduccion , no anali autores toxicélogos del siglo xvr, ni mencionamos los nombres de los del glo xvi y xv11, ni decimos nada de sus escritos, en particular, creo que debe os hacer memoria de algunos de ellos que pueden considerarse como los que mas han descollado en esta materie. Entre los det siglo xvr, y 4 su cabeza, podemos contar & Gerdnimo Merca- tial, profesor de medicina de Bolonia, de grande erudicion y discernimiento notable. Su libro titulado De venenis'et malis venenosis, pasa por una obra maestra. ‘A pesar. de los elogios que se prodigen 4 la obra de Mercurial, creemos Aeberia tomarse su mérito de un modo relativo; para su tiempo seria lo mejor, mas en ouestros macho de poder servir de guia para los buenos est son exageraciones del espiritu ics toxicolégicos. 5 Mercurial, como sus predecesores, divide los yenenos en dos clases princi piles, calicientes y frios, en lo cual reaparece Avicena ; los unos inflaman la or- {Sutizacion , loz otros absorben el calor natural helando el corazon. Este autor sigue la opinion de Plinio sobre haber ciertos venenos que destru— yeu le accion de os demés, verdad que ha confirmado el estudio quimica do Jos contravenenos; pero no en el sentido en que la consignaron Plinio y Mercu- rial; pues para que una sustancia venenosa neutralice otro veneno, es necesa- rio que no se dé cor las condiciones de tal; debe haberlas perdido, ya por la cantidad,, ya por el modo de administrarla. ‘Mercurial emite lambien la opinion de Galeno y Avicena sobre la absorcion de los venenos, su paso 4 la masa de la sangre, y el empleo de la sangria como medio de combatir la intoxicacion. Discute este ultimo puoto estensamente ¥ ae declara en contra, por cuanto la sangria favorece la absorcion de la sustancia tox Respecto de los medios para combatir la accion de los veuenos, tiene Mercu- rial, generalincate hablando, buenos consejos, que no ha deedefiado la préctica moderna. Todo cuanto dice acerca de la indicacion respectiva & la espulsion del veneno, es igual a lo qué se aconseja hoy dia. Rechaza el eleboro como medio espulsivo y recuerda la préctica de Scribanio Largos, sobre valerse de las bar bas de una pluma para escitar el vémito, En 4827 aparecid la grande obra de materia médica de Matthioli de Siena , y en ella se babla tambien de los romedios contra las sustancias venenoses. Esto autor bace mencion de los polvos del Archiduque de Austria como contrave- neno del arséaico y sus preparados, y refiere una porcion de casos en los que esos polvos libraron de una muerte cicrta a los envenenados por el ersénico; y el mismo afiade que le sucedié lo propio con algunos de su clientela. Eodem quoque pulvere, dice, @ me servati sunt. Rogueta , de quien ‘tomamos estos apuntes sobre Matthioli, dice que esos polvos eran sustancias inertes, y que toda la accion curativa residia en el ‘ino con que se administraban, Ese autor es parlidario, como ya lo llevamos dicho, de la administracion de los alcobélicos contra la intoxicacion arsenical, al estilo de Dioscérides y los médicos antiguos. Entre los autores notables del siglo xvit, debemos sofialar & Fabricio de Hilden, En su Opera Omnia se trata de los Yenenos; la intoxicacion arsevical est bien estudiada, y hay buenos consejos para combatirla. Tambien reconoce la absorcion y el paso de! veneno 4 la sangre, si bien se resiente de las ideas de su tiempo puesto que habla de vapores malignos que el arsénico envia d las visceras nobles; que v4 el veneno al higado por las venas, al corazon por las arterias y al cerebro por los nervios. Como prueba préctica de que los venenos y en especial el arsénico pasan & la sangre desde la piel, cita la practica comun de sus dias de aplicar ungilentos y pomadas arsenicales 4 ciertas dlceras y tumores. Critica los que dan esa sus~ tancia en lavativas y hacen do ella supositorios, y recomienda mucha pruden- cia en el empleo del uoyilento arsenical, de que fué inventor, para combatir Ciertas dlceras de mal cardcter. _E| célubre Zachias debe figurar tambien entre los autores toxicélogos de este siglo, siquicra forme parte de su medicina legal cuanto dice acerca de los venenos, Este autor, famoso por tantos titulos, discute sobre el valor de la cantidad del veneno que ge encuentran los cadiveres,siendo de parecer que para ai~ mar la intoxicacion no basta ballar el Wésigo, sino cantidades suficientes para roducir la muerte. Habla de las diferentes vias por donde pueden introducirse loe venenos; cita en apoyo de las vias mucosas , casos de que ya hemos hablado en la historia empirica tomadas de este autor , y esteblece, entre otras cosas, como principio general, que, si el veneno no es absorbido, no produce niogun efecto. En cuanto a la intoxicacion arsenical, reproduce casi las ideas de Dioe= Gérides, Avicena y de los autores que les han prohijado, Entre los autores menos notables del siglo xv1, cteo deher hacer mencion de a Chiooo« quien trats de saber set posible que ee engendren veuenos con los hu- mores del cuerpo humano; entre los del siglo xvu, hay un Reies, que quiso ave- riguar si era posible nutrir el cuerpo humano con venenos, y si podian comerse Jos animales envenenados; un Courten, que hablé de esperimentos hechos en los animales; un Antonio de Trilla, que publicé en Toledo su Tratado general de todas las tres especies de venenos, como son, de minerales,, plantas y anima- les ; y un Wadel que bablé de los venenos y bezoares. ‘Otro tanto podemos hacer relativamente los escritores del siglo xvii. Tater» bien hay algunos que se hacen dignos de especial mencion, siquiera por el abjeto de su obra. Mead, Sindor y Neuman aplican la doctrina de los vener la yatromatemética y quemiatria. Gastoldy averigua si hay difereucias esencia- les entre todos los venenos , y un remedio apropiado para todos ollos. Hoffman combate muchos errores acerca de los venenos. Stenzel parece ser el primero gee titula su tratado coo el nombre de Toaicolopia patoldgica-médica, Nebel # dedica 4 los signos de la intoxicacion. Sproegel: habla de los esperimentos buchos con venenos en los animales; Gemelin trata de los venenos que pueden ser medicamentos ; Isenflamu al reves, de los remedios que pueden ser vene- sio de los engendrados espontineamente en el cuerpo humano; Baigue- 12s disoute sobre si se puede tener certeru fisica de los venenos despues de la muerte ; Pleank da su toxicologia 6 doctrina sobre los venenos y antidotos; Schulze escribe la toxicologia de los antiguos, segun Teofrasto , Galeno, Dios- sirides Y¥ otros; comenta pasages de’antiguos monumentos, y afiade ‘us esperimentos sobre Ia mater . No es menos fecundo el siglo x1x en autores toxicologicos. Setenta y dos con- amos en la Nolicia bibliogrdfica de OrGila, donde no solo figuran los que han scrito obras, sino memorias , folletos, etc., y los médicos legistas que han ha~ biado de los venenos en sus obras de medicina legal. Muchos de estos son ale- nnanes , de los que apenas tenemos conocimiento; otras suenan poco; en cambio hay otros generalmente conocidos. Los progresos de la historia natural, de la fisica , y sobre todo de la quimica, igualmente que la de la fisiologia esplican esa profusion de escritores sobre v tenos , como esplican la mayor frecuencia de los envencnamientos. Entre esos autores, acerca de muchos de los cuales guardaremos silencio, aparece an Franck con sa Manual de Tocricologéa, un Duval que en su Ensayo fe Towicologia, habla del aziicar como remedio contra. los envenenamientos por sustancias metilicas 6 minerales; un Faure que ciasifica de otro modo | venenos; un Foderé, digno de ser leido; un Orfila que da su primera edicion desu Toxicologia general considerada en sus relaciones con la fisiologia, patolo~ fit y medicina legal, Chausier habla do og contra venenos puestos al eleance de las personas profanas en el arte. Bertrand publica su manual médico-legal de fos venenos; Armand do Montgerny ensaya una toxicologia considerada do an modo general en sus relaciones con la fisiologia. higiede y patologia, y mas especialmente con la jurisprudencia médica. Pallas indica otra nueva clasifica~ cio. Eusebio de Salle idea su cuadro sindptico de los venenos segun los ade lantos de la historia natural, terapéutica y medicina legal, reuniendo bajo uo nismo golpe de vista los nombres de todas las sustancios venenosas de los tres reinos, los accidentes que determinan los remedios que estén indicados y los reactivos para reconocerlos. Lemaistre traza reglas para descubrie los venenos; Guerin de Mammers trata de la toxicologia bajo un punto de vista quimico, Gioligica » patologico y terupéatico. Anglada, da eu tratado de verdadera foxicologia general en sus relaciones con la fisiologia, patologia, terapéur tice y medicina legal. Malle habla de los envenenamientos simples y com- Besos. Eo une palabra, cade autor, i bien etcribe siempre sobre los venenos, obra este 6 aquel giro 00 dado por los demas; resultando de ese con de escritos una suma de conocimientos esparcidos que constituye la “Adewss de los fadicades y otros que he dejado de nombrar, hay tos que no ‘han escrito sobre todos los venenos, sino sobre algunos de ellos. Si entre los del siglo xvr y xvtr apenas hay uno ninguno que no trate de todas las susten- cigs venenosas, en los del siglo xvitt ya so notan algunos que se circunseriben ‘4 determinada clase. Asi Navier solo habla de los venenos corrosivos. Fontana del de la vibora, venenos americanos, laurel cerezo y algunos otros vejetates. Chénserel, de diversas sustancias venenosas; Vasalli-Candi, Rossi y Bonarelli hacen otro tanto. Boermore solo se ocupa en los de su pais. Ademés de estos autores, que Orfila ha,colocado entre los que se han ocupa- do en los venenos en general, hay uoa larga lista de otros que han tratedo ten solo, los unos de los venenos vejetales, otros de los animales y otros de los mi- ‘erales. ‘Soyun aparece en la noticia bibliogréfica de Orfila, hay 89 de los primeros, 44 de los segundos y 29 de los ultimos. ‘Aun cuando apsrezcan como escritores de los venenos de un solo reino, tam- co tratan de todos los. comprendidos en él Haylos, como Faber, que solo lan de los solanos y estrignos ; de la cicuta acuatica, como Wepper; del colchico, ‘como Vedelicis; def laurel cerezo, como Valerus, Spandan de Cellilea y Schaub; “del rua towicodendrum , como Alderson; del raninculo , como Krapf; de la ciouta, acénito, pulsatila, graciola, dictamo, estramonio, belefio, colchico, etc., como Spalowski; de la belladona, como Runge; de los bongos venenosos, como Archerson y Roques, etc. Otros hay que solo tratan de las plantas de un punto determinado , como Vicat, que habla de las de Suiza ; como Bulliard, de las de Francia; Wilmer, de tas de la Gron Bretafa; Boemager, de los de Duisburgo ; Muller, de las dol Germania, etc. Lo propio podemos decir de los comprendidos entre los que tratan de animales ponzonosoe, Severiao sehen vibora Pythia, vip. nat., ot Chabas, 4 la vibora; Senguerelus,, al basilisco ; Amoureux , bijo, a los insectos de la Francia ; Berthollot solo trata de los animales ponzofiosos de esta nacio Spielman, de ios de Alsacia. Por altimo, lo mismo sucede respecto de los contenidos en el catélogo de los 7¢ han hablado de las sustancias minerales. Si Tischerus , Chorley, Wim= + etc., solo hablan de los preparados de plomo, Monnet, Rogman, Renault, Jeger y otros lo hacen de los de arsénico, Tartra del acido niftrico. El arsénico, sin embargo, se lleva !a preferencia; porque ha sido una especie de moda en estos dltimos tiempos tratar de ese veneno, y no hay obra de me- dicina legal ni de toxicologia que no ocupe él arsénico al autor de una manera mas estensa que los demds venenos. El aparato de Maths para descubrirle ha ‘ocupado a atencion de todos, y casi no hay un autor que no le haya modificado. A pesar de tantos autores que han tratado de los venenos, Orfila ha campea- do como el jefe de la toxicologia moderna, y su grande obra ha eclipsado to- das las demés; cuatro ediciones ha tenido, y no se olvidaré tan fécilmente. ‘Anglada hizo un esfuerzo para dar 4 lo toxicologia una parte que falta en la obra de Orfila, pues general 6 sintético no lo es su tratado, como lo dirémos oso 4 pero la obra del fildsofo de-Mompeller no ha sido tan atendida como ‘Ea estos fitimos tiempos Galtier ha publioado una toxicologia general, como —3— introduccion al estudio de su Toxicologia especial, y puede considerarse como la obra mas moderna y acabada que se ha publicado en el estranjero. licito contarnos entre esos autores, nuestro Compendio de toxicolo- Jo en 4848, e8 anterior 4 la obra de Galtier» 4 porlo mismo Ia id 1 estudio especial de los venenos que hace Oriila, al general 6 de inloxicacion que esboz6 Anglada , nos pertenece , puesto que ya lo emprendi- mos al dar Ia