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DIEZ AOS

S, es nostalgia. Nostalgia como una playa blanca y ardiente en el silencio, en donde tus pasos susurran y quedan. All tuvimos diez aos, perfectos diez aos de ojos desbordados, de piel resonante.

Pero luego, en un slo momento, la puerta se cerr, la llave se perdi, y nos unimos a la fila.

Sin embargo, el recuerdo insiste, terco, insomne, y sabemos que fuimos el espejo de la tierra, todo vena a mirarse en nosotros y nos preguntaba su nombre.

Nosotros sonreamos, o mirbamos, o nos marchbamos. Y nunca, nunca, dejbamos huellas, reyes sin palabras, ansiosos y discretos, con la vista puesta en la puerta, en la llave, en el fondo del jardn, traidores alegres y confiados.

La puerta se cerr, finalmente, y se quedaron los zapatos junto a la cama, solos, esperando nuestro regreso.

La B con la A, Ba. La C con la E Ce. Y la luna y la tarde densa, y los fantasmas, princesas y monstruos, y todos los nombres, quedaron atrs, tras la puerta, en la playa blanca y ardiente.

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