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A MI HIJO, LEN JULIO Ves ese roble que abatir no pudo ayer el huracn que asol el monte y que

finge en el monte un alto y rudo centinela que mira el horizonte? El rayo apenas lo agriet; sereno sobre su vieja alfombra de hojarasca se yergue an como retando al trueno que la furia azuz de la borrasca. Se t como ese roble: que la herida que abra en tu pecho el dardo de la suerte sin causarte escozor sane enseguida. Labora y triunfa como sano y fuerte para que el lauro que te da la vida flote sobre el remanso de la muerte.

Julio Flrez

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