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MARIA GARCIA DE FLEURY

FRANCISCO BLANCO NAJERA


UN HOMBRE ACTUAL CON EL ALMA PUESTA EN DIOS

INTRODUCCION

Jesucristo enseñó que el amor es lo que cuenta cuando tratamos a los demás y la obra
más grande de todas es la que se hace con el mayor amor posible. La Iglesia sigue esta
enseñanza. Los grandes santos de todos los tiempos de la Iglesia han sabido amar, su vida
ha estado caracterizada por el amor que han sabido esparcir alrededor suyo. Quizás no hayan
construídos pirámides, ni inventado nada... lo que han hecho es vivir lo sencillo de la vida en
forma impresionante. Han sabido vivir lo ordinario extraodinariamente bien. Han sabido cumplir
con la misión que Dios le dió.
Este es el caso de Francisco Blanco Nájera.
Siguiendo las palabras del Evangelio: Nadie enciende una lámpara para esconderla o
taparla con algo, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la claridad
(Lc11,33), queremos poner en tus manos la vida de Monseñor Francisco Blanco Nájera, de
manera que puedas "saborear" la personalidad de éste hombre del siglo XX que vivió para dar
a conocer a Jesucristo a todos: los niños, los jóvenes, los educadores, los seminaristas, los
comunicadores sociales, las Cooperadoras, las Misioneras del Divino Maestro, a los de su
Diócesis, a los que disfrutan de la música y el canto, a los juristas, a los sacerdotes, los
obispos, al mundo de su tiempo y a ese gran mundo que ahora lo conoce a través de su vida,
de su obra y de sus escritos.

1.-LA NIÑEZ

En un ambiente social, cultural y económico convulsionado y en medio de mucha pobreza


el 24 de mayo de 1889 nació en Logroño, España, FRANCISCO BLANCO NAJERA. A los dos
días de nacido fue bautizado en la Iglesia parroquial de Santiago Real.
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Logroño es la capital de la región de la Rioja, un valle irregular y amplio en medio de unas


tierras fértiles llenas de viñedos, montañas y serranías bañadas por el Río Oja (de donde le
viene el nombre) el cual, es un afluente del muy conocido Río Ebro. La Rioja ha sido a lo largo
de la historia cruce de caminos europeos donde se han librado gestas y toda una serie de
tradiciones incluyendo el camino recorrido por el Apóstol Santiago.
Sus padres, Eduardo y Patricia, se habían venido del campo a buscar mejor fortuna en la
ciudad y montaron un negocio de bebidas. Como en el negocio de bebidas no les iba muy
bien, Patricia se empleó como lavandera para ayudar a los ingresos familiares.
Como buen hogar cristiano, sus padres le dieron una sólida educación cristiana:
enseñándole a sus hijos a amar y respetar a Dios, a ayudar al prójimo, la oración diaria en
familia, a rezar al iniciar el día para ofrecérselo a Dios y al final del día para agradecerle a Dios
todas las cosas buenas y malas que les habían sucedido pues sabían que las malas son
siempre enseñanza para ser mejores y las buenas las gracias que Dios da. La bendición de la
mesa agradeciendo a Dios por el pan nuestro de cada día y la Misa dominical. Todo ello formó
el alma de Francisco quien a lo largo de su vida se caracterizó por vivir rectamente, de forma
emprendedora, con carácter firme, comprensivo, en medio de una vida senclla y dinámica
consagrada a darle gloria a Dios y a buscar el bien de las almas.
Tenía Eduardo treinta y cinco años cuando se enfermó y murió. De los siete hijos del
matrimonio solamente sobrevivió Francisco. A los siete años de edad se había quedado
Francisco solo con su mamá.
Sus amigos lo llamaban cariñosamente "Pachico". Comenzó a estudiar en la escuela
nacional pero pronto los Hermanos Maristas instalaron una escuela y Patricia decidió inscrbirlo
allí para que recibiera una esmerada educación. Con los Maristas, Pachico recibió su Primera
Comunión pero tuvo que regresar a la escuela nacional por las escasas entradas económicas
de su madre.
Con la mamá viuda, trabajando para ganarse la vida y traer la comida al hogar, Francisco
andaba todo el día de su cuenta. Era otro niño más de la calle. Su afición mayor era la de ser
torero.
Cuando tenía unos diez años y andaba correteando por frente a la Iglesia de San
Bartolomé, el Hermano Corta salió de la Iglesia preocupado pues tenía que cuidarla pero a la
vez tenía una clase de religión que dar a un grupo de niños. En eso vió a Francisco, lo llamó y
le dijo: "Oye Francisco, ¿serías capaz de cuidar la puerta de la Iglesia y no dejar entrar a nadie
hasta que yo regrese pues tengo una clase de Religión que dar?" y Pachico, como lo llamabna
sus amigos, respondió: "Claro, claro que puedo". El Hermano le consiguió una silla y allí se
sentó Francisco orgulloso de tener un trabajo que hacer.
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Cuando el Hermano regresó lo encontró muy responsablemente cuidando la puerta lo


felicitó y le agradeció mucho el haberlo ayudado.
Francisco se sintió por primera vez en la vida útil. Se sentía muy emocionado. Esa noche
esperó a su mamá con inmensa alegría y le contó la responsabilidad "tan importante" que le
había dado el Hermano Corta y cómo lo había felicitado. Madre e hijo se sintieron felices y
orgullosos.
Al día siguiente, él mismo fue a ofrecerse para cuidar la puerta de la Iglesia. Francisco se
sentía feliz y orgulloso de tener una responsabilidad. Como continuó frecuentado la Iglesia,
otro de los religiosos, el Hermano Muru lo invitó a cantar en el coro de los niños de la Iglesia.
Pachico aceptó muy gustoso. Aprendió a leer las notas musicales antes que a leer y escribir;
aprendió a profundizar en ese amor a Dios y a la Virgen que su madre le había enseñado. Al
poco tiempo, para sorpresa de todos, Pachico tecleaba el piano. Llegó a tocarlo con tanto
gusto que su madre ahorró hasta lograr comprarle un piano para que practicara en su casa.
También comenzó a aprender a tocar el violin.
Cuidando la puerta y cantando en el coro comenzó el gran cambio en la vida de este niño
que pudo convertirse en otro niño más de la calle, pero que, gracias a la formación en su hogar
y a la invitación a algo muy sencillo como era cuidar la puerta de la Iglesia, se convirtió en un
gran santo y fundador, orgullo de la Iglesia Católica.

LAS TENTACIONES DE SUS AMIGOS DE LA CALLE


En una ocasión una compañía de teatro pasó por los alrededores y vió las habilidades que
tenia Pachico. Hablaron con él, lo invitaron y quisieron llevárselo con ellos, pero su madre, se
negó . Más adelante Francisco dirá que era la mano de Dios, a través de su mamá, quien lo
protegía para prepararlo para "cosas mayores".
Algunos de sus amigos de la calle trataron de invitarlo a alejarse de la Iglesia. Se burlaban
de él y lo tentaban para seguir haciendo travesuras llevando una vida ociosa. A esto es lo
que se llama "tentación". Francisco luchó contra las tentaciones y logró vencerlas aunque no
podía negar que de a rato le provocaba irse con sus amigos.
En el mundo existen muchas tentaciones. La sociedad aplaude, se ríe y premia cuando
pecamos, cuando nos alejamos de Dios. Hay anuncios, canciones, programas de radio, de
TV, de computadoras, que buscan entusiasmarnos a vivir de acuerdo a nuestros instintos y
pasiones, sin responsabilidades, sin compromisos, sin dominio de uno mismo. Esto es un
ataque frontal a las enseñanzas de Cristo.
¿Qué hacer cuando sentimos ganas de hacer lo que sabemos que está mal? Aprendamos
de Jesús para vencer las tentaciones.
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Cristo pasó cuarenta días en el desierto antes de iniciar su vida pública. Allí se dedicó a
orar, a ayunar y a prepararse para la gran misión que Dios le había dado: salvar a la
humanidad. El demonio, el enemigo de Dios, aprovechó la ocasión para invitarlo a que no
cumpliera con el plan de salvación.
La primera tentación fue la del cuerpo. Como no había comido en esos cuarenta días,
tenía hambre y el demonio quiso tratar de hacerlo caer aprovechándose de la necesidad de
alimento que Jesús sentía y lo invitó a convertir unas piedras en pan. No hubiera sido pecado
que Jesús fabricara unos panes para comer, pero eso hubiera sido usar el poder para su
propio bien y El sabía que había venido al mundo para el bien y la salvación de todos los seres
humanos. Jesús no se dejó engañar, sabía que tenía una misión que cumplir. Venció al
demonio diciéndole que es más importante cumplir con la voluntad de Dios, que llenar su
estómago. Por eso Jesús le respondió: No sólo de pan vive el hombre (Lc.4.4)
El demonio conoce nuestras necesidades y está pendiente para invitarnos de muchas
maneras a darle importancia a las cosas materiales para que distrayéndonos vayamos
olvidádonos de Dios.
La segunda tentación fue la de la vanidad. El demonio invitó a Jesús a lucirse frente a los
demás tirándose desde lo alto del Templo. Jesús no cayó en la trampa y le respondió: "Está
escrito en la Biblia: "No tentarás al Señor tu Dios". (Lc.4,12)
En ocasiones nosotros nos ponemos en situación de alejarnos de Dios (de pecar) porque
le hacemos casos a los amigos, a la televisión o a otro medio que busca invitarnos a creer que
todo es bueno y que nada malo puede sucedernos. Sentimos el deseo de quedar bien con
todas las personas y hacemos cosas que sabemos están mal con tal de que no nos critiquen y
seamos aceptados por los demás.
La tercera tentación fue la de la soberbia. El demonio quiso engañar a Jesús ofreciéndole
poder. Lo llevó a un lugar muy alto desde donde podían verse todos los reinos de la tierra y se
los ofreció a Jesús a cambio de que se arrodillara delante de él. Jesús lo rechazó diciéndole
Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás (Lc.4,8)
A todos nos gusta ser importantes y al caer en la tentación de ser importantes vamos
olvidándonos de servir a Dios y al prójimo.
Cristo no se dejó engañar. Venció cada tentación en su momento con argumentos que
encontramos en la Biblia. Eso es lo mismo que debemos hacer nosotros. Esto le sirvió de
ejemplo a Francisco como niño y luego como Obispo. Por eso encontramos con tanta
frecuencia en sus escritos la invitación constante al ayuno, a la oración perseverante, a la
participación en la Misa, la Comunión, la Confesión y en general sus llamados a la humildad,
así como a leer con frecuencia el Nuevo Testamento de manera de conocer cada día más lo
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que Cristo vino a enseñarnos para nuestra salvación para poder tener argumentos de peso y
razones para alejarnos de las tentaciones.
Para vencer las tentaciones debemos saber distinguir entre "sentir" y "consentir".
Tenemos que usar la razón y pedirle a Dios la capacidad de descubrir la mentira de la
tentación que presenta las cosas como buenas y deseables cuando en realidad lo que hacen
es empujarnos cada vez más hacia la irresponsabilidad, el mal y por lo tanto el alejamiento de
Dios. Tengamos presente que el demonio invita a que seamos egoístas bajo el disfraz de
"tengo que darme mis gustos, me lo merezco ..."; invita a burlarnos de los demás, a presumir,
a hablar mal de los demás, a caer en vicios haciéndonos creer que no es nada malo. Son las
trampas que pone el demonio para alejarnos de Dios e impedir que nos salvemos. Jesús dijo:
Vigilen y oren para no caer en la tentación. (Mc.14,38)
Tener tentaciones es algo común a todas las personas. Eso es lo que permite que
seamos libres. La enseñanza de Jesús es a no negociar con las tentaciones sino a cortarlas
por lo sano. A no meternos en ambientes y situaciones peligrosas pues podemos caer.
Valiente y merecedor de reconocimiento es quien se atreve a escaparse a tiempo de las
tentaciones.
En nuestro caso, Francisco Blanco Nájera, aun como niño, al hacer sus mejores esfuerzos
por ser fiel y responsable a sus clases de canto en la Iglesia y más tarde a sus clases de
religión, logró vencer las tentaciones. A diferencia de sus amigos, a él es a quien recordamos
ahora con el pasar de los años. Sus amigos que se mantuvieron viviendo en el ocio o
desperdiciando su vida, han caído en el olvido y en el anonimato. Es una prueba más de que
quien es fiel a Dios aun en lo más pequeño, quien reza y busca estar cerca de Cristo, Dios lo
premia con abundancia.

