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Las firmas

Elemento de mucha importancia para garantizar la autenticidad del testamento, son las firmas del notario, el testador y los testigos. Si el testamento es abierto, la firma del notario es absolutamente imprescindible si es que interviene un notario, en cambio, las del testador o de alguno de los testigos, pueden faltar, pero entonces debe constar el motivo por el que no han podido firmar, y la firma de un testigo puede ser suplida por otro que lo haga en su nombre. En el testamento cerrado es imprescindible la firma del testador, adems de las otras como en el caso anterior. Las firmas tienen el valor de una solemnidad, de tal modo que, si faltan y no han sido reemplazadas por lo que indica a ley, se produce la nulidad el testamento. Constituyen una prueba preestablecida de la autenticidad del documento: si constan todas ellas, se presume la autenticidad y solamente se podr destruir esta presuncin con la prueba en contrario, demostrando la suplantacin o falsificacin con prueba plena. No causa nulidad el hecho de que una firma haya sido enmendada, corregida o notoriamente completada o repasada: todos estos accidentes no dicen nada contra la autenticidad de las firmas y resulta frecuente que personas con poca prctica de la escritura, procedan as a arreglar su firma. El Cdigo permite, en el testamento solemne abierto, que se prescinda de la firma del testador cuando ste no supiere o no pudiere firmar. No puede reemplazarse la firma del testador por la huella digital, como suele practicarse en otros documentos.

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