segunda edicion de la obra-eounciada.. No hablo de machos antores como los Liebg, los Robin, los Miabey ete, que seban ocupede'en los venenos, considerando su accion sobre la sangre y los tgidos de un medo nuevo; no porque no hayan iofluido en la ciencia y en sus Bogresos, pues muy al confrario, acaso la variardn completamente en su parte fisolgica y patolégica; sino porque no son tenidos por autores especioles de eiencia. Tal es la historia cientifica de la toxicologia , trazada 4 grandes rasgos, la 402, por no abultar demasiado esta introduccion, no hemos especificado ma batando lo espuasto para llenar el fin que nos hemos propuesto en ella. Quien lea con detencion uno y otto aspecto de la historia del envenenomien- 's, facil advertiré las relaciones que entre los dos existen, y cémo el uno epiica al otro; asi como recordaodo los progresos de las ciencias naturales, 1 especial de la quimica y de la industria, notard cémo la toxicologi a podido llegar & ser en nuestros dias una ciencia mas vasta y mas funda {geen Jo antigeo, en ln.edad media yprincipios dela moderna. y cho o io de las sustancias venenosas en muchos ramos industriales ha debido facili- larel suicidio y el homicidio por medio de ellas. De tal manera ha progresado la toxicologia con los adelantos de las ciencias luturales, y en especial de la quimica, que las obras de los modernos , ademés de contener muchos mas venenos que las- de los antiguos, sobre todo respecto de los artificiales sacados del reino mineral y los alcoloideos y dcidos del Yéelal, ban trasformado la ciencia como en un ramo de la quimica, puesto que su principal objeto y su preferente afan no parece ser mas que establecer los caractéres quimicos: & Jos venenos buscande reactivos, y procurarse medios faciles y eficaces de revelarlos en el cuerpo humano, cuando la victima sucum= be dla mortifera accion del tésigo que ha tomado. La misma parte terapéutica se resiente de-esa tendencia , pues esta mas rica de easayos sobre los contravenenos, que do planes curativos; y si no se apela ‘as ells, es porque falta heherlos deseabierio, 5 q Algunos autores haa empezado 4 ¢omprender quo la toxicologia abraza mas que los estudios quimicos'; que la andlisis quimica no es toda la ciencia; la bua la patologia, y sobre todo la terapéutica dela intoxicacion van siendo ‘stadiadas, y-dia ha de llegar que tengan tanta mas importanoia que la parte (uimica 6 ‘analitice, - 4 Esta especie de préferencia que se ha dado 4 la parte quimica de la toxico- hogia, y el como segundo papel que desempefia.en las obras de los autores la \eaptaticn, ba hecho que los progresos dela ciencin knyen.aumentado, como Jo evamos dicho, ef namero de: venenos , sin estat en igual aumento el de contravenenos 6 antidotes; lo cuat ha sido bestante para:que algunos, re~ ° ‘intiéndose del espirita que animaba 4 los antiguos, hayan manitestado disgusto. Yalarma por la publicacion de tantos escritos sobre sustancias téxicas, .cro+ ‘odo que con ellos so-produoe mae males que bienes én el.eenn de l scieded ‘teal. Nosoteos no ‘participamos de estas ideas y temores.. a ch Esta eocasea de aatidotos y de.contrasenonas legitima las precauciones y tem ores de Jos HlipSorates;, de los Galeno, de.Tos, Parvo, Cesalpido, Mingagni, ears: 3 ath ‘qaiones deseaton que ‘ve anduviese en lus escritos toxicolégioos con da nia- or reserva, en punto é designer sustancias venenoses; para ‘no facilitar:d fos malvado’ mas métios de ejecutar sus inclinaciones pervereas, Bigas eon, cierta , las ptedauciones sebre qte Maman 4a-xteocion los autores que ‘he ‘citado. No cabe la menor-duda que en los teatados de toxicologia puede a ‘maldad encontrar tos medios de inmolar 4 un infeliz oon astucia diabélion, Mas, lejos de inclinar low médioe demejantes rollexiones, & sor oo cata ‘materia parcos, reservados y escrupuloeos, ‘los deben ooaducir'é no perdenar ‘medio alguno de geoeralizar los congcimientoe relatives 4 los vemenos. Les ccriminales no negesitan de tratados toxicoldgicos para euoontrar: venenos taber como se dan. La historia dol envenenamiento lo demuestra oom evi- dencia El conocimiento de las sotoncae dadinas ye Ia faci@ad con que matan, es mucho mas general y esparcido que el de los medios abonados para destruir su accion mortifera, A falta de otras rezones, esta bastaria para justi- ficar la publicaciou de un tratado estenso de toxicologia. Cuanto mas se #ulge- rice el-conositniento de las sustancias venenoeas y-¢l do los antidotes 6 contra -venenos que se lee paedanopbntr, tantas mas vietimae'dejdrén de presoutavse, tantas mas so salvairin. Dad “4 10s lacaltativos de todas las noticias ‘oorrent Pondientes 4 los venenos, y no ha de haber um-envenenamiento que no gen Combatido, si se llega & tiempo, y que'no se:prucbe, si 60 llega tarde. Pues ‘des mostrar 1n envenenamiento, generalizar ‘a idea de que Ia cientia ticoe medion de descubrirlos todos , es. ya un gran paso; es decir 4:los criminales : wvuestea alevosia seid conocida! vaestro orimea deja hiscHas; el secreto, oon el cusl oon tébais, es ilusorio.» El dia en que esta conviocion esté arraigeda, la-eatadistion de los enverionamiontos se reduciré casi éoero. ‘Afiddase & todo veto el que, conociéndose mas las ‘sustanciss que som dedex 498, no ha de haber tantos envenenamientos casuales , y haa de soeber park siempre una poroion do-preotupaciones de que estén-las gentes imbuidas; por- que, como tice perfectansente el ilustre Feijéo, el valgo cree lo queie dicen ts. que no son vulgo. Muchas enfermedades epidémicas.han side atribaidae al ea & dblicas. No hay necesidad de probarlo-eon-to dice Hoffman que acaeciéven ol reinado del émpcrador Cérlos IV en ‘Alemania; Porque siempre que se presenta una de tens colamidedes pestilenciales,, las :ex- Plica el pueblo en -sus primeras-imptesiones por este medio. En Paris, euaado el célera, se divuigé la misma preochparion. Los frailes en Madcid-sufrrerow om brusco ataque del: pueblo, no dolo por'tos imotivos politicos ; tambitn so tes Atribuyé su influencia en fa salubridad.de las oguas. En Una epidemia de sarampion que bubo.en 4742-en Paris ,-morié madame Boriqueta y tres Delfines, hijbs’y aietos de Luis KIV.-La voz publica mtribwyd esta muerta 4 un eovenenamiento dispnesto por el duque de-Ortemns, ente det reino. Lacretelle dice, que, sin los esfuerzos del sapérintendeate we polcia, el poeblafhbiewe aebsinddo al baer el aoompeaamitnta Sees lo Delfines por delanve:do ln-lnibitscion'del duquea- : ‘Bi doctor Raft: he esceito en tos nbles de-higienespubliva.y medicinatepol one escelentortiemoria, detnostrando los-errotes gesteales en jbo se-estd: el: enveewoomiento praptitade por ta gehte de-dolon, depecialmente wn ita dare tinea , 6, 1a unl se atreireyen -reabn0s ¥y inodes ‘de ‘datlos solo propioe:de wot velss. - es : ‘on teaindee detokicetogia,idh fie, pocen-do. maxifiesto a ypoca -f6 quo: debe darse a los vensa0s 6 eavoetonrioahos eleapdtiooey lo butilerns babes: Pas savor’ $2. los tiempos db Yeitntio,, en-twe-qtte podin/tretat tote autor aerioniedl dehorfeno benpeib'evD patied, qlorwer quetamstsande~ pelo Me ohn. ougeae —o— ‘eon cera, formando uaa figura humana y queméndole , bebia de suftir lo pes soma dolores atrocisimos. Pasaron ya los tiempos de Zacuto Lusitano en los que gedia reproducire el cvento de Avicena y Ruf rolativo la ven que, outrida ‘Acénitus napellus, producia sobre ouantos tenian concibito con ella los efectos del veneno mas'activo. ¥ tiempos han llegado en que es preciso averi ett, puede enreneoarse 4 woe persone, como supuso un farsante que ae ‘Seataba de hacerlo cen Mad. Pompadour, por medio de un pomito de agua de lor; como se dice deCatalina de Médicis, con respecto al principe por medio de la fregancia de una manzana; como se refiere de Parisalis, un- ‘ado con el veneno un solo lado del cuchillo ; como da 4 entender Mead, por medio de un frasoo de licor volatil que, atraido por la corriente de una vela en- sendida , solo se hace funesto para.el que esta cerca de esta vela; como lo soe geohé, en fn, Zachias del papa Clemente VII, el cual fué, segun su autor , en- ‘enenado con el’humo que exhalaba una bugia, cuya mecha estaba empapada decane eustaccia venenoss. Los adelantamieatos que la toxicologia ha hecho ton Jos suxilios.de a quimica , permiten al toxiodlogo- moderno hacer justioia & sédos e308 onvensnamientos novelescos. i ‘Brgo, pues, side todas las consideraciones que preceden es licito deducirlo, que Dos esforoomos tedor en estudiar Ja ciencia de los venenos, y generalizar tateo nosotros una buena doctrina toxicoldgica , ilustrados por la cual maportar é la administracion de la justicia los miamos beneficios que le re tios con respocto 6 otros ramos do la mediciea legal, Coanto mas descuidada 16 entre nosotros esta tarea, tanto mas debemos redobler nuestro ahinco en tcometerla y perfeccionarla, No nos desslienten los obstéculos; no enfrie nues- {eo entusiasmo 1a idea de lo poco que valgamos todavia en este yénero de estur os. Con semejantes sentimientos no se avanza , no.se obra; se cae en el quie- lisino y-en la indiferencia; no se sale nunca de la esterilidad. Nuestra patria es.acroedora 4 olva conducta ; ella merece tambien que los facultativos espafio- Jes la dotomos de.esa clase de estudios; los tribunales nos lo pideo en nombre 44 la justicia ; 408 buenos nos lo demaudan con el susto en el corazon; solo los malvados , solo os asesinos cobsrdes y villanos pudieran sconsejarnos el aban~ dno de serejante tarea. Involantariamente acabo de indicar los motivos que me impulsaron 4 dar este eompendio de toxicologia ly especial. A ellos y no 4 otra cosa fué debido ‘mi osado empefio. Gi no sali airoso de él la primera vez que Jo intenté, si tame poco lo salgo ahora, dispéneese siquiera, en gracia de las intenciones que me ‘siman. ° ¥ puesto que hablo ya de este compendio, natural es que indique de qué manera eet ordenade, 6-lo que eso mismo, que esponga el plan que he cretde mas condacente 4 su objeto. Consecuente con lo que ya levo apuntado y con mis profundas convicciones, deede Juego anuncio que no solo debo ocuparme como toxicdlogo en los conaci- twientos relativos 4 cada uno de los venenos de que se tiene hoy dia aoticia, con forme lo han becho cuaotos han tratado-de ellos ex*poquisimas ocasiones, ai tembioa on ia dilucidacion de todas las cuestiones que puedaa arrojer alguna lug sobre cualquiera suerte de intexicacion 6 envenenamiento, como en cierto mode lebabia tentedo Dovergio y mas eatensamente Anglada antes que aes y como ie ba echo deepues Galtier. Una obra ea la que solo se tnale de lgs.venenos 99° particuler , ha de.ser ea mi concepto vieiesa, per-mas que-los abraop y eaplique todos. Viciosa seria tambien 4 su vex laobra, en la que solamapte se ocupase ‘Seauter.en resolver -proklemas generalea aplicades 4 tode enxpnenamiento.-La toxicologia pide duxgvisemrpo to ganaral x 10 parliqulers 0 ¥.