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UNA EXTRAA MASCOTA Aquel verano haca un calor insoportable.

Nos habamos lev antado con mucho sueo esa maana. Sal al patio y al mirar hacia un lado me llev una s usto horrible: Pap, pap, hay un saltamontes gigante en los ladrillos de la pared!, gritaba yo mientras corra. Llegu jadeando hasta el comedor. Mi padre me calm: Tranq uilo, Pablo, no creo que sea ninguna invasin de extraterrestres. Tir de su brazo y lo arrastr hasta el patio. Mira, mira! All estaba el insecto, no se haba movido. Mi padre, que es amante de los animal es, me dijo que intentaramos cogerlo y meterlo en un bote; o mejor, en un terrari o de cristal que guardaba en el garaje, para estudiar su comportamiento. Y, s, i ntentamos cogerlo, (bueno, mi padre) pero el saltamontes tena otros planes. Despus de varios intentos y varias carreras por el patio, cogimos al saltamontes, ms po r su agotamiento que por nuestra habilidad. Ya en el terrario el pobre animal estaba muy quieto. Mi padre, que tiene mu chos libros sobre animales, estuvo buscando un momento y pronunci una solemne fra se: "No es un saltamontes, es un langosta, de nombre cientfico Locusta migratoria y adems es una hembra" . Lo siguiente que hicimos fue coger un pedazo de lechug a y echrselo en su nueva casa. Luego estuvimos buscando ms informacin, incluso en I nternet.

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