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POEMA QUE NO TODOS PUEDEN LEER Ludovico Silva

T, cuando te desnudas, te pareces a un pino por la esbeltez exacta y el aroma divino Te conviertes entonces en mi propia experiencia, te llenas de una hermosa, antigua y noble ciencia. Por tu ombligo pasean mis manos desmayadas como dos gritos solos,. Blancas manos callada, que hieren la tibieza de tu cuerpo sabroso, dulce como praderas, silente y memorioso. Estas manos te hurgan, te descubren delicias semejantes al mar. Breves, fijas caricias Con las que quiero hollarte, como si tierra fueras por la que pasa un ro sediento de praderas. Y por tu pecho andan dos alas excelentes en las que yo adivino todo lo que t sientes. Altos y soberanos, tus pechos son mi vida que es alta y soberana torre herida. Hieren tus piernas suaves y locas y extremadas; despus son dulces aves que, junto a mi, cansadas, duermen ese momento feliz, despus del coito cuando ha finalizado la noche del introito. Las noches son sagradas. Pero tambin el da.

Hay ngeles, demonios, dioses del medioda. Te veo, en fin desnuda, como una gran memoria que no tiene pasado, ni presente, ni historia Y es el perfecto instante en que todo lo amado se convierte en amante

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