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A continuación la persiana se desenrolla para retirarla al no estar encarrilada sobre las guías.
El siguiente paso es sacar el eje que estaba caído, para ello hay que presionar sobre el extremo
que gracias a un muelle se retrae permitiendo su extracción:
Una vez desmontada la persiana se lleva a una mesa donde revisaremos las lamas para reparar
aquellas que estén dobladas o deterioradas, pues es esto lo que hace que se enganche en las
guías y o bien no corre o al forzarlas se salen del eje.
Se estiende la persiana sobre la mesa y con unos alicates repararemos cada una de las lamas
estropeadas, sustituyendo las más deterioradas por otras nuevas, o en su defecto colocando esas
en la zona más alta de la persiana ya que las dos o tres primeras lamas no llegan a las guías.
Una vez reparadas las lamas, se limpian con agua y detergente y la ayuda de un estropajo a fin de
retirar los restos de oscuros producidos por el rozamiento. Tras esto dejar secar.
El siguiente paso es enrollar la nueva cinta en su emplazamiento, y colocar la persiana que aún no
tendrá las guías, atornillando esta en el eje.
Con los topes quitados, enrollamos la persiana de modo que queda lo más arriba posible
El siguiente paso es girar el cajetín hasta obtener la máxima tensión, donde se enrollará la cinta de
la persiana luego engancha la cinta al cajetín cuidado de que no pierda la tensión y se enrolla un
poco la cinta. Se coloca en su sitio en la pared y se baja la persiana para comprobar que rueda
correctamente.