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Capítulo 48
ANTERIORMENTE EN LA PLAZA…
Alberto y Manu cada vez pasan más tiempo juntos, lo que enfada a Marta y a Alicia porque
tienen que buscar nueva compañera de piso. Cena en casa de los Martínez. Consecuencias
de la loca noche que pasaron Diego y Mateo. Ernesto consigue que Ramón abra los ojos
acerca de sus verdaderos sentimientos. Ha llegado el momento de que Ramona y Lola
tengan una seria conversación.
Marisa permanece apoyada en la encimera. Tiene muy mala cara, mientras se toma una taza
de café. Hugo aparece por allí, en calzoncillos y rascándose la cabeza.
- Maldito hijo de puta.- suspira Hugo, cabreado.- ¿Y a quien ha sido esta vez?
- ¿A esa?- el joven vuelve a sorprenderse, esta vez mucho más.- ¡Pero si es una vieja!
- Pues si, hijo, Para que veas lo enfermo que está ese tío… pero la cosa es que la mujer no
se quedó quieta, y pudo quitarle el pasamontañas.
- Sí. Pero esta vez no fue demasiado inteligente.- Marisa esboza una ligera sonrisa.- La violó
enfrente del banco.
- ¡Hijo, pareces idiota!- exclama Marisa.- en los bancos hay cámaras de seguridad vigilando
toda la noche, y también graban parte de lo que sucede en la calle. Así que tienen la
confianza de que el ángulo ofrecido ayude a que se vea la cara del violador.
- ¿En serio?- pregunta Hugo, ilusionado.
- Vaya, se me ha hecho muy tarde. Nos vemos a la hora de comer, hasta luego.
- Chao.- Marisa sale del piso a toda prisa, y el rostro de Hugo cambia por completo, a uno de
máxima preocupación.- Joder…
- Lo siento chicos, pero no entiendo que es lo que ha pasado. La última vez que vinisteis
parecía que las cosas iban a mejor, y ahora… ni siquiera os miráis a la cara.
- El problema es que ahora Isabel está haciendo lo que me acusó a mí de hacer cuando
empezamos a venir aquí.
- Isabel, por favor…- interviene Oriol.- Roberto, ¿quieres decir que Isabel ahora se está
volcando en otras cosas y no os presta atención ni a ti ni a vuestra hija?
- Veo que hoy las coges al vuelo, ¿eh?- suspira el hombre, irónico.
- ¿Cuál es la sensación que te produce el sentirte como se sentía tu mujer hace un mes?
- Desde luego que no.- responde Oriol, indignado.- Yo lo único que quiero es ayudaros.
Marisa recoge ya los instrumentos de trabajo, cuando la puerta se abre dando paso a
Ramona, que llega bastante estresada.
- No te preocupes. Ya estaba recogiendo todo, pero puedo atenderte si quieres, llamo a Hugo
para que vaya haciendo la comida, y…
- No, no te preocupes.- la interrumpe la mujer.- Me puedo conformar con que me des cita
para mañana…
- A mí no me importa, ¿eh?
- Pero a mí sí.- sonríe Ramona.- Tienes que ir a comer con tus hijos. La familia es lo más
importante.
Marisa piensa durante unos segundos, y luego suspira, a la vez que sonríe forzadamente,
mientras saca una pequeña agenda de su bolsillo.
- Es divertido. Lidia se marchó porque no quería hacer más daño, y sin embargo, se encargó
de que no volviera ninguna cliente más.
Las dos se quedan en silencio durante unos segundos, y Ramona acaricia la espalda de la
peluquera.
Rubén hace la comida tranquilamente, en silencio, cuando Claudia aparece por allí, bastante
molesta, ante la sorpresa de su hermano.
- ¿Estás bien?
- Y más rápido de lo que esperaba.- suspira Rubén, sin saber que hacer.
- ¿Se puede saber que pasa?- pregunta la joven, mosqueada.- He salido deprisa y corriendo
de la tienda para venir, así que espero que sea importante.
- Completamente…
- Joder, Ramón… ¡joder!- la joven se tira sobre la barra, abrazándole.- ¡Me viene perfecto!
- Pues no sabes como me alegro… pero tengo algo más que decirte.
- Bueno, no te preocupes… tampoco es que sea malo… del todo. Y haremos lo que tú quieras.
- Verás, me han… mis padres me han comentado cual va a ser su regalo de bodas…
- Tus padres.- suspira Marta.- Esos que ni siquiera se van a dignar a aparecer por la boda,
¿no?
- Están muy liados. Y de eso mismo quería hablarte… su regalo de bodas es un restaurante
en Santander, a pie de playa, en el que nosotros seríamos los propietarios.
- ¿Hablas en serio?
- Yo…- Marta, de nuevo, parece muy nerviosa de repente.- Lo siento, pero necesitaría
pensarlo un poco más.
- Desde luego que lo necesitas, y lo entiendo. Recuerda que haremos lo que tú quieras,
¿vale?
Marta intenta sonreír lo más ampliamente posible, agradecida por la comprensión del chico.
LA PLAZA/ TARDE
Diego y Mateo están sentados en uno de los bancos, charlando seriamente, cuando Rubén se
acerca a ellos, sonriendo.
- ¿Puedo sentarme?
Mateo y Diego se miran, sin saber de que va el joven, pero terminan sonriendo.
- Bien, gracias.
- No os preocupéis.- sonríe el joven.- No voy a decir nada… solo quiero que me digáis una
cosa.
- ¿Nosotros?- Diego también parece bastante asustado.- ¿En que te podemos ayudar
nosotros?
Rubén, sin borrar la sonrisa de su cara, saca una fotografía de Iago de su bolsillo,
mostrándosela a los dos jóvenes:
- Nosotros…
- Chicos, tranquilos. No os va a pasar nada, de verdad. Esto es una cosa entre él y yo,
vosotros no tenéis nada que temer.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Bien… - sonríe Rubén, mientras guarda de nuevo la fotografía en el bolsillo.- ¿Veis como era
una tontería? Muchas gracias.
Rubén se macha de allí, y Diego y Mateo se miran, sin saber que decir.
- ¿Sigues enfadada?
- Isabel, por favor.- exclama Roberto.- Ya te he dicho mil veces que lo siento.
- Me prometiste que pondrías de tu parte para que esto saliera adelante, y cada vez que
vamos a la consulta, lo único que me encuentro son numeritos y enfados.
- Ya te dije en su día que éste hombre no me inspira ningún tipo de confianza ese hombre.
- Me da igual, Isabel.- Roberto hace una pausa.- Además, ahora la que más problemas pones
eres tú. Yo tuve que renunciar a la tesis, y tú…
- ¿Yo qué?- Isabel parece molesta, aunque no alza la voz para no despertar a su hija.-
Dejaste la tesis porque la acabasteis. Y yo solo te estoy pidiendo un poco de paciencia… ya
casi lo tengo.
- Al violador.
- ¿Al violador?- A Roberto se le pasa el enfado para dejar paso a una evidente preocupación.-
¿Cómo que casi tienes al violador?
Manu por fin descubre toda la verdad respecto a Alberto, y deberá tomar medidas. La gran
lucha final entre Rubén y Iago, la cual será celebrada por toda la familia. Marta toma una
decisión, y se la tiene que dar a Ramón, pero también a sus compañeros de piso. Isabel
comenta sus sospechas sobre el violador con Olga. Marisa debe de volver a pedir ayuda a
Teodoro.