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Bogot, 4 de abril de 2013

Una pelcula y el tango


Por Andrs Isaza

Viendo El ladrn de bicicletas (Ladri di biciclette) me acord un poco del tango, no podra decir a ciencia cierta porqu, quizs los tangos me conmueven en un nivel muy parecido al de la pelcula de Vittorio De Sica. En 1925 Argentina viva una condicin social difcil, haba una gran desigualdad y estaba llena de una pobreza pauprrima mientras los ricos terratenientes vivan llenos de lujos, parecido quizs a lo que sera Italia de la Posguerra. Enrique Santos Discpolo escribe ese ao Qu vachach que sera uno de los primeros tangos de la historia. Una de sus estrofas dice:
Lo que hace falta es empacar mucha moneda, vender el alma, rifar el corazn, tirar la poca decencia que te queda Plata, plata, plata y plata otra vez. As es posible que morfs todos los das, tengas amigos, casa, nombre y lo que quieras vos. El verdadero amor se ahog en la sopa: la panza es reina y el dinero Dios.

Pareciese casi como si la voz de este tango le hablara a Antonio, el protagonista de El ladrn de bicicletas. Como un instructivo que le indica cmo moverse en este mundo casi inexplicable donde se han perdido los valores y yace el hombre denigrado. Hay una intencin de angustia en este tango como en la pelcula, como un grito que quiere despertar al mundo de sobresalto. Pero ms que nada son el fruto de su propia condicin social, de un pas hecho de dolor y odio, el sabor amargo de su poca. El tango de Santos Discpolo es la satrica y amarga descripcin de aquello que es vivir en su tiempo. Por su parte, la pelcula de De Sica es toda la angustia de una sociedad expresada en el sufrimiento de un solo hombre. Tormenta, tambin de Santos Discpolo, se me hace como la propia voz de Antonio que le reclama a Dios:
Si la vida es el infierno, y el honrado vive entre lgrimas, cul es el bien del que lucha en nombre tuyo? Limpio y puro, para qu?

As debi decir Antonio, que haba sido un hombre tan honrado y justo, frente a su infortunio cuando decide robar la bicicleta. Hubiese pensado: <<Si Dios no me ha ayudado, que se apiade de m el diablo.>> Y ya de nada sirvi la moral, ni la promesa del cielo, pues como dice Qu vachache: Pero no ves, gilito embanderado [] que no hay ninguna verdad que se resista frente a dos pesos moneda nacional? Y se cuentan as, bajo esta desilusin, dos historias, de lugares y tiempos diferentes, que narran la tragedia que es este mundo en el que ha tocado vivir.

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