SURGE LA VOCACION
Francisco era fiel a sus horas de ensayo en el coro, a las clases de solfeo, practicaba a
diario el piano y le dedicaba tiempo al violin. Con el Hermano Muru conversaba mucho y
poco a poco fue inspirando en él, la entrega total a Cristo, la devoción tierna a la Virgen, la
perseverancia y sin duda, sembró en él la semilla de su vocación sacerdotal.
Comenzó a asistir con mucho interés a clases de Religión. Cuando tenía unos doce años
se le acercó al Hermano Muru, de quien luego hablaba como "el angel de mi infancia", y le dijo
que quería ser como él, un hombre entregado por completo a Dios y al servicio de sus
hermanos.
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Este hecho es vital pues señala la importancia de ser ejemplo, de ser testigo. El Hermano
Muru se había convertido en testigo vivo de Cristo, en un ejemplo de vida al cual Francisco
quería parecerse.
Es interesante destacar que fueron muchos los jóvenes que ingresaron al sacerdocio y
otros que se acercaron a Cristo gracias a la vida y palabras de este santo hombre. Sin
etiquetarlos, viendo en cada uno un misterio al que sólo podemos asomarnos si ellos se
autorrevelan, el Hermano Muru conversaba con los jóvenes buscando que se conocieran a si
mismos, su carácter, su temperamento, su situación. Así iban ajustando su proceder día a día,
en los buenos momentos y en las dificultades.
El Hermano Muru dejó una huella profunda en muchas almas producto de su contacto
personal franco, amable, intuitivo, firme y bondadoso.

SER TESTIGO DE VIDA


Cuando los apóstoles le preguntaron a Jesús cómo se reconocerían entre ellos, Jesús les
respondió que sería por el amor . "Amense unos a otros como Yo los he amado" ( MT 5,, Mc )
Entre los primeros cristianos no faltaba nada pues todo lo ponían en común vivían unidos,
rezaban juntos y compartían todo lo tenían dándole a cada quien de acuerdo a lo que
necesitaba. (cfr.Hechos 2,42-44) Conocer a Jesús y vivir el mandamiento del amor es dar
testimonio de Cristo en el mundo.
Los primeros cristianos llamaban la atención de todas las personas por el gran amor que
se tenían. Eso es el testimonio cristiano: ser imagen de Dios ante los hombres. Que quien te
vea, vea a Dios.
Solamente con su forma de hablar, de tratar a los demás y de hacer las cosas, el
Hermano Muru estaba haciendo apostolado con su testimonio; sin necesidad de hacer cosas
extras. Este hombre santo sabía que bastaba cumplir con lo que debemos hacer, tal como lo
debemos hacer y en el momento en que lo debemos hacerlo.
Algunas personas se han separado de la Iglesia y se han unido a alguna secta o grupo
religioso alegando que los sacerdotes, las religiosas, o los católicos en general no viven de
acuerdo a las enseñanzas de Cristo, no son congruentes con su fe. Sin embargo, debemos
recordar que quienes formamos la Iglesia no somos perfectos, pero la Iglesia, a pesar de los
errores de algunos de sus miembros, sigue siendo Santa porque está iluminada y asistida por
el Espíritu Santo. Esas personas que se alejan se olvidan que ellos mismo, al estar
bautizados, son parte de esa Iglesia y que su deber es defenderla y luchar por ella, como se
lucha y defiende la propia familia y no huir cómoda y cobardemente como el que abandona a
su familia cuando existen problemas.
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Francisco veía que el Hermano Muru siempre le pedía ayuda a la Santísima Virgen; lo
veía participando a diario en la Misa pasara lo que pasara y comulgar con gran devoción. En
alguna oportunidades también lo vió entrar a la Iglesia y arrodillarse frente al Sagrario
pidiéndole ayuda a Dios para resolver algún problema o tomar una decisión.
La vida de "niño de la calle" fue siendo sustituída por los ideales nobles y altos que veía en
el Hermano Muru. Esa era el tipo de vida que Francisco deseaba imitar.
Años más tarde, cuando murió el Hermano Muru, D. Francisco escribió: Conocí al
Hermano Muru cuando yo apenas tenía diez años ... Me cogió en bruto, como bloque de
marmol en manos del artista, y, día tras día, con abnegada paciencia y acrisolado celo,
fue desborzando y desarraigando mis antiguos y torcidos hábitos. Me enseñó a amar a
Dios regaladísimamente como él lo amaba. Me inspiró la tierna devoción a la Santísima
Virgen que él profesaba, de suerte que a él, más que a nadie, debo mi formación
espiritual y hasta mi vocación.
Este rasgo de agradecimiento público fue característico de Blanco Nájera. Rasgo que
había aprendido de su madre, del Hermano Muru y leyendo el Evangelio.

EN EL SEMINARIO
Su sueño de consagrarse a Dios en la vida sacerdotal se hizo realidad en 1902. El
Hermano Muru habló con la mamá de Francisco para explicarle las intenciones de su hijo de
ser sacerdote. Patricia, se puso muy contenta pues era un privilegio muy grande que Dios
escogiera a su hijo para el sacerdocio.
Preparándose para su entrada al Seminario, Francisco, en privado, le había consagrado su
pureza y su vida entera a la Virgen Inmaculada. Tenía trece años cuando fue aceptado en el
Seminario.
Tanto para entrar como dentro del Seminario tuvo que trabajar para pagar sus estudios y
conseguir al menos el desayuno y la cena. El primer año de Francisco en el Seminario fue
difícil. Iba como externo para abaratar los costos y trabajaba como sacristán en el convento de
las Religiosas Franciscanas de la Madre de Dios. Las Hermanas estaban felices pues el
nuevo sacristán además de ser seminarista, "cantaba como un jilguero" y tocaba el órgano.
Durante tres años se mantuvo este contacto con las Hermanas, el cual, sin duda, ayudó
mucho al desarrollo de su vocación.
En el Seminario de Logroño cursó cuatro años de Latín, tres de Filosofía y dos de
Teología, destacándose entre sus compañeros seminaristas obteniendo las mejores
calificaciones de su curso. Al finalizar, obtuvo el título de MERITISSIMUS. Su énfasis en el
estudio muestra como para Francisco el proceso de formación sacerdotal era ante todo un
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proceso de auto-formación. Estaba consciente que tenía que trabajar responsablemente en


primera persona poniendo lo mejor de si mismo en el estudio para su propia formación con una
actitud honesta, clara, sincera y esforzada..
Pasó a la Universidad Pontifica de Comillas donde cursó tres años de Teología y tres
años de Derecho Canónico. Los libros, los profesores y el ambiente estudiantil lo estimularon
aun más en sus deseos de formación. La espiritualidad ignaciana que allí respiraba,
continuaba formando su espíritu y llenándolo de los ideales más nobles de santidad. El día 8
de Noviembre de 1911, recibió el Sacramento de la Confirmación con toda seriedad,
entusiasmo y conciencia. Al poco tiempo, finalizó sus estudios graduándose de Doctor en
Teología y Doctor en Derecho Canónico.
En su vida como seminarista podemos destacar dos virtudes muy importantes en
Francisco que le ayudaron toda la vida: la perseverancia y el esfuerzo producto de su deseo de
formarse como sacerdote, como hombre de Dios santo y virtuoso.
A través de la lectura constante de la vida de Jesucristo comprendió que la mejor manera
de modelar su personalidad humana en orden al sacerdocio era a través de la oración y la vida
de gracia. La contemplación de Jesús crucificado, doliente, entregado para la salvación de la
humanidad, lo llevó a tener sed de lo infinito e impulsó su espiritualidad. A través de esta
meditación tenía presente que desde el Calvario, Jesús quiso que su Madre y sus más
allegados permanecieran unidos siempre. Desde ese momento, la Virgen María, se había
convertido en la gran formadora de los seguidores de Jesús. En su caso, los seguidores más
cercanos de Jesucristo eran los sacerdotes y eran ellos quienes debían acudir de primero a la
María, la Madre de Jesús para que los acompañara, los protegiera de los peligros y velara
solícitamente por su perseverancia. Francisco Blanco Nájera siempre tuvo una oración, una
palabra y un recuerdo para la Santísima Virgen en su corazón y en sus labios.
Comprendió que en la vida terrena, Jesús anduvo activo ayudando a los demás,
enseñando, curando, haciendo el bien por donde pasaba. De allí concluyó que para amar de
verdad a Dios, hay que amar y servir a todas las personas. Blanco Nájera buscó la santidad de
vida entregándose por entero a amar y servir a Dios y a los demás.
Toda su vida combinó la seriedad del trabajo con la alegría. En diversas ocasiones,
incluso como sacerdote, se le escuchó alegrando las reuniones poniéndose a tocar y cantar
esa música popular típica española llamada "jota". Esto hacía que muchos se acercaran a él
dándole pie para atraer a personas de distintos ámbitos hacia Cristo.
Su dedicación, unida al cariño y la fortaleza de su madre quien siempre lo respaldó,
fueron otros elementos que lo ayudaron a culminar exitosamente su formación sacerdotal.
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CAPITULO 2.-SACERDOTE

