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triqui.
Por: Fidel Hernández Mendoza
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indígenas.” Asimismo, sino no de una manera restringida, la planificación de
corpus de una lengua siempre tiene que ver con su uso escrito.
La lengua triqui sigue siendo una lengua vital en su contexto cultural propio. Es
utilizada para las labores agrícolas, pecuarias, tequios (actividad comunal) y en
el trabajo jornalero en la comunidad, en las asambleas comunitarias, en los
cargos comunitarios, mayordomías, en prácticas medicinales, en las fiestas
religiosas (prácticas sincréticas), en la epistemología triqui; en la familia y en la
comunidad. Su uso es oral. En estos espacios es una lengua oficial, de mayor
estatus que el castellano, su legitimación es producto de las propias prácticas e
instituciones de la comunidad, la comunidad mediante sus instancias de poder
como la asamblea comunitaria le otorga estatus de lengua principal y oficial.
La mayoría de los triquis hablan la lengua triqui y cuanto están en el contexto
triqui, siempre hacen uso de ella.
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Es importante aclarar que en la iglesia, sobre todo, en la religión católica, los únicos
espacios y momentos en que el castellano es lengua de uso principal son las misas, los
rosarios, los rezos y sermones, que tienen que ver con dos aspectos: primero que los
sacerdotes no son triquis ni hablantes de esta lengua y segundo, que generalmente
requieren de la lectura (de la biblia). Fuera de estos espacios el triqui sigue la lengua
de principal uso. Incluso, la mayoría de las deidades católicos son vestidos de triquis y
varios tienen nombre triqui como “na’anj riki’” que significa literalmente “Dios amo” y
es el nombre que recibe “Jesús Cristo”.
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la comunidad y, sobre todo, al convertirse en su parte y necesidad, producen
nuevos fenómenos lingüísticos, no sólo para el triqui, sino también para el
castellano.
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Los cambios sociales, en la cultura triqui, es la introducción de instancias como la
escuela, el centro de salud, los partidos políticos, etc., que modifican el
comportamiento de la cultura.
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que se presentan una vez que la escuela, obviamente desde una perspectiva
pedagógica, pretende planificar el triqui, así como la pertinencia de esta
planificación para la continuidad del triqui como lengua vital.
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A partir de este ciclo escolar, 2007-2008, se han retomado nuevamente
acciones en torno al corpus y adquisición del triqui. Probablemente, la llegada
de maestros normalista formados en la ENBIO está permitiendo retomar el
trabajo de alfabeto no consensado a nivel comunidad (sólo entre maestros), el
uso de tonos en la escritura, la creación de neologismos y otras acciones que
se cree que son necesarios para escribir y fortalecer el triqui en las
comunidades. Pero, podríamos decir, estos nuevos actores, si bien siguen
siendo maestros, están buscando involucrar a otros sectores de la comunidad
como: la iglesia, las autoridades municipales y personas interesadas de la
comunidad en este proceso de planificación. Es así que, en el taller sobre el
desarrollo de la lengua triqui (en su forma escrita), fueron convocados por la
escuela, distintos sectores y personas de la comunidad, llegando a asistir la
iglesia católica y otras personas de la comunidad interesadas en el desarrollo
escrito de la lengua. Sin embargo, a pesar de extender la planificación a otros
sectores de la comunidad, no deja de tener un enfoque pedagógico este
proceso. Asimismo, entre los maestros que coordinan este trabajo de
planificación, existen discusiones y propuestas para el desarrollo del corpus de
la lengua triqui, de lo cual hablaremos más adelante.
El alfabeto:
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Vocales: a, e, i, o, u, ï.
Consonantes: b, d, g, h, j, k, l, m, n, ñ, p, r, s, t, v, x, y, ‘.
Desde la percepción que se puede obtener de esta descripción parece ser que
el problema no es grave, y efectivamente sostendremos que no lo es, sin
embargo, representa uno de los principales obstáculos (por no decir pretextos)
cuando se pretende abordar la enseñanza de la lengua triqui en la escuela. Y
probablemente sí lo sea si lo analizamos más a detalle, no tanto para escribir,
sino más por cuestiones de estandarización y legitimación que representa este
hecho.
Esto es por una parte, por la otra, ni uno de los dos alfabetos es pertinente
para su uso en las escuelas de otras comunidades triquis. El detalle de esto
está en que hasta el momento, la escuela y comunidad interesada, que
propone, desarrolla y replantea el alfabeto es la de Chicahuaxtla, mismo a la
que pertenecen la mayoría de los maestros que coordinan y lideran este
trabajo, por tanto, el resto de las escuelas, sobre todo, las personas, a pesar de
que reconocen que las escuelas pertenecen a la zona escolar de Chicahuaxtla,
no se sienten tomados en cuenta en esta planificación. En esta apatía que
despierta el alfabeto en el resto de las escuelas y comunidades hay dos
razones: el primero que no toma en cuenta sus variantes, por ejemplo, para los
habitantes de la comunidad de Santo Domingo, hace falta la grafía “ë” y
probablemente es válido esta razón debido a que es de conocimiento de todos
que tienen una forma de hablar distinto en relación a los demás comunidades.
La segunda es una cuestión más ideológica. Las diferencias políticas entre las
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comunidades hacen que se rechacen ciertas propuestas argumentando que no
han tenido participación en esa toma de decisiones.
