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Vea como ya conocemos ampliamente nuestros destinos, somos capaces de lanzarnos al final de nuestras vidas, de proyectar cada etapa

de nuestro futuro con una exactitud sorprendente. Y pese a que se realicen enormes esfuerzos y se pretenda ignorarla, al poco tiempo la vida deja de sorprender. Atrapados en los aburridos confines de un paradigma agotado no nos queda ms que una falsa esperanza Newtoniana en la que, entre siete mil millones de personas que habr en el mundo, un puado de caraduras de un espritu conmovedor, luchen por refundar La Aventura. Estos descerebrados son fciles de imaginar, hijos de un proletariado apenas sobreviviente han atravesado fcilmente y de un tirn las capas ms duras de cualquier sociedad, acomodndose en sitios de gran poder e influencia viviendo an sin nada que perder. Lo que es difcil de imaginar es con que herramienta buscaran razgar el velo. El desgracaiado de Michelle Hellbeque se ha valido de la literatura en un esfuerzo gigantesco y su novela Las Praticulas Elementales consigue arrojarnos al borde del desvensijado nuevo mundo, la novela acaba all en donde el borde ya no puede ser mas claro, y es descripto de manera tal que hasta podemos ver su reverso, pero a diferencia de las novelas de ciencia ficcin de comienzos del siglo XX, es imposible ver detrs. Pero como esbozar un nuevo mundo si para llegar a all hemos debido abondonar nuestra religin y nuestras ciencias. La imaginacin sea tal vez la lanzadera, pero es posible cortar el cabo sin fe?. Herzog tampoco ha encontrado solucin.

Ya habiendo navegando durante meses, el capitanejo sube al puente y avisa a Colon que han consumido la mitad de las provisiones. Alli al borde del mundo la escoria y el caradura se ganan la vida.

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