\9 antlinias jondé, a Un tratado de los venenos completa el del envonenamiento; un tratado del en- -venenamiento completa-el de los venenos. Orfila y. Anglada deben-ostar juntos efile biblioteca del médico-logista ; las.obras de estos dos autores forma ait das un tratado entero y cabal de toxicologia. Con Galtier 6 con mi Compendio hay esos dos aspectos reunidos en una sola obra. * ta conviccion, producto de estudios serios y de meditaciones profundas ‘sobre este importante ramo de la medicina legal, me-covdujeron en 4846-4 dar loz un compendio en el quo se tratara de un modo sucesivo, primero, de la ‘oxicologia general, y en seguida de la particular. En Espaiia careciamos de ‘obras do esta clase, y on Espaiia es donde mas se necesitan. La Medicina Tegal de-Foderé, la: obrita de Vidal, Ja traduccion de Plenck por Lave~ dan, etc., era lo mas consultado, El estudio de.los venenos.ba sido poco oul- tivado entre nosotros ; :porque -tampoco lo han sido 4 su vez las ciencias naturales y fisicas, absolutamente indispensables para conocer perfectamente Jas sustancias venenosas. En el estudio del eavenenamiento .o so he ocu- pado nadic, cabiéndole -en esta parte 4 Ja medicioa legal ol mismo olvido, por no decir mayor, que se advierte en las demas partes do este interesante. cuerpo “de doctrina. Las traducciones de los autores toxiodlogos franceses 6 alomanes no -pueden generalizar mas que el estudio de los venenos; porque; tocados esos autores del espiritu que preside los trabajos de la generalidad do ‘sabios actuales, se dedican casi de un modo esclusivo a la i i ‘bechos sislados ‘unos de otros, de lo cual resulta que sus obra: ‘up conjunto de descripciones , de historias, de estudios sobre diversos cuerpos epropiodad poozofioss; conjanto que obliga & epetiiones pesados, que espo- fag la confusion ,y que A fverza de llamar la-atencion sobre cady’ hecho ‘por si, distrae de las generalidades que enlazan todos: los hechos y que con: tuyen’la verdadera filosofia de la ciencia. : ‘raducciones de obras que traten dla vez del ‘nos , no son posibles, porque no existen:en el. t ‘nos que yo sepa. Es cierto que Orfila y’ Devergie dan cabida en su Tratado de tocicologia general el primero, y en su Tratado de medicina legal cl segundo, una série de cusstionse propiss del envenevamiento, eu lo cual, tal vex no ba dejado de influir vo tantoTa Glosdfica produccion del profesor de Mompellier. Mas 3 qué on esas pocas paginas dedicadas 4.Ja investigacion de los puntos dificul— ‘tos08, 4 la tesolucion-de problemas intrincados que forman.por si golos.la parte mas esencial de’esos estudios ? Dos volimenos-considerables dedica Orfila al e6~ tudio analitico de cada veneno, y apenas consagra chatro pliegos a considera clones do oplicacion general. Devergio; dejando ver, tanto en el.plan como en 14 ssposicion de sus tareas alguna mayor tendencia é-filosofar:, es un.tanto mas estenso en esas generalidades, y dilucitia cuestiones que son de aplicacion u Itsima 4 toda siérte-de envenenamientés casuales 6 meditados. ~. Hato no obstante; atendide Ja'importancia de estas cuestiones gencrales, aten~ dida la aplicacion relativa gue tienen los conocimientos toxicolégicos , alendida, ett fiv, Iu difeultad-de invéstiger Ia verdad en muchos casos de enveotaomiento ‘oriminaly :quién no concibe, quo et una obra: de toxicologia no debe, tratarse conto dé péso y de un modo casi vergonzante de.exos puntos da doctrina gene. “Fal que toeta luz" arrojan oh todo-taso préctico, 7_,fu8 en lerto modo son los ‘ehnones'dieatificos 8 quie-se-ha decapclar desde al momento en.que se-empefia Bafe lev tribendles one-pcusacion y-ztne defensa sobre ue acto rodeado de: om TT Sty ora i nn ict i lke. bra" de Galt -llgnar este: objeto. Mas:en mi-conce todevitt-de 16 qr tobe nthotn ens eouploto de tanlclagie- diay et Cenal pte é a . Hé aqui por:qué he publicado mi Compendio. En él me propongo ser algo mas por lo concetniente.4 la parte relatfva al envenenamiento, de fo que sgelen serlo los autores quo de toxicologia han tratado. Yo me he valide-do sus sbservaciones minuciosas; he estudindo cada uno.de sus hechos aislados en de- fall ; no he descuidado-ninguna de sus operaciones, ningano de sus déscubri- sientos; los he soguido en el laboratoria yen sus esperimentos ingoniosos para recoger el fruto sazonado.de tanto celo, de tanta diligencia, de tanta sagacidad, y reuniendo todos estos elementos en mi bufete, despues de haberlos coofirmado zon aquellos ensayos quo mis conocimfentos me han permitido, he filosofado acerca de todas.esas observaciones y esperimentos ; he buscado fos hechos and- investigado su relacion, los fazos que los unen y la significacion que & 2 tienen, pare establcer ciertas propociciones generales, ciertos GAno~ beneficio de los cuales ho de ser mas facil , 6 por lo menos posible, em= prender la resolacion de muchisimos problemas que se proponen en el foro & odo médico-legista, siempre que so presenta un caso desdichado de envenonae miento dudoso. Asi es como concibo la utitidad de los estudios de esta clase, destinados 4 la ilustracion del tribunal. Por lo tanto, empezaré mi Compendio dando una idea de lo que es la toxico- lugia y qué materias comprende, La dividiré en dos partes, una relativa al en= Tenenamiento(4), ¥ otra d los venenos. En la primera trataré de todoslos puntos ue son de aplicacion general, que se necesitan en toda suerte de envenena- ttiento, ora se haya efectuado con una sustancia, ora con otra. En la segunda te ocuparé en cada uno dels venenos, haciendo eu bstoria particular, yreus tendo en cada yoa cusnto so sabe en Ia actulidad acerca de semejanier sos cias. ; La parte que trata del envencnamiento, es la towicologia general, y la, sub= dividoen seis capitulos, & saber 2 4.°'La siologit 2.° La patologi logo fee, 4 do la intoxicacion. *6.° La filoso er Daré principio & la fisiologia de la intoxicacion, diciendo lo que debe enten- derse por veneno, tanto én medicina legal como en jurisprudenoia. Dada la do— finicion del reneno,, seré fdcil encontrar la del envenenamiento, ya individual 2 colectivo. Espondré de cudntos modos puede ocurrir el envenenamiento ¢l aspecto moral y bajo el aspecto fisiolégico. . Bajo'el aspecto moral verémos que puede ocurrir con intencion criminal 6 de tn modo involuntario, por lo,tanto propondré que se califique , que se esprese al primer modo oon 1a.¥voz envenenamiento y el'sogundo con la de intosri cion, dando, sin embargo, 4 esta dltima una acepeion mas lata, por la cual ‘comprenda los dos modos-4 la Bajo el_aspecto fisiolégico hablaré de los estados en que-pueden darse los ve~ nenos , dé In cantidad& que lo sony y de la reglas quo debeo condacirnos & determinarlos para califcarlos de tales ; diré y probaré que la intoxicacion pueda electuar'se por tres vias ; la piel, lis, membranas mucosas y el tojido celular. Examinaré si los venenos son absorbidos; o6mo lo son , por qué drganos pa- san, 4 oudles van 4-parar, y si es posible.que, acumuléndose en algunos ciertas ‘nf Basta au eéptldue Je au io pot, envenenamiento ¢intoicacion me valdré sastancias: medicamentesds enésgicas puédan: un dig converticss en venesos para ol onfermo,'y si & Je tontperatura del estéchsgo pueden hacetse oombines cioned de sustericies inferisivas mudéndode én verienos, Establecidos estos puntos, con: el objeté de preparan el terreno. pare: wie budsa élasificacion de los venenos, discutiré Ja gravisima cuestion de odio ‘obran lee sastancias venenosae para producir 4 intexicacion,, hécia doede diti- su accion da un modo primitivo , si sobre la vida, si sobro la testure de los ganos-y compobicion de sus liquidos. Ea cuanto haya resuelté esta traseane dbatal cuestion, investigaré si obran tan solo por absorcion 6 tambien per eontacto. 7 i Despues de estas importantes duestiones, teniendo ya el terreno preparade, pasaré & tratar do la clasificacion de los venenos ;" veré si conviane , st eo wil el estudio y para In préctica uaa buena clesificacion, y bajo el supuosto de jue convenga, examinaré cudl sea 1a base mas Kigiea, y sobre todo, mes com> jacente para clasificar las sestancias venenosas. Con este objeto pasaré en res Vista el estado, ef reino, la naturaleza,, y, por ultimo, el modo de obrar de los venenos; y puesto que el objeto principal en toda intoxicacion es aprecier kis sintomas que la.caractorizan para -oponerie, si llega & tiempo, los remedios indicados, y que tanto los sintomas como los remedios son relativos al modo ‘de obrar de los venenoe , adoptaré esto por bese principal de su clasificacion y Jos dividiré conforme 4 ella. En seguida espondré cémo obran los de cada clase, fala parto on qu se aplican, ya en otros drganos lejanos, ya en la sangre, esto el modo de obrar de todos, investigaré si este modo de obrar puede ser modificado en diferentes sugetos por diversas circunstancias, 6 en otros tér+ minos, si los venenos ejercen una accion absoluta, necesaria 6 relativa, cons dicional. : Concluiré, por ultimo, la fisiologia de la intoxicacion, investigande oudles ‘son los medios mas 4 propésito para conocer la accion de-los' venenos y sus resultados. : Resuellas estas jteresantee 7 ttascendantales cuetious ptaré al segundo capitulo; veré cudles som los efectos patolégicos de la accion de los venenos, lo ual me conducird tratar del diagoestico del prondstico y de fo enatomia pa tolégica de toda intoxicacion en general, aguda.6 lenta, y de-la intoxicacion produoida por los.venenos de cada clase. ia terapéutica de la intoxioacion, trataré tidotos y de los remedios amas abonados era combatir Ja accion de todo veneno. Diré qué circunstancias debe tener una Sustancia para ser considerada como contraveneno , dudotos conoce It biencia y de qué manera se aplican en general; qué debe entenderse por antidato, . anintos' 0 convoes y cul oe su apliccion ; por ulti, qué remedioe, plan curativo exigen jos venens segop au caso; de qué manerx debe condu= ree el facultativo sogua los easos, y de qué:modificaciones son susceptibles tos ‘tratamientos segun las vias por donde haya.sido introducido el veneno. Con ‘estos dos puntos daré fin & la terapéutica de la intoxicacion. Eo seguida pasaré al ovarto capituld, 6 sea 4 14 neoroscopia. En ella espon+ ‘dré o6mo deben hacerse las inhumaciones y éxhumaciones do los ibtoxicados, {7d precauolones hay que guardar,y de qué ado deben hacerse ls aberturas inveoligaciones oadoveeicas para ia perder los vestigioe de le porzoia. En ol capitulo quinto trataré de las shitisie qui ‘Braminaré los sdlidos Y liquidos que deben ser analizados con esperanzas de. buen éxito, tocando la importantisima, cuestion de la cantidad sobre que deben hacerse los ensayos; espondré las reglas generales que tengan splicacton 4 toda suerte de anélisiss —~w— . Beeenperd. ov: jor renstives en gonsral, dp los-madies da ssagurarnos da su Pareza y cuidados necesarios pass tevtat a thou Belallaré.: 4.” la mane tbe.qec hey qoc anguie pare aa endlina-de un venena deeconoaila ; 2." la que iadica od veneno coaneide.. Por iltima, espendrs de qué modo so eadliaae: 44° los. vonanos raineralas; 2." los vegetales; 3." les animalet, oo ‘Baveksiltime.asphtulo, qus he titmlado floso/ie dela, intosioacion, investir aré cudntos érdenes de datos necesita el médico-legista para declerer que ba tbido 6 no envenenamiento, demostrando con evidencia que se necesitan tres, saber: sintomas, inspeccion cadavética y andlisis quimica. En seguida exa~ niparé el valor de'los datos del primer érden, esto es los sintomas , para saber. fi su significacion 6 su apreciacion es siempre necesatia, y de qué modo debe nirarse el cuadro sintomético en los diversos casos de intoxicscion , para no caer en los errores mas graves, ya por lo que toca al mimero y diversidad de tks siatomas en cada sugeto, ya por lo que atafe 4 la semejanza que dichos ros pueden tener con varias enfermedades de curso répido y mortal- En cuanto 4 los datos de segundo drden, 6 sean los suministrados por la au~ Upsia , estudiaré tambien su valor , su sigoificacion, tanto positiva como nega iva, y me esmeraré en establecer las debidas diferencias que caben entre los tlectos de un veneno y los fenémenos cadavéricos 6 las alteraciones caracteris- ticas de varias enfermedades, cuya anatomia patolégica es parecida 4 la de esta 6aquella intoxicacion. . Desempetiada esta tarea , veré cudl sea el valor de los resultados ofrecidos por la préctica & comer & los perros ui otros animales sustancias tavenenadas; diré los vicios de semejante investigacion y los graves inconve~ tientes que puede tener en muchos casos. ‘Acto continuo pasaré 4 examinar el valor de las anélisis quimicas; el de los taractéres quimicos de los veuenos: si los precipitados valen en ciertas casos tanto como fa obtencion del Yeneno en sustancia; si en otros valen tanto como los precipitados , las coloraciones , el olor, las manchas 6 los vapores ; en qué casos debe oxigirse el venono em sustancia , en cvdles no; si es justo y légico hacer depender de la cantidad de veneno obtenida la administrada al sugeto, y § puede darse un enveneaamiento sin que la andlisis descubra vestigio alguno Bien los sélidos , ni en los liquidos. . Finalmente, analizaré el valor de los datos que suministra el envenenamiento tolectivo y la prueba moral de toda intoxicacion. Tal es el plan de mi Compendio de towicologia general y especial. Con este boceto de mi obra se puede ver cémo voy 4 abrazar todas las cuestiones mas importantes, y 4 preparar al médico-legista para la resolucion de cualquier pro- Bema judicial que se le ofrezca. Con estas nociones generales, con esta revista 8 puntos de doctrina necesarios, el estudio particular y anali- jue constituye la toxicologia especial se hace mucho mas sencillo y 2 En la Tocicologia particular trataré de cada uno de los venenos por su clase, en cada clase los estudiaré segun el reino & que pertenezcen y seguo su estado. I haciendo la historia particular de cada uno, no esponiendo mas que lo que loses peculiar, caracterstico» puesto que todo lo general 6 comon ya, quedard tspuesto en la Towicologia general, Sus propiedadesiicas, sus propiedades y caractérenquimicos, los sintomas especiales quo cada ugo desenvuelve, les al- teraciones de tejido 6 liquidos que particularmente produce , el contravenen0, antidote. que tenga, el tratamiento especial que esté indicado, el modo sin- gular de descubrir sus vestigios en el cuerpo humano, bé aqui los elementos de {que ee compondra la historia de cada veneno de por si. es us.on Incoposicion de cada veneno seguirdel +? Bbta ola indieacion demuestra r nhismo plan 6 partes'deda' Tomieologia general. 