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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XII, núm. 270 (31), 1 de agosto de 2008
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]
Problematizar las alteraciones de los Estados-nación, la reorganización política del espacio mundial,
la importancia del espacio/territorio oculto por la globalización de la economía, la fragmentación
administrativa del espacio mundial con la “emancipación” de Estados, los Estados capitalistas
imperialistas y su estrategia geopolítica, la imposición de los preceptos de la agenda neoliberal, son
desafíos que deben ser analizados en el siglo XXI. En el período de 1945 a 2000 surgieron
alrededor de 100 nuevos Estados. En 1945 había cerca de 60 países y a principios del siglo XXI hay
cerca de 200 Estados nacionales, lo que demuestra su importancia para el imperialismo capitalista
que parece no prescindir de los territorios organizados bajo la forma de Estados. La importancia del
Estado para garantizar la reproducción ampliada del capital es una de las metas del neoliberalismo
que, paradógicamente, pregona que el Estado tiene que ser mínimo. Al adoptar la agenda
neoliberal, especialmente cuando se trata de la privatización, aumentan las tareas del Estado. Es
importante para la Geografía crítica analizar las contradicciones y conflictos que muestran la
importancia del espacio/territorio de los Estados-nación y entender el control de Estados
imperialistas y de corporaciones multinacionales sobre el territorio de otras naciones.
The increase of the states number and their internal fragilities (Abstract)
This article points characteristics of changes of nations, the political reorganization of world space,
the importance of space/territory, hidden by the economy globalization. Shows how the
administrative fragmentation of world’s space happens with the emancipation of the states and the
political strategy oh the capitalist and imperialist states. In the period between 1945 and 2000
emerged around 100 new states. In 1945 there was around 60 countries, and in the beginning of
the 21st century there are around 200 national states, proving the importance of the states to the
capitalist imperialist that appears not to prescind of the territory organized in states. The State’s
importance to guarantee the reproduction of capital is one of the goals of neoliberalism that,
conflicting, defends the minimum state. However, when adopt the neoliberal agenda, especially
defending privatization, grows the states affairs. Its important that critical geography examine
critically contradictions and conflicts that shows the importance of space/territory of nation states
and understand the control of imperialist states and of multination corporations upon other nations
territory
Los Estados continúan ejerciendo el control, por lo menos en apariencia, sobre sus territorios, aun
bajo dominio de imperios capitalistas. La reorganización interna y externa de los Estados está
basada, entre otros factores, en la imposición de la política neoliberal, en especial con la
privatización de la public choise, con alteración del funcionamiento político-administrativo.
Este texto tiene por objetivo problematizar aspectos de las alteraciones de los Estados-nación, la
reorganización política del espacio mundial, la importancia del espacio/territorio, la fragmentación
político-administrativa del espacio mundial con la “emancipación” de Estados y la imposición de
preceptos de la agenda neoliberal.
El Estado mínimo basado en las teorías neoliberales, implica la disminución del número de
funcionarios/trabajadores con la entrega al sector privado de políticas sociales. Se impone, así, la
desarticulación de un funcionalismo público, aumenta el desempleo y altera las políticas públicas.
En este proceso los derechos sociales se “transforman” en derechos de acceso a los servicios,
organizados por el mercado.
Bajo el dominio del neoliberalismo el Estado no disminuye sus funciones. Al contrario, las funciones,
tareas, responsabilidades aumentan para minimizar las dolencias producidas por el mercado,
demostrando las contradicciones de la política neoliberal que pregona la retirada del Estado de las
funciones básicas. Cuando el Estado se retira de algunas atribuciones hay, en realidad, un aumento
de tareas para el propio Estado.
Es importante destacar que para alterar la función de garantía del bienestar de todos, sería
necesario modificar las Constituciones de los países, pero no es lo que se verifica en las Leyes de
varios de ellos, especialmente en América Latina.
