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No poda dejar de ver mi mano derecha.

Casi no la senta, pero poda ver como, ltimamente, ella haba decidido autodestruirse. La verdad es que la culpa fue toda ma, supongo que nunca estuve a la altura de sus expectativas. Lo primero que hizo fue hacer cosas a mis espaldas. Firmaba cheques por cantidades absurdas por la compra de objetos absurdos de los que yo me enteraba hasta fin de mes, cuando haba que saldar las cuentas. A veces se iba por la noche, como con culpa, y al da siguiente tena que recogerla camino a la escuela, porque siempre procuraba terminar tirada en algn lugar por donde saba que yo pasara a la maana. Luego tuvo un periodo de inestabilidad emocional muy fuerte. Lo anterior era una especie de desapego con odio, pero despus se puso muy melanclica. Escriba toda la noche, a veces sin parar. Lleg al punto de amarrarse la pluma, y no paraba, da y noche. Naturalmente, nunca me mostraba sus escritos. Lo ms penoso de todo este proceso fue que por mucho tiempo no poda saludar normalmente a los dems porque mi mano, -si se encontraba en ese momentohaca algn gesto grosero o un ademn de burla exagerada, por lo que me tuve que acostumbrar a inclinarme al presentarme, con la excusa estpida de que haba vuelto haca poco de Japn y me haba quedado la costumbre. El asunto es que la pobre toc fondo. Un da la encontr abajo de una banca, entre peridicos, oliendo a cemento y con sangre que no era ma. A partir de entonces no me ha dejado, pero se llen de pstulas y llagas que no curaban con nada. Maana la dejar en un cajn oculto de la casa sin que se de cuenta. La verdad es que he estado saliendo con otra mano.

Mi gato tena manos en vez de patas. Cuando dorma, se pona encima de m, tomaba mi cara con sus manitas que eran pequeas pero fuertes- y deca: -Emiliana, levntate. No es posible que sigas dormida a esta alturas de tu sueo. Entonces yo me despertaba en el sueo un poco a regaadientes porque quera seguir soando que mi gato tena patas en vez de manos.

La aventuras de Guillermina en el mundo de antes de las palabras.

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