3 ‘minugiogaidet modo do do der S!Despues de esta espokicion , de-osta manifestacion cl ‘como me propéngo tratar de'la toxicologia, ‘creo’ que estoy is mostrar 12 utilidad y sencillez de mi método, igualmente que les anes ‘Téane sobre los demés tratados de esta especie, incluso el de-Goltiert-Bl ledtor _¥er4 si me equiveco. " . COMPENDIO TONICOLOGIA GRNBRAL Y PARTICULAR, —1r—— QUE ES LA“ TOXICOLOGIA Y COMO SE DIVIDE. Dice Orfila que la Toxicologia es la ciencia de tos venenos (4). Esta de- ion tiene en su abono la brevedad, pero-es incompleta, no mas que uioa parte do la ciencia ; es la traduccict literal de las palabras griegas foricon veneno, logos discurso. La toxicologia, gin embargo, trata de algo mas que’ de los venenos ; trata tembien del envenenamiento, 6 por lo menos debe tratar de él, y & la verdad, cabe alguna diferencia entre uno y otro tra~ tado. Com esta definicion no es posible dividir In toxicologia, porque tan solo tiene un aspecto ; el de las sustancias venenosas consideradas cada una de por El estudio’ de cada veneno en particular es un estudio analitico, y esto no busta para hacer aplicaciones al cuerpo humano, menos aun para ilustrar 4 los tuibanales en la administracion de la justicia. Al estudio particular de cada ve- tea0, al estudio analitico, hay qué atiadir el general, el sintético. La doble tcala del canciller de Inglaterra es aqui de rigurose aplicacion. L.os mismos tnioros que dan una definicion tan facbnica comprenden bajo la vou toxieotoe gia partes,-que, en cierto odd, se salen de ta esfora particular de los venenos, rtes de aplicacion general, y' por lo tanto justifican con su propio procedgr fs observaciones quo tontra su defnicion vainos haciendo. Anglada, que ca ato deellos, no ha escrito una palabra’relativa al estadio particular de los venenos. ° Orfla, Devergie, etc., ademas del estudio analitico 6 particular, han diluci- dado de un mois general varias cucstiones. . Puesto que la toxicologia debe abrazar & Ia vez lo general y lo partioulars Puesto que en su definicion debe traslucirso la estension y objeto que dicha Ciencia tiedie yo creo que debe sustituirse & la de fos'autores la siguiente defi- Bicion de la’ téxicologia. Bs Ia etenoia que ‘trute dela intowicacion y de las sustancias que le producen. 5 Esta definicion, aunqué un poco mas larga que la de los autores, 66 mas camplida’, porque pasla ges ae ffir 1 pelo,-A las alteracionas davlos —- CAPITULO PRIMERO. FAGEOLOGIA DR LA INTOXICACION. — De los puntos mas importontes que la fisiologia de la intowicacion ; ‘comprende. He dicho que por .fsiologia de la intoxicacion entiendo aquella parte de la texiodlogia general que trata de.la accion de los veaenos sobre la economia hu- mana, y de-todas Jas-ousstiones Ssiologices relativas a esa accion. ‘eta parte de la taxicologia es importantisima, porque en ella descansa In doctring, de ella.emanan los principios filoséficos que han de dominar en el reato.de.la obra. Desde las primeras plumadas que se dan en la fisiologia, se revela la bai era cientifica del autor; su modo de considerar la accion de los venenos, dev cide de su doctrina. 0 se Je verd vitalista partidario de las fueraas vials y de lag acciones dindmicas, 6 bien antagonista de estas fuerzas y amigo de acciones Yreacciones quimicas entre las sustancias venenosas y los principios constitu livos‘de Ia sangre y de los érganos del cuerpo humano. Tal vez participe de los ths sistemas, tratando de conciliarlos, y buscando un maridage que, 4 pesar de tados los esfuerzos del ingenio, no se puede conseguir. Nosotros, que hemos creido compreder toda 1a importancia y trascendencia dela fisiologia toxicolégica, y lo intimamente enlazada que esta con las prin- Gipales cuestiones de la medicina, no perdonaremos media alguno de darle toda lalatitud.compatible con la-estension de este compendio , y nos esforzaremos cuanto podamos para que ese zécalo de la ciencia tenga la firmeza necesaria. Con al objeta ,.pues,, detratar de todos los puntos capitaies que han de ser- ir de base y de promisa jpara las demés partes, y sobre todo para la terapéu- ica y:filosofia de s.iatoxioacion, vamos é indicar aqui sumariamente los puntos ub Constitwirdn la matoria de este capitulo, 6 lo que es lo mismo, la fsiologia Ja iotoxioacior 4. Qué se entiende por veneno. . 2 Qué diferencia hay entro exte, el medicamenta, e! alimanta, el aniasma yal virus. 3. indo debe tamarse jintoxicacion, cudndo envenenamiento el efecto prodacido,por.1os'venenes. . *-Cudntas {armas de intoxicacion hey. qné cantidad se:hacen Jas sustaacias venenosas. (a cagntos estados pueden darse los xanenos. Por-codntas vies pueden introducirse en el cuerpo humano 6 vivo. = 8.2'Dué relopion bey:bntre 4a absorcion y Ja solubilided do las venenos. “8 Godlee son ls absorbidos, = “40. Por-dénde se verifica la-absoreion con mas rapidea. 44. Qué influonaie.qjaroen los inervios en la ebeoncion de los venanos. 4%, Por qué érganos pasan Jos venenos absorbidos. AB. A-qa6idrgacios ven-fpaner los vetenos ebsotbides. ‘Cémne won abdorbidos:los veaenos, iategrams deacempwedtos. ene i —B— 46. xPueden hacerse combinaciones de sustancias medicinales.en el estémago que sean yenenosas? ~ 47.-Cémo obran los venenos, de.un modo qplmico 4 dinémico. 48, gNecesiten los venenos, para dbrar, ser:absotbidos? 49, {Es igual el modo de obrar de los venenos? 20. {Hay circunstancias capaces-de.modificar. la-acoion-de los Yenenos? - 24. {Pueden clasificarse los venenos? Cudl es su mejor clasificacion? 33. 4Qué medios hay mas conducentes para estudiar la aocion de-1os"ve- nenos : : ‘Tales son los puntos principales que me propongo discutir en la fisiologia de Ja idtoxicacion. En cada. uno de ellos va envuelta una é thas cuestiones queen Jusptdctica se hacen médico-legates, necesitando los juéces y magistrados ta dilucidacion de esos puntos para averiguar si ha habido-6 no‘intoxitacion &: ‘venenamiento. De lo que ea esta parte espongamos surgirén vonsecueti tas y aplicaciones couvenientes& ciertos problemas judiciales que. rec dictdmnen de los peritos. Vamos, pues 4 tralar de cada uno de estos punto érden con que log hemos espuesto. wend on ARTICULO PRIMERO. - are DEL. VENENO ¥ SUS CARAGTENES DIFERENCIALES, DE %,A INTOXICACION. Y DE SUS FORMAS. Dns = $l: Qué ‘se entiende ‘por veneno. ‘- Bota cuestion es importantisima,, tanto-bajo el punto de vista legal cottio baj €l fisioligico. we ee be att Eo el cédigo perl vigente en Espaiis, hay un articulo, el 333; que habla'de Jas-penas en que incurre el homicida, cuando perpetra el-crimen por-medio dé ‘un veneno , lo cual agrava la entidad del hecho: mas este eddigo no dive lo que se eotiende por veneno. Cuando oourré un homicidio’petpetrado pot’ medio’ de una sustancia venenosa, el juez se informa consultando 4'lds-facultativoe, gpieneeson los que le declaran si la sustancia empleada y #'la que'se wtibuye el homicidio es un veneno. we w % . No solamente no tenemos ninguna guia en el cédigo penal vigente pata sa- ber lo que es veneno, sino que tambien nos falta,-siquiera' consultemos: los Cédigos antiguos y las obras de procedimientos 6 de jarispradentia prictied. -'. En la ley VIf, tit. 3, part. 7.8, se-leen estas palabras:' «Fisido d'especiero 6 * otro home cualquier que vendiere 4 sabiéndas yerbas:\ pohzones'& algun home quo los comprare con entencion de matar & otri :-6 que los- mostrase'é cono- cer-é 4 destemprar 6 dar por que mate 4 otri con elias, tambien et voriprador como el vendedor, et que las mostrd como lus diese, deben haber peve de ho- mecida por ende, maguer el que las compré non pudo-cumplit lo qué -euldaba, orque se le non aguis6. Et si por ventara matase. con otlas, estonoe -e¥ mufa- for debe morir ideshonradamente, ‘echéndolo 4 leones 6% canes'd-& otras -bés- tias que lo maten.» 7p eat set red wet Las voces yerbas 6 ponionés son las “inicas que pueden.referirsé ak ¥e- neno. En los tiempos del rey -Alonso el: Sabio, ‘dar -yerbas &-unos; digati- caba ‘enverienarle. Esta lociacion -so encuentra en obras de tiempos tas tér- canos 4 nosotros, y:hasta -alginds poetas’ contempordnecs: que*hermiosead 2 -We 8 bitiphsiciones con palsbras y frases do sabor dnticuado, se 6 Wei én cuando de femefte Tocution. El aventojado pocta ATolas dice (A) Mas Sancha que so indigné Por la oposicion que hacia, Comiendo con él un dia Didle yerbas ; lo maté. Bien sé comprénde que en nuestros dias, i sobre todo en una ley, esta frase to puede ser empleada. Hay que sustituirla la de veneno, y espresar terminan- fetnente fo que se entienda por tal. ‘i, en’ vez de las Partidas, axaminamos algunas leyes de la Novisima Recopi- ‘nos sera posible deducir 10 qué entienden ouestros legisla tes por deneno, puesto quo dichas leyes mas bi irigen 4 prevenir intoxi- ‘ationes involunt debidas 4 infracciones aé higiene publica. Cuanto contie- ten los articnlos de la 7.4, tit, 69, lib. VIt dela Novisima Reco- pilition , no trata mas que del modo como deben conrervarse los utensilios de ‘Gértas tiéndas y ciertos comestibles en el estado de salubridad debida. Para ver si los autores que ban comentado nuestras leyes arr alguna nz sobre este particular, he registrado la obra de Febrero, reformado por los teSores Goyena, Aguirre, Montalban y Carabantes y en vez de luz no he Folido encontrar mas que tinieblas, no para los profesores del arte de curar, sino para los sbogados que tantas ventajas reportan por otro lado de dicha obra. Un opdculo publicado por auestro compstriota D Domingo Vidal, en 4783, sido la fuente donde han bebido dichos sefiores para dar sabor cientifico 4 s cedimientos relativos tos envenenamientos. Basta la sola fecha del opiscu- concebir cudn fuera de lugar ntos que de él se hayan tomado. La toxicologia es una ciencia nueva desarrollada en el siglo xrxz 00 es por cierto una produccion como la de Vidal, 4 la que debe consultarse Para poner 4 los jueces y abogados al corriente de la ciencia en esta parte. Ea el cédigo penal francés, art. 304 , se dice : «que serd calificado de env penamiento todo atentado contra la vida de un sugeto, por medio de sustancias que puedan cousar la muerte mas é menos prontamente, de cualquier modo que se hayan empleado estas sustancias, y cualesquiera que hayan sido sus Einsecaenciss-» Nos alegramos de que nuestros legisledores no hayan imitado eneesto al cédigo francés. La ciencia, como en otras cuestiones médico-legales, es en la presente la qué debe servir de guia al legislador; lo que los toxicélogos entiendan por vene= 40, eso deberd entender el legislador por tal. Esto es decir, pues, que no de~ bemos buscar ni en los cédigos, ni en las obras de jurisprudencia practice , sino en las médicas, lo que ha de entenderse por veneno. aciadamente nuestros autores no estén de acuerdo en esa definicion. Wahon, Foderé, Anglada, Devergie , Orfila, Galtier. etc., dan cada uno wna de- foicion diferente. Orfila dice en su Tratado de toxicologia general que por ve- Yeno debe entenderse toda sustancia que, tomada intertormente 6 aplicada de cualquier modo que sea sobre el cuerpo vivo, en pequefias désis, destruye ts salud 6 acaba enteramente con la vida. Devergie encuentra esta defivicion primero, porque no hace diferencia de las sustanciss que ol sion toda sustancia se aplica igualmente al cuerpo q de uh modo quimico y Bsiolégico que al mecénico; segondo, porque Ia’ ‘spretion cuerpo vivo es demasiado vaga, refiriéndose al hombre y 4 cuantos ) Poesias caballorescas y oriebtales, p. 758. Te — 1 — cuerpos gozan de vida. Orfila, en su nueva edicign, uo'ha modificado la defini- cion det veneng, haciéndose cargo de las objeciones de Devergie, solo por 10 que toca a la espresion cuerpo vivo. «Uiia definicion, dice, no es’ buena real~ mente sino cuando abraza todos los casos. Lo que propone Devergie no abraz ria mas que un caso , mas que los venenos del hombre. » Tomando nosotros parte en esta cuestion , diremos que la definicion de Orfila no solo peca por no delerminar ta division de las sustoncias quimico-fisioléyicas de las mecéinicas , sino por no establecer diferencias eutre el veneno y los vi- rus como justameute lo hizo Frank y aceplé Anglada. Ep. cuanto al segunda, vicio que le nota Devergie, habiamos creido con este, siu suponer que no haya veuenos para los animales irracionales y para las plautas, Ledos cuerpos vivos, que, tratindose de una defiuicion del veneno que ha do servir de base pary upd ley, debia referirse la sustancia venenosa al hombre por la siguienfe ras, zou. La ley séfiala penas para el envenenamiento, y estas penas no pucden, ser iguales pura el que euvenena d.un hombre ,.un perro 6 une planta; Egat por qué hemos preferido un tiempo la deiinicion de Devergie , en li cual la sus- . tancia venenosa sglo se refiere al hombre. Sin embargo , no dejamos dé recono- cer & favor de Orfila que puede muy bien quedar cn la defiuicion del veneno la espresion cuerpo vivo, con la eval se comprenden todos los casus, y espresarse- en.la del envenenaniiento lus relativos al hombre . En la misma definicion so idvierte otra espresioa muy digoa de comentgrios antes de aceptarla. Aludo 4 las pequefias ddsis. 