Está en la página 1de 7

CAPÍTULO 1x48

Capítulo 48

ANTERIORMENTE EN LA PLAZA…

Alberto y Manu cada vez pasan más tiempo juntos, lo que enfada a Marta y a Alicia porque
tienen que buscar nueva compañera de piso. Cena en casa de los Martínez. Consecuencias
de la loca noche que pasaron Diego y Mateo. Ernesto consigue que Ramón abra los ojos
acerca de sus verdaderos sentimientos. Ha llegado el momento de que Ramona y Lola
tengan una seria conversación.

JULIO DEL 2009

PISO DE LOS ARIAS/ COCINA/ MAÑANA

Marisa permanece apoyada en la encimera. Tiene muy mala cara, mientras se toma una taza
de café. Hugo aparece por allí, en calzoncillos y rascándose la cabeza.

- Por Dios hijo, tápate un poco.

- Mamá… no me seas puritana.- el joven empieza a prepararse una taza de café.

Los dos permanecen unos segundos en silencio, y Marisa suspira.

- No te has enterado, ¿verdad?

- ¿De qué debería de haberme enterado?- pregunta el joven, extrañado.- No sé si te das


cuenta, mamá, pero acabo de levantarme. Cualquier cosa que haya pasado esta noche es
nueva para mí.

Marisa suspira, triste.

- Isabel me ha llamado a primera hora de la mañana. Ha estado alertando a todas las


mujeres del barrio, porque… el violador ha vuelto a hacer de las suyas.

- ¿Cómo?- pregunta Hugo, muy sorprendido.

- Sí. Esta noche…

- Maldito hijo de puta.- suspira Hugo, cabreado.- ¿Y a quien ha sido esta vez?

- A la madre de Belén, la del dieciocho.

- ¿A esa?- el joven vuelve a sorprenderse, esta vez mucho más.- ¡Pero si es una vieja!

- Pues si, hijo, Para que veas lo enfermo que está ese tío… pero la cosa es que la mujer no
se quedó quieta, y pudo quitarle el pasamontañas.

- ¿Le vió la cara?

- No. Se ve que él se cuidó muy mucho por si le pasaba algo así…

- Normal por otra parte.

- Sí. Pero esta vez no fue demasiado inteligente.- Marisa esboza una ligera sonrisa.- La violó
enfrente del banco.

- ¿Y?- Hugo ahora no entiende nada.

- ¡Hijo, pareces idiota!- exclama Marisa.- en los bancos hay cámaras de seguridad vigilando
toda la noche, y también graban parte de lo que sucede en la calle. Así que tienen la
confianza de que el ángulo ofrecido ayude a que se vea la cara del violador.
- ¿En serio?- pregunta Hugo, ilusionado.

- Sí. Es una buena noticia, ¿verdad?

- Sí, muy buena.- sonríe Hugo.

Marisa mira su reloj, y se toma lo que le queda de café de un solo trago.

- Vaya, se me ha hecho muy tarde. Nos vemos a la hora de comer, hasta luego.

- Chao.- Marisa sale del piso a toda prisa, y el rostro de Hugo cambia por completo, a uno de
máxima preocupación.- Joder…

CONSULTA DE ORIOL/ INTERIOR/ MAÑANA

Isabel y Roberto permanecen sentados en el sofá de la consulta, incómodos, mientras Oriol


les mira, extrañado.

- Lo siento chicos, pero no entiendo que es lo que ha pasado. La última vez que vinisteis
parecía que las cosas iban a mejor, y ahora… ni siquiera os miráis a la cara.

- El problema es que ahora Isabel está haciendo lo que me acusó a mí de hacer cuando
empezamos a venir aquí.

- Eso no es cierto.- protesta su mujer, indignada.

- Isabel, por favor…- interviene Oriol.- Roberto, ¿quieres decir que Isabel ahora se está
volcando en otras cosas y no os presta atención ni a ti ni a vuestra hija?

- Veo que hoy las coges al vuelo, ¿eh?- suspira el hombre, irónico.

- ¿Y cómo te sientes ante esto?

- ¿Perdona?- Roberto parece no entender la pregunta.

- ¿Cuál es la sensación que te produce el sentirte como se sentía tu mujer hace un mes?

Roberto se levanta del sofá, molesto.

- Vamos a ver… ¿esto se trata de intentar arreglar nuestro matrimonio o de un acoso y


derribo contra mí?

- ¿Crees que te estoy atacando, Roberto?

- ¿Es que acaso no lo estás haciendo?- el hombre empieza a perder la paciencia.

- Desde luego que no.- responde Oriol, indignado.- Yo lo único que quiero es ayudaros.

- Pues lo disimulas muy bien, si señor.

Roberto sale de la consulta, cerrando la puerta tras sí de un portazo, e Isabel suspira,


mirando a Oriol.

