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Funcionamiento de los

cohetes

Nombre .............................................................
Curso ................................................................
Fecha ................................................................

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Índice
Introducción

Los precursores

Montgolfier

Tsiolkovsky

Goddard

Oberth

Estudio dinámico de un motor cohete

Empuje

Impulso específico

Índice de oxidación

Fórmula de Tsiolkovsky

Unidades de medida

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Introducción
Nuestra mente nos puede llevar, y así lo ha hecho siempre, mucho más lejos
que lo que permiten nuestras piernas o cualquier artilugio de transporte, por
moderno que sea. En un tiempo lejano el destino fue la otra orilla del mar,
aquello que pudiese existir tras el horizonte o pasadas las cumbres de las
montañas. Desde aquellos primeros viajes imaginarios, con esfuerzos y
aventuras, hace ya muchos siglos que se perfeccionaron los medios
necesarios para recorrer toda la superficie del planeta ya fuese por tierra o por
mar. Pero la inquietud del ser humano no nos ha dejado en la superficie de la
Tierra. El universo que nos rodea y que nunca acabamos de comprender del
todo, aun hoy, nos sobrecoge y nos atrae. Su observación, aparte de otras
cosas, nos permite evadirnos de la realidad de nuestras vidas, limitadas por el
paso continuo del tiempo, el deterioro de nuestras facultades y las
impredecibles decisiones del destino. Desde las más remotas culturas hemos
deseado volar como los pájaros, venciendo la ley de la gravedad y nuestro
pedestre discurrir, y habitar en un cielo poblado de héroes y dioses, logrando
la anhelada inmortalidad.

En la mitología griega encontramos las primeras referencias de hombres


voladores, se trata de Dédalo y su hijo Ícaro. Ante la necesidad de escapar
del laberinto del Minotauro, en Creta, Dédalo construye unas alas uniendo,
mediante cera de abejas, plumas a unas telas de lino que después se sujetan,
él y su hijo, a los brazos. Las alas funcionan perfectamente, vuelan y
consiguen escapar de Creta, pero Ícaro, desoyendo los consejos de su padre,
vuela demasiado alto acercándose al Sol que con sus rayos funde la cera de
sus alas, por lo que Ícaro cae en picado hacia el mar y muere ahogado. Un
triste final para una gesta tan grande.

Hoo Wan en su sillón volador

Tiempo después cuenta la leyenda que, a finales del siglo XIV, un funcionario
chino de espíritu aventurero llamado Hoo Wan se hizo construir un vehículo
volador impulsado por cohetes de pólvora. Al atardecer de un apacible día de
primavera se sentó en el asiento de cuero de la máquina, sobre la que se

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habían atado 47 cohetes y manteniendo sujetas con sus manos unas cometas
dio orden a uno de sus siervos de encender la mecha del conjunto pirotécnico.
Entre una nube de humo blanco y con un agudo silbido el personaje de la
historia ascendió hacia el cielo y desapareció en el horizonte en medio de una
gran explosión de fuegos multicolores. Sus vecinos solamente encontraron a
la mañana siguiente astillas de bambú y pedacitos de cartón, pero ni rastro del
señor feudal. Es posible que todo ello sea tan solo una leyenda, pero es la
primera referencia que se tiene de un intento de viaje ayudado por cohetes.

Rebuscando entre las enmohecidas páginas de la historia más reciente


encontramos las biografías de un puñado de personajes notables por sus
aportaciones al desarrollo de los viajes atmosféricos e interplanetarios.
Hablamos de los Montgolfier, Tsiolkovsky, Goddard y Oberth.

Los precursores
Montgolfier

Parece ser que la primera ascensión de un objeto inanimado en el aire se


debe a los hermanos Esteban y José Montgolfier, fabricantes de papel
pintado en la ciudad francesa de Annonay, en donde el 5 de junio de 1783
hicieron volar un globo, de tela forrada de papel de 36 metros de
circunferencia y 250 kilogramos de peso, abierto por debajo, que llenaron de
aire caliente quemando sobre el suelo papel, lana y paja mojada.

