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Los eapitulos del presente volumen se han traducido de Tropice of Discourse y Fs surat Realism, criginalmente publicados en inglés, en 1978 y 1999, respectivament por The Johns Hopkins University Press, Baltimore, EEUU. Traduecién de Verénica Tosi y Nic artefacto lite Lavagnino («El texto histérico como © 1978 (Tropics of Discourse] y 1999 [Figural Realism] The Johns Hopkins University Press ti y Nicol © 2003 de todas las ediciones en castellano y Editorial Paidés, SAIC, Defensa, 599 - Buenos Aires bup://wew-paidos.com « Instituco de Cien de la Universidad ‘08913 Barcelona de la Edueacisn inoms de Barcelona ISBN: 84-493-1816.X Depésito legal: B. 17229-2003 Impreso en Noy Vivaldi, 5 - 08110 Me i Reixac (Barcelona) Hayden White El texto hist6rico como artefacto | literario y otros escritos | Introduccién de Veronica Tozzi Ediciones Paidés LCE. de la Universidad Auténoma de Barcelona Barcelona Buenos Aires - México ‘24m pun ‘qdog | ¥en¥u0r ‘opsapy weg wo wos0g as wioyeIou ET ap 1 nu 8] AzqOs soIrertatHOD ST (ZR6T ‘PoRMIOUONT RAnAIM> ap opuc,y ‘oaIKayy ‘opi209 of & opmay OT] wa “«BaMUIGQ> “SED ‘PRN) 9961 “HOA PASNY “tszeansonasy (CduH0D) uuu SaMb>eL UD “«z2n9 97 32 may por aimasag» § (Z0gz #>KUgUOD Ban) sp OpUD, PUpEYY ofr yo oluatwansued 7q “38h pan) 9961 ‘SSIpUoT ‘puspY aByane ap Yopasord SSNUIG-4A9"] 9PNPTD ap sex v7 “varTeazEN v} ap epLONI Ua Sorsadxa A a] A 9p Pepisioatar) of tre saiuaoop soqume ‘ueunrepy Kaxyjoar) & sinbjopy [PeYRIHY oD sstoPestanuo9 ap ofsyUG as ox anUDSaLd TI (ZGET 8D UQUOD BINNS ap Opuog ‘ODIKAYY “XIX OPS jop Mdoung mp ua maLpISEG osonusBeeat oy euossqniayy *1889 pen) «A01STE Jo SON90¢ 3KLL» EPEAT 1 Uoanponut wf arusmpadsa ‘¢/61 ‘ssoumpeg ‘adoung Cuntuay-ysua BI2UIN, tn WorpoUtBonay proworstyy 24 :MuorstgorayY OXQY| Ta Bp sopelIsyeUL so ysinday uaiquey Q7-¢ “s8ed "Z/6T ‘T OFTD “OANeITEN PeOHOIsTEY jo auntonng oyp> sorFart# omapie on wa sINDsIp anuOWTeUYRLZO anb set 3 $0] 2p Souniipe # suo} sep ap operen ay wus ¥] Ue “pL.6] ap Oru 9P 62 PAIK ap pupisiaaran tT ap wpexedwoo wantesou ap omnbopoo ja ua ‘pnredunt wrouasazt0> wun ap wpestaar uorsiaa wu so ofesu9 a38q P wo sormworpUdpsur sof & soaneaypuis soyuarUDa1u0Ie soj anue smSupstp exed erouatiadxa ey eiua anb aqeqosd uly $9 ‘aiueatizesd un sa ou Is & sferozed p19s ‘owes of 30d %K ‘vouspuol vi30 n vun ap o1oAap un vas aluDuFaqeqord ‘pIs9 ap aiuesnovad un sa ouster 1openioisty fa 1s anbsod “eorurgp -eow eurjdiosip eun ap eapa(go wizonsty Bun Ieztpeas [TTP $9 ‘oflsequio Ug “e1s0 SKY ns optrexaprst0D 9 ouISIUE Js 9p 2ouE], -eq avy osTwppvoe odurea un anb ua seuLIO se ap BUN) *+ORIVUALIT OLOVATLUVY ONO OOMOLSIH OLXSL Ta % 108 EL TEXTO HISTORICO COMO ARTEFACTO LITERARIO| desarrollo del campo. Se podria pensar que estas dificultades no surgen en el campo de la historia misma, pero lo hacen yno sdlo por las razones ya mencionadas, Cuando se trata de escribir la historia de cierta disciplina académica, o incluso de una ciencia, se debe estar preparado para hacer preguntas acerca de ésta, preguntas que no se plantean en la practica de la misma. Se debe intentar alcanzar aquello que est més alld de los presupuestos que sostienen un tipo dado de investiga. cin y formular las preguntas que pueden ser realizadas en su prictica, con objeto de determinar por qué este tipo de inda- gacién ha sido disefiado para resolver los problemas que pro- piamente trata de resolver. Esto es lo que la metahistoria trata