Se sabe que la lengua triqui es tonal y que cuenta, según los estudiosos de la
materia, desde 5 hasta 12 tonos diferentes. En la normativización del alfabeto
triqui presentado anteriormente se contempla tres tipos de tonos llamados
alto, medio y bajo y son estas las usadas cuanto se escribe el triqui en la
escuela. Actualmente, la nueva propuesta propone de 5 a 7 tonos diferentes
que están en plan de consenso.
Neologismos:
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Estandarización de la escritura
Estas situaciones son las que generan ciertos conflictos cuanto se escribe el
triqui, y sobre todo, cuando se escribe para uso de una extensa población
como son los libros de texto de la primaria. Debido a ello, aunque no con un
proyecto o planeación específica, en la Zona Escolar de Chicahuaxtla, se
discute el cómo estandarizar la escritura del triqui sin afectar la diversidad
dialectal existente en la cultura. En realidad, lo que sucede aquí es que la
escuela, al usar una forma o una variante del habla, está estandarizando y
legitimando esa variante, y esto, si bien no lo entienden los habitantes como lo
hemos planteado, sí saben, por el poder simbólico que representa la escuela,
que esa forma o variante del habla, al ser usado en la escuela se impone sobre
las otras existentes en la comunidad y en la región. Parte de esta situación es
un reflejo de lo planteado por Sichra (2005: 166) cuando se refiere a que los
entes que planifican el corpus de la lengua “[…] no gozan de la representación
o legitimidad de la comunidad lingüística, lo cual hace difícil su labor en tanto
difusión y aceptación de las normas que establece entre los hablantes.” Los
maestros de estas escuelas triqui, principalmente los que participan en la
planificación de la lengua, ven necesario estandarizar la escritura triqui y
consideran que una de las mejores salidas es involucrar a toda la comunidad
en este trabajo para un trabajo más legítimo.
De la oralidad a la escritura
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La lengua triqui al igual que muchas lenguas indígenas son lenguas orales que
como tal han pervivido hasta la actualidad. En el caso del triqui, a pesar de los
intentos de escritura, sigue siendo una lengua netamente oral en su habitad
propia, es decir, es sus espacios propios como el campo, el hogar y en las
relaciones políticas y sociales de la comunidad. Con la llegada de la escuela, y
sobre todo, de la escuela bilingüe intercultural, y aunado también a un proceso
de reivindicación indígena que desde los años 90 del siglo XX se vienen
discutiendo en México, los maestros triquis y algunos otros personalidades de
las comunidades, que funge como los planificadores de la lengua, han deseado
hacer del triqui oral un triqui escrito, proceso que como se mostró en el
apartado anterior, sigue siendo actualmente, tema de discusión y de
reconstrucción.
El triqui a igual que cualquier otra lengua indígena oral que se convierta en
escrita, debe de seguir su propia estructura oral, de lo contrario, corre el riesgo
de no lograr ser una lengua escrita, o de lograrlo, será más castellano que
triqui.
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En cierta manera, esta observación de Cooper es aplicable a los procesos de
planificación de la lengua triqui. Los maestros – y no todos, sino sólo aquellos
que dirigen el proceso de planificación – estandarizan una forma del habla
triqui. Esta cuestión lo entiende la comunidad, sobre todo aquellos otros
interesados en la escritura de la lengua que no son maestros, razón por la cual
se oponen o replantean el corpus de la lengua triqui. Sin embargo, los
maestros y la escuela, como un ente oficial, tienden a ser el medio más
poderoso para la normativización y legitimidad del triqui.
Creo que en la planificación escrita del triqui hace falta considerar el enfoque
ecológico de la lengua. El hecho de ser la escuela el percusor de la
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Ecología del lenguaje implica mirar la lengua desde su propia lógica natural y así
como las consecuencias y necesidades generadas por los cambios sociales en la
comunidad del habla. Como lo plantea López, “ […] esta visión ecológica del lenguaje
busca a su vez, desde una perspectiva integral, mirar y actuar sobre las lenguas, y con
los miembros de las comunidades que los hablan, desde ángulos que desde hace poco
no se relacionaban entre si: el descriptivo, el sociolingüístico, el lingüístico histórico y
también el de la lingüística aplicada” (2006a: 41). “Los pueblos indígenas se aproximan
a la vida desde una perspectiva global y holística y tienden a ver la
complementariedad de diferentes aspectos de la vida. Las comunidades multilingües y
las escuelas bilingües deben de aproximarse a la enseñanza del lenguaje desde esta
perspectiva integral […]” (2006b:136).
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planificación no está permitiendo mirar este enfoque sino más bien se siguen
los parámetros de planificación del castellano. Por ultimo, el desarrollo del
triqui como lengua, ya sea oral o escrito, debe estar de acuerdo a las nuevas
relaciones sociales, económicas, políticas, culturales, epistemológicas, etc., es
decir, a los cambios sociales que se están generando y que inciden la vida del
pueblo triqui. Todavía tenemos un trabajo arduo que realizar si pretendemos
hacer del triqui una lengua competente a lado del castellano en nuestras
comunidades.
Bibliografía
Sichra, Inge
2005 “¿Qué hacemos para las lenguas indígenas? ¿Qué podemos hacer?
¿Qué debemos hacer? Reflexiones sobre la práctica y teoría de la
planificación lingüística”. Revista de Educación Intercultural
Bilingüe Qinasay Vol. 3. 161-181.
Cooper L, Robert
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1997 La planificación lingüística y el cambio social. España:
Cambridge.
Bourdieu, Pierre
2001 ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios
lingüísticos. Madrid: Akal.