- ¿Lo ves? Es imposible llegar a buen puerto con este hombre…

PELUQUERÍA/ INTERIOR/ MAÑANA

Marisa recoge ya los instrumentos de trabajo, cuando la puerta se abre dando paso a
Ramona, que llega bastante estresada.

- Oh Dios mío, pensaba que ya no llegaba…


Marisa sonríe a la mujer, suspirando.

- No te preocupes. Ya estaba recogiendo todo, pero puedo atenderte si quieres, llamo a Hugo
para que vaya haciendo la comida, y…

- No, no te preocupes.- la interrumpe la mujer.- Me puedo conformar con que me des cita
para mañana…

- A mí no me importa, ¿eh?

- Pero a mí sí.- sonríe Ramona.- Tienes que ir a comer con tus hijos. La familia es lo más
importante.

Marisa piensa durante unos segundos, y luego suspira, a la vez que sonríe forzadamente,
mientras saca una pequeña agenda de su bolsillo.

- Si, tienes razón. ¿Te viene bien esta tarde?

- Oh, sin prisa, cuando tengas algún hueco.

- No hay problema entonces, puedes elegir cuando quieras.

- ¿Tan mal van las cosas?- Ramona parece sorprendida.

- Es divertido. Lidia se marchó porque no quería hacer más daño, y sin embargo, se encargó
de que no volviera ninguna cliente más.

- La que es mala… mala será siempre.

- Sí, supongo que sí.

Las dos se quedan en silencio durante unos segundos, y Ramona acaricia la espalda de la
peluquera.

- No te preocupes, Marisa. Seguro que todo va a mejor.

- Eso espero… por mi bien, eso espero.- suspira Marisa.

PISO DE LOS MARTÍNEZ/ COCINA/ MEDIODÍA

Rubén hace la comida tranquilamente, en silencio, cuando Claudia aparece por allí, bastante
molesta, ante la sorpresa de su hermano.

- ¿Estás bien?

- No, Rubén. No estoy bien. ¿Sabes de dónde vengo?

- Bueno, hasta la fecha no soy adivino, lo siento.

- Muy gracioso.- responde Claudia, irónica.- He estado en la iglesia con Iago.

- ¿En la iglesia?- pregunta Rubén, sorprendido.

- Sí. Quiere que nos casemos en agosto.

- No puedes estar hablando en serio…

- Completamente.- la joven suspira, intentando no perder la paciencia.- Rubén, tienes que


darte prisa… no sé lo que tendrás pensado hacer, pero el tiempo se acaba…

- Y más rápido de lo que esperaba.- suspira Rubén, sin saber que hacer.

BAR “MARTÍNEZ”/ INTERIOR/ TARDE


Ramón atiende a un par de mujeres, cuando Marta entra por allí bastante estresada, y
todavía con el uniforme de la tienda, y se acerca a él.

- ¿Se puede saber que pasa?- pregunta la joven, mosqueada.- He salido deprisa y corriendo
de la tienda para venir, así que espero que sea importante.

- Lo es, créeme.- sonríe Ramón al terminar de atender a las dos clientes.

- Pues venga, ya tardas…

- He estado hablando con el cura.

- ¿Y…?- Marta, de pronto, parece muy nerviosa, pero la sonrisa de su prometido la


tranquiliza.

- ¿Te viene bien que nos casemos dentro de cuatro semanas?

- ¿Qué?- pregunta la joven, sorprendida.- ¿Estás hablando en serio?

- Completamente…

- Joder, Ramón… ¡joder!- la joven se tira sobre la barra, abrazándole.- ¡Me viene perfecto!

Ramón no puede evitar el echarse a reír, divertido.

- Pues no sabes como me alegro… pero tengo algo más que decirte.

Marta se separa del joven, asustada:

- No podía ser todo tan bueno… ¿qué pasa?

- Bueno, no te preocupes… tampoco es que sea malo… del todo. Y haremos lo que tú quieras.

- Me estás preocupando, Ramón.

- Verás, me han… mis padres me han comentado cual va a ser su regalo de bodas…

- Tus padres.- suspira Marta.- Esos que ni siquiera se van a dignar a aparecer por la boda,
¿no?

- Están muy liados. Y de eso mismo quería hablarte… su regalo de bodas es un restaurante
en Santander, a pie de playa, en el que nosotros seríamos los propietarios.

La chica no puede creerse lo que está escuchando.

- ¿Hablas en serio?

- Completamente… ¿qué te parece?

- Yo…- Marta, de nuevo, parece muy nerviosa de repente.- Lo siento, pero necesitaría
pensarlo un poco más.

Ramón coge la mano de la joven, sonriéndole, comprensivo.

- Desde luego que lo necesitas, y lo entiendo. Recuerda que haremos lo que tú quieras,
¿vale?

Marta intenta sonreír lo más ampliamente posible, agradecida por la comprensión del chico.

LA PLAZA/ TARDE
Diego y Mateo están sentados en uno de los bancos, charlando seriamente, cuando Rubén se
acerca a ellos, sonriendo.

