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Al cerrar nuestros odos al Seor

Leer | SANTIAGO 1.22-25 7 de octubre de 2013 Cuando dejamos de escuchar a Dios, prestamos atencin a las voces equivocadas, somos vctimas del engao, y nos negamos a someternos al Seor. Estos tres resultados negativos son evidentes en la decisin de Adn y Eva de comer del rbol prohibido. Qu otras consecuencias resultan de cerrar nuestros odos a Dios? Primero, tomaremos decisiones basadas en su atractivo. Para tentar a Adn y Eva a desobedecer, el diablo alter las palabras de Dios y us indebidamente los deseos legtimos que el Seor haba dado a la pareja. Tenemos el Espritu Santo para ensearnos cmo mantener bajo control nuestros deseos. Segundo, justificaremos nuestra transgresin y culparemos a otros . Adn acus a Eva, y sta a la serpiente. Satans puede tentarnos, pero la responsabilidad es nuestra si accedemos a pecar. Tercero, experimentaremos la disciplina de Dios , y otros sufrirn cuando desobedezcamos. El primer hombre y la primera mujer fueron echados de la presencia de Dios, y sus vidas se volvieron mucho ms difciles. El pecado entr en su familia, y llev a la discordia y a la muerte de su hijo, Abel, quien fue asesinado por su hermano Can. Por la decisin de Adn y Eva el pecado entr en el mundo, y vive en nosotros (Ro 5.12). Cuarto, desaprovecharemos lo mejor de Dios. Los primeros seres humanos perdieron tanto el esplendor del Edn como la comunin con el Seor. El pecado nos separa del compaerismo con el Padre. Cerrar los odos a la voz de Dios puede suceder en un segundo. Por tanto, protjase. Dispngase a escuchar lo autntico: escuchar, recordar y obedecer a Dios.

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