Entender las alteraciones de los Estados-nación implica analizar las articulaciones políticas y
geopolíticas del nuevo imperialismo capitalista. Utilizamos el término en el sentido de Harvey
(2004), quien define como “imperio capitalista” el derivado de una fusión contradictoria entre la
política del Estado y del Imperio y los procesos moleculares de acumulación del capital. La política
de Estado y de Imperio se refiere a las estrategias políticas, diplomáticas, militares, utilizadas por los
Estados para afirmar sus intereses y realizar sus metas. Los procesos moleculares de acumulación
se refieren a las maneras en que los flujos económicos atraviesan y recorren el espacio de los
Estados o, inclusive, de bloques regionales de poder.
Es fundamental para la Geografía crítica analizar las contradicciones y conflictos que muestran la
importancia del espacio/territorio de los Estados-nación; entender el control de los Estados
imperialistas y de corporaciones multinacionales sobre el espacio, territorio; analizar las nociones y
actuación de los Estados, que se alteran a lo largo del tiempo-espacio.
Los Estados-nación, aunque fragilizados, son indispensables en el mundo actual pues garantizan las
condiciones para la reproducción ampliada del capital, si no ¿cómo explicar el surgimiento de nuevos
Estados?
En el período comprendido entre 1940 y 2000 surgieron cerca de 100 nuevos Estados. En 1945, al
final de la segunda guerra mundial, había cerca de 60 países y a principios del siglo XXI hay casi
200 Estados nacionales. La soberanía no puede ser medida por la existencia de Estados o por el
número de países, pero pone en evidencia cómo los Estados son indispensables para la economía, la
política y la geopolítica mundial.
“... en el sentido tradicional, Estado nacional se refiere a un Estado territorial sobre el cual el pueblo que en él
vive, la nación, tiene un poder soberano (…). En comparación, el otro significado del término es mucho más
reciente y consiste en la idea de que todo Estado territorial pertenece a un pueblo específico, definido por
características étnicas, lingüísticas y culturales –y que eso constituye la nación. Según esta idea, sólo la nación
pertenece al Estado nacional y todos los otros no pasan de minorías que, aunque vivan en el mismo lugar, no
son parte de la nación” (2000, p. 30-31).
La actuación de las grandes potencias sugiere que no hay un dominio territorial directo, sino
imposiciones, control y dominio político de las potencias capitalistas sobre los Estados nacionales. El
nuevo imperialismo impone, define, aprovecha y utiliza las alteraciones en la organización del
sistema mundial que alteran y ocasionan impactos en el territorio, el espacio y la actuación
geopolítica.
El capitalismo, como dice Ellen Wood (2004), creó una forma distinta de operar a través del
mercado, por medio del control del sistema financiero y de ajustes estructurales. No hay
reproducción del sistema imperial y colonial de períodos anteriores, pues el dominio del territorio
ocurre bajo nuevas formas. Los países centrales utilizan como coerción el sistema financiero en vez
de la antigua práctica colonial de dominar los territorios directamente y por la fuerza militar.
De esa manera, el dominio territorial/espacial se expresa por el poder del mercado creando,
recreando, estableciendo un tipo peculiar y específico de dominio extraeconómico (poderío militar,
imposición de la agenda neoliberal, monopolio de los medios de comunicación, tecnología de
control), que es necesario aprehender para comprender las formas del nuevo imperialismo en los
territorios de las naciones.
“El capital no depende menos que antes de los Estados territoriales. En cierto modo, depende más que nunca de
un mundo de Estados-nación. Aunque el capitalismo no creó el Estado-nación, no es casualidad que el período
en que los imperativos capitalistas se diseminaron hasta alcanzar todo el planeta sea también el período en el
que el Estado-nación se ha vuelto, en el cómputo general, la forma política más o menos universal” (Wood,
2004, p. 55).
Las diferencias de precios, de salarios, de apropiación de riquezas naturales, garantizadas por los
Estados hacen posible la competitividad de los Estados imperiales capitalistas. La globalización,
como forma de imperialismo, precisa de este tipo de fragmentación de economías, pues: “encierra
las economías desigualmente desarrolladas, controla los movimientos del trabajo y así
sucesivamente. El punto básico es que el capital global se beneficia de lo que llamamos
globalización, pero no la organiza ni podría hacerlo”. (Wood, 2004, p. 56).
