La lágrima

... una lágrima que surca lentamente los altos y los bajos de mi
cara. Poro a poro, poco a poco, va conquistando cada colina.
Después la baja, por el lado opuesto. Antes la luz, ahora la
sombra. Desde el tierno abrazo de mis pestañas mojadas hasta los
secas grietas de mis labios, pasando por los arañazos que ha
dejado el tiempo en mi rostro.

Da su vida para dejarme un sabor salado, cuando por puro

instinto, paso la lengua. Un sacrificio que no agradezco: me
muestran mis sentimientos. Sentimientos verde lima. Sentimientos
azul cián. Sentimientos del color del recuerdo, y de los deseos
mas profundos de mi corazón, no, de mi alma, que no tienen
color, ni forma, porque están vacíos y carentes de sentido.

Anhelos inherentes. Experiencias no expresables, que al final lo

hacen. Y provocan en mi una desazón que me carcome desde dentro.
Vuelve a empezar en el lugar imaginario que ocupa mi estomago, y
de ahí se traslada hacia arriba, y hacia abajo. Cada nervio
siente la aprensión, la acuciante molestia de la falta de
realización de mis sueños. Sueños de otro mundo, de otros
mundos. Cosas que no son, son. Aquí el principio de no
contradicción no tiene razón de ser, pero es. Nada es lo que
debería mientras mis nervios se llenan de esa Sensación, y la
van transportando.

Mi corazón se detiene un instante cuando llega hasta el. Mis

dedos tiemblan casi imperceptiblemente cuando la Sensación los
cala, vena a vena. Es el momento que elige para llegar al
cerebro...

Algo pasa...

No me encuentro. Debería saber que soy yo el mismo que se busca

a si mismo, encontrándome al instante. Pero no ocurre, y el agua
comienza a caer desde un punto en el firmamento oscuro y
estrellado, en cataratas aceleradas que levantan una bruma que
no me deja ver alrededor. Ahí estoy yo, sin saber que soy yo,
desnudo, con frío, el agua subiendo, presionando mis pies
sumergidos. El miedo me atrapa.

Y grito dentro de mi cabeza. Y me desespero, y lloro.

Y de repente cae una lágrima...

...