Ascensión cautiva del 19 de octubre de 1783

El 27 de agosto de ese mismo año Charles, profesor de física en París, elevó


un globo lleno de hidrógeno en el Campo de Marte. No había acabado el año

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cuando, el 21 de noviembre, Pilatre de Rozier en compañía del caballero
d’Arlandes se elevó del suelo y pudo ver el mundo desde el aire. Había
logrado lo que tantos soñaron desde los albores de la humanidad y quizás ello
anunciaba los cambios que habían de tener lugar 6 años más tarde, la
revolución burguesa conocida como Revolución Francesa.

En el siglo XIX se realizaron muchas ascensiones en globo hasta alturas


considerables. En julio de 1804 el científico francés Gay-Lussac se elevó
hasta una altura de 7.016 metros sobre el nivel del mar, comprobando que la
temperatura del aire, que a nivel del suelo era de 31 grados, arriba descendía
hasta 9 grados bajo cero. Su pulso, que en condiciones normales era de 66
pulsaciones por minuto, a 7.000 metros de altura debido al enrarecimiento del
aire era de 120 pulsaciones por minuto. Además pudo realizar todo tipo de
observaciones tales como que el cielo a tan elevada altura adquiere un matiz
azul muy oscuro, casi negro, cercando al aeronauta un silencio absoluto y
solemne. En 1862 el aeronauta Coxvell y el meteorólogo Glaisher del
observatorio de Greenwich ascendieron en globo hasta una altura de 10.460
metros sobre el nivel del mar. A la altura de 9.200 metros era tal el
enrarecimiento del aire y tan intenso el frío, 25 grados bajo cero de
temperatura, que Glaisher cayó exánime sin poder sostener los brazos ni la
cabeza, habiendo perdido el habla y casi la vista. Su compañero mantuvo las
facultades físicas en condiciones de poder realizar las anotaciones de los
instrumentos meteorológicos hasta el final de la ascensión.

Tsiolkovsky

Si el vuelo era posible quizás también lo fuesen los viajes interplanetarios, pero
para esto se habría de esperar al nuevo siglo y el impulso de personas como
Tsiolkovsky. El 17 de septiembre de 1857 nacía en el pueblo ruso de Ijevskoe,
en el seno de una familia de 17 hermanos, Konstantin Eduardovitch
Tsiolkovsky. Este maestro de escuela de formación autodidacta, influenciado

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por los relatos de Julio Verne, dedicó su vida al estudio de las condiciones que
deberían cumplir las naves tripuladas para viajar al espacio exterior. En 1897
construyó el primer túnel de viento ruso, para el estudio de los planeadores,
maquinas a las que también dedicó mucho tiempo. Publicó a lo largo de su vida
más de 500 trabajos, entre los que destaca La investigación del espacio
interplanetario mediante el uso de cohetes, editado en 1903, año en el que los
hermanos Wright realizaron el primer vuelo en un avión propulsado por un
motor de explosión. En este artículo incluyó la fórmula que permite calcular la
velocidad final de un cohete y que se conoce como formula de Tsiolkovsky.

u = v . Ln (M0 / M) + u0

En donde u es la velocidad final del cohete, v la velocidad de salida de los


gases del motor, Ln es el logaritmo neperiano del valor incluido en el paréntesis,
M0 y M las masas inicial y final del cohete y u0 la velocidad inicial del mismo.
Tsiolkovsky teorizó asimismo sobre las condiciones de vida en ausencia de
gravedad, el uso de cohetes de combustibles líquidos utilizando oxígeno e
hidrógeno, el uso de giroscopios y motores orientables y los cohetes de varias
etapas. Sus cálculos fueron precisos y de esta forma determinó que la
velocidad de escape de la Tierra era de 8 kilómetros por segundo. Murió en
1935, evitando de este modo ser testigo de los horrores de la Segunda Guerra
Mundial.

Goddard

En Worcester, Massachusetts, nació el 5 de octubre de 1882, otro gran


investigador de los vehículos impulsados por cohetes, Robert Hutchings
Goddard. Desde niño se sintió atraído por los relatos de ciencia ficción,
recordaba ya mayor, con especial cariño, La guerra de los mundos de H.G.
Wells y De la tierra a la luna de Julio Verne.