- Buenas tardes, chicos.

- Hola…- responden los dos, extrañados.

- ¿Puedo sentarme?

Mateo y Diego se miran, sin saber de que va el joven, pero terminan sonriendo.

- Sí, siéntate. El banco no tiene nuestro nombre.

Rubén se ríe, divertido:

- Bien, gracias.

El joven se sienta, y los tres se quedan en silencio durante unos segundos.

- Menuda fiesta os corristeis el otro día, ¿eh?

- ¿Cómo te has enterado?- pregunta Mateo, asustado.

- No os preocupéis.- sonríe el joven.- No voy a decir nada… solo quiero que me digáis una
cosa.

- ¿Nosotros?- Diego también parece bastante asustado.- ¿En que te podemos ayudar
nosotros?

Rubén, sin borrar la sonrisa de su cara, saca una fotografía de Iago de su bolsillo,
mostrándosela a los dos jóvenes:

- ¿Es éste el que os vendió la droga?

Diego y Mateo se miran, sin saber que responder.

- Nosotros…

- Chicos, tranquilos. No os va a pasar nada, de verdad. Esto es una cosa entre él y yo,
vosotros no tenéis nada que temer.

- Es él.- exclama Diego, ante la sorpresa de su amigo.

- ¿Seguro?

- Sí, completamente seguro. Nos la vendió, y…

- Tú eres menor, ¿no?- pregunta Rubén.

- Sí.

- Bien… - sonríe Rubén, mientras guarda de nuevo la fotografía en el bolsillo.- ¿Veis como era
una tontería? Muchas gracias.

El joven se levanta, dispuesto a irse.

- Rubén.- dice Mateo.- ¿Qué es lo que pasa?

- De verdad, no os preocupéis… si puedo evitarlo, no os veréis involucrados en nada.

Rubén se macha de allí, y Diego y Mateo se miran, sin saber que decir.

PISO DE LOS RUIZ/ DORMITORIO DE ISABEL Y ROBERTO/ NOCHE


Roberto ya está tumbado en la cama, leyendo, cuando Isabel aparece por allí con camisón,
frotándose las manos con una crema. Mira a Verónica, que ya duerme plácidamente en la
cuna, y luego se sienta en la cama. Roberto la mira, con lástima.

- ¿Sigues enfadada?

- Como para no estarlo…

- Isabel, por favor.- exclama Roberto.- Ya te he dicho mil veces que lo siento.

Isabel se gira hacia su marido, suspirando.

- Me prometiste que pondrías de tu parte para que esto saliera adelante, y cada vez que
vamos a la consulta, lo único que me encuentro son numeritos y enfados.

- Ya te dije en su día que éste hombre no me inspira ningún tipo de confianza ese hombre.

- Es uno de los mejores consejeros de la ciudad.

- Me da igual, Isabel.- Roberto hace una pausa.- Además, ahora la que más problemas pones
eres tú. Yo tuve que renunciar a la tesis, y tú…

- ¿Yo qué?- Isabel parece molesta, aunque no alza la voz para no despertar a su hija.-
Dejaste la tesis porque la acabasteis. Y yo solo te estoy pidiendo un poco de paciencia… ya
casi lo tengo.

- ¿Casi tienes qué?

- Al violador.

- ¿Al violador?- A Roberto se le pasa el enfado para dejar paso a una evidente preocupación.-
¿Cómo que casi tienes al violador?

- Mira, no te puedo contar nada… pero esto está a punto de terminarse.

- Isabel, ¿por qué no dejas actuar a la policía?

- La policía no hace nada…

Roberto suspira, y los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

- Ten cuidado, Isabel. Por favor.

- Lo tendré.- la mujer no puede evitar el sonreír forzadamente.- No te preocupes.

EN EL PRÓXIMO EPISODIO DE LA PLAZA…

Manu por fin descubre toda la verdad respecto a Alberto, y deberá tomar medidas. La gran
lucha final entre Rubén y Iago, la cual será celebrada por toda la familia. Marta toma una
decisión, y se la tiene que dar a Ramón, pero también a sus compañeros de piso. Isabel
comenta sus sospechas sobre el violador con Olga. Marisa debe de volver a pedir ayuda a
Teodoro.

Por orden de aparición:


Marisa Silva… Montse Guallar
Hugo Arias… Mario Casas
Isabel Ruiz… Ana Milán
Roberto Antúnez… Armando del Río
Oriol Gimeno… Jesús Cabrero
Marisa Silva… Montse Guallar
Ramona Pérez… Gema Cuervo
Rubén Martínez… Martiño Rivas
Claudia Martínez… Clara Lago
Ramón Díaz… Marco de Paula
Marta Heras… Mariona Ribas
Diego Redondo… Gonzalo Ramos
Mateo Arias… Daniel Retuerta
Verónica Antúnez… ¿?

También podría gustarte