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TERMINAR EL LIBRO Terminar el libro significaba, de alguna manera, la muerte de una parte de l que todava quera conservar.

Tal vez por nostalgia o por alguna costumbre estpida de saber que siempre poda sumergirse en aquella historia, en su otra realidad, la que no lastima. Entonces era leer cada palabra, analizarla, hacerle crecer pelos y patas; pero despus era borrarle esas patas o cambiarle los zapatos para que no corrieran hacia adelante y alcanzaran al punto final. Hasta que una curiosidad ya insoportable, un impulso casi imperceptible y una palabra que se escapa de las cuerdas del titiritero.

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