Goddard en su taller

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En 1908 se graduó en el Instituto Politécnico de Worcester, obteniendo el
doctorado de física en la universidad de Clark en 1911, en donde comenzó a
impartir clases.

Durante su época de estudiante en la universidad de Clark en 1909, Goddard


comenzó a hacer cálculos detallados sobre los motores de combustible líquido.
A partir de 1914 comienza a registrar y patentar diferentes diseños de
elementos del motor cohete, tales como inyectores de combustible y cámaras
de combustión. Asimismo se inicia en la experimentación con cohetes de
pólvora con los que alcanzó alturas de hasta 140 metros. En 1917 solicita y le
es concedida una ayuda de 5.000 dólares del Smithsonian Institut, pasando a
colaborar con el ejercito estadounidense para el que diseña un lanzacohetes
similar al lanzagranadas de la Segunda Guerra Mundial conocido como Bazoka.
A partir de 1920 Goddard trabaja para la oficina de la marina con el objetivo de
diseñar cohetes perforantes y propulsores de cargas de profundidad.

Goddard probando un cohete de combustible líquido

Una vez acabado el trabajo para el ejército en el periodo de entreguerras se


volcó de nuevo en la construcción de un motor cohete de oxígeno líquido y
gasolina, que dispusiera de un sistema de guiado estable. Antes de 1924,
Goddard había desarrollado y probado una bomba y un motor de oxígeno
líquido. La unidad, sin embargo, era demasiado pequeña para ser empleada
con un fin práctico. Tras las necesarias modificaciones, el 16 de marzo de 1926
Goddard lanzó un cohete de 270 centímetros de largo que tan solo alcanzó una
altura de 15 metros con una velocidad media de 96 kilómetros por hora. El
cohete permaneció en el aire dos segundos y medio y voló una distancia en
horizontal de 51 metros. Estos pobres resultados no consiguieron decepcionarle

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y posteriormente desarrolló sistemas de encendido eléctricos y mediante cargas
de pólvora y cámaras de combustión de inyectores múltiples. También situó una
cámara fotográfica para registrar las medidas de los instrumentos instalados a
bordo de sus cohetes, recuperando el cohete mediante un paracaídas. Por
todos estos trabajos recibió el apoyo de Charles A. Lindbergh, que había
cruzado el Atlántico en avión en solitario, y también un fondo de 50.000 dólares
de la fundación Guggenheim.

Posteriormente, las pruebas estáticas del motor realizadas en el nuevo centro


de operaciones de Roswell proporcionaron un empuje máximo de 133
kilogramos durante unos 20 segundos, con una velocidad de los gases a la
salida de la tobera de cerca de 1.400 metros por segundo. El primer
lanzamiento de este tipo de cohete de 3 metros de largo y 27 centímetros de
diámetro, se realizó el 30 de diciembre de 1930. El cohete llegó a subir a una
altura de 560 metros a una velocidad de 223 metros por segundo. En este
cohete se empleó un nuevo tipo de depósito presurizado con un gas inerte,
tanto para el oxígeno líquido como para la gasolina.

Durante la Segunda Guerra Mundial volvió a trabajar para el ejercito en el


desarrollo de cohetes para el apoyo al despegue de los aviones en pistas cortas
o con sobrecarga, los denominados cohetes JATO. Goddard murió en
Baltimore, Maryland el 10 de agosto de 1945. En reconocimiento a su labor la
NASA inauguró el 1 de mayo de 1959 el centro de investigación Goddard
Space Flight Center situado en Greenbelt, Maryland.

Oberth

Otra aportación europea al desarrollo de los motores cohete vino de la mano


de Hermann Oberth que nació el 25 de junio de 1894 en Hermannstadt,
Transylvania, Rumania, en el seno de una familia de origen alemán. Como
Goddard, Oberth era un niño que leía a Julio Verne y que se entusiasmó con
la posibilidad de realizar vuelos espaciales.