El 20 de Diciembre de 1913 se ordenó como Sacerdote en la capilla de la Universidad de


Comillas. Lograba así el sueño de su vida: ser sacerdote de Dios para toda la eternidad.
El nuevo Padre Francisco Blanco Nájera, celebró su primera Misa el día 1 de Enero de
1914 en esa Iglesia tan querida que conoció su transformación de niño de la calle a hombre de
Dios: la Iglesia de San Bartolomé de Logroño.
Ese día, en primera fila estaba sentada orgullosa y emocionada su mamá Patricia quien
intuía con amor maternal los cuidados que debía darle ahora a su hijo para ayudarlo a velar
por el Sacramento del Orden Sacerdotal. Sentado junto a ella, el Hermano Muru agradecía a
Dios humildemente por la vocación de Francisco pidiéndole que lo hiciera sacerdote para la
mayor gloria de Dios y el engrandecimiento de Su Reino en la tierra. Ambas peticiones de este
santo varón se hicieron realidad.
Las palabras del Evangelio de su primera Misa: "Id y enseñad a todas las gentes ..." se
convirtieron en una idea fija junto con la de "Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto
" consciente de que quienes primero tienen que serlo son los sacerdotes.
En 1915, con veintiseis años, el Padre Francisco Blanco Nájera conocido como Don
Francisco, fue nombrado Ecónomo de la parroquia de Ventosa de la Rioja. Con el entusiasmo
de su nuevo sacerdocio, entre las primeras cosas que hizo fue darle un gran impulso a la
congregación de las Hijas de María y organizar el coro de los niños enseñándoles canciones
tanto religiosas como populares. Buscó mejorar la organización parroquial para hacerla cada
vez más eficiente y cercana para losparroquianos.
La idea de la parroquia como centro de formación religiosa para los niños lo consideraba
algo de mucha importancia. Sin embargo decía que en orden a la instrucción religiosa
siempre más eficaz e intensiva, por regla general, la enseñanza cíclcica y periódica de la
doctrina cristiana en la escuela es mejor ya que la asistencia de los niños a ella es màs
constante, asidua, obligada y numerosa y con mayor facilidad para estudiar y preparar
las lecciones.... Por esta razón se dedicó a visitar las escuelas públicas y privadas.
En su deseo de poner muy en alto la devoción a la Santísima Virgen, decidió entronizarla.
El día y la forma en cómo iba a entronizarla la anunció varios días antes tanto en la Misas
como por diversos medios invitando a todos a asistir. Llegada la hora de la entronización
había muy pocos fieles. Don Francisco les pidió que aguardaran un momento rezando el
rosario y se fue al bar del pueblo el cual estaba lleno de gente. Con voz fuerte y amable
convenció a todos que lo acompañaran a la Iglesia. Ahora sí, la Santísima Virgen se veía
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acompañada de los fieles de Ventosa de la Rioja y se le estaba dando honra a Dios al honrar
a su Madre.
El Padre Francisco decía que todo lo que la Virgen María puede darnos, viene del
propio Dios, y si nuestra función es llevarle a Cristo a los hombres, Ella fue la primera que lo
hizo. Si tenemos que ser corredentores, Ella también lo fue. Ella es nuestro ejemplo, la que
vivió como nosotros. Por eso puede ayudarnos a librar la lucha dentro de nuestra familia, en el
trabajo, en la calle, en todas partes.
A través del crecimiento deL amor, de la confianza hacia María y de la imitación de sus
virtudes, formaremos en cada uno de nosotros una personalidad fuerte, firme, vigorosa,
dispuesta a avanzar contra la corriente siguiendo su ejemplo de entrega total a Dios para
ayudar en la empresa corredentora.
En sus Escritos espirituales p.161 señala: Reconozcámonos íntimamente unidos a la
Inmaculada en el Cuerpo Místico de Jesucristo. En El, Ella y nosotros somos una
misma cosa. Procuremos sobre todo que esta verdad doctrinal sea una realidad
práctica en nuestra vida. Este es el camino más corto, limpio y seguro para llegar a Dios.
En Navidad, tomó la imagen de un Niño Jesús, lo entronizó al son de villancicos creando
una atmósfera de verdadero gozo navideño entre los parroquianos. Esta devoción al Niño
Jesús, era importante para el Padre Francisco por varias razones. Una de ellas es porque a lo
largo de las páginas de la Biblia se le atribuye una importancia especial a los niños. El niño es
"símbolo de contradicción" pues por su inocencia e incluso por su simple presencia saca a
relucir la verdad de las cosas.
Cuando los evangelistas escribieron acerca de Jesús, estaban sorprendido por su pasión,
muerte y resurrección, luego vieron su vida, pero ¿qué se puede decir de alguien en el
momento en que llega al mundo?
Algunos teólogos dicen que los Evangelios de la niñez de Jesús (Mateo 1-2 y Lucas1-2)
son los evangelios más recientes pues nacieron cuando las predicaciones agotaron todos los
temas indispensables y algunos comenzaron a preguntar: ¿Qué sucedió antes del bautismo en
el Río Jordán? ¿Jesús era vecino de Nazaret o de Belén? ¿Cómo es posible que el Salvador
del mundo naciera como cualquier ser humano y además en la miseria y en secreto? Los
Evangelios de Mateo y Lucas tratan de darle explicación al Niño-Dios, que ya con su nombre,
Jesús, contiene en su nombre la promesa de la eterna salvación de todos.
El Padre Blanco Nájera tenía la certeza de que cada niño trae consigo una misión muy
especial que Dios le ha señalado. Sabía que todo niño es portador de cierta promesa. Nadie
sabe cómo será: si será inteligente o no; si tendrá buen corazón o erá un malvado; si hará algo
grande y valioso, si permanecerá fiel a su opción ... Todas estas interrogantes quedan sin
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respuesta hasta el final de la vida de ese niño. Pero para D. Francisco, todo niño era una
persona más que podía darle gloria a Dios y contribuir con el bien de la humanidad.
Insistió en la devoción al Niño Jesús destacando la importancia de los niños frente a Dios.
"Si no se hacen como niños no entrarán en el reino de los Cielos." había dicho Jesús. Por su
propia historia de vida y la meditación en esta parte del Evangelio, Blanco Nájera hizo del
apostolado de los niños uno de los puntos más importantes de su vida.
Por otra parte, la devoción a Dios-Niño era una forma de evangelizar y concientizar acerca
de la humildad: Dios bajó del cielo, dejó su condición Divina para hacerse un ser humano y
salvarnos. Vino a servir a hacerse uno más entre nosotros. Esta virtud de la humildad fue otra
de las características resaltantes de Francisco Blanco Nájera hasta el último momento de su
vida.
Cuando el Padre Blanco Nájera entronizó la imagen del Niño Jesús hizo que todos
admiraran y celebraran la unión de lo humano con lo divino, que admiraran el amor de Dios-
Padre, que por fuerza del Espíritu Santo se dejó ver en forma humana en el seno de una joven
llamada María, permitiendo que sus palabras llegaran a nuestros oídos en forma humana. Ese
Niño Jesús frágil y pobre, desconocido, huyendo, repudiado y oculto en un rincón de un
establo donde los animales generalmente encuentran su comida, es al mismo tiempo el Niño
rodeado de gloria y de las multitudes celestiales que lo glorifican. Es ese Niño por el cual los
Reyes Magos emprendieron un largo camino para adorarlo y llevarle sus mejores regalos. Es
el Niño por el cual otros niños inocentes entregaron su vida, presagiando el acto de sacrifico de
su vida, sacrificio que entregan muchos mártires, dispúestos a hacerlo pro su amor.
Es el Niño y el Rey de los Cielos; el niño de pecho y al mismo tiempo el que brinda
sustento. Nace en la oscuridad de la noche y al mismo tiempo es El el que entrega la luz a
todos los pueblos. Es quien cumple su misión dando a conocer a todas las naciones el nombre
del verdadero y único Dios. Y mientras anula las diferencias entre las razas, las naciones, las
condiciones sociales, ideológicas, culturales y económicas, enseña que todos los seres
humanos somos hermanos pues somos hermanos de Jesucristo e hijos del mismo Dios.
La meditación en Dios-Niño frente a aquella imagen del Niño Jesús hizo que los
parroquianos del Padre Blanco Nájera alabaran a Dios de manera especial, se le rezara y se le
diera gloria.
Su devoción mariana, su devoción al Niño Jesús, el canto y la música atrajeron a mucha
gente a la Iglesia. D. Francisco, lo aprovechó para solidificar la catequesis empezando por
enseñar a cómo participar mejor de la Misa.
Estos habían sido los elementos que lo habían llevado a entregarse generosamente sin
miedo a Dios y a los demás. Ahora, eran sus primeras acciones como sacerdote y lo serían a
lo largo de toda su vida. De nuevo, se muestra presente la importancia del testimonio vivido
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en sus primeros años de vida que le dieron su madre y santas personas como el Hermano
Muru. Quizás sea ésta una de las razones por las cuales en su escritorio cuando fue
nombrado Obispo tenía escrito: Lo que tú seas, serán tus sacerdotes y lo que tú y tus
sacerdotes sean, será tu Diócesis.

NUEVOS TRABAJOS LE ESPERAN


En 1916 se le asignó como Maestro de Capilla de la Catedral de Córdoba. De inmediato,
dejó su tierra natal, Logroño, junto con su madre para instalarse en la ciudad de la Mezquita:
Córdoba.
Su nuevo oficio era toda una aventura. Debía enseñar canto gregoriano según las nuevas
normas de la Iglesia rompiendo con las formas antiguas. Con humildad pero con firmeza llevó
a cabo su labor a tal punto que fue nombrado Secretario de la Comisión Diocesana de Música
Sagrada encargado de vigilar la melodía litúrgica. En diversas ocasiones dirigió personalmente
los ensayos generales del coro de la Catedral y participó en los conciertos.
Durante este tiempo se inició en la docencia desempeñando la cátedra de Lengua hebrea
en el Seminario de San Pelagio. Todas las noches las dedicaba al estudio buscando
mantenerse actualizado y profundizando en su fe.
Para 1917 el Papa Benedicto XV promulgó el Código de Derecho Canónico donde se
hacía mucha insistencia en los temas educativos. El Padre Francisco Blanco Nájera lo estudió
con cuidado uniéndolo con sus estudios previos y la experiencia que empezaba a tener en este
campo. Podríamos decir que en ese momento se cristalizó aun más su interés por todo lo que
se refería a procesos educativos. Al fin y al cabo, su mayor interés era llevar a Cristo a todas
las personas. Evangelizar era educar y la educación formal debía correr pareja con la
educación cristiana. Decía: Si Dios realmente existe ... el niño tiene derecho a saberlo y
hay obligación de decírselo a fin de que pueda tenerlo en cuenta en su vida práctica...En
cualquier hipótesis de que la enseñanza sea teísta, ateísta o escéptica, la neutralidad es
inadmisible, la lógica es enemiga de la neutralidad... De aquí que, la enseñanza religiosa
no puede ni debe separarse de la enseñanza general. (Derecho Docente...p.332)
En 1919 fue trasladado a Jaén como miembro de la canonjia de la Iglesia. Durante cuatro
años fue profesor de Teología Dogmática y Derecho Canónico en el Seminario de Jaén así
como de grupos de laicos, donde desplegaba su amplio bagaje de conocimientos,
ampliándoles los horizontes dentro de los grandes principios cristianos. Enseñaba el qué y
presentaba el por qué; es decir las razones teológicas, pedagógicas y prácticas que sostienen
los grandes principios evangélicos. Sus alumnos lo recuerdan como un profesor que no sólo
enseñaba sino motivaba.
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La importancia que le dió a los seglares en la labor evangelizadora se tradujo en el impulso


