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EL RINCN DE BECQUER

Me pasaba las horas viendo la plaza desde mi ventana, tanto que llegu a soar que me asom un da a la cada de la tarde y cre verte sentado enfrente, en una de las fuentes, con tus poesas en la mano, con un traje negro y tu chistera. Me hablaste y yo dije: No te oigo, me reconoces? Pues soy, he sido y ser becqueriana toda mi vida. He ledo tus poesas, tus leyendas y las he vivido. Y l me contest: Baja!, que estoy aqu, y hablaremos. Segua soando, qu de cosas le dije!: qu supuso mucho en mi juventud. y l deca si te hubiera conocido antes..!. Yo le contest: qu hubiera sido de nosotros?, pero ahora tengo muchos aos y sigo leyendo siempre que puedo tus poesas. An conservo un libro, ya muy viejo, donde empec a leerte. Fui en una ocasin al Parque de Mara Luisa, para ver de cerca el monumento que tienes all, cmo disfrut de verlo!, y porqu te fuiste tan joven de este mundo?, y t me contestabas desde tu plaza: ya hice bastante! No, nunca es bastante, te contest yo y Ojala, con lo bien que te estoy viendo, no fuera un sueo! Y si te viera de verdad? Entonces me hiciste una reverencia y te marchaste. Qu bonito sueo tuve! Qu pena que solo fuera un sueo becqueriano! Yo, la de siempre

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