Hermann Oberth es el primero a la derecha del cohete y Wernher von Braun el segundo por la izquierda

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Oberth creció en un ambiente académico, y se graduó como maestro,
comenzando a trabajar como profesor en Transylvania. Sus investigaciones
teóricas relacionados con los cohetes los inició estudiando el principio
mecánico de la reacción. Durante la Primera Guerra Mundial propuso al
departamento alemán de la guerra el desarrollo de cohetes de largo alcance
aprovisionados de combustible líquido para bombardear las ciudades
enemigas, pero la idea fue rechazada por los militares alemanes. Varios años
más tarde Oberth conoció la existencia de los trabajos de Goddard y parece
ser que le escribió una carta proponiéndole trabajar conjuntamente pero el
americano, que era de naturaleza reservada, no aceptó. En sus libros
posteriores Oberth insistía en que sus ideas no eran una simple copia de las
de Goddard, quizás porque se sabía en gran parte influenciado por él.

Imagen de la película Una muchacha en la Luna

Partiendo del principio de que un cohete podría elevar una carga útil a una
órbita terrestre siempre que pudiese hacerlo a una velocidad suficientemente
grande, Oberth comenzó a experimentar con motores cohete. Diseñó un
cohete al que denominó "Modell B" y que debía funcionar con una mezcla de
alcohol y de hidrógeno como combustible, pero que no se llegó a construir.
Mientras tanto, el director de cine Fritz Lang le contrató para que construyese
un cohete para promocionar la película que estaba realizando: "Frau Im Mond"
(Una muchacha en la luna). Ayudado por el joven científico Wernher von
Braun, construyó y probó estáticamente el 23 de julio de 1930 un pequeño
motor cohete. Pero no consiguió ponerlo a punto para la película,
abandonando el proyecto y retornando a su trabajo de profesor en
Transylvania. En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial Oberth
se trasladó a los Estados Unidos para trabajar con Wernher von Braun en el
desarrollo de un misil balístico para el ejercito, hasta que le informaron de que
perdería su pensión alemana si permanecía en América demasiado tiempo,
razón por la que volvió a Alemania en donde continuó escribiendo libros sobre

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cohetes y viajes espaciales que tuvieron una gran influencia sobre multitud de
jóvenes científicos.

Estudio dinámico de un motor cohete


Intentemos ahora entender los principios físicos que están detrás del
movimiento de los cohetes. El efecto útil de un motor cohete sobre el vehículo
que ha de mover se logra gracias a lo descrito por la tercera ley de Newton,
conocida como principio de acción y reacción. Esta ley viene a decir que
siempre que se ejerce una fuerza sobre un cuerpo éste reacciona ejerciendo
otra fuerza del mismo valor y de sentido contrario. Lo veremos mejor con un
ejemplo. Cuando le damos una patada al balón para lanzarlo hacia la portería
ejercemos una fuerza sobre él para impulsarlo hacia delante y el balón
reacciona ejerciendo otra fuerza sobre nuestro pie del mismo valor y de
sentido contrario. Si no fuese así no sentiríamos nada en el pie cuando
golpeamos la pelota. En este momento alguien podría pensar: ¿Se le ha de
dar una patada al cohete para que se ponga en marcha? Ciertamente no. La
fuerza en este caso no es la de nuestro pie, se trata de la fuerza ejercida por
los gases de la combustión al escapar hacia atrás por la tobera del motor. Esta
fuerza ejercida por los gases de escape representa la acción y la que impulsa
al vehículo hacia delante es la reacción correspondiente.

Motores cohete V-2 y Mercury


Empuje

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La fuerza ejercida por los gases de escape al salir por la tobera del cohete es
lo que se conoce como empuje del motor. Este empuje, que podemos
representar por la letra E, se produce gracias a que existe un cuerpo que en
un primer momento está inmóvil y que dentro del motor, en un momento
determinado, se pone en movimiento. Estamos hablando, claro está, del
combustible y el comburente que inicialmente se encuentran en los depósitos
del cohete y que dentro del motor reaccionan, elevan su temperatura, su
volumen y su presión saliendo hacia el exterior a gran velocidad. La segunda
ley de Newton, conocida como principio de conservación de la cantidad de
movimiento, explica que para que un cuerpo de una masa determinada
aumente o disminuya su velocidad se ha de ejercer una fuerza sobre él.