Es lo que también afirma David Harvey, cuando analiza la lógica territorial del poder: “Las prácticas
imperialistas, desde el punto de vista de la lógica capitalista, se refieren típicamente a la explotación
de las condiciones geográficas desiguales bajo las cuales ocurre la acumulación del capital,
aprovechándose igualmente de las ‘asimetrías’ que inevitablemente sobrevienen de las relaciones
espaciales de intercambio” (Harvey, 2004, p. 35).
Las corporaciones internacionales precisan de los Estados para organizar el mundo de acuerdo con
sus intereses y, cuanto más global se hace la economía, más los circuitos económicos tiendes a ser
organizados por Estados imperialistas capitalistas y por las corporaciones capitalistas que actúan de
forma molecular. Los gobiernos no siempre las controlan en el interior de sus fronteras, porque el
control es global. “En cierto modo, cuando hay conflictos entre las empresas globales y los
gobiernos, éstos son obligados a negociar como si estuvieran tratando con otros
Estados” (Hobsbawn, 2000, p. 91).
Cuando las grandes potencias y/o las corporaciones se sienten amenazadas y consideran que
pueden perder territorios, utilizan formas diversas de coerción, por medio de la ideología articulada
con otras formas de poder, como se observó en marzo de 2008 con la acción de Colombia sobre el
territorio de Ecuador.
Aunque haya sido Colombia y no un país del centro del sistema que utilizó las armas contra el
territorio de Ecuador, es necesario recordar que Colombia es aliada de los EUA. En el Informe
“Tendencias Globales 2020 del Consejo Nacional de Información” de los EUA, al discutir sobre
posibles amenazas a la seguridad nacional, consta que las reivindicaciones territoriales de los
movimientos indígenas “representan un riesgo para la seguridad regional”.
Los movimientos indígenas son considerados como uno de los “factores principales que
determinarán el futuro latino-americano”, lo que explicaría la actuación militar de Colombia teniendo
en cuenta el Informe del Consejo Nacional de Informaciones de los EUA, en especial cuando aborda
la acción contra el terrorismo. Para “defender” lugares, espacios, intereses económicos, se
criminaliza a movimientos indígenas, populares, nacionalistas, con la suposición de que pueden ser o
tornarse. En relación a los grupos indígenas, el informe afirma:
“A comienzos del siglo XXI, hay grupos indígenas radicales en la mayoría de los países
latinoamericanos, que en 2020 podrán haber crecido exponencialmente y obtenido la adhesión de la
mayoría de los pueblos indígenas (…) Esos grupos podrán establecer relaciones internacionales y
grupos antiglobalización (…) que pondrán en cuestión las políticas económicas de los líderes
latinoamericanos de origen europeo” (cit. in Santos, 2008).
La importancia del territorio, del dominio de la política de países permanece oculta por la ideología
de salvaguarda de los “ideales” de la globalización. Aparentemente, el tamaño del territorio
susceptible de ser apropiado por grupos indígenas sería irrisorio para alterar la dinámica de poder
del imperialismo norteamericano. Sin embargo, al analizar la localización de Ecuador se observa que
el interés territorial está basado en la abundancia de riquezas naturales (petróleo, niovio, silicio,
uranio, biodiversidad, agua, oro, bauxita) y la vulnerabilidad de la frontera.
El ataque a Perú para el ejercicio del poder necesita ser profundamente analizado en la dinámica de
la geopolítica mundial, especialmente para la geopolítica norteamericana en la región de América
Latina.
Es necesario averiguar las estrategias de las fuerzas contrarias al neoliberalismo que se constituyen
en América Latina y la importancia de la región amazónica para entender acciones orquestadas por
los EUA. La relación militar directa muestra claramente el temor a perder territorios importantes
para la economía globalizada y muestra, asimismo, cómo actúan los Estados capitalistas imperiales
para ejercer el poder económico. Al poder coercitivo del capital global se agrega el poderío y
supremacía militar, sin precedentes en la historia del mundo.
