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EL MES DE LA BILIA Por Gabriel De Gracia El mes de septiembre es celebrado por todos los cristianos como el mes de la Biblia.

Existen diversas razones para celebremos este mes la Palabra de Dios. En primer lugar, por era necesario darle la debida importancia a la Biblia y reconocer su influencia en la vida religiosa y espiritual de los fieles cristianos. Un mes, es decir, un tiempo de mayor nfasis en su contenido y su mensaje. Un mes en el que nos detenemos, dejando de lado las tareas de lo cotidiano, para escuchar y reflexionar la palabra de Dios en nuestra vida personal y comunitaria. En segundo lugar, en este mes hay festividades que tienen mucha relacin con la Biblia tanto para catlicos como para evanglicos. Para los catlicos el 30 de septiembre se recuerda a San Jernimo, quien dedic su vida al estudio de la Biblia y, adems, tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latn. La traduccin al latn de la Biblia hecha por San Jernimo es llamada la Vulgata (es decir, 'edicin para el pueblo'), y ha sido hasta la promulgacin de la Neovulgata en 1979, el texto bblico oficial de la Iglesia catlica romana. Asimismo, los evanglicos celebran el mes de la Biblia porque el 26 de septiembre de 1569 se termin de imprimir la primera Biblia traducida al espaol por Casiodoro de Reina llamada "Biblia del Oso". Se llamaba as porque la tapa de esta Biblia tena un oso comiendo miel desde un panal. Esta traduccin, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versin "Reina Valera"[1]. En tercer lugar, y no menos importante, el mes de la Biblia es un llamado a encontrarnos o re-encontrarnos con Jess de tal modo que nuestra vida sea plena en l. Este encuentro o re-encuentro con Dios no puede darse sin un acercamiento a su Palabra y, mucho menos sin una actitud orante. Necesitamos recordar aquellas palabras de San Jernimo cuando dice: desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo mismo. Tengamos todos, los nimos necesarios para tomar en nuestras manos la Biblia, leerla, estudiarla y contemplarnos en la Palabra de Dios como en un espejo, para que podamos decir al Seor como el profeta Jeremas: Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; tus palabras eran mi delicia y la alegra de mi corazn, porque he sido consagrado a tu Nombre, Seor, Dios Todopoderoso (Jeremas 15, 16).

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