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En el caso de los gases de escape esta fuerza es el empuje del motor cohete.
Esto lo podemos resumir mediante una fórmula de la manera siguiente:

E = G p . Ve

En esta expresión E es el empuje, Gp es el gasto de propergoles, es decir, de


combustible y comburente, la masa de combustible y comburente que se
consumen en un segundo, que será equivalente a la masa de los gases de
escape que salen en un segundo por la tobera del motor y Ve es la velocidad
de salida de éstos. En realidad al total del empuje también colabora otra
componente resultado de multiplicar la presión de los gases de escape por la
superficie de la sección final de la tobera. Lo que ocurre es que el empuje total
adquiere un valor máximo cuando el flujo de los gases de escape sale al
exterior con una presión idéntica a la presión atmosférica y en estas
circunstancias este producto del que hemos hablado toma un valor cero. Para
conseguir reducir la alta presión del interior de la cámara de combustión hasta
el valor de la presión atmosférica se utiliza una tobera llamada De Laval, por
ser este ingeniero sueco de ascendencia francesa y nombre Gustav el
primero en utilizar una tobera de este tipo en su turbina de vapor. Utilizando
este elemento, formado por un doble tronco de cono unido por la zona más
estrecha, que llamamos cuello de la tobera, se consigue reducir la presión de
los gases de escape a cambio de aumentar sensiblemente su velocidad, lo
que redunda en un aumento del empuje. En el desarrollo de su turbina, hoy en
día ya superada por otros modelos, De Laval obtuvo los mejores resultados
cuando en el cuello de la tobera se alcanzaban velocidades superiores a la
velocidad del sonido que se incrementaban al atravesar el vapor la zona más
ancha hacia la salida de ésta.

Tobera de De Laval

El empuje es una fuerza que provoca sobre el cohete como reacción otra
fuerza del mismo valor numérico y dirigida hacia delante que hace que avance
el vehículo. Si el cohete se ha de desplazar en vertical hacia arriba el empuje
habrá de tener un valor mayor que el del peso del cohete, que recordemos es
esa fuerza con la que la Tierra estira de todos los cuerpos hacia abajo y de
nuestro cohete también. Si el empuje no supera el peso del cohete éste no se
moverá. En realidad al movimiento del cohete se opone su peso y también el

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rozamiento existente entre su superficie exterior y las moléculas del aire.
Prescindiendo del rozamiento con el aire, la aceleración producida por el
empuje sobre el vehículo en un momento determinado se podría expresar
mediante la siguiente fórmula:

A=(E-m.g)/m

En esta expresión A es la aceleración que va aumentando continuamente la


velocidad del vehículo, m es la masa del vehículo y g la aceleración de la
gravedad. Aunque podamos considerar constante la velocidad de salida de los
gases la masa del vehículo disminuye sin parar en la medida en que se
consume combustible por lo que las cantidades a aplicar en la fórmula también
varían constantemente provocando que esta aceleración adquiera valores
cada vez más altos.

Motor cohete del V-2

Impulso específico

Una de las características que indican de alguna manera la calidad de un


motor cohete es su impulso específico que podemos representar por Ie. Este
valor nos muestra la cantidad de empuje generado por una masa de un
kilogramo de la mezcla de combustible y oxidante con la que funciona el
motor. Curiosamente la unidad que acompaña el valor del impulso específico
es el segundo, hablando así de impulsos específicos de, por ejemplo, 451
segundos que sería el correspondiente a la segunda etapa del lanzador
americano Atlas III. El valor del impulso específico depende directamente de
la velocidad de los gases de escape según muestra la fórmula siguiente:

Ie = V e / g

A la hora de construir un cohete nos interesa obtener impulsos específicos


grandes, pues esta es la manera de aprovechar al máximo la masa
transportada de combustible y oxidante. Para conseguir grandes velocidades

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de salida de los gases de escape, y por tanto valores altos del impulso
específico, se deben obtener temperaturas de combustión muy altas y a la
vez densidades bajas de los productos de la combustión. Esto hace que se
consigan diferentes impulsos específicos utilizando distintas combinaciones de
combustibles y comburentes. Ahora bien, a la hora de construir un cohete
también se han de tener en cuenta otros factores como son la complejidad y
dificultad de construcción y funcionamiento de los motores, que depende en
gran medida de la combinación de combustible y oxidante elegidos. En otro
orden de cosas, convendrá recordar que en la práctica el impulso específico
de un motor cohete aumenta ligeramente al salir de la atmósfera y pasar al
vacío del espacio exterior.