“La superioridad militar con uso de alta tecnología y su efecto de demostración ha sido decisiva para debilitar la
moral de lo que se considera enemigo como ocurrió con el ataque a Irak (zona estratégica para abastecimiento
de petróleo), con las guerras en Yugoslavia, Chechenia. Los ataques a la soberanía nacional representan la
guerra de los dueños y celadores del nuevo orden contra lo que juzgan que esté fuera de orden con uso de alta
tecnología armamentista, pero sin que el resultado sea el dominio del espacio de forma directa” (Hobsbawn,
2000).
En las últimas décadas del siglo XX el sistema capitalista mundial se redefine, en especial después
de la derrota del socialismo soviético. Actualmente hay una única potencia (EUA), aunque articulada
en bloque, dominando el sistema mundial de Estados nacionales.
El capital global, símbolo del siglo XX, fue también el siglo del término formal del colonialismo y la
intensificación del imperialismo. Como afirma Emir Sader:
“El tipo de imperialismo que domina el mundo a comienzos de siglo: un bloque de superpotencias
que fueron colonialistas y se transformaron en imperialistas coordinados por el grupo de los 7 (EUA,
Canadá, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Japón), una especie de gobierno mundial, apoyado
en el FMI, en el Banco Mundial y en el tesoro americano como formas de ministerio de economía
mundial, y en la OTAN como su ministerio de guerra. Su ideología es el liberalismo, su fuerza de
propaganda reside en el supermonopolio de los medios de comunicación ejercido por los EUA en el
mundo” (Sader, 2005, p. 136).
Soberanía y dependencia
Estado-nación remite a la idea de soberanía. Cuando se trata de soberanía: “casi todos piensan en
un poder supremo, absoluto, indivisible e inalienable, que se mantiene igual a través de los tiempos,
una jurisdicción política territorial reconocida por los demás Estados y por su propia
población” (Fiori, 2007, p.78).
La soberanía nunca fue un poder absoluto, al contrario, siempre fue y continúa siendo objeto de
conflictos y de negociaciones entre los diferentes Estados, en especial entre los colonizadores,
imperialistas y los colonizados y dominados.
A lo largo del tiempo y del espacio mundial ha habido varias redefiniciones del significado de
autonomía y de las formas de organización. La soberanía tiene formas diversas de autonomía,
diferentes maneras de actuar en el espacio territorial, de definir alianzas y estrategias, de
relacionarse con otros Estados.
Desde el final del siglo XX, se asiste a un nuevo ciclo de reestructuración relacionado con la
aceleración del proceso permanente de internacionalización capitalista que comporta una alteración
radical del cuadro geopolítico mundial. En el ámbito de la Geografía crítica es preciso analizar el
funcionamiento de las estrategias geopolíticas de los países imperialistas, de condiciones diversas de
autonomía de los países que circulan en la órbita de los imperialistas para comprender el ciclo de
reestructuración del capital del sistema de países.
Los Estados, aun cuando subyugados, continúan definiendo determinadas cuestiones internas
siguiendo, o no, la agenda neoliberal y los dictámenes del capital financiero. No hay
desmantelamiento de sus funciones internas a pesar de las grandes dificultades que tiene la
implementación de la macro política y la soberanía. Las fragilidades internas derivan de la
dependencia de las políticas impuestas por el poder político/económico de grandes corporaciones y
de Estados imperialistas, pero “nunca hubo ningún proceso de desarrollo en el mundo en que el
Estado no estuviera detrás, hasta hoy” (Netto, 2008).
