Nous sommes des enfants

Cre que envejecamos, pero no, si acaso apenas somo nios que estan dejando de ser. Lo digo, porque me puse a pensar en los actos genuinos que todavia cometemos, las conversaciones pueriles que persisten y la expectativa por lo que va a pasar. Eso en la vejez ya no se ve. He tenido ltimamente el acercamiento a personas que s envejecen y no es emocional o mentalmente (como creemos que nos pasa), es algo que ya ha trascendido a lo corpreo. Uno encuentra de repente en medio de sus cabezas muchas canas, una piel distinta en sus rostros y escasez -sino absoluta, bastante alta- de esa ingenuidad que todava poseemos. Recuerdo cuando una vez me confes una persona mayor el porqu de su resentimiento hacia nosotros. Me dijo que en parte nos detestaba porque no tenamos la seriedad para asumir un montn de estupideces, de esas que la gente mayor asume con resignacin: y entonces le pregunt que qu esperaba? En esa poca tenamos 19.

Y bien, es verdad. Como que a pesar de sentirnos en el proceso de crecimiento no lo hemos hecho del todo, ni socialmente se han definido nuestros roles, ni estructuralmente nuestras vidas, ni emocionalmente nuestros verdaderos prejuicios y resentimientos con la sociedad; como que an nos faltan hechos y un poco ms de vida para que eso se constituya. Que si vale la pena aguantar para saber qu se siente? Eso nadie lo sabe. Unos se matan, otros se casan, otros se drogan eternamente y refutan el hecho de crecer. Supongo que en mi caso ser de los que se drogan siempre. Quien sabe, igual uno nunca sabe, quiz termine casndome y pariendo hijitos cual animal roedor (*Aclaracin: por si acaso, esto es un evidente sarcasmo). A lo que iba con todo esto es que no hemos envejecido an. Me daba cuenta que aunque -obviamente por los excesos a los que hemos sometido nuestras vidas desde tan temprano- las ganas o la resistencia han disminuido, no se compara con el da en que en realidad tengamos que decir no por voluntades ajenas, o por dependencias laborales, o por obligaciones morales. Eso an no llega, y como es inevitable que suceda, he pensado seriamente que en los ltimos tiempos (qu se yo, semanas, meses o aos) intentar detectar los vestigios que nos quedan de la infancia para plasmar (por lo menos en escritos) que una vez la tuvimos. No envejezcamos antes de tiempo que luego retractarse ser una imposibilidad, no por nuestras mentes, sino por cuestiones inherentes a la materia.

Mara Camila Trujillo