que le dió a la "Acción Católica" y a la "Junta Diocesana del Culto y del Clero" que salío de
ella.
Perteneció a la Asociación Provincial de Maestros Católicos desde donde buscó darle a
todos los aspectos de la educación un sentido cristiano. Puso para todos los maestros
cristianos el ejemplo de Jesús como Divino Maestro. Organizó semanas pedagógicas mixtas
de perfeccionamiento profesional donde mezclaba la parte académica, con excursiones
culturales y ejercicios espirituales. En una de ellas dió una conferencia titulada La Gimnasia
Rítmica o la Educación Eurorítmica-musical, mostrando cómo los principios y valores cristianos
pueden estar presentes en cualquier parte de la educación. Creó los "Círculos Mixtos de
Estudiantes Católicos" para atraer a los jóvenes de ambos sexos a la evangelización y
hacerlos a su vez, evangelizadores.
Realizó una labor intensa con la clase obrera de Jaén preocupándose por su formación
espiritual y por material. En especial, buscaba la educación y formación de las mujeres.
Recordando el testimonio de vida que le dió su madre veía a la mujer como el apóstol del
hogar, capaz de mover los corazones y las voluntades de los suyos. Decía: Donde hay una
mujer formada, hay un hogar formado y así se podía salvar al mundo.
Parte de la labor que realizó al respecto, fue la de crear una Escuela nocturna para
obreras una especie de escuela técnica profesional adonde iba él mismo a impartirles clases
de Religión. Organizó una "bolsa de trabajo" para jóvenes obreras y el Sindicato Católico de
Jóvenes Obreras. Estableció una preparación especial con sólida formación católica para
jóvenes maestras de manera que pudieran ingresar en el Escalafón Nacional del Magisterio.
Organizó un grupo llamado "Cooperadoras del Divino Maestro" para que cada una inyectara de
apostolado su escuela y regresara a su casa a compartir sus experiencias.
Hizo énfasis en la necesidad de justicia social inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia
que, partiendo del Evangelio, el Papa León XIII había promulgado en la Encíclica Rerum
Novarum en 1891.
Ya desde ese tiempo se le empezó a reconocer como gran jurista. Impresionó a todos que
cuando el Ayuntamiento prohibió el toque de campanas de las Iglesias, Don Francisco apeló a
las leyes y con un sentido jurídico muy fino consiguió anular la prohibición.
Se le conoció como un orador fogoso muy fecundo que exponía la doctrina cristiana de
forma atractiva, sin titubeos, con claridad y con exigencia para quienes lo escuchaban. Es una
gracia de Dios y una suerte poder contar con sus discursos, homilias y conferencias pues
estan llenos de ideas claves del pensamiento cristiano, de los valores eternos explicado de
forma nítida y accesible siguiendo el magisterio de la Iglesia.
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Su capacidad polifacética y sus dotes de educador, los manifestaba de múltiples maneras


como por ejemplo en 1924 dictó una conferencias a un grupo de alumnas en la Catedral de
Jaén intitulada El Canto Popular., sus orígenes y manifestaciones. Su importancia como
elemento primordial de nuestra educación espiritual donde señalaba que la educación de los
sentidos a través de la música y el canto poseían un fundamento psícológico, sociológico y
altamente pedagógico. Decía: Cantad y haced cantar a los niños de la escuela...un canto
escolar debe ser pregonero de ideas y conquistador de corazones para las ideas ... Por
eso exigiría yo, como condición precisa que sea eminentemente popular, que llegue al
alma del pueblo en formación, que le acaricien, que le canten y recanten con gusto, que
beban en él todo el néctar de vivificante lirismo ...que sea más útil y penetrante y
evocativo que todas las lecturas y lecciones que oyen al Maestro, que queden para
siempre grabadas en la memoria y el corazón de esos retoños de la Nación, las
cadencias de esos cantares que encarnan los grandes ideales, afectos y amores que
constituyen el fondo espiritual de nuestra raza.
Cantos que lleven esas ideas a las almas y las lleven en alas de la música, atrayendo
hacia ellas el corazón enardecido del escolar, son lo que hace mucha falta en las
escuelas.. (El Canto Popular, sus orígenes y manifestaciones. Su importancia como elemento
primordial de nuestra educación espirittual, p.20)

MUERE SU MADRE Y TIENE QUE ESCONDERSE


En Junio de 1934 murió su madre Patricia de problemas del corazón. Antes de morir, el
Padre Francisco pudo administrarle el Sacramento de la Unción de los Enfermos, y darle la
Comunión. Esto le dió mucha paz en medio de su tristeza. Era el único familiar que tenía. A la
hora de enterrarla se le salió el siguiente lamento: Madre, que solo me dejas.
Entre sus escritos encontramos que había dicho:Si esto es una madre para un hijo bien
nacido, ¿qué será para el corazón de un sacerdote que no tienen en lo humano más
amor, más consuelo, más oasis que el corazón de su madre, mucho más cuando esas
madre ha sido todo cariño, todo sacrificio, abnegación para su hijo ...?
Yo no sé lo que pasará en los demás hombres al perder a su madre; lo que sí se
decirles, por propia experiencia, es que la vida del sacerdote, cuando pierde la suya,
queda tronchada, maltrecha, rota para siempre y sólo le sostiene la esperanza de
reanudar allá arriba, bajo la mirada de Dios, los lazos por un instante rotos en la tierra.
En los días siguientes repasaba la visión de quien había su madre. Una mujer que si bien
en su niñez no había podido dedicarle largas horas por tener que trabajar, siempre había
tenido palabras a tiempo y un testimonio contínuo de vida lleno de valores. Recordaba cómo
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ya de sacerdote lo acompañó a Baeza, a Córdoba, a Jaén. Cómo, aún desde su pobreza,


ayudaba a su abuela y sus tías. Detalle que siguió haciendo Mons. Blanco Nájera por muchos
años. Se sonreía al traer a la mente todos aquellos pobres de Jaén que se presentaban a la
puerta de la casa a la hora de comer pues se había regado la voz que la mamá del Padre
Francisco tenía comida para todos.
Recordó como estaba pendiente de que sus lecturas lo ayudaran a crecer espiritualmente,
y como en una ocasión en que él le daba clases de música a un grupito de jóvenes una de las
alumnas le solicitó clases extras para mejorar. La joven iba casa del Padre Francisco todos los
días. Patricia, su madre, observaba. Un día le preguntó: "Francisco, ¿a qué viene esa joven
todos los días a casa? El le respondió : "A clases de música". "Pues eso se acabó" le dijo su
madre. "¿Por qué?" "Porque lo mando yo". Patricia se encargó de decirle a la joven que el
Padre Francisco tenía mucho trabajo y no podía volver a atenderla en particular. Fue este uno
de las diversas formas en como ella protegía el sacerdocio de su hijo creándole un ambiente
familiar cálido, transparente, íntegro y digno.
De su madre aprendió el heroísmo del sacrificio, la abnegación en el silencio, la
perseverancia y la confianza en Dios. En sus escritos, se encuentra un sermón donde hablaba
de su madre y decía: En tus ojos bebí la luz de sabios consejos y en tus pechos encontré,
tú me diste, la leche del divino licor de la fe, de tus labios aprendí a balbucear los
nombres dulcísimos de Jesús y de María como prenda segura de vida.
En otro momento se expresó así: El amor de una madre es el más puro, el más tierno,
el más profundo de los amores humanos, al que va vinculados nuestras sonrisas y
nuestras lágrimas; nuestras alegrías y nuestras tristezas; nuestras ilusiones; nuestras
esperanzas y nuestros desengaños, y cuyo recuerdo nos acompaña siempre como una
sombra invisible ... Es el primer amor que prende en nuestro corazón al nacer y el
último que nos abandona al morir; el primero que nos ilumina y nos sonríe en la aurora
de nuestra vida y el último que ilumina el crepúsculo de nuestra agonía.
De este testimonio de vida de su madre, D. Francisco tuvo especial atención para con las
mujeres conociendo el alcance que ellas pueden tener en el alma de las personas. Esto fue
básico para su posterior fundación de las Misioneras del Divino Maestro.
Al poco tiempo de la muerte de su madre el Papa Pío XI lo nombró Deán de la Santa
Iglesia Catedral de Córdoba. La miseria, la ignorancia, los abusos así como los problema
políticos entre liberales y conservadores, los asesinatos incluso de sacerdotes y religiosas, las
persecuciones y encarcelaciones estaban llevando a todo España a un gran desorden interno
en lo político, lo social, lo económico y lo cultural.
De paso por Jaén se detuvo tres días para rezar frente a la tumba de su madre. Allí lo
sorprendió la guerra civil de 1936. Las persecucuiones a los sacerdotes y las religiosas se
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intensificaron. Los juicios rápidos en unos casos y aparatosos en otros hacían de las condenas
a muerte y las matanzas el quehacer diario.
Frente a todo ésto, las autoridades respetaron a la Congregación de las Hermanas de la
Caridad, aunque las obligaron a quitarse los hábitos de monja, pues mantenían una institución
benéfica llamada "Gota de Leche". Les pedían que aumentaran el volumen de comidas que
hacían para los pobres y necesitados, a cambio de dejarlas vivir tranquilas.
Sor Concepción, la superiora de las Hermanas de la Caridad, que lo conocía desde hacía
un tiempo y lo trataba como a un hijo, sabiendo que D. Francisco corría peligro de muerte por
ser un sacerdote tan conocido, se puso de acuerdo con el resto de sus monjas. Valientemente
confió en la misericordia de Dios y se ofreció para esconderlo en el ático del convento donde
permaneció durante dos años. En medio de la zozobra de requisas consuetudinarias al
convento y de grandes inseguridades, logró hacer de esos años un timpoe para meditar, rezar,
estudiar y profundizar en su vida espiritual. Todo ello lo ayudóa a hondar más en su fe y a
depender exclusivamente de Dios.
Con su empuje y dinamismo decidió escapar de Jaén para ir hasta Córdoba junto con un
discípulo suyo y varios "contactos". Todo estaba bien planeado. La salida estuvo llena de
peripecias y angustias. En un momento determinado falló el contacto, tuvieron que esconderse
en una alcantarilla debajo de la carretera para evitar ser descubiertos y regresar a Jaén.
Como las Hermanas no lo estaban esperando,la puerta del Convento estaba cerrada y no
tenía forma de entrar. No le quedó más remedio que ponerse en la fila de gente que esperaba
la apertura del mercado y confiar en Dios para que los guardias no lo reconocieran.
Milagrosamente logró llegar al Convento y salvarse.
Como hombre perseverante, preparó una nueva huída. Con la ayuda de otro sacerdote
logró escapar disfrazado de paisano y llegar hasta Córdoba.
De inmediato retomó su labor en la Acción Católica para ayudar a los más necesitados, se
dedicó especialmente a la enseñanza de la clase obrera que era su primera preocupación.
Dirigió el Conservatorio de Música y Declamación y dió clases de alemán en el Instituto de
Enseñanza Media.
Cuando por fin terminó la guerra en 1939, había todo un país que reconstruir. Fue
entonces cuando pudo impulsar abiertamente el culto a la Eucaristía. Junto a su labor social,
retomó sus clases, sus largas horas dedicadas a confesar y el tiempo dedicado a la dirección
espiritual. En este tiempo, conoció a un grupo de religiosas muy interesadas en la labor
educativa y comenzó con ellas a hacer planes al respecto.

