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Caricias. Suaves. Delicadas. Tiernas. Tacto sutil. Tus dedos dibujan y desdibujan sobre mi piel de papel.

Con ellos me puedo imaginar tus solos de guitarra. Nuestros labios intentan, pero casi no se tocan. Nos regalamos besos, fugaces como aquellas estrellas. Necesito jugar a piedra, papel o tijera.

Mis manos bailan sobre ti buscndote y recorrindote entera. Exploran, quizs donde no debieran. Me declaro inocente, lo que hacen ellas ojal lo supiera.

Sigue nuestro juego particular. Sientes escalofros, pero me sigues provocando, no piensas rendirte si yo no lo hago. Intento concentrarme para no enloquecer y vuelvo a explorar. Quieres ms, lo ests pidiendo a gritos. Tranquila, no pienso parar, a mis manos les gusta bailar.

Te miro y te descubro salvaje. Ese pelo, esa mirada, esos labios... Qu ganas te tengo!

Enloqueces en mi juego y te res, pero t tambin sigues. Me revuelvo. Intento resistirme. Pero me cautivas, no me dejas opcin. Cierro los ojos para ver las estrellas. Juegas con mi oreja entre palabras y mordiscos para desviar la atencin de esos dedos que me buscan. Me sonres de forma burlona, creyendo que has ganado la partida.

Pero como respuesta te muerdo. No me rendir. Yo tambin busco la gloria.

Quin dar ms? Quin provocar ms? Quin se rendir primero? No lo sabamos, pero lo que buscbamos aparte de llegar a meta era tambin la competicin.

Nuestro calor asciende con una fuerza imparable. Ya ninguna puede ms. Nos quema una supernova entre las piernas. La sutileza se tiene que acabar.

Me miras y me comes con los ojos. Haces mi boca tuya entre saliva y mordiscos. Nos tomamos. Con espaldas que se araan, con tu pelo entre mis manos, los labios que se corren, y con gargantas afnicas de callar gritos.

Haz las maletas que nos vamos al infierno, yo te quemo. Ya no hay gravedad, no existe nada ms. Somos t y yo rozando algo que parece el cielo, incluso salimos del universo. Si quieres somos cometas en llamas. O un incendio que nunca se apaga.

Ya no sabemos, ni siquiera, nuestros pronombres. Ya no hay un t y un yo. No hay una cama. Estamos ciegas por el orgasmo, la cabeza nos da vueltas. Solo somos animales.

Es el disfrute de la supervivencia.

Pero ven aqu, que me he quedado con ganas de volver a empezar.

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