de hacer. Su objetivo son preguntas tales como: gcual es la es- tructura de una conciencia peculiarmente héstérica? ¢Cual es elestatus epistemol6gico de las explicaciones historicas, com- paradas con otros tipos de explicaciones que podrian ofre- cerse para dar cuenta de los materiales con que los historia- dores tratan generalmente? ¢Cuales son las formas posibles de representacién histérica y cudles son sus bases? ¢Qué autori- dad pueden demandar los relatos hist6ricos, como contribu- ciones a un conocimiento cierto de la realidad en general y de las ciencias humanas en particular? Ahora bien, muchas de estas preguntas han sido tratadas de manera bastante competente a lo largo de los tltimos ‘Ann Arbor, 1966. Las ideas de Jakobson sobre la naturaleza tropolégica del estilo estén en «Linguistics and Poeties», en Thomas A. Sebeok (comp.), Style and Language, Nueva York y Londres, 1960, Ademis de la Anatomy of Criticism (Princeton, 1957) de Nor Anatomia de la crética, Caracas, Monte Avila, 197 sayo sobre filosofia de la historia, «New Directions from Old, en Fables of Identity, Nueva York, 1963. Sobre relato y rama en la narrativa hist fica en el pensamiento de R. G. Collingwood, véase su conocido ensayo The Idea of History, Oxford, 1956 (trad. cast. Idea dela historia, México, Fondo de Cultura Econémica, 1963), : EL TEXTO HISTORICO COMO ARTEFACTO LITERARIO 109 veinticinco aiios por filésofos preocupados por definir las relaciones de la historia con otras disciplinas, especialmente las ciencias fisicas y sociales, y también por historiadores interesados en evaluar los logros de su disciplina ala hora de trazar un mapa del pasado y determinar la relacién de ese pasado con el presente, Pero hay un problema que ni los fi- I6sofos ni los historiadores han planteado seriamente y al cual los te6ricos de la literatura han prestado sélo una aten- ci6n superficial. El asunto tiene que ver con el estatus de la narrativa historica, considerada puramente como un arte- facto verbal que pretende ser un modelo de estructuras y pfocesos muy antiguos y, por consiguiente, no sujeto a con- troles experimentales u observacionales. Esto no quiere de- cir que los historiadores y los filésofos de la historia no se hayan petcatado de la naturaleza esencialmente provisional ycontingente de las representaciones historicas y de que son susceptibles de revisin infinita a la luz de una nueva eviden- cia o de una conceptualizacin mis sofisticada de los pro- blemas. Una de las caracteristicas de un buen historiador profesional es la coherencia con la cual recuerda a sus lecto- res la naturaleza puramente provisional de sus caracteriza- ciones de los acontecimientos, los agentes y las agencias en- contrados en el siempre incompleto registro histérico. Esto tampoco quiere decir que los tedricos de la literatura nunca hayan estudiado la estructura de las narrativas hist6ricas. Pero en general han sido reticentes a considerar las narrati- vas historicas como lo que manifiestamente son: ficciones verbales cuyos contenidos son tanto inventados como en- contrados y cuyas formas tienen més en comtin con sus ho- mélogas en la literatura que con las de las ciencias. Ahora bien, es obvio que este encuentro de la conciencia mitica y la hist6rica ofendera a algunos historiadores y mo- Iestaré a aquellos teéricos literarios cuya concepcién dela li- teratura presupone una oposicién radical entre historia y

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