Motor RD-107 del cohete ruso Soyuz

Como ejemplo de valores de impulsos específicos se pueden citar los 204


segundos del cohete alemán V-2, los 230 segundos al nivel del mar y 290
segundos para la alta atmósfera de un cohete de aficionados que funciona con
propano y óxido nitroso, los 260 segundos al nivel del mar y 310 segundos en
la alta atmósfera de los motores F1 del lanzador americano SaturnoV que
funcionaban con keroseno y oxígeno líquido, los 363 segundos al nivel del mar
y 455 segundos en la alta atmósfera del motor principal de la lanzadera
norteamericana que funcionaba con hidrógeno y oxígeno líquidos, los 528
segundos del motor de un cohete experimental que funcionó con flúor como
oxidante y litio como combustible o los 1.640 segundos del motor iónico que
incorpora el satélite europeo Smart-1.

Índice de oxidación

Si retrocedemos de nuevo hacia el interior del motor cohete y aplicamos el


llamado principio de Bernouilli, que explica de que forma se produce el
movimiento de los fluidos, veremos que interesa en gran medida conseguir

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presiones altas en el interior de la cámara de combustión, dado que ello
implica conseguir velocidades altas de salida de los gases de escape y por
tanto valores altos del impulso específico. Todo ello se resume en la siguiente
fórmula:

Pcc = Pat + 0,5 . ρ . Ve2

En esta expresión Pcc representa la presión de los gases en el interior de la


cámara de combustión del cohete, Pat es la presión atmosférica, ρ es la
densidad de los gases de la combustión, que depende de la temperatura a la
que se encuentren, y Ve es la velocidad de salida de los mismos por la tobera
del cohete. En el vacío del espacio exterior la velocidad Ve aumenta en la
medida que desaparece la presión atmosférica.

Para conseguir altas presiones en el interior de la cámara de combustión se


necesitan temperaturas de combustión altas y esto se puede conseguir, para
una misma combinación de combustible y oxidante, aumentando el índice de
oxidación. Este índice de oxidación, representado por Io nos indica en que
proporción se están consumiendo el combustible y el comburente y se puede
calcular dividiendo la masa del oxidante gastado, representada por Go, en un
segundo entre la masa del combustible gastado, representada por Gc, en el
mismo tiempo.

Io = Go / Gc

Como podemos recordar la suma del gasto de oxidante Go y del gasto de


combustible Gc nos da como resultado el gasto de propergoles Gp.

Esta relación, citada anteriormente, entre el índice de oxidación y la


temperatura de combustión la podemos observar en la siguiente gráfica en la

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que podemos ver los valores que alcanzan estas dos magnitudes para un
valor constante de la presión de los gases en la cámara de combustión de
2.352 hectopascales, equivalentes a 24 atmósferas, y para dos combinaciones
de combustible y comburente.

Se puede observar que la temperatura máxima alcanzada es mayor para la


gráfica del keroseno y oxígeno líquidos por lo que los impulsos específicos
que se pueden obtener en motores cohete que utilicen esta combinación de
combustible y comburente también serán mayores.

La relación existente entre el volumen de la cámara de combustión y la


cantidad de propergoles consumida por segundo también influye en la presión
de los gases y la temperatura de combustión que se pueden conseguir en el
interior de un motor cohete. En la siguiente gráfica se muestran los valores de
temperatura y presión para el caso en el que se utilicen keroseno y oxígeno
líquido con un índice de oxidación de 3 y también en el supuesto de utilizar
alcohol y oxígeno líquido con un índice de oxidación de 1,5. La presión en el
interior de la cámara de combustión viene indicada en hectopascales.
Utilizando otra unidad de presión más familiar para nosotros podemos
observar que la presión máxima en el interior de la cámara de combustión, en
ambos casos, viene a ser de unas 40 atmósferas, aunque la temperatura
máxima es mayor en el caso de la utilización del keroseno y oxígeno líquido.

