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Obituario Eras luz clara, radiante ante mi vista, como una estrella, siempre al noroeste.

Iluminaste la vida de muchos otros, de otros tantos pjaros que se posaban en tus manos y verdes y amarillos que brillaban a tu alrededor. Te reclam, como la muerte, arrancndote de un brazo, apoyando la hoz en tu garganta. Y la verdad me quit la escafandra con luz densa, para notar la ruina y el paisaje de lo que nunca haba sido. Que no la muerte ni la mentira, sino que era luz y reflejaba y era mi luz que reflejaba en tu espejo y mis latidos en tu corazn y mis imgenes en tus palabras. El ltimo llanto, y el primero, fue hace dos noches. Fue el final, quizs por eso llor, porque saba que habas muerto.

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