4 Qué quiere decirse con esto? Orfila indica que no puede fijarse de un modo exacto lo que és esa pequelta désis ¥ que no hay en ella nada de absoluto. Su mado de resolver esta cuestion no Satisfoce. Sin dnimo de querer sobrepujar en claridad y fijeza al ilustre decano de la facultad médica de Paris, séame permitido tentar ia dilucidacion de este importante punto. Todos los dias se administran on la prictica médica sustancias muy enérgi cas a pequelias désis : la morfina, el sulfuto de quinina, el bicloruro de mer- curio , el amoniaco . los arsenicales.,,c} acgite de crotontilio, el dcido hidrioci nico, etc., elc., son medicamentos 4 cuya accion se alribuye lacuracion 6 alivio de ciertos males. Estas sustancias, pues, no son venenosas a pesar de ser da- das & pequedas désis ; siguese de esto que esa frase de la definicion del veneno no tendra este sentido, no significaré ‘esas désis 4 que los médicos administran dichas sustancias, puetlo que se necesitan désis mayores para que maten..Si & tun facullativo le preguntasen. 4 qué désis es venenoso el bicloruro de mercurio, seguramente que 00 diria a 1a en que se dé como medicamento. Fuerza es, pues, referir el sentido de la espresion pequefias ddsis, a las en que esas sus- Aancias medicamentosas se hacen venenos. En este caso se dir&: 4 cémo se las, Nama pequetias désis cuando. cn realidad, y siempre con respecto & su accion, son grandes, exorbitantes? Se llamav pequefias ddsis , n0 con relacion a la cai tidad 4.que se da cada una de esas. sustancias, cuaudo se emplean como medi Camoptos, en cuyo caso son realmente graudes , sino con relacion 4 la cantida cay.que se administra 1a generalidad de sustancias, ya como medicogientos, ya.seimo.alimentos ordivarios. Acobemos de aclararlo.con ejemplos, * bo. gravo de dpio es la dosis 3 que se dé por lo comun & un adulio dicha, eu como tedicomenta; de cual & ocho grouos de dpio es ya una cone gschdi yp. exorbitante; & esta désig-el,dpio es yn vesieno para la genergli= ipsdvs sugetos. Pero esta roisma,contidad que relativamente af grano do, iman.gsnile,..e3 po orga coa resperto 4 la onza de cremor de tértaro,. § la aceite de sicino, i fa libra de pan’ y a} cuartillo de vino. Para que el cremor de tactaro, el aceite de ricino y otras sust que se dan d gargs 5 : 4 produjesen trastornas graves 6 la mucrte, seria iyrzoso darles cu Luotidades aorines , y aun asi no abrarian tal vez tau enérgicamente como las que x¢ lla man venenos, al paso que estas para que dejen de causar sus terribles efectos, ¢ indispensable administrarlas & dosis minimas 6 fraccionadas, Hay mas: en punto a cantidades de sustancias pucde uno establecer estos tres geadus : miuie mas, pequefias, grandes. A cantidades miuimas los mismos veneous dejan de serlo, sou medicamentos; los que para curar se dana cantidades grandes, son medicameutos poco enérgicas. De todos modos se deduce de lo espuesto que ‘cuando sq dice 3 pequefas désis se refiere el sentido de'la definicion & las cunti- dades en que se oman en Jo gencral los medicainewtos y alimeutos con respecla de los cuales, gn efecto, son pequclias lus en que se haven dufiosas 6 mortalea’ las sustancias cousideradas como venenas. ‘Aun pue ta bajo este punto de vista la cuestion no esta al abrigo de obje nes de cusntia. Por lo mismo. deseariamos que se sustiluyése usta espresiot pequeiia-désis con otra que vo dieso lugar 4 interpretaciones diversas. Yo creo quo 2e conseguiria este objeto diciendo d la ‘ddsis en que se emplee. Do este modo se fija el hecho, aun dejindole In variedad de los casos y circunstancias: se presenta un aso de euvenevamiento, se averigua la désis eu que se ha em- pleado la sustancia, y se ve si desta désis es 6 no habitualmente copaz de alte- tar la salud 6 de quitar la vida ; prescindiendo si es una désis grande, mediaua S pequeta @ minima, obsluta@relativa: En atencion, pues, & todas las con tideraciones que preceden , opino que deberia llamarse veueno: «Toda sustancia que aplicada al interior d al esterior del cuerpo vivo es, dla dosis en que se emplce, habitualmente capaz de quitar la vida é de alle- tar la salud , sin obrar mecdnicamente y sin reproducirse.» La'definicion que acabamus de dar es buena, porque realmente, el hecho que espresa no pertenece mes que a las eustancias venenosas. Ticae ademis la ventaja de no prejuzgor cuestion alguna, de wo comprometerse por ninguva doc- trina determinada sobre el modo de obrar de los venenos, puesto que prescinde de este modo de obrar, limitsndose & consigoar el hecho, al que mas bion des~ cribe que uo define, siquiera lo haga de un modo general 6 vago. Si nuestro cédigo hubiese de definir el veneno, como lo hace cl cédigo fran- cés, deberia adopter esta definicion ; porque en una ley conviene que el hecho se determine no solo de un mods claro, sino que eté fuera de las contiendas Cieotificas y al abrigo de'las variaciones de opinion. ‘Mas en una obra do toxicotogia, donde se quiera estoblecer una doctrina cien- liica, basada en el moda de obrar de lus sustancias venenosas, esa defini no basta; es necesario'espresar en ella, no los efectos del veneno, sino | twfaleza de su accion. Bl estado actual de concvimicntos y los progresos cada dia mos notables de laquimica orgénica ya nos permiten asprer 4 mae que a ser puremente des- triptivos en la definicion del veneno; ya podemos dlerla, espresando en ella dequé manera alteran profundamente 1a salud §quitan la vida las sustancias que pertenecen 4 esa clase de cuerpos. Hoy dia no puede dudarse, por lo menos respecto de muchos, que'los vene= 208 entran en combinacion quimica con los principios constitutivos de los séli- y liquidos del cuerpé humano, ‘que unos coagulan la sangre, que otros la liquefian , que otros le impiden sus combinaciones con el oxigeoo; que le alte- . Tan; ea fia, Ing condiciones, fisiolégicas , por Jas cuales se presta é las variadas ombinaciones y metamérfsis naturales, para suri 4 todos los drganos y tex sides, y dar Lugar 4 Ja formacion de todos los produotos y actos dela vida, A proporctod quel quldiica avanza, que los esperitnehtos.se ‘Ns —a— ‘estienden , ese modo de considerar los veneoos queda mas confirmado, y es de esperar que lo que hoy no ofrece duda respecto de algunas sustancias venene= 35, tampoco la ofreceré respecto de otras, cuyo modo de obrar es todavia pare osotros empirico. Por lo mismo hay ya algunos autores que definen el veneno de un modo mey diferente do 1o que se habia hecho hasta aqui. Liebig , en la Introduceion & su Quimica orgdnica, donde trata con tan ta lucides de las reacciones quimicas ejercidas por los productos del reino or- idera los renenos'como lo acahamos de géuico y de la quimica viviente, consi indicar. Segun este autor, deben llamarse venenos los cuerpos que, puestos en contacto con los tejidos 6 sus principios constituyentes, tienen la focultad de combinarse con ellus, vencicndo 1a fuerza vital y produciendo alteraciones ea los actos de la vida. De {al manera mira este autor como caracterfstico del veneno la accion qui- nice, que no dé aquelecalificacion, rigorosamente hablando, 4 los ebusticos por cuanto obran 4 la manera del fuego 6 del instrumento cortante,, esto destruyendo. Galtier dice, que por veneno debe entenderse todo cuerpo que, #' consecuen- cia de su accion quimico-dindmica local, y sobre todo de ‘su absorcion, puede dar lugar 4 desérdenes orginicos 6 funcionales 6 mortales. Eduardo Robin considera como venenos todas las sustancias quo se oponen & Ja combustion lenta 6 é la accion del oxigeno himedo sobre los elementos pro- ‘6icos de la sangre. De los escritos de Mialhe se deduce claramente, que los venenos lo son por su accion quimica, No habia de serme dificil acumular aqui definiciones del veneno por el esti- lo, tomadas dv los quimicos modernos. No tardarén los toxicélogos en seguirlos, y dia llegard en que ninguno dejeré de definir los venenos de e Yo, que participo de estas ideas, que tengo ya manifestada mi o que es a vida y cémo se realizan sus actos (1), considera los venence como agentes quimicos que, entrando en combinacion con los principios de la sangre J,d8 08 tfidos, dan lugar 4 la formacion do cuerpos 6 productos anormales, altos do ins condiciones fisiolégicas dcbidas; de lo cual han de seguirse forzo- samente alteraciones mas 6 menos profundas eo la salud, alleraciones que comprenden y esplican claramente por Jos efectos quimicos de esas sustan ‘venenosas. Si los efectos de algunas quedan todavia por esplicar, es preoisamen te porque todavia no 96 conoce bien la accion quimica que ejercen 6 el modo como !a ejercen. Por lo tanto, yo definiré el veneno de esta manera: ‘Yeneng es todo cuerpo que, puesto en contacto con los principios constituti- ‘vos de los tejidos 6 de la sangre, se combina con ellos y forma combinaciones que trastornon é imposibilitan las funciones. No me Importa que se diga que los miasmas y virus he jue tambien son sustancias venenosas, en el rigor de Ia p son especies, venenos, y verdaderas intoxicacioues lo que producen, aunque especiales tambien , debidae igualmente 4 una accion quimica. Siquiera haya diferencias, Jas que espondré dentro de poco , no por eso hay razon para negerles el caréo= ‘ter’ genérico de venencs: otro tanto; por- ast eats, site de ie homoopotta, ome Hs, todas las Ictipnes dedlenda al ésta= -3— desarrollo; mas ya la esplanarémos en su lugar, on especial cuando tratemos del modo de obrar de los-vevenos ; entonces verémos con cudnto fundamente procedemos de este mod lta. puss. de lo dicho, que el veneno puede definirse de dos maneras, empirica y racionslmente, La definicion empirica no prejuzga ninguna cues- tion, y 3e limita 4 trazar de un modo muy general los efectos de la sustancia que lleva ese nombre, al puso que la racional ya consigna una dociriua, ol odo de obrar de esas austancias, y define por Yo tanto la ndtoraleza de” au accion. Podemos aiiadir , que la primera se refiere & los efectos sintométicos 6 se cundarios, y la segunda los quimioos 6 primitivos. Puesto, puer, que hemos visto lo que es veneno,, pasemos a establecer las di- ereacias que bay entre él y el medicamento,, el alimento, el miasma y ol virus. $1 Caractéres diferenciales del veneno. Cuando no se apela 4 la quimica para esplicar las diferen ‘re el veneno, el medicamento, el alimento, los miasmas y los virus, es de todo punto imposible trazarlas de una manera Lerminante y esplicita, y cuantos lo prelenden se pierden co una multitud de inexactitudes y vaguedndes. Jamds se ‘ircuuscriben los limites, ni se marcan netamente las verdaderas diferencias. Hay muchas sustaucias que son 3 la vez venenos y medicamentos ; la mates ria médica utiliza casi todas las sustoncias t6xicas; hay alimentos dados como medicamentos. La cantidad sirve de base para diferencior un mismo cuerpo, gata tenerle por medicamento 8 veneno, ¥ en machas ocasiones noes tanto le ‘antidad como el estado en qué se halla’ cl sugeto. Respecto de los iniasmas y los virus, la procedencia se esplota para la dife- reucia, y lo dnico que pucde distinguir los ultimos es su virtud reproductiva. Apelando a la quimica, definiendo el veneno, como lo hemos hecho, con re- facion & su modo de obrar, las diferencias resallan de un modo mas termi- auto, y permiten deviindar de una manera mas fija la categoria de cada ‘cuerpo 6 sustaucia. Por mas que pretendan lo contrario los vitalistas, no es posible negar que, tanto los principios constitutivos de los tejidos. como los de los bumores, y en ‘special la sangre, man ntial fecundo del cual so surten todos los érganos para su nutricion y la elaboracion de sus productos, se prestan a ciertas afinidades, & tiertas acciones y reaccivues, las que, consistieudo en composicion y descompo= sicion de cuerpos, en metamérfosis de principios inmediatos, son de naturaleza quimica, siquiera se e ectien bajo la influencia de lo que los vitalistas laan Cida, fuer sas vilales , dinaguismo vital, 6 cualquier otro nombre con que es~ Presen lo que preside los actos de la organizacion; influencia que desconocemos 0 su oaturaleza intima. Las leyes de la orgai que caben en- icion animal han establecido esas acriones y renccio- 8, como condicion sine qua non.de la vida y la salud, y siempre que hay alteraciones en ellas. 