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Una Fabrica de Monstruos Educadisimos
Una Fabrica de Monstruos Educadisimos
No tengo nada contra las matemticas, ni contra el griego, pero Que maravilla si los profesores que trataron de metrmelos en la mollera, para que a estas alturas se me haya olvidado el noventa y nueve por ciento de lo que aprend, me hubieran tambin hablado de sus vidas, de sus esperanzas de lo que a ellos les haba venido enseando el tiempo y el dolor! Que milagro si mis maestros hubieran abierto ante el nio que yo era, sus almas y no solo sus libros! Me asombro hoy pensando que, salvo rarsimas excepciones, nunca supe nada de mis profesores. Quienes eran?, Cmo eran? Cules eran sus ilusiones, sus fracasos, sus esperanzas? Jams me abrieron sus almas. Aquello hubiera sido perdida de tiempo. Ellos tenan que explicarme los quebrados, que seguramente les pareca infinitamente ms importantes! Y as es como resulta que las cosas verdaderamente esenciales uno tiene que irlas aprendiendo por casualidad, como robadas. Y yo ya s que al final, Cada uno tiene que pagar el precio de su propio amor. Como deca un personaje de Diego Fabri; y que las cosas esenciales son imposibles de ensear, porque han de aprenderse con las propias uas; pero no haba sido malo que al menos, no nos hubieran querido meter en la cabeza que lo esencial era lo que ellos nos enseaban. De nada sirve tener un titulo de mdico, de abogado, de cura o de ingeniero si uno sigue siendo egosta, si luego te quiebras ante el primer dolor, si eres esclavo del que dirn o de la obsesin por el prestigio, si crees que se puede caminar por el mundo pisando a los dems. Al final siempre es lo mismo: Al mundo le ha crecido, como un flemn, el carrillo del progreso y de la ciencia intelectual, y sigue subdesarrollado en su aspecto moral y tico. Y la clave puede estar en esta educacin que olvida lo esencial y luego se sorprende de los resultados obtenidos en las instituciones de formacin y en las universidades.