Está en la página 1de 2

Hace unos días me surgió una pequeña idea, la cual estaba relacionada con

la ideología personal de cada uno de nosotros y la “opresión” que se puede


llegar a estar sufriendo en relación con la sociedad en la que vivimos, la
supuesta manipulación de la información, el lavado de cerebros al que
estamos expuestos sin saberlo por parte de campañas políticas o
publicitarias y otros factores de diversa índole que puedan alterar nuestra
personalidad.

Esta idea surgió una noche en la cual acababa de ver una película, donde se
trataban temas como este, exactamente hablaba del concepto del
anarquismo. Poco a poco fui desarrollando este tema, uniendo diferentes
aspectos con los que a lo largo de mi corta vida me he encontrado.

El primero que me vino a la cabeza fue el concepto del “hype”, palabra que
proviene de hyperbole (hipérbole) y es una forma de denominar a los
productos mediáticos que han sido puestos en lo más alto por parte de la
prensa o publicidad, dando a parecer que estos “productos” son lo que en
realidad no son. Para entender mejor esto, pondré un simple ejemplo, que
por cierto, es de cierta forma real.

Imagina que coges un día una revista sobre algún tema que entiendas un
poco más que la mayoría (deportes, mecánica, informática, sociología,
literatura, videojuegos…) porque te interesa más o porque te gusta y te has
informado como es debido sobre ello. Abres la revista y lo primero que
encuentras es el índice, ordenado por diferentes grupos, y vas a la parte de
noticias comenzando a leer los titulares. Encuentras una novedad en esta
categoría, algo que acaba de salir y que te dispones a leer para saber de
que se trata. Según vas leyendo vas descubriendo que de lo que habla es
“de lo mejor” que ha podido salir nunca, es innovador, es diferente o es útil,
el caso es que te llama la atención más de lo normal. Terminas de leerlo y te
das cuenta de que lo quieres, algo tan bueno has de tenerlo ya que de
cierta forma lo necesitas para saciar tu curiosidad sobre ello. Según va
pasando el día hasta su lanzamiento oyes que la gente habla de lo mismo y
acabas convenciéndote más (tanto tú como las demás personas) de que lo
necesitas sea como sea, antes cuanto antes. Está cerca el día en el que
salga a la venta y todos están preparados para comprarlo, la prensa no deja
de hablar de ello como que va a ser lo mejor. Entonces llega el día, el día en
que lo tienes, el mismo día que lo vas a probar. Y lo pruebas, pero el
resultado no es como lo pintaban, no es nada nuevo, nada bueno, nada útil,
pero todo el mundo lo tiene y has gastado mucho tiempo en conseguirlo.

Entonces es cuando ahora pueden pasar dos cosas. La primera es que te


hayan “comido” tanto la cabeza que ya no piensas si realmente te gusta lo
que tienes o no, y optas por aparentar que lo que has adquirido es lo que
querías, ya que no vas a ser uno menos. La segunda es que, tras llevarte tal
fracaso, pierdes toda motivación y esperanza en aquello en lo que estabas
interesado o pensabas. Sinceramente, pienso que ninguna de estas dos
reacciones son correctas. Lo que deberías hacer en este caso es aprender
de ello y seguir adelante con el mundo en el que estás metido, no perder las
ganas porque te hayas llevado un fracaso.

Hasta aquí el ejemplo. Si nos parásemos a pensar por un momento


veríamos estos casos todos los días, solo que unas personas se lo toman de
una manera y otras de otra. Lo que ha pasado en el ejemplo anterior es que
se ha producido este “hype”, este fenómeno en el que tanto la prensa como
otros medios de comunicación han intentado vender algo a los lectores que
en realidad no era lo que parecía con el fin de obtener beneficios (o de
hacer que otros tengan beneficios, como en la segunda reacción).

Siguiendo con el tema de este texto, la siguiente situación que recordé fue
una relacionada con la política, más bien con las campañas políticas. Fue
cuando comencé a pensar en si la culpa de la manipulación es de los
manipuladores o de los manipulados, puesto que no se deberían dejar llevar
tanto por aspectos mínimos relacionados con otros de mayor importancia. El
caso fue el siguiente.

Ocurrió en el instituto, estábamos en clase de historia, y como es evidente,


los temas políticos son un tema que dan que hablar en esta asignatura. No
recuerdo exactamente cual era el tema principal, pero lo que me impactó
fue escuchar que había personas que preferían no votar a un partido político
porque durante una concentración no repartieron simples bocadillos. Aquí
fue cuando me pregunté si realmente la culpa de la manipulación para votar
a un político era por los mismos políticos que engatusaban a los votantes, o
los propios votantes por dejarse atraer por algo tan insignificante como que
le regalen algo.

Tras un tiempo pensándolo, llegué a la conclusión de que si la culpa era de


los votantes, era porque tiempo atrás ya habían sido manipulados, pues una
persona que piensa por si misma sin afectarle otros factores no haría
semejante acción. Estas personas ya han sido desinhibidas de una forma de
actuar más personal, así que no se les puede culpar ni acusarles de
“débiles”.

Todos estos ejemplos o razones se podrían incluir dentro de otros temas


como por ejemplo en el de las modas, pero vendría a ser algo similar al
primer ejemplo. Los medios de comunicación y los “altos cargos” influyen
sobre nosotros de manera casi descontrolada sin que la mayoría de nosotros
lo sepamos.

Para acabar, me gustaría lanzar una pregunta: Querido lector o lectora, tras
leer este artículo, si aprendes y reflexionas de lo leído te darás cuenta por ti
mismo que en parte puedo tener razón o no, pero, lo más importante es
que, si te ha hecho reflexionar, ¿no crees que he influido sobre ti, para
cambiar tu forma de pensar?

“La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia”


-Amos Bronson Alcott; Pedagogo y escritor estadounidense

También podría gustarte