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Pinta. Pretorius. El chico corra lo ms velos que poda, pero an as su perseguidor se mantena cerca. En su cara se denotaba el miedo, la angustia.

Tengo que correr, me va a alcanzar-, se repeta mientras recorra a toda velocidad ese camino agreste. Su perseguidor estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de darle alcance. La risa se transformo en una mueca de espanto, la alegra en adrenalina, todo con tal de salvarse. Pero poco a poco el cansancio avanzaba por los msculos, y el trote bajaba su intensidad mientras que el muchacho se resignaba. Pinta-, fue el grito tras l.

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