El funcionamiento de la economía, dice el mismo autor, depende de un Estado que pueda actuar
sobre las desigualdades sociales, igualar las oportunidades, lo que el mercado no hace. Para los
economistas neoclásicos, liberales y neoliberales el mercado es compatible con la libertad, pero al
mismo tiempo desencadena desigualdades. El papel del Estado es actuar para combatir las
desigualdades y proporcionar el mismo punto de partida para todos y, de este modo, promover el
desarrollo económico.
¿Cómo promover el desarrollo económico siguiendo las normas del neoliberalismo que impone la
privatización de las public choise y la atención sectorial de políticas públicas en detrimento de
políticas universales?
La privatización de las políticas públicas y el incentivo de las tecnologías de control provocan una
disminución del número de trabajadores y funcionarios y, en consecuencia, implican un aumento del
desempleo. Ello, asu vez, comporta el aumento de tareas para los Estados que deben suplir las
carencias ¿Cómo, entonces, igualar las oportunidades y promover el desarrollo con la debilitación
interna?
En el proceso de privatización, las políticas públicas dejan de ser universales y pasan al dominio del
mercado que sólo atiende a las familias/personas que tienen salario/renta suficiente para pagar los
“servicios”.
Las políticas públicas que se proponían atender los derechos, conquistados a lo largo de siglos y que
constituyen una función de Estado, pasan a ser entendidas como servicios atendidos por la iniciativa
privada. Los ciudadanos pasan a ser los “usuarios”. La mayoría, que no puede pagar los “servicios”,
que no logra ser usuaria, queda relegada a vivir de las migajas que el Estado ofrece, como si fueran
beneficios y atenciones especiales.
Como consecuencia de la política neoliberal aumentan las atribuciones del Estado. La privatización
promueve “servicios” en detrimento de derechos. Se altera, en la práctica, la esencia interna de los
Estados-nación. Aumentan las tareas, pero hay fragilidades para cumplirlas. En el núcleo de ese
proceso hay despolitización de derechos y de las funciones del Estado. La igualdad parece referirse,
esencialmente, al acceso a “servicios” públicos promovidos por el Estado.
Hay una tendencia a despolitizar los cambios recientes del capitalismo, más allá de la despolitización
de los procesos internos, eliminando el papel del poder político en el proceso de globalización.
De este modo los actos de sumisión de los gobiernos periféricos a los designios del capital son
considerados una manifestación de realismo y sensatez y todos los actos de resistencia son
interpretados como irresponsabilidad, populismo, dictadura. Encontramos varios ejemplos, en
especial en América Latina y en Oriente Medio que tienen que ser analizados para entender la
Geografía del sistema mundo.
Calificar las acciones de los Estados como actos de conformismo o resistencia demuestra que, a
pesar de las alteraciones internas, los Estados conservan aún importantes funciones internas e
internacionales. Señala, asimismo, la debilidad del análisis sobre la importancia de los Estados.
Consideraciones finales
La fuerza ideológica que es impuesta por el imperialismo capitalista se apropió de los Estados-
nación. La imposición de formas de funcionamiento implica un aumento de tareas de los
Estados que deriva, paradógicamente, de las premisas del neoliberalismo, al cual propugna el
Estado mínimo. Esta es una cuestión poco analizada por los geógrafos.
La apropiación posibilita una fragilidad interna de los Estados que debe ser entendida por la
subyugación que las potencias capitalistas imperialistas imprimen a través del poder
económico, político, militar, tecnológico y de dominio de los medios de comunicación.
Es un desafío para los Geógrafos críticos analizar la importancia del territorio de los Estados-
nación, así como las formas de ejercer el poder que practicadas por los Estados del centro del
sistema y las corporaciones multinacionales.
Notas
[1] - The New York Times publicó material en el que muestra que la gran prensa norte-americana y europea se
mueven de forma sincronizada. (Le Monde, 10 de marzo de 2005 p.3)
Bibliografía
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Referencia bibliográfica:
RODRIGUES, Arlete Moysés. El aumento del número de Estados y su fragilidad interna. Scripta
Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 1 de agosto de 2008, vol. XII, núm. 270 (31). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-270/sn-
270-31.htm> [ISSN: 1138-9788]