LA EVANGELIZACION A TRAVES DEL SACRAMENTO DE LA CONFESION


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Como sacerdote, el Padre Francisco Nájera Blanco le dió una importancia muy especial
tanto a la Confesión como a la dirección de las almas. Es interesante ver cómo su costumbre
de sentarse en el Confesionario a tempranas horas de la mañana y en la tardecita, fue algo
que siempre hizo desde su consagración como sacerdote hasta el final de sus dias sin importar
el cargo o el nombramiento que tuviera. Para él, el confesionario era un gran medio de
apostolado pues le permitía llegar al fondo del corazón de las personas y motivarlas para
encender en ellas el amor a Cristo vivo y resucitado.
Esto hizo que se convirtiera en un director de conciencias muy fino y experimentado
donde acudían cantidades de personas de todas partes a confesarse y buscar dirección
espiritual.
Conociendo la importancia del perdón de los pecados y de la gracia que Dios otorga a
través del Sacramento de la Confesión explicaba en algún momento D. Francisco Blanco
Nájera que Cristo vino a liberarnos de la esclavitud del pecado y esta lucha durará hasta el
final de los siglos. Cristo fue enviado por el Padre para salvar lo que estaba perdido (Lc.19,10)
y mientras Cristo no conoció el pecado (2Cor.5,21), vino a expiar los pecados del pueblo.
(Heb.2,17)
Decía que la penitencia es la antítesis del pecado, por eso se le llama también
“conversión”, es decir, el cambio profundo por el cual se vuelve al estado de gracia, al
verdadero camino de donde se había des-viado, el descarriado pecador.
Esta conversión supone un cambio en la forma de pensar y actuar y Dios y la Iglesia
acogen amistosamente al pecador. Como todos caemos en muchas faltas contínuamente
necesitamos la misericordia de Dios y todos los días debemos orar: "Perdónanos nuestras
deudas” .
El pecado está en pretender realizarse al margen del proyecto de Dios. Cuando el
hombre se auto-proclama como el centro de gravedad o cuando no relativiza las creaturas y
sus dimensiones (poder, riqueza, placer) y se olvida de que todo es don de Dios entonces
“rompe la debida subordinación a su último fin y también su ordenación tanto por lo que toca a
su propia persona, como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación”(GS13) Y
esto es la auto-destrucción, el infierno.
Si la fe pierde su consistencia, la noción de pecado se desvanece. El pecado destruye el
amor. Es lo contrario del amor.
Actuar con conciencia (con-ciencia) es actuar con sabiduría cristiana. Es saber discernir
prudentemente entre el bien y el mal. Es tener los ojos, los oídos y el corazón despiertos para
superar nuestros despistes y no salirnos del camino.
Dios sale al encuentro de la oveja perdida, sacudiendo la inteligencia o el corazón
pervertido del pecador. Dios se sirve de casos aparentemente fortuitos para hacer volver al
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pecador: una enfermedad, un revés en la fortuna, una decepción amorosa, una situación
crítica de la vida. En el caso del hijo pródigo usó el hambre y el abandono. Un fracaso, una
angustia. El amor del Padre va ablandando el corazón duro, inconsciente y obstinado, hasta
que comienza a ver claro y sale de su error.
Dios actúa en los corazones equivocados: Les daré un corazón nuevo, infundiré en
ustedes un espíritu nuevo, quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de
carne. Infundiré mi espíritu en ustedes, haré que se conduzcan, según mis preceptos y
observen y practiquen mis normas. (Ez.36,25-27)
Con la afirmación tajante que Blanco Nájera hizo varias veces de que Nada puede
construirse fuera de Cristo animaba al arrepentimiento y la conversión. Cuando el pecador
se arrepiente, comienza la con-versión del corazón, su inteligencia y conciencia cambian. Toda
una metamorfosis se produce en él. Me levantaré y volveré a mi Padre Lc.15,18) y así se
puede esforzar en reproducir cada vez más fielmente en sí mismo, la imagen de Cristo
(Rom.8,29)
De ésta forma, el pecador puede distinguir las obras de la carne y del error y
establecer los buenos criterios para hacer un exámen de conciencia sobre los pecados
cometidos u omitidos, siguiendo la línea de la que habla San Pablo en los Gálatas 5,19-23:
Las obras de la carne son bien conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
hechicería, odios, discordias, celos, embriagueces, ira, rencillas, divisiones,
disensiones,envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes. En cambio, el fruto del
Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, mansedumbre, templanza.
En diversas ocasiones en sus sermones y clases explicaba con diferentes ejemplos que el
Sacramento de la Confesión no era un invento de los hombres sino que fue instituido por Cristo
en forma de juicio, para la remisión de los pecados. Nadie cuestiona el hecho de que Cristo
tenía el poder de perdonar los pecados (como el caso del paralítico de Cafarnaúm, introducido
por el techo de la casa). Cuando le dijo tus pecados son perdonados . Todos se alarmaron
pero Jesús les dijo: ... para convencerlos que el Hijo del Hombre tiene el poder de perdonar los
pecados, te digo: Levántate y anda. (Mc.2,10)
Nuestro Señor, le confirió el poder de perdonar a Pedro, la roca de la Iglesia Todo lo
que ates en la tierra, quedará atado en el cielo y lo que destaes, quedará desatado. (Jn.20,21-
23)
Anteriormente, Jesús le había dicho a Pedro que El había sido enviado por el Padre, y
que ahora lo mandaba a él a perdonar o no perdonar. Estas palabras implican “oir la
confesión”, porque ¿cómo puede saber un sacerdote de la Iglesia qué pecados perdonar y
cuáles no , si no los oye?
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Frente a los que le argumentaban que no creían en la confesión, Mons, Blanco Nájera
decía que podemos estar seguros que este sacramento no es de institución humana. Si la
Iglesia hubiera inventado cualquiera de los sacramentos, hubiera sin duda eliminado el de la
Penitencia porque el esfuerzo que supone sentarse a oir confesiones por largas horas en una
monotonía terrible de caídas, fallas y miserias humanas, no es precisamente lo más agradable.
Sólo se hace porque es de institución Divina con una oportunidad maravillosa de restaurarle la
paz al arrepentido y de hacerlo santo.
¿Por qué Cristo exige decir nuestros pecados? ¿Por qué no decírselo directamente a
Dios? ¿Porque el estar arrepentido no es efectivo cuando nos detiene un policia por una
infracción cometida?, ¿Por qué debía ser efectiva con Dios? Derramar lágrimas, no es prueba
de tristeza, ni de arrepentimiento, porque entonces somos nosotros los que nos estamos
poniendo como jueces. ¿Quién sería sentenciado a prisión, si él fuera su propio juez? ¡Qué
fácil le sería a los asesinos y ladrones escaparse de la justicia y del juicio!.
El pecado es orgullo, requiere humildad. No hay mayor humildad que el contarle a
otro las propias miserias y errores. Siendo una persona profundamente humilde, Blanco
Nájera entendía muy bien el problema de la Confesión. Esta auto-revelación cura la
enfermedad moral. Si al estómago llega una sustancia que no puede asimilar, la bota, lo
mismo pasa con el alma: busca librarse de aquello que le preocupa.
Jesús le dijo a sus Apóstoles al resucitar: “la paz esté con ustedes, sopló sobre ellos
el Espíritu Santo y les dijo: A quienes le perdonen los pecados, le serán perdonados y a
quiénes se los retengan, les serán retenidos (Jn.20,23) En Mt. 18,18 agrega: Todo lo que
ates en la tierra quedara atado en el cielo y lo que desates en la tierra, quedará destado en el
cielo.
Ciertamente se puede afirmar como lo hicieron los judíos: ¿Quién puede perdonar los
pecados sino sólo Dios? (Mc.2,7) Sin embargo, si bien esto es verdad, no elimina las
mediaciones. El hombre es un ser material-espiritual y por ello, no tiene acceso inmediato a
Dios, que es Espíritu. Para darnos su perdón, Dios se sirve de mediaciones, en concreto de
los hombres. Las mediaciones para llegar a Dios, las llamamos sacramentos.
Al pecar se ofende a Dios, pero esta ofensa le llega a través de las creaturas a quiénes
se les hizo daño, por lo tanto, es lógico que el perdón le venga también en la misma dirección,
a través de una persona. Aclaraba que la tentación de ofender a Dios no es pecado, el
pecado radica en ceder a la tentación. Al vencer a la tentación, crecemos espiritualmente en
intimidad y amor a Dios. Sin embargo, el vencerla es tan incierto y la frontera de la tentación y
el pecado son tan rápidamente franqueables que debemos velar y orar porque la carne es
débil, pero el espíritu es fuerte (Mt.26,41) San Pablo dice: Dios no permitirá que seas tentado
más allá de tus fuerzas, antes dispondrá con la tentación el éxito para que puedas resistirla.
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(1Cor.10-13) Debemos rezar unos por otros, tal como lo hizo Jesús Yo he rogado por tí para
que no desfallezca tu fe (Lc.2,31-32) de modo de ayudarnos mutuamente a no caer en la
tentación.
En sus escritos espirituales, Monseñor Blanco Nájera decía: Nuestra renovación ha de
ser una renovación interior. No basta revestirse del hábito, de la túnica de esposa de
Cristo e imitarle externamente en sus palabras y en sus acciones, es necesario
parecerlo y serlo en realidad, de tal suerte que los demás puedan decir al veros: "He ahí
un alma compenetrada íntimamente con Jesucristo". Seguía así las palabras del
Evangelio: Vestíos de la armadura de Dios, para que podáis resistir a las insidias del
diablo......Tomad la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y vencido todo, os
mantengáis firmes.......Estad alertas, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestida la coraza
de justicia y calzados los pies prontos a anunciar el avangelio de la paz....... Tomad el yelmo
de la salvación y la espada del espíritu que es la palabra de Dios. (Ef.6,10-18)
Monseñor Blanco Nájera en sus explicaciones señalaba que no es el sacerdote el que
absuelve los pecados, él es sólo el instrumento de Cristo y porque actúa en el nombre de
Cristo, está atado al secreto de confesión o sigilo sacramental, en el cual ni siquiera bajo la
amenaza de pena de muerte, puede revelar los pecados que le han sido confiado en
confesión. Como persona, él no ha escuchado ningún pecado, no son parte de su
conocimiento. Fue Cristo el que escuchó el o los pecados y es Cristo sólo el que conoce los
pecados. El ministro del sacramento es únicamente el sacerdote. Había estudiado que San
Basilio en el siglo IV decía: “en la confesión de los pecados, ha de observarse la misma regla
que se emplea en la curación de los enfermos. Las enfermedades del cuerpo no se muestran
a todos los hombres, ni a cualquier persona, sino sólo a los expertos en el tratamiento de las
enfermedades. Pues, de manera análoga, la confesión de los pecados, sólo debe hacerse ante
aquellos que pueden curarles”.
Porque el sacerdote perdona los pecados en virtud del sacramento del Orden sacerdotal,
no por sus cualidades ni por sus méritos, animaba a sus fieles a confesarse con espíritu de fe,
total confianza en que éste sacramento es el tribunal de la misericordia que siempre absuelve
al pecador arrepentido que se propone tratar de no volver a ofender a Dios. Les repasaba con
frecuencia que los requisitos de la confesión son examen de conciencia, dolor de corazón,
propósito firme de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.
Recordaba que la confesión frecuente: aumenta el conocimiento de sí mismo; aumenta la
humildad; permite que se desarraiguen las malas costumbres; se le hace frente a la indolencia
espirtual o la tibieza; se robustece la voluntad; se purifica la conciencia. Además, se obtiene la
gracia sacramental, la reconciliación con la Iglesia, se restituye la paz, se reciben mayores
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luces en los caminos de Dios, se aumentan las fuerzas del alma y sobretodo se reconcilia la
persona con Dios y se le abren las puertas del cielo.
Mientras más nos acercamos a Dios, más vemos nuestros pecados. Es poco lo que se ve
a la luz de un candelabro, pero cuántas cosas no se ven a la luz del sol.
En su ideal de imitar a Cristo, Monseñor Blanco Nájera recordaba que Jesús se convirtió
en sacramento de perdón. Es decir, Dios mandó a su Hijo, hizo que este se convirtiera en
hombre para poder ser la la víctima expiatoria para la salvación del mundo. La misión de
Jesús era la de perdonar: buscó a la oveja perdida y al hijo pródigo; comió con los pecadores,
perdonó a los publicanos, a los ladrones, a las mujeres públicas, murió para establecer
amistad con los enemigos de Dios. Y ésta misión de perdonar los pecados, se la comunicó a
los suyos antes de desaparecer visiblemente (cf. Jn.20,21-23).
La confesión es una ayuda muy eficaz en la búsqueda de la santidad. Monseñor Blanco
Nájera tenía escrito sobre su escritorio lo siguiente: La batalla de la santidad se libra en el
campo de la voluntad, diríamos mejor en el campo del corazón. La voluntad es potencia
deliberativa, el corazón fuerza eje ejecutiva; la voluntad se determina en un momento
dado, pero requiere en la ejecución, la palanca del corazón, vista a la verdad; la voluntad
la abraza, se determina le duele no haberla cumplido, esto es suficiente para una buena
confesión...
Dios sabe lo que hay en el hombre, por eso instituyó el sacramento de la Penitencia, no
para sus necesidades, sino para las nuestras. Fue su forma de darle al ser humano un corazón
alegre. Estaba claro que para Monseñor Blanco Nájera el dedicar largas horas a la confesión
era algo muy necesario.