6 nu Se efectian como es debido, la salud se perturba , la Vida se suspende 6 acaba. La sangre, por lo mismo que ha de surtir todos los érganos, que de el ban de salir todos los productos del cuerpo humano, es un compuesto comple- Xisimo, cuyos factores.tienen entre si poca afinidad, y su conjunto poca fuerza Quimica dominadora : hé aqui por qué cualquier agente la modifica y alters, bee ‘Ghodole suirir trasformaciunes trascendentales. — 8s Esto’sentado , s0’dejd concebir cémo todo cuerpo do alguna accion quimica, ‘que se ponga en contacto con los principios constitutivos de los tejidos y la sangre, la han de ejercer y producir diversos cfectés, tanto quimicos como ‘fisiolégicos , ségun.ta taturaleza y cantidad de'esos cuerpos y el estado de la “organizacion. 5 jgxumiendo todos esos'casos en los grupos mas sintéticos, podemos decir que ‘4 consecuencia de gee contacto con cuerpus que se introduren en nuestra eco- nomia, se verifican combitiaciones contrarias & las leyes fisioldgicas 6 4 las’ fun- ciones orgénicas, y combinaciones favorables, apropiadas la nutricion. *, Siempre que el agente quimico no es asimilable, esti dotado de una fuerza quimica superior al de los principios tonstitutivos de los tejidos y de los hamo- es del cuetpo humano, v forma combinaciones anormales que quitan & los s6- idos y liquidos sus condiciones fisioldgicas, hay un efecto contrario & la conser~ vacion de la salud y de la vida. Todo lo contrario sucede cuando esos cuerpos son asimilables 6 tienen poce fuerza quimica , incapaz de vencer Ia de los principios de la economia animal; en estos casos las combinaciones que resuitan son favorables & la ‘A la primera clase de esos cuerpos corresponden los de compo: 6 los simples; a la segunda los de composicion complexa. Los cuerpos simples, ‘los binarios y hasta los ternarins del reino mineral , tie- nen por punto general gran fuerza quimica , grande aptitud & combinarse, 4 provocar descomposiciones en los cuerpos con los que se ponen en contacto. 4Quién no sabe que'es notable esa fuerza en tos cuerpos simples que ocupan los ‘estremos de la linea en que estén colocddos por su electricidad? ,Quién no sabe J8 facilidad con que se oxidan los metales, la afinidad del cloro, iodo, bromo, ete. Ja de los éxidgs y dcidos? ,Quién no sabe, en fin, que 4 proporcion que entran mas factores en un compuesto, deja este de ejercer su actividad quimica, pres- ‘séndose 4 la accion de otros cuerpos de composicion mas sencilla para descom- ponerse 6 metamorfo:earse? Id poniendg en contacto de los tejidos vivos y de ta sangre los diversos cuer- os de los tres reinos, y vereis cmo Ia ley qué preside 4 sus acciones y reac- ‘ciones no lus abandona nunca. En la organizacion no hay cuerpos simples , sus Principios son todos compuestos y complexos; sujeta 4 un incesante movi- miento de composicion y descomposicion, era necesario que ast fueve; de lo ontrariv no hubieran podido llenarse sus fines: los principios protéicos quo tienen mas metamérfosis, presentan mas 6 menos fijeza de composicion, segun Tas partes que conslituyen : Ia tinos lelzados, por casi igual razon destinados lodavia & digetir, en experial el duo~ deno, si 800 anas alisorbentes que el estémago, to son mucho menos que los esos. y xdbre todoel recto, donde ta absorcion se manifiesto cou rapider, ue a do las diferencias del_veneno. io haw hecho varios experimentos en perros para saber punto fijo si esta fundada la opinion de algunos pricticos sobre la mayor ra ‘dez de absorcion por el estomago que por el reete. El resaltado he sido Sevora- ble a este; siempre ha tardado el veneno algunos minutos mas en ser absorbide por el extémayo, 5 i 1Fg0, e8 necesario no perder de vista que muchas veces la rapides de absorcion se tema por la de la accion del veaeno, y como ee deja compren- ex esto sicmpre es preciso no olvidar que hay vene- facilmente absorbidos por unas vias que otras , dependa de las condiciones de estas, sino de las combinaciones que esperimentan en uves pun- tos y en otros en que lo: vuclven may 6 menos solubles. Cuando hablemos de las circunstancius que modifican la accion de lee ve- nenos, nos harémos cargo de esto, Bl lejido celular, otra de las tres vias de introduccion de venenos, es de loo -épidamente absorben. Sin embargo. hay que nolar aqui le que yo lle- cada en otra parte. Loe autores, en mi conct plo, incnrren en un error, cuando deducen la grande actividad de la absorcion del vejido celwlar por {a rapides dy accion de lox venenos con que han hecho los ensayus. Abonado y muy abonado es et Lejido celular para absorber; u0 le niegos pero todo lo que ie sea el tiempo que tarda un veneno en pasar & la masa du le son- gre 6 en desaparecer de aquel , 00 es dato légico pera deducir la rapidez de absorcion de este tejido. Nétese que para hacer ensayos en el tejido celular, 90 ¢s como en Ip piel provista de epidermis, ni como en las vias 6 aberturas vaturules tapizadas de mucosas; hay que hacer soluciones de coutinuidad ; hay, de eonsiguiente, I de vasos , paso directo del veneno é la masa de lu sangre, por lo ine nada de estrafio'la rapidez de le intoxicacio Que no <0 cilen , pues, como argumentos pricticos de rapidex abeorbente los efectos de las flechas emponzofindas, ni de las deporiciones de veneaos en esas solucioues de coutinuidad , porque la ponz.iia se pone en coutacto con la san- gre, antes que la absorcion se verifique al través de lox tejidos y peredes de los vasos inlegros, 4 lo cual yno a la mayor absorcion , ex debida la diferencia. ‘Tambien hublau los autores de difereacias de absorcion, segun los puntoe det ‘tejido celular donde re ingiere el veneno. Orfila ha hecho encayos con el dcido arseaiure y el sublimado corrosivo, depuestos en el lejido celular, en el muslo tt gorse de lo perros: y ai ha visto que renpecto del dcido‘arsentos no ay diferencia , la hay respecto de| sublimado oorrosivo, En primer lugar, digdenos 4 429 que tembies. sc fundan las diferencias en los decter shel wewemp mie menos pronto desarroliados; y ea vegundo tugar, eso seesp'ion mejer que par mayor 6 menor facilidad de eens hecorar anes & menes:sebibies les venenos segum el punto en que se ingieren. Abate 4 quiew debwons grandes rnagos de lur acerca de 42 absarrion de be ensdicementos y vontuos, igualmente que acerca de Ix accion quimica de estas sustancias en la economia animal. explica de un modo tan xencillo como tancto ln razon de esas diferracias obser vadas por Orfiln Exo no depende de yee el tujido othadar det dorso absorba menos que el del musta. com ya to in- ‘la cvimyunn ddereucia dada por el écido ar-enioso. mientras que’ la dé et sublimado cotrovivo. Bex sale bata pura comprender que la causa até en otre hecho, an «1 enal wo se habian fijado hasta aqui tos fisidlogos y toxicd'ogos, por no dar Ia parte que le corresponde 4 la quimica en le produccion de los fe virewos fiioldvieon. Sielécido ureenioso mata en tres 4 cuatro hores 4 un perro, deponiéndole @ el tegafo celular del dorso igualmente que en el det inusio, en tanto que ef sblinado corrosieo lo hace de quince 4 veinte y cuatre horasen el del musto, Yde seis d siete dias en el dorsal. es porque ef dcido arsenioso no coagula, ¥ oomeiguiceite ne pirrde su sulubilidad y avanza siempre hicia el torrente do hcircolacion . é donde flees prowto, micutras que el rablimado corrosive ex de ks cengulantes; su efecto local 3 formar una combinacion insoluble y wna pecie de escara, de la cual no puede trasladarse & In masa de la xangre hasta {que los eloruros alcalinaa de ki economia le din otra vez solubyidad formendo wcloro-hydrargirato. Tudo el tiempo que exos clorutos tardan en disulver la cmposicion de inercerio y albimina que se ba formado en el tuzar de da depo- ‘icin , tarda 1a absorcion del venento; hé aqui por qué mata metios pronto que dicide nrsenioso, que no necesita de esa preparacion. Respeeto de Ia diferrucia relativa al bicloruro de mercurio puesto en el tejide telulur det dorso y en el del musto, diré . como tan oportunamente lo indicu Mia he, que 49 ¢érculicion es mucho menos activa en-cl dorso que enel muta, dunde abundan los varos da toda expecie: por lo tanto, en este bay mas farilidnd de (ve fos cloruras aleolinos. mas abundantes, Urasforinen mas rronto el eoagulo encloro-hydrargirato , volviéndole soluble. y por to tanto mus absorbible. ‘Vése, pues, cémo ef tejido celular viene 4 ser aqui de todo punty estraiio & as diferenrins de abs. rcien . que wn vitalista Hamoria anomnabas. En les adluciones de continvidad hay. ademas del tejdo celular, otros tejidax qve tantbicse absorhew. Si penetra en una cavidad donde haya membranas se- Tsa8. estas abrorben, y de un modo tan pronto como el mismo tejido ce- lular, y mucho mas que cl estémago, si es licito deducirio Ge ciertos esperi- mentos hechos por Christisson, el cual depuso 420 gramos de una solucion de dcido oxalico en ta cavidad peritoneal, y habiendo muerto el animal 4 los Galorce minutes, ya oe se encontré en el punto de la ingation del veneno ‘as que cuatro ramos de la disolucion. Otro esperimento ee hizo con aceite fosforado,, inyecténdole en Ia pleura y el Prriténens & les dos ermutes, ef aire que etpirnba el animal era scente, Los mdzen tos absorben como les dems tejidos . aungue poco, Peatana dice que el veneno de la vibora no hace max que inflamarlos, Sin embargo. de eso ‘eho ne puede deducitee que otros venenos no “esperimenten en ese tejido su Las pareden de tes .vasos venotos y arteriales absorben igualmente; mucho. ‘ais tvs de fon primeras que ts de los seguiides. : No me refiero 4 la inyeccion del veneno en el interior dq extn waves , vome —%6— erradamente lo haved algunos autores para darnos & compeender: la rapider do accion de eds tejidos, puesto que ¢s0 no.es absorcionS es paso directo & 4a masa dela sangre, y los efectos. rapidos del veneno sop debidos:é su inme- diato contacto con ese humor. Ni-se necesita que seant venenoses las sustanciasy ni t6xicas sus contidades para que, introducidas directamente en las venes 6 arterias,-maten al sugeto6 al animal, 6 8 le trastonne. profundamente ox salud. . ~ : Los neroios , el cerebelo y cerelro absorbeo poco los venenos; por 1d menos, asi lo dicen los autores , y scago no Jo dicen bien , pues que deducen la absor- ion de los efectos del veneno, nulos 4 casi:nulos cuando se deponen ditecta- mente en dichos tejidos, al paso que absorbidos per otroé y pasados asi al tor- ronte: circulatorio, son sumamente activos. Asi sucede, par ejemplo, con las estrigneasy sales de morfina , dcido prasico y otros, wet : Para mi, eso lo que prueba es que, puestos ente sobre lok nervios; no alteran a sangre como cuando se deponen en otros tes, al través de as ‘cuales pasin 4 ella, y como la accion depende de las alteraciones que hacen sufrir #:dicho liquido , de-aqui la diferencia de los efectos. Mas eso nada t que ver con-la absorcion. Mejor lo prueba lb alteracion que esperimenta el tejido nervioso y la masa en- ‘eefilica con la imbibicion de-los venenes, como sucede con el alcohol, por ejemplo, que coagula el liquido-de los tubos de la sustancia cerebral, por-lo menos en los ensayos hechos sobre esa sustanci. Los tendones , las aponsurosis y los huesos, tejidos poco: llenos de vasoay son de los que menos absorben. De lo que vieue espuesto resulta que, aunque absolutamente hablando , todos Jos tejidos absorben, no lo hacen todos de igual‘modo en punto 4 rapidez. Los mas vasculares y menos tupidos den, en igualdad de-las demds circunstancias, mas libre paso & las disoluciones de los vencnos. Si tratamos de colocarios a tenor de su-mayor rapidez de absoreion indepen diente dé la accion-del veneno, podrémos hacerlo de la manera sigaiente : Paredes vasculares, tejido cclular, serosas, mucosas, piel desouda de-epider- mis, ulcerada . formando en ultima escala los misculos, nervios, sustancia encelfilica, tendones, aponeurosis y huesos. ‘ ‘Téngase,, sin embargo, presente, lo que lievamos diebo de la influencia en la rapidez de otros casos independientes del tejida, como ciertos. fendmenos ‘que se verifican en el punto donde el veneno se depone, los que modifican mas 6 menos su accion v eu paso, y el sbodo do conduciree las sustancias oon fos prin- Cipios constitutivos del érgano con el cual se ponen eu contacto. : SIV. ” Dela influencia-de los nervios en la absoreion de los venenos. Acabamos de ver que los-nervios, igualmente que la masa encefilica, ab- aorben poco, y que, depuestas.directamente en ellos. las sustancias venenosas, tienen poca’accion, ‘por no decir ninguna. Cuando tratemos de la acaion de-los -revenos lo verémos todavia con mas datos. nee Bsto solo ya puede daraos una idea de lo poco que han de influir los nervies en la absorcion, tanto mas, cuanto que tambien hemos de ver que este fend- ‘meao fisiolégico no viene & ser al fin y al cabo mas quo una imbibicion . 6 un he- cho endosmésico, que es como si dijéramos uu hecha.fisico -en.cl que intervie -nen las afinidedes quimicas.’ + I -%— hecho de que absorben todos los tejidos ya lo prueba, porque si fuera un acto funcional, estaria reservado a solo un tejido, a solo ctertos r~ 08, puesto quo es oa ley terminante que cada funcion particular tiene tam- 20s Grgatoe prtienlares pare desempetaris. Los nervios cefebralesy los’ medalares estan destinedos, al movimiento los wos, los otros ai Je sensibilidad generat 6 particular; en cuanto a los del gran smpatico 6 geoglioneles , lo estén & presidir las funciones de nutricion 6 de la vida orgéniea. Légico es, pues, considerar que los nefvios no han de influir mucho, por no decir nada , en la absorcion de los tejidos , pucsto que esta nada ticne que ver con la fancion 1 de aquellos. Sensible 6 insensible la parte, con movi- niento 6 sin sorcion se efectia, Varios fisiélogos han hecho esperimen- tos en esto sentido, y mientras que no han podido ver efecto alguno del paso eos venenos 4 la sangre cuendo han obrado sobre ios nervios, los han visto rpidos , & pesar de haber cortado los nervios y-de aistor las poredes nerviosas- 4 todo otro tejido. ‘Cuando hablemos del modo de obrar de los venenos, citarémos varios de titos esperimentos. ‘Los movimientos y la sensibilidad de un érgaco podran influir mas 6 menos. YEiempre de un moda indirect, como cirouiatanciaactesorias peo jada po- tomarse como agentes-directos de la absorcion , en especial siendo, como. ya lobemos indicado, este fendmeno fisico. Esto es lo que podemos decir respecto de los nervios en general. En cuanto 4 ciertos nervios partculares, le opinion se halla algo divi Laabeorcion del estémago, por unos es dependiente de la accion do los neumo- istricos; otros la conceden poca influencia, otros, en fin, ninguna. "Dupuy y Brachet dicen que ka seccion de dichos nerviog suspende la absor- con estomacal. Bernard afirma que la seccion de estos net vios 9] no solo Insenssidad y motimiento del estomago, sino que detiene la produccion del + Longet, Coindet y Christisson aseguran que dicha seccion re~ por el ostémago. Por iltimo, Nysten, Brodie, Muller y Panizza dicen que no tiene influencia alguna semejante soccion, y que ta absorcion se efectia del propio modo por tlestimago, ya estén, ya no estcn cortodos los nervios neumogé-tricos. Bouley (hijo) inyecté 32 gramos de estracto de nuez vomica, diluido en 2 de~ Glitros de agua , én el estémago de un caballo por un agujero practicado en el ‘sifago. Hubo siotomas de intoxicacion al euarto de hora. El caballo murié ala hora y media. Repitié el experimento en otro , al cual corté los neumogistricos Javispera , estaba en ayunas , y sin embargo, mas de treiata horas despues deesto. ef animal no did seal ninguna de intoxicacion. Le mataron , recogie- tan el liquido que tenia en el estémago, so did un perro, y este animal murié ‘los seinte y cinco minutos. En otro. esperimento dej6 tambien intactos los vagos, ligé el piloro y no habo ningun efecto toxico por espacio de cuarenta y ocho horas; desaté el pi- loro, y el caballo sucumbid ai los veinte y cinco minutos, con convulsiones. _De todos estos esperimentos, ooncluyé Bouley que la seccion de.dichos ner= vias parali2a el estémago, el cual no puede contracrse pora echar el veneno cia los intestinos delgados’, que son los verdaderos. absorbentes en Jos ru- Riantes, Berard admite el hecho, peso lo esptica de otro modo, y dice. que e! estimago eos rumiantes no es igual al dok hombre y el perro, puesto queel de eatos -w— tiene wne ahsoreion mas acliva, al paso quae ex anywaiinm ma saat ot ls tates tinos deigades, . erol, Beiuli.Tilaly Vela Je Turin, eperae las tagnienton do Bouley en caballus con cianuro polssico eu. lugar de la aver wéetiem. ¥. 08 om do a¢ liga el plloro, [0 sales abvorbide por el esloneigams pare yam circulgcion, reOuye aubre toa Tnevacv, Yee elewiunam, Grow porte por-este ewwalorio. Bi uso de cone esperiiestoey hebieade: dod Sruerte al caballo, balloron el veneno eu el estOraugo. eidones” vajige » sal de la vena porta y de las renales. En la de las venus eaves, yugulares, arteri Tenales, etc. io halluron nada. Eu otro caso,,.muerta el cabeilo ouarenta y ocho hweas dowpoes.deb manio.-el veneao paaé todo é-la orina, dy averte que no. pudreron bullae Biers {gua vestigo de di ni en el eslomngo ui en lo-restante del everpo (4). Berused, en apoyo de ev opinion, dice que, habioudo coriado low nervios gas trices & un perro alullo que estaby en ayunas, 6 mulroducido luego en su eats ago une dosis de emulsiua y media hora despues otra de arpigishians el perte mutté al cweto de bora con los sitomas de lu intoxicocion per ef Acide prdaie Co que so forme d la presencia de estas dos austan 10 hap aide que a= tee las descompongar Heclio el wisino esperimento en olro perro-al cual so Gejeroa intsetos dicbos nervios , 0 reaull6 mela , porgue Cl jwyo whirice dewcampuso fa vmul-ina, lo cwal co pudo suveder en el primer petro per iamper dirlo su produccion el nervio cortado (2,- En medi de esa diversidad de opiniones, de esos esperimentos cantradicto- riug 6 diversamente explicados. iué pensaremos nosstrost eal es ul verd Gero estado de lo cue-to0? glufluyen J uo los nervios newmoyssricos ew la a ‘Sor de low wenenos? 'Ye insisto ew las consideraciones que preceden é encabezan este parrafo. Los nervjus eh general uo estan de-tinados p absorber ni hacer que se obsorba: le abworcion no es un acto funcional : es hsico » y de consiguiente de las circuns- tancias 6 condiciones fisicas del teido ha de depender latabsorcion en ouauto-é: Ta porte que Lomau en ella los tejdos, Pero bay mnas _prescindiendo de este importante punto de doctsina , que al hablar del’ modo de obrar de los venenos eaplanareinos mas . lor hechos que hemos citado distan mucho de probar la influencia de los nervius vagos. Lo primero queso ocurrird & cuulquicra es la esuuves de esperimeulos y los pocosenenios tusayados, y en seguida la poca loyica do las conclusiones. La absorcion se deduce de los efectos téxicos principalmente , y no es este, en mt oncepto, el modo de buscar la influencia de los nersioe en 1a nbsorcion, Los esperimientos de Bouley tienen el defecto de ser bechos en enimales cuye sistema digestivo no ex igual al del hombre. Luexo entan destruidos por los te= aultados que obluvieron Peroling, Beruliy Trim’ y Vella; pues la absorcion 8 UE pesar de ligar el piloro, del mismo mado due cuando nose liga, tiquicts solu se hullase el veneno en los vasos de Ia veua, porte y &rgsooe Ges estos riegan. El cianuro de mercurio de que ee valieron es'do los que pesan de Fectamente al sistema de esa vena : asi, pues, no hubo nada de extraordinario. En los esperimentox practicados por’ Bouley, vemos efectos diferentes , so gun sigue 6 noe pro. vento now recerdn lo que. veremaa on ers porte fobre supresion de efectos’ iOxicos por otras ligaduras, lo que no podia sus ender la absorcion , porque esta ys se babia elecluedo. Be wn feukmooo que: tt) Galt itade de Toxicolegia ral, p. AS (8) Mlalbo; Feat deW'art do formeler, pog- ile —w— eas0 wo puede esplicarse sctualmente ue de fijo wo tione nada gee Mtrooet'absorcon, Ya be uicho varias"veces'goc una voce es ln boone, tira la accion del veoeno y sus maniiestaciones sintou: Lo uno es fisio~ ligica, 10 ebre fixie. Eequiorn no vepamos & punto fjo do qué menera prucedes lov vagen on las fuacones del estdmayo en todo; sus acts, bien podemos compronicr que Ine ci como fisicus del éryano, no han de ser las mismes "Tote asbom ‘Tedos sabennos la escropulosidad eon que los fisicos y quimicos preparan aus para que salgan bien swx operaciones, y solo esperan determinados tes cgando reunen las circunstancias que su realizacion exige. gCudutas veces no son difercates los resultsilos, poryue mo ee conocen todas las circus uncias mecesarios para determinado efecto’ Extos consideraciones son aplicables i los hechios de Bernard. El neumo-gés- twico preside 4 las (unciones del estémugo: gquién lo duda? Una de elias es ne gree jnge platricos si com Ia infuencis do los nervios, eesara Ia formacion ete jogo. Abora bien; si la preseaci: de ess jugo puede descomponer la emulsina, tomo en efecto lo hace todo acido, aque estraiiu es que en el estdmago intacto, tael que hay produccion de dicho yugo, Ia emulsiua y Ix amixdulion no dén gard la formacion de acido prisico ui exrncia de almendias amarges. como Jo hace em cuslquier punto que +e encuentran esos dos principios immediatus? 1Qu6 eateaiio es que i falta ese juzo, nu siendo alterada la emulsina , se verifi- {pela formacion Ue ese veneno? {Qué tiene que ver todo e80 con la absorcion? Si cortado el neumozistrico, sustiturs el jugo gastrico que deja de form: ‘an otro icido , glendreis intoxicacion? De seguro que no. Pues entoncex, ,qué pel represeuta la accion del uervio, ni ena absorcion, ui en le accion del Yeoeno? Ninguna. Concluyamos, pues, de las reflexiones que preceden, que no esfuerzo mas forge woo consdero aqu necesri qu los wervo: iuuyen, poo 6 nada em absorcion de los venenos, y que si al eve ejercer cierta influen fila ex indirectay debe atribuise ls es que modifica una sole: tion de cootinuidad. gv. De tos érganos por donde pasan los venenos absorbidos. Nadie ignora las acaloradas disputas que la absorcion ha provocado entre los fisidlogos ; las venas y los vasos linfiticos han dividide el campo, y han sido radas aqui las venas, alli lus linféticos, como los dnicos encargadox de Ja abwrcion, seguo lo que han arrojado los esperimentos hechos por las partes interesadas. Quien no ée informa nias que de los esperimeutox liechos por los Magendie, Enmert, Laurence. Coatis, Tiedemant, Gmelia y Westrum repro- duce fa opinion gue se profesaba antes del descubrimiento de Acelli (4623) wbre Los vasos liufiticos, las venas son las que absorbeu. Quien , al contrario, solo se hace cargo de las practicadus por Hunter y Ia Academia de Filadelfia, se obstioa en que los linfdticox son lus dinicos agentes de la absorcion. Adelon pone el caduceo entre lus combatientes , y para._no la envidia de 0, concede la facultad de absorber 4 un mismo tempo d los linféticns venas. Este espiritu conciliador y ecléctico es levado por los_ ii fisilogos, 6 sean los mas moderuos, hasta el punto de sfirmar que todos los — 8 — a el raciocinio, ni el sentimiento, deseo 6 aversion, y demas’fendmenos nee— ‘viosos 6 propios de los érganos cerebrales y sus dependencias , son esplicables por la fisica y la quimica, como tampoco 16 son por ninguna otra ciencia, in— lusa la misina psycologia, en especial la que desdetia para ello la Ssiologia = dra tratar de ellos como hechos, como revelaciones esteriores de la accion d= Jos érganos destinados 4 esas funciones; mas, darnos razon de como se realizam® esos hechos, su causa é razon ultima, nadie lo podra lograr. Hacer, por l<> tanto, de eso uns objeion para la cay Ia quimioa, es una impertingncia ri — cul, Para semejante impotencia 0 es menester acudir 4 los fendmenos fisiolégi — cos ni 4 los psyquicos. La misma fisica y quimica se hallan en igual caso- aQuién espica la existencia de la materia y da rozou de sus propiedades.eaen— Sales, y hasta de las accidentales? gQuién dird el.por qué de las propiedades del calérico, de la electricidad, de la luz, del oxigeno, del potasio, etc.? Quiém tha podido penetrar todavia en la naturaleza y esencia de los seres y los ‘cuerpos? Pues si esto sucede en todo, 34 qué salir con estas objeciones para negar 5 te quimica y 4 la fisica lo que de derecho les corresponde? jTienen acesodos fisicos y quimicos fisidlogos la loca y soberbia pretension de esplicarlo todo? ‘No seguramente : esa soberbia y locura solo de los vitalistas. Su Bilo- aofia, tun arrogante como impotente, es la que se levanta con tan descabella- “as pretensiones. Naestra filosofia es mas modesia, puesto que, como dice Dumas, intérprete en esto de la escuela, esolo busca el papel que deserapedia, ‘cateris en le produccion y crecimiento do los seres organizadas, la parte ‘tome en el cumplimiento de los fenémenos de su existencia diaria y en las.al- teraciones que esperimenta luego que viene la muerte.» Del propio modo se espresa Beezelius «Aun cuando auestras inveskigacionese dice, nos conduzcan todos los dias 4 nuevos conocimientos sobre la constitu- ‘sion admirable de los cuerpos orginicos, seré siempre mas honroso para noe otros admirar la sabiduria gue no podemos seguir, que el querer elevarnos & ‘un conocimiento supuesto de cosas que probablemente estarén siempre fuera ‘de los alcances de nuestro entendimiento.» Coa andlogas razones podemos contestar la objecion tercera. La ultima ra- ton de las hechos ofganicos es tan inesplicable como la de todos los hechos del mundo, y sila quimica es impotente para ello, no tiene el presuntuoso vitalis~ mo mas poteucia. Que, cuando acaba de esplicar la quimica un hecho, prosiga el vitalismo la tarea, y veremos cémo sale airoso de su empefio temerario. Que, despues de haber dicho el quimico como con la respiracion muda la sangre de ‘iaiciones fiscas, quimicas y Bsoldgicasy sostieae la. vi el vitalista di- ciéadonos mas. Que, despues de haber dicho el quimico que las limadaras de hier- ro ingeridas en el estémago no so hacen activas hasta que, oxidadas y unidas & un dcido que dé solubilidad al compuesto, pasen al torrente dela ciroulacion y ‘te combinea con ciertos priacipios de los globulos sanguineos , siga cl vi Inesplicacion, y nos diga por qué esto reconstruye la sangre y Je da mas lidad. Que, despues de haber dicho el quimico que un grano de arsénico s¢ ¢ombina con ciento de albimina, alterando las condiciones fisiolégicas de ‘este principio pléstico que ya no puede prestarse 4 la reparacion de los érganos; iga el vitalista, y nos diga por qué el sugeto no puede vivir asi, y cémo se ve- tiica la muerte: Que, despues de haber probado ol quimico qué Ia quimicain- fluye en la materia organizada, y que, segun la naturaleza de las sustancias que mula inasa de la sangre y de esta & los 6rganos, se notan diferencias en los Eesimeooe psyquicos, prosiga el vitalista, y nos diga por qué y cémo sucede esto. ‘Los vitalistas tendrian derecho 4 llamar impotentes 4 los fisicos y quimicos, i, viendo que estos se detienen en sus esplicaciones en determinado punto, ellos ‘2on su teoria metafisica, no solo emprendiesen la esplicacion desde el principio ‘de otro modo mas ventajoso, sino que la concluyesen hasta el fin, dando razon ‘clara y plausible de todo. En este caso, y solo en este caso, podrian levantarse con aire de triunfo; no ahora, que ni antes, ni despues, esplican nada. ‘A la-altura en que hoy se encuentra la quimica organica puede dar razon de muchos mas fendmenos vitales que la metafisica vitalista, y como dice Chevreul, en cuanto se covozcan todos los principios inmediatos, cuando se hayan estu— diado en sus composiciones y propiedades, acaso nos hallaremos en estado de esplicar en el ser vivo imuchoe fenbmenos que hasta aqui se han referido 4 lo we se llama fuerza vital. Mas de dos mil atos de vitalismo no han levanta~ lo ningua velo; pocos afios de quimica orgénica aplicada 4 los cuerpos vivos, ‘ben levantado ya muchos y los sigueu levantando todos los dias. Ea cuanto la steechiologia 6 ciencia de los principios inmediatos se genera}ica ‘eatze los médicos, estoy bien seguro que el vitalismo perder todo su terreno mal conquistado, refugidndose tan solo en lo que hace que los hechos quimiees de la organizacion no sean enteramente iguales 4 los que se verifican fuera de lla, mas en la forma queen el fondo. Robin y Verdeil, siguiendo las inspi- raciones de Chevreul, ban dado 4 luz una obra u tilisima en este sentido (A). Sien vez de quimica e fisica médica, que tales como las conciben algangs, ¥ conducen al verdadero objeto de la instalacion de esas utilisimas cétedras, Traits de obi ymigque ot physiologique normale et palologique, ow dee Principes inmediates normaus ¢ morbides qui consisluens le corpe eT homes Gredemifires, 8 “ “ — 16 — ise enseara la stechiologia, como lo mandariamos si faéramos gobierno, despues de los estudios de anatomia, no hallerian tanta ni tan ciega oposicion ‘en ciertos médicos las aplicaciones de la quimica 4 la fisiologia, y se acabai de una ver las objeciones ridiculas que estamos rebatiendo. La ignorancia de estas ciencias inclina al vitalismo; ser vitalista es mas holgado; decir que -an fenémeno es vital, siempre es mas facil que esplicarle por medio de una ciencia que exige largos y penosos estudios. Yo he sido vitalista en otros tiem- Bos, y asa en las ediciones anteriores de esa misma obra he profesado sus locirinas en muchos puntos, cuya esplicacion he visto despues clarisima por medio de las teorias-quimicas. Hechos que no comprendia y que me pareciai arcanos, los he visto luego tan claros como la luz del sol. Que esplique un vi- ‘talista muchos hechos que ya llevo'tratados y otros de que trataré, y veremos cémo sale airoso de su empefio. Respecto 4 la cuarta objecion, 6 sea que los pulmones no son un fogon 6 un horno, diré quo en verdad nolo son, toméndolos en el rigor de la palabra y en la forma de constrnccion y materiales del horno ; mas atendiendo & la com- “Dustion que en uno y otro se efectia, hay muy poca diferen damos en los grados, ninguna. En un fogon y en el pulmon el oxigeno obra sobre el carbono do la materia *que encuentra, y le quema, dando lugar 4 un producto enteramente igual {cido carbénico y al calérica termomeéirico , lo cual prueba hasta la ultima evi ‘dencia que este acto quimico se verifica bajo la dependencia de las mismas le- yes, agentes y fuerzas. +X Jos que les repugne asemejar al animal 4 un aparato de combustion, que Jean las luminosas lecciones de Dumas y Boussignault, tituladas Estdtica qui- mica, y que rebatan los hechos en que estos dos ilustrados quimicos apoyan ‘sus aserciones. No solo podrén convencerse de que la respiracion, hecho vital esencialisimo, “es una combustion, aunque lenta, sino que les sera facil persuadirse 4 quo Bunca han estado tan bien marcadas las verdaderas diferencias entre el animal y.el vegetal , como desde que se ban hecho 4 la respiracion aplicaciones de las Giencias fisicas y quimicas. ‘Los autores de fisjlogia que no din & la quimica la debida parte en ta pro- ‘duccion de los fenémenos vitales , establecen las diferencias entre los animales _Fpregeiales de un modo vago, que n los determinan bien. 6 aqu el cuadro da + y sino la fon- fagendic, quien en esto se iguala a los vitalistas.. ‘veorTatns. ANDUALE Retin fijos en el suelo. Se mueven ena superficie do la tierra. Tienen el-carbono por base principal de su | Tienen el Stoe por base de su composicion- ‘compasicion, Estan 4 menudo compuestos de ocbo o dkee Belka compuestos de cuatro 6 cinco ele- | elementos. “mentos. ‘Tionon necesidad decbrar sobre los alimen— Encuenjran y toman al rededor do si sus |» tos para que los nutran- alimentos. El cuadro de Adelon es por el estilo. Lo propio podriamos decir del de Mul- ler, aunque algo mas estenso y mejor establecido. Sin embargo, ninguno iguala “al de Dumas y Boussignault, que es como sigue : ute anuat. VEGETAL. avanaro Dx comusti0s. avanavo x mxpvccion. Locomotor. Taméedl Quema carbono. Reduce carbone. Haepeio. Estala hldo catboaico. ij sido earBdniee. Side de amonio. fre. Consume oxigeno: materias azoadas noutras. erasas. crass. feculas, axdcares, gomas. Heeulas, anicares, gomas. F. calor. Trasfor ona Yas mate torma a eelaetalce Este solo cuadro, resimen del escrito de Dumas y Boussignault, basta y so- bra para dar 4 compreader, no solo les verdaderas y profundas diferenci: entre el animal y el vegetal, sino cudn fuera de lugar es suponer que la vida reconoce una fuerza diferente de las fuerzas fisicas y quimicas, puesto que ea dlanimal es donde deberia encontrarse mas categorica y terminante en su po- der formador, y vemos que es todo lo contrario; vuelve sus alimentos al aire ydla tierra, formando compuestos cada vez menos complexos, muertos; trasforma las materias orgdnicas en minerales, en tanto que cl vegetal, ‘mas aproximado 4 los cuerpos inorgénicos, toma los elementos del aire y de latierra y trasforma los minerales en sustancias orgdnicas. . Con todo su poder vital, los animales consumen 6 destruyen oaigeno, ma- tris azoadas néutras, crasas, féculas, azticares y gomas; en tanto que quien produce todo esto, organizando elementos sin vida, son los yegetales. {Qué dirdn 4 esto los vitalistas psyquicos, los que consideran estos actos como manifestaciones del alma pensadora? De quemar carbono, hidrogeno y 4zoe viene ese calor animal que todo ser deeste reinu produce, tanto mas, cuanto mas respire. ; Qué mas se necesita ara ver entre la funcion de los pulmones y la de cualquier otro aparato de tombustion suficientes analogias y semejauzas para reducir 4 la nada la enfé- 4ica objecion que contestamos? Cuando se compara una locomotora 4 un ani- mil, hay mas que una imagen poctica; hay un fondo de verdad que descansa a fendmenos idéuticos. Noes menos ridiculamente enfatica la frase sacramental de todo vitalistas detémago no es una retorta. Cierto que no es de harro, vidrio, platino 6 porelana, como las que se usan en los laboratorios ; se difereacia en cuanto ‘ila materia de que esta formado; mas en cuanto 4 las funciones digestivas,. ‘qué otra cosa es sino una verdadera retorta? Hasta tiene su forma con dos tu- una destinada 4 la entrada, y otra a la salida de los materiales que atan en el interior de ese érgano trasformaciones verdaderamente No solo se puede considerar el estémago como una retorta, sino todo el apa~ ‘alo digestivo, como un verdadero aparato quimico destinado disolver y elamorfosear’ sustancias, las que, tales como bajan por el esdfago, no son ‘plas para pasar 4 la masa de la sangre, y de consiguiente, no lo son para ou La masticacion y sus érganos empiezan 4 vencer los sélidos 6a eahesion de : —us— 40s alimentos; los malaxa, para que los disuelva mejor el jugo géstricb, y acto: continuo empera In accion trasformadora de la pepsne, que modifies ls ipios plisticos, los albaminoideos, para volverlos mas solubles; lo que al Pie sbsorberse, se absorbe en ol duodeno, donde bay el jugo paneredtico que a de metamorfosear los crasos é los oleosos emulsionddolos y haciéndotes sufrir mudanzas nuevas; el moco del duodeno, eo fin, trasforma las féculas en azicar. diferoncias de esa retorta animal. Asi como los minorales se mitan 4 contener; el tubo digestivo, alemés de contener, da reactivos y facilita: 4a sald, yo por sus pared su tubulura inferior, & los productos de las. feacciones que en el hueoo del érgano se realizan. ‘Afiadamos 4 estas reflexiones, que por si solas bastan para destruir la pre- ‘tendida fuerza de la objecion que combatimos, que para efectuar las trasforma- ciones de los alimentos no se necesita el estémago ni el duodeno. En vasos. muertos, en utensilios de laboratorio, empleando los mismos elementos y de~ nis cirenslancias que en ete acto quimicoorgénico concurren, ee consigu. Las digestiones artificiales ya no son hechos dudosos en !a ciencia. ‘Cuando no pueden negar Ia evidencia de estos hechos, insisten los vitalistas obcecados diciendo lo que envuelve Ia objecion sesta; estoes, que la quimica zo hace sangre, ni bilis, ni moco, ni gasterasa, ni leche, ni otros humores Principios iamediatos, en cuya vida y actividad reside la fuerza vital, dla en vano trata de imitar el quimico con sus reactivos, no significando nada sus digestiones artificiales , puesto que siempre ba de servirse como reactivos de- los humores suministrados por el tubo digestivo. 5 Esta objecion es de una ceguedad notoria. De que el quimico no pueda cer nioguno de esos humores , ze sigue légicamente que es vital, de una natu- raleza diferente la reaccion? j Hace , por ventura, el quimico, todos los reacti- ‘vos minerales ? ,Haee los cuerpos simples? Siquiera haga machos compuestes, ace sus elementos? ;¥ quién deducird Iégicamente de que no haga los reac—— 08 inorginicos , que las reacciones obtenidas no se deben & fuerzas quimicas?— Pues si aqui no es lagica la consecnencia, tampoco lo es en el otro caso. Esta abjecion no puede ser mas impertnente, ni mas ne lay mas; el quimico en esta parte tiene por lo menos tanta fuerza como el ‘organismo, puesto que ha llegado 4 formar principios inmediatos que antes se _- consideraban como patrimonio 6 privilegio esclusivo de los animales; al paso que estos se hallan imposibilitados para formar, ni los elementos quimicos de tos sus productos orgeuicos, ni muchos prinipios inmediatos, ‘Acabamos de ver que los animales consumen, que no producen materias= azoadas néutras, crasas, féculas, azicares y gomas. Ningun animal hace fibri- na, albimina ni caseina. Quitad los vegetales de la tierra , y todos los anima- les perecerén. La formacion de los principios inmediatos es esclusivo privilegio - de'los vogetales; de esos seres que, si tienen fuerza vital , debe alejarse menos de las quimicas que la delos animales. i, pues, los animales son tambien impotentes para hacer principios ime= dintos, y de esto se ha de seguir que no son quimicas las reacciones que efec- téan, jos mismos vitalistas proclaman que no es diferente de las fuerzas quimi- €as la que preside las rescciones de los principios inmediatos animales y los. tos de que constan. Por illimo, si afios atrés la quimica orginica no habia podido hacer ningun iccipio inmediato, hoy ya hace algunos, y esperamos & que con el tiempo- Pega tus. Pero pare ls Cucation actual To mismo" dd ano que cieoto, y ail Quien hace un cesto hace ciento, dice un refran vulgar que es aplicable Buestro caso.

También podría gustarte