Está en la página 1de 1

(Viernes Santo de 2000) Cristo se desploma de nuevo a tierra bajo el peso de la cruz.

La muchedumbre que observa est curiosa por saber si an tendr fuerza para levantarse. San Pablo escribe: Siendo de condicin divina, no retuvo vidamente el ser igual a Dios. Sino que se despoj de s mismo tomando condicin de siervo, hacindose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humill a s mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz (Flp 2,6-8). La tercera cada parece manifestar precisamente esto: El despojo, la knosis del Hijo de Dios, la humillacin bajo la cruz. Jess haba dicho a los discpulos que no haba venido para ser servido, sino para servir (cf. Mt 20,28). En el Cenculo, inclinndose hasta el suelo y lavndoles los pies, parece como si hubiera querido habituarlos a esta humillacin suya. Cayendo a tierra por tercera vez en el camino de la cruz, de nuevo proclama a gritos su misterio. Escuchemos su voz! Este condenado, en tierra, bajo el peso de la cruz, ya en las cercanas del lugar del suplicio, nos dice: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). El que me siga no caminar en la oscuridad, sino que tendr la luz de la vida (Jn 8,12). Que no nos asuste la vista de un condenado que cae a tierra extenuado bajo la cruz. Esta manifestacin externa de la muerte, que ya se acerca, esconde en s misma la luz de la vida.

También podría gustarte