Existen limitaciones al aumento desmesurado de la presión en los motores


cohete. Por una parte está la resistencia del material, normalmente un acero
aleado, que debe crecer en la medida que aumentan la presión y el diámetro
del motor cohete. Por esta razón diámetro y presión se deben situar en un
margen de valores prácticos que no fuercen a aumentar mucho el grueso de
las paredes del motor haciéndolo muy pesado, lo que no resultaría muy bueno
para el conjunto del vehículo. En otro orden de cosas los gases de escape a
alta temperatura pueden erosionar las paredes interiores del motor cohete

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razón por la que se ha optado con frecuencia a refrigerarlas haciendo circular
el combustible, antes de entrar a la cámara de combustión, entre una doble
pared que recubre la tobera. En algunos casos el cuello de la tobera, que es la
parte de ella más expuesta a deteriorarse, se construye de un material
refractario no metálico, como puede ser el grafito. En su camino de salida los
gases de escape aparte de perder presión y aumentar velocidad también
pierden temperatura de forma considerable, pudiendo llegar a perder a la
salida de la tobera más de 1.500 grados sobre el valor de su temperatura de
combustión.

La masa de los gases que salen por la tobera del cohete durante un segundo,
representada por Gp, esta relacionada con la velocidad de los gases de
escape y la sección de la tobera y esta relación se puede resumir mediante la
siguiente fórmula:

Gp = V e . S t . ρ

En esta expresión Ve es la velocidad de salida de los gases de escape por la


tobera del cohete, St es la superficie de la sección de salida de la tobera del
cohete y ρ es la densidad de los gases de escape.

Fórmula de Tsiolkovsky

En los lanzadores los motores cohete se utilizan para proporcionar una


velocidad suficientemente grande para situar una carga útil, bien sea un
satélite o una nave espacial, en una órbita a una determinada altura sobre la
superficie de la Tierra. Mientras más grande sea la altura de la órbita mayor
habrá de ser la velocidad alcanzada por el vehículo.

Diseños de cohetes hechos por Tsiolkovsky

Existe un mecanismo sencillo que nos permite calcular esa velocidad final del
lanzador conociendo la velocidad de salida de los gases de escape y la masa
total del vehículo antes de despegar y una vez consumido todo su
combustible. Este mecanismo es la llamada fórmula de Tsiolkovsky, por ser

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este científico ruso quien la dio a conocer en 1903, que se resume del
siguiente modo:

V = Ve . ln ( m0 / m1 )

En la anterior expresión  V es la velocidad alcanzada por el vehículo


lanzador, Ve es la velocidad de salida de los gases de escape y ln ( m0 /m1 ) el
logaritmo neperiano del resultado de dividir la masa inicial del vehículo entre
la masa del mismo una vez consumido el conjunto de combustible y oxidante.
Si en lugar de utilizar para el cálculo la velocidad de salida de los gases de
escape se utiliza el impulso específico la expresión de la fórmula puede
quedar de la siguiente manera:

V = Ie . g . ln ( m0 / m1 )
Como consecuencia de esta relación matemática, para un mismo vehículo
lanzador, se puede establecer una escala de pesos de la carga útil a
transportar y alturas de la órbita en la que se situará esta carga útil, de forma
que una mayor carga implicará una orbita más baja y una orbita más alta
solamente se podrá alcanzar con una carga útil más ligera.

Unidades de medida

En todas las fórmulas anteriores se han de utilizar unas unidades de medida


coherentes entre ellas, por eso conviene utilizar las unidades de medida del
Sistema Internacional que para las diferentes magnitudes utilizadas son las
siguientes:

Longitud .......................................... Metro, m


Superficie ........................................ Metro cuadrado, m2
Volumen .......................................... Metro cúbico, m3
Tiempo ............................................ Segundo, s
Masa ................................................ Kilogramo, Kg
Densidad .......................................... Kilogramo por metro cúbico, Kg/m3
Velocidad ......................................... Metro por segundo, m/s
Aceleración ...................................... Metro por segundo al cuadrado, m/s2

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Aceleración de la gravedad, g ........... 9,8 m/s2
Fuerza .............................................. Newton, N
Presión ............................................. Pascal, Pa
1 atmósfera ...................................... 98.000 Pa
Energía ............................................ Julio, J

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