Está en la página 1de 1

Por estos ventanales que entregan el paisaje, por los ros menores y tu gran padre-ro; por dragones ardientes

que del volcn se escapan, por doseles de musgo y cunas de semillas, Gracias, mi tierra! Por el redondo amparo del amante llanero, por las ceibas abuelas y su alada familia; por silencios de aroma donde el verde es tan joven, por la flor-mariposa, novia de colibres, Gracias, mi tierra! Por el candor risueo que tiene el ojo-deagua, por los caadulzales y los bancos de lirios; por las islas de pjaros en medio de los lagos, por el pjaro inmvil que descubro en la orqudea, Gracias, mi tierra! Por el colegio en charla de los patos vulgares, por la celda de barro en que vive la avispa; por el alto columpio de la ardilla instantnea, por la tornasolada piel de la lagartija, Gracias, mi tierra! Por la yegua dormida entre mentas nocturnas, por el perro del pobre --humano en su vigilia--; por las ubres que filtran anises y albahacas, por el gallo endamado, con el sol en el pico, Gracias, mi tierra! Por el hmedo surco en que el maz se siembra, por la tierna mazorca y el vaivn de la milpa;

por el tibio panal, anegado de flores, por las humildes yerbas de todas las cocinas, Gracias, mi tierra! Por la solar naranja y el limn curandero, por la sangre del blsamo, que es la sangre del indio; por la flor del izote --tan nupcial entre espadas-y por el conacaste, isla de golondrinas, Gracias, mi tierra! Por el tabaco anciano, mantenedor de ensueos, y por el chocolate en su labrada jcara; por el chile que pone diablillos en la lengua, por las mil y una noches del caf y sus amigos, Gracias, mi tierra! Por la cal de mis huesos que viene de tus cales, por tu suelta abundancia, por lo que das y quitas; por mi casa sembrada en tu pecho valiente, por mi verso de siempre, que es tierra siempre viva, Gracias, mi tierra!

También podría gustarte