CAPITULO 3.- OBISPO

El 8 de agosto de 1944, después de treinta y un años de fecunda labor saerdotal, Don


Francisco Blanco Nájera fue preconizado como Obispo. Su consagración episcopal se llevó a
cabo el 12 de Noviembre de ese mismo año de manos del Nuncio de Su Santidad el Papa Pío
XII. En su gran amor a la madre de Dios, escogió dos fiestas de la Virgen para la toma de
posesión de la Diócesis de Orense y su entrada en ella: el 2 de febrero de 1945, día de la
Virgen de la Candelaria y la Presentación del Niño y el 11 de febrero, día de la Virgen de
Lourdes.
Monseñor Blanco Nájera, ahora Obispo, era representante de Dios, de la Iglesia, padre
espiritual, pastor, maestro, guía y amigo.
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Como representatne de la Iglesia vivió con gran fidelidad dentro de la Iglesia Católica
respaldando al Papa. Sabía que el Papa es el Vicario de Cristo, es decir el representante de
Cristo en la tierra, que no es auto-nombrado sino elegido de por vida por todos los Cardenales
bajo la influencia del Espíritu Santo.
Para Monseñor Blanco Nájera era muy claro el pasaje del Evangelio donde Jesús estaba
sentado con sus Apóstoles conversando y les preguntó: ¿Quién dicen los hombres que soy
yo?" , las respuestas fueron muy variadas pero Simón le dijo: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo." y Jesús le respondió: "Feliz, tu, Simón hijo de Juan, porque eso no te lo ha enseñado la
carne ni la angre, sino mi Padre que está en los cielos. Y ahora te digo yo: Tu eres Pedro y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes del infierno no la podrán vencer. Yo te daré
las llaves del Cielo: todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates
en la tierra será desatado en el cielo. (Mt.16,13-20)
En esta conversación de Jesús con los Apóstoles quedaba claro que estaba
estableciendo su Iglesia con Simón Pedro a la cabeza. Monseñor Blanco Nájera estaba
convencido que la obediencia y el seguimiento al sucesor de Pedro, era seguir la voluntad de
Jesucristo y permanecer en el camino de la verdad.
Su labor como Obispo puede sintetizarse en tres palabras: enseñar, santificar y gobernar.
Como representate de Dios y de la Iglesia se identificaba con la figura del Buen Pastor
(Jn.10,11-16) al convocar a su rebaño (todas las personas de su Diócesis) presidiendo,
dirigiendo, uniendo y organizando en nombre de Jesús. Esa autoridad de Obispo para él no
era otra cosa sino la misma de Cristo quien dijo que no había venido a servir, sino a ser
servido. (Mt.20,28)
La virtud más importante del pastor es la misma del Buen Pastor: la caridad. Esto lo
deducimos pues decía con frecuencia: Es imposible amar a Cristo y no arder en deseos de
darlo a conocer a los demás. Trabajó mucho por quienes lo rodeaban con autoridad pero
con humildad, pues sin ésta, la autoridad deja de ser servicio, ministerio. Su trabajo, sus
palabras y escritos abarcan a todas las personas: niños, mujeres, hombres, obreros, maestros,
religiosos .... porque ...el amor de Cristo que abraza nuestro pecho, como hoguera de un
volcán, es el que nos empuja a prender estas llamas de amor en los corazones de
nuestros hermanos los hombre. (Homilía en una Capilla de Orense)
Como Obispo su actuación pastoral se centró en buscar el contacto con la gente del
pueblo, lo cual se traducía en visitas pastorales, atención a los seminaristas, a los sacerdotes,
el énfasis en los ejercicios espirituales para todos, fomento de organizaciones religiosas laicas
y la veneración a la Virgen María, la llena de gracia, la elegida por Dios para ser la Madre de
Jesucristo, y madre espiritual de todos los miembros del Cuerpo Místico
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Se lanzó a reformar el arreglo parroquial diocesano existente. Creó veinticuatro nuevas


parroquias, elevó a parroquias a diecisiete filiales de parroquia, erigió veinte nuevas filiales y
creó dieciocho coadjutorías de matriz. Organizó un fichero muy completo de las parroquias y
del personal de la diócesis para estar pendiente de todos y de todo.
Para los campesinos, los obreros y los pobres creó cooperativas en la diócesis.
En todos los lugares donde fue asignado (La Rioja, Jaén, Córdoba) alternaba su actividad
espiritual con sus trabajos como profesor, escritor, buscando cumplir siempre más allá de lo
que le tocaba realizar. Era hombre de escucha, abierto a todos pues sabía que un corazón
soberbio termina siendo cruel, amargo, egoísta, ruin; es la antítesis del Cristo Evangélico y
aleja a las almas.
Como hombre de Dios y hombre de proyección veía los problemas y necesidades que
tenían las personas de su Diócesis y estaban pendiente de solucionarlas. De aquí que ya era
hasta gracioso para todos escucharle su muy conocida frase: Hay que hacer algo y lo
hacía! ya todos sabían que alguna construcción o remodelación venía en marcha.
Al hablar de su actividad espiritual ponía mucho énfasis en que quienes lo rodeaban
vivieran cerca de los Sacramentos, especialmente la Misa, Comunión y Confesión. El
Bautismo, la Confirmación, el Matrimonio y la Unción de los Enfermos eran motivo de
catequesis con el firme propósito de que la gente profundizara en su fe y así pudiera vivirla
más plena, conciente y alegremente. Agregaba además que: La Religión anima, vivifica,
domina y penetra nuestra vida entera, es el alma de nuestra civilización y la clave de
nuestra historia... (Derecho Docente... p333)
Para promocionar aún más la labor espiritual y facilitarle a la gente ratos de silencio y
encuentro con Dios, realizó labores de construcción. Construyó la Casa de Ejercicios
Espirituales en Allariz, una Iglesia en el barrio de Cuoto y el Seminario Mayor en Erveledo, en
las afueras de la ciudad de Orense. Restauró varias Iglesias y casas rectorales de la diócesis.
Si el cuerpo de su trabajo y vida era la Diócesis, el corazón lo formaban el Seminario, las
Casas de Ejercicio y las Iglesias pues en ellas, las personas y especialmente los seminaristas
se aprendían a formar a imagen y semejanza de Dios.
Esto se compagina con uno de los pensamientos que encontramos en sus escritos
espirituales: El apostolado no es en síntesis, más que un viaje de ida y de vuelta al
Tabernáculo.
Para las Religiosas del Divino Maestro construyó la casa de las Novicias Religiosas
Cooperadoras en el Posío, nuevos edificios para las casas de ellas en distintas partes de la
Diócesis y hasta un Grupo Escolar dirigido por las mismas religiosas.
Si algunas personas piensan que la salvación es creer en Jesús y nada más; debemos
recordar que en la Biblia, concretamente en la carta de Santiago 2,18 encontramos: la fe sin
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obras está muerta. El mismo Jesús dice que al final de la vida seremos juzgados por el amor
que hayamos dado a los demás: "Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de
bener, estaba desnudo y me vestiste, estaba enfermo y me fuiste a ver; estaba en prisión y me
visitaste; era un extraño y me recibiste...Todo lo que hagan con uno de estos mis hermanos
más pequeños conmigo lo hacen." (Mt.25,31 ss)
El dicho: "Obras son amores y no buenas razones" era para él una verdad muy grande.
Estaba convencido de la necesidad de vivir una vida ejemplar, una vida de obras que agraden
a Dios. No bastaba con tener buenas razones o excusas, o unas creencias muy etéreas, muy
en el aire. El amor tiene que demostrarse en actos de caridad, de solidaridad con los demás
porque el apostolado es la práctica de la caridad, es decir, amor a Dios y al prójimo.
(Apuntes espirituales)
Monseñor Blanco Nájera todo lo realizaba con bondad, con alegría, sonriendo porque
sabía aunque la obra fuera difícil, valía la pena pues estaba poniendo en práctica el amor a
Dios. Yo conozco un talismán ...que hace fácil todo o difícil, suave todo lo pesado, dulce
todo lo amargo, posible todo lo imposible. Ese talisman es el amor. El amor va labrando
golpe a golpe, el corazón del amante, hasta transformarlo en el objeto de sus amorosas
ansias. (Escritos espiritules. p.57). Su amor y preocupación por los pobres la hizo realidad a
través del la creación del Secretariado Diocesano de Caridad desde donde se repartía ropa a
los pobres en Navidad y a lo largo de todo el año se proveía de alimentos, abrigo y consuelo a
los más necesitados. Al mismo tiempo, creó cooperativas para los campesinos.
Su sentido eclesial, su fidelidad al Papa y su inmenso amor a la Virgen, lo llevaron a viajar
a Roma para estar presente, el primero de Noviembre de 1950, en la proclamación del Dogma
de la Asunción de la Virgen por parte del Papa Pío XII. Sobre su escritorio tenía una talla de la
Virgen María como Reina subiendo a los cielos rodeada de ángeles.
La devoción a la Virgen María era para él una oportunidad muy grande para evangelizar a
la sociedad. Fue así como viajó a Portugal, concretamente a Fátima y en el lugar de Cova de
Iria, donde la Virgen se había aparecido en 1917 a los tres pastorcitos: Lucía, Francisco y
Jacinta, obtuvo una imagen y la hizo bendecir. Llegó de regreso el 30 de mayo a Orense
donde ya estaba preparada una entrada apoteósica para la Virgen para llevarla en procesión
solemne hasta la Plaza Mayor. En ese acto lleno de emoción, Monseñor Blanco Nájera
consagró la Diócesis a la Virgen de Fátima. Esa noche la Virgen fue trasladada a al Catedral
donde la gente se turnó para ser velada por turnos. Al día siguiente peregrinó por las calles de
Orense, por el Hospital y el Asilo de Ancianos. Finalmente la colocaron en la Iglesia de el
Cuoto, la cual se convirtió en el Santuario de la Virgen de Fátima y centro de devoción
mariana. En varias ocasiones sus visitas pastorales en la Diócesis las realizó llevando a la
Virgen de Fátima consigo y la ponía a presidir sus prédicas y las Confirmaciones.
25

Como Obispo, y antes como sacerdote, participó activamente en múltiples aspectos de la


vida de la sociedad. Por ejemplo, en las escuelas de las Misioneras del Divino Maestro, no sólo
formaba a las religiosas-maestras, sino que en ocasiones personalmente entraba a los salones
de clase a enseñarle la fe a los niños y a cantar con ellos. La confesión en la mañana y en la
tarde formaba parte de su quehacer diario. Su afición por la música siempre estuvo presente y
era momento para ponerle un toque liviano a las reuniones y encuentros, Su capacidad
pedagógica, la demostraba como profesor en los seminarios, en sus libros y artículos para
diversas revistas como "Legislación y Prudencia", "Ecclesia" ..., en su labor publicista, en su
fundación de escuelas, en la fundación del grupo de Cooperadoras del Divino Maestro, en la
labor en la Accción Católica, incluso en la participación en la organización del XVIII Congreso
de la Asociación para el Progreso de las Ciencias, celebrado en Córdoba en octubre de 1944.
Tuvo que enfrentarse con serios problemas de personas que estaban en contra suya por
diversas razones. Aunque le dolía que hablaran en su contra, en contra de sus obras y lo
difamaran, lo superaba con la confianza puesta en que estaba realizando la labor que Dios le
había pedido. A quienes tenía a su alrededor los animaba diciendo: ...vendrán dificultades,
desalientos, temores, ante una vida de sacrificio, pero el amor todo lo vence, todo lo
supera, todo lo torna fácil y agradable. (Escritos espirituales)
¿Cómo tenía tiempo y cabeza para todos ésto? ¿Cuál era su secreto? Sencillamente
poner su confianza en Dios. Monseñor Blanco Nájera era hombre de íntima oración con Dios,
apegado a la devoción a Jesús el Divino Maestro y a la Virgen Inmaculada. Era hombre de vivir
a diario el Sacramento de la Eucarístia y evangelizar a través de los Sacramentos, rezaba a
diario el rosario, realzaba las fiestas litúrgicas marianas y no perdía oportunidad para tomar en
sus manos el Evangelio, leer un trozo, meditarlo e incorporarlo a su vida. Esos fueron alguno
de sus secretos para lograr tener la proyección a nivel de su diócesis, de su país y a nivel
internacional. Hizo de su vida lo que Dios quiso que él hiciera.
Su amor a Dios, su bondad, rectitud y ánimo emprendedor forman parte del precioso
legado de su vida que lo resume diciendo: Mi vida entera, si no es para tu mayor gloria y
santificación de mis hermanos, ¿para qué la quiero? ¿Qué se me da a mí de mi? Nada
quiero para mi excepto el amor y la gracia de Dios (Escritos espirituales p.234)

ENFASIS EN LA FORMACION EN LOS SEMINARIOS


Desde los trece años, Monseñor Blanco Nájera tuvo relación con el mundo del Seminario.
Después de terminar sus estudios como seminarista y ordenarse sacerdote, pasó a ser
profesor del Seminario, labor que le ocupó gran parte de su tiempo hasta su muerte. Sabía la
importancia de colaborar con la formación de esos hombres que habían sido llamados por Dios
26

para la sublime misión de prolongar dentro de la historia el sacerdocio de Cristo. Veía la


vocación del sacerdote como un servicio de amor a las personas en lo que se refiere a Dios.
Estaba consciente de que la vocación se va fraguando en el Seminario hasta que Cristo
tome forma definitiva en cada uno de sus elegidos. (cfr.Gal.4,19) como dicen las palabras de la
consagración sacerdotal: "Dios que ha comenzado en tí la obra buena, El mismo la lleve a feliz
término." Por ello, Mons. Blanco Nájera era muy delicado y detallista en cuanto a sus
formandos seminaristas.
Era cercano y accesible. Se tomaba todo el tiempo necesario para conocer a cada uno de
sus seminaristas de manera de poderlos ayudar mejor a salirle al paso a las dificultades, a
poder responderles sus preguntas, aclarar sus inquietudes, sus dudas, motivarlos a descubrir
los verdaderos valores que cimentaban su vocación y hacer de los principios de Cristo
verdaderos hábitos de vida. Sobretodo, que se identificaran profunda y existencialmente con
Cristo Maestro y Amigo de cuyo sacerdocio iban a participar y a representar dentro de la
comunidad que les tocara vivir.
Decía: "Hoy como ayer el Seminario es la escuela de Jesús, el Colegio Apostólico de
los doce, prolongado en el tiempo hasta nuestros días ... en el Seminario los
discípulos se preparan para predicar el Evangelio y enseñar a todas las gentes cuanto
han aprendido de Jesús... (Revista Seminare enero-marzo 1952)
En su diócesis de Orense construyó un nuevo Seminario ya que el existente estaba en
muy mal estado. Reafirmando su opinión de que: Sin Seminario no hay sacerdotes y sin
sacerdotes no hay Iglesia. (Exhortación pastoral, marzo de 1946)
En el Seminario buscó establecer un equilibrio entre la formación espiritual, la formación
humana, la formación académica y la formación pastoral tomando en cuenta las limitaciones y
debilidades de cada uno así como las inconsistencias que pueden existir entre el ideal y la
realidad, elementos que influyen necesariamente dentro del comportamiento. En algunos
casos le ponía a los seminaristas retos difíciles y exigentes y en otros, metas fácilmente
alcanzables. En ocasiones llamaba seriamente la atención y en otras ofrecía ratos inesperados
de descanso y entertenimiento. El interés sincero por cada seminarista impedía que se le
etiquetara. Al contrario, buscaba conocer a cada un personalmente, y, sin prejuicos, estar
atento a las necesidades de cada quien.
Monseñor Blanco Nájera entendía al ser humano y por ello sus destrezas educativas y
formadoras tuvieron y siguen teniendo tanto éxito. Todo lo planteaba a la luz de la esperanza
que proviene de Cristo Redentor del ser humano de manera que quienes se consagraran como
sacerdotes fueran testimonios vivos de Cristo en la vida de la Iglesia y la sociedad.
Argumentaba que El Seminario es una necesidad real, tangible, apremiante, que
clama con fuertes aldabonazos a las puertas de nuestro celo pastoral; aldabonazos que
27

son eco de la constante preocupación de la Iglesia por los Seminarios, dada la


importantísima misión del Sacerdote que en ellos se ha de formar. B.O.E.O.O. febrero
1948 p.417
Esto implicaba que el formador de un seminarista tenía que tener un horizonte muy ampli y
variar de acuerdo a las situaciones y necesidaes de los semianristas, aun cuando, la
transmisión de los grandes principios cristianos y sacerdotales debían ser claros. Buscaba en
cada seminarista, la maduración que viene desde dentro. Por eso su énfasis en formar la
voluntad, la inteligencia, los sentimientos, las pasiones, la memoria, la imaginación, la
memoria. En el Seminario pretendía lograr de manera atractiva y eficaz la formación humana,
comunitaria, personalizada, afectiva, religiosa, teológica, filosófica.
Quería que estuvieran bien apertrechados de hábitos de oración profunda y personal,
hábitos de vida interior que incluían exámen de conciencia, dirección espiritual, énfasis en la
Eucaristía, la Confesión, la liturgia de las horas, lectura espiritual, devoción mariana, retiros y
ejercicios espirituales. Unido a hábitos de estudio, hábitos de organización y aprovechamiento
del tiempo, hábitos de escucha a los problemas de los demás, hábitos de cuidar su vocación,
de superación constante y de ser capaces de vivir armónicamente en comunidad haciéndolo
todo con alegría y con un gran amor a Dios.
Les enseñaba que Dios habla al hombre en el sacramento de la Penitencia pues está
dispuesto a acogernos con alegría, perdonarnos, llenarnos de su Amor de su Misericordia y
acercarnos a El. No es fácil que una persona recorra su camino de la cruz y admita que
estaba equivocado, pero el penitente sabe que fue mucho más dificil estar colgado en la Cruz.
Nunca nos hacemos peores cuando admitimos que tenemos el corazón roto. Porque, a menos
que se nos rompa el corazón ¿cómo puede entrar Dios en él?
Así, después de entenderse y entender las cosas podían percibir su valor como valor para
ellos y convertirlo en su motor de vida. Esto lo concretaba en la siguiente frase: No basta el
apostolado activo sin el pasivo y no bastan el activo y el pasivo sin la santidad, sin la
comunicación contínua con Jesús. Al salir del Seminario los jóvenes debían estar bien
convencidos de su vocación sacerdotal habiendo descubierto el querer de Dios en sus vidas,
en cuanto humanamente es posible.
El esfuerzo era grande pero valía la pena. Estaba convencido de que esa era la mejor
forma de responderle a Dios, quien, en su infinto amor continúa llamando obreros a sus mies.
El sacerdote no escoge su camino. Dios lo llama y él responde para servir a través de la
palabra y de los Sacramentos.
En su conocimiento del ser humano, Monseñor Blanco Nájera estaba pendiente de sus
formandos así como de los sacerdotes, las religiosas y de los laicos a su alrededor pues
recordaba las palabras de Cristo: "oren porque el espíritu es fuerte pero la carne es débil" (Jn.
28

) Conociendo la naturaleza inconstante de las personas buscó proveerlos de ayudas tanto


internas como externas para la perseverancia. Hacía énfasis en aspectos como la confesión, la
dirección espiritual sistemática, la oración, la frecuencia en la recepción de los Sacramentos, la
necesidad de ejercicios espirituales, de programas de formación personal.
Monseñor Blanco Nájera era de la opinión de que, si los sacerdotes eran los puentes
entre Dios y las personas, parte de su ser sacerdotal consistía ocuparse de la formación de los
fieles a su cargo para cumplir con su misión de educar cristianamente al pueblo. Esto
implicaba que los seminaristas debía ser los primeros en estar bien formados de acuerdo a las
necesidades del momento histórico. Bien aprovechados los años del Seminario se convierten
en una valiosa inversión a futuro.
Podemos sintetizar el énfasis de Monseñor Blanco Nájera en la formación de los
Seminarios con sus propias palabras:
Sin sacerdotes la Iglesia es un astro muerto; la sociedad un conglomerado de
tribus salvajes; la patria, una palabra vacía sin sentido. De ahí la necesidad primaria y
vitalísima para la Iglesia, la sociedad y la Patria de atender a que no falten sacerdotes,
sacerdotes ejemplares, competentes y celosos; sacerdotes llenos de ciencia y de
virtud; de espíritu de caridad, de fortaleza, de mansedumbre, sacerdotes sabios y
santos, que puedan ser y de hecho sean luz del mundo y sal de la tierra. (Revista
Seminare Julio 1945)

PREOCUPACION POR LOS NIÑOS


Para Monseñor Blanco Nájera los niños constituían una motivación muy especial. Tan así
que se dedicó con especial énfasis a la educación. En su obra principal "El Derecho Docente
de la Familia, la Iglesia y el Estado" dedica todo un capítulo a lo que significa la persona del
niño. El niño no es una cosa, es una persona humana. Por el hecho mismo de serlo
tiene un fin personal que conseguir, un destino que le hace ser independiente, aunque
necesitado de otros ... Nadie tiene derecho a usar o servirse de él y mientras no puede
ser responsable de sí, los que están encargados de él tienen que atender a ese
principio. (Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado p.181)
Todo ello lo sacó del Evangelio especialmente de aquél pasaje donde los niños se
acercaron a Jesús y los apóstoles pretendieron alejarlos para que no lo molestaran. En ese
momento Jesús dijo: Dejen que los niños se acerquen a Mí porque de ellos es el Reino de los
Cielos(Lc.18,16) y en otra parte agregó: Quien no se hace como un niño no entrará en el
Reino de los Cielos." "El que recibe a un niño, a Mí me recibe" (Mt.18,5) Del análisis
29

evangélico, Monseñor Blanco Nájera concluyó que a través del Divino Maestro, la personalidad
del niño adquiría un relieve y un valor muy superior a las consideraciones humanas que hasta
ahora se habían hecho del niño. Es en el Evangelio donde se expone de forma categórica
el respeto a la personalidad del niño.
Además de sus escritos en favor de los niños, lo encontramos dando clases, exponiendo
con claridad su pensamiento pedagógico, el cual es una importante defensa de la doctrina
católica acerca de la educación, y fundando la Congregacion de la Misioneras del Divino
Maestro.
El aprecio a los niños lo fundamentaba también en aquellas palabras de Jesús: Cuidado
con despreciar a uno de estos pequeñuelos, porque les hago saber, que sus ángeles de la
guarda, en os cielos, están siempre viendo la faz de mi Padre. (Mt.18,6)
Utilizando conceptos de justicia, derecho y educación, Monseñor Blanco Nájera señalaba
que: Negar la necesidad de la educación es negarle al niño el derecho de llegar a ser
hombre libre y perfecto ...Vida que no se cultiva es vida que se atrofia... El niño
analfabeto es ineducado, es un desarmado e inservible para las luchas de la vida, un ser
psicológicamente incapacitado.
Basándose es estas ideas, lanzó una Tabla de los Derechos del Niño frente a la
Declaración de Ginebra el 26 de septiembre de 1924 donde señalaba:
1.-El niño desde el momento de su concepción, tiene derecho a nacer.
2.- El niño, por haber nacido, tiene derecho a vivir.
3.-El niño tiene derecho al hogar de sus progenitores.
4.-El niño tiene derecho preferente a la educación familiar.
5.- El niño tiene derecho a la educación física, intelectual y moral.
6.-El niño tiene derecho a la educación religiosa.
7.-El niño tiene derecho a la acción tutelar, integral, subisidaria del Estado en los casos de
incapacidad, negligencia o falta de recursos de los padres.
Estos derechos, en opinión de Monseñor Blanco Nájera son inherentes a la personalidad
humana y están por encima de las naciones y del poder del Estado. Por lo tanto, son sujetos
de justicia social. Ay del que escandalize a uno de estos pequeños que creen en mí! Más le
valiera que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y con ella fuera sumergido en lo
más profundo del mar (Mt.18,6,10-11)
Decía que no había que educar solamente la inteligencia del niño sino también su voluntad
pues a través de esta es como se adquieren buenos hábitos y se forjan los caracteres. A un
niño no sólo hay que formarle su cerebro sino también modelarle su corazón de una manera
constante y con miras a un ideal determinado.
30

Claro está que para que ésto tenga sentido, hay que comenzar defendiendo la vida. El
derecho a la vida en su acepción más clara y evidente desde el momento de su concepción es
un deber estricto que proviene de la razón y no de la fuerza, por eso, es el derecho más
sagrado que tenemos los seres humanos.
La vida es un don de Dios y nosotros no podemos arrebatarlo sin cometer una ofensa
grave. El derecho a la vida es el derecho básico y originario de todo ser humano, se basa en
el orden natural. No es el resultado de ningún ordenamiento jurídico sino que se vuelve una
exigencia y un compromiso de todo cristiano. No sólo resuena en el corazón de su enseñanza
el solemne mandamiento de No Matarás sino también que Jesús pone en la base del
conocimientos y de la práctica el Ama a tu prójimo como a tí mismo...Amense los unos a los
otros.
Si no existe el derecho a la vida, los demás derechos pierden su razón de ser. El modo de
entender la vida y las relaciones personales se basan en el derecho a la vida. Esto tiene una
trascendencia especial en la solidaridad con el más débil, con los necesitados, con los
enfermos. Es en la ayuda material y espiritual al hambriento, al abandonado, al damnificado, al
enfermo, al encarcelado, al extraño, incluyendo el no nacido y el anciano solo como se
cumplen las palabras de Cristo Todo lo que hiciste a uno de estos hermanos míos más
pequeños a Mí me lo hiciste. (Mt.25,40)
Esta defensa a la vida fue un clamor de Monseñor Blanco Nájera a defender a los pobres
del mundo, a los verdaderamente oprimidos y cruelmente seleccionados, donde los más
débiles son eliminados injustamente atacando sus derechos fundamentales. No concebía
cómo la ciencia trabajaba tanto para salvar la vida y luego fuera cómplice de su destrucción. Si
se luchaba por defender la naturaleza animal y vegetal era necesario propugnar con vigor el
mismo respeto hacia los primeros estadios de la existencia del ser humano, al que Dios puso a
la cabeza de la creación. Son contradicciones demasiado evidentes, para esconderla detrás
de supuestos derechos de libertad. Defendía a los que no tienen voz para que fueran
respetados, amados y tomados en cuenta. Sólo así, se podría amar y servir a todo lo que es
la vida humana. Si alguno no tiene cuidado de los suyos, mayormente de los de su casa,
negó la fe y es peor que un infiel (1Tim.5,8) Es esta la única forma de encontrar libertad
verdadera, desarrollo, paz y felicidad. La necesidad de defender la vida se convirtió para
Monseñor Blanco Nájera en un desafío para la evangelización pues veía como el Evangelio de
la vida conforma el centro del mensaje de Jesús.
Frente a los graves problemas de la disminución de los nacimientos, estamos llamados a
descubrir en los hijos la bendición de Dios: La herencia de Yavé son los hijos, su recompensa
el fruto de las entrañas (Salmo 127,3)
31

La defensa a nacer y a vivir va acompañada por la importancia de tener una familia. Si


biológicamente el niño necesita de un padre y una madre para nacer, también necesita de ellos
para su crecimiento y desarrollo. Padre y madre aportan algo diferente pero necesario. La
madre brinda su ternura, sus cuidados, su dulzura, el amor. El padre, su energía, su
autoridad, su defensa. La familia es la fuente natural de la que brota la cultura de la vida; es
una institución que tiene su fundamento enla ley natural; de aquí la prioridad de los derechos
de la familia sobre la sociedad civil y el Estado en lo que se refiere al matrimonio y a la
educación de los hjos y de aquí la función de apoyo que el Estado debe desempeñar con
respecto a la familia. La familia es la única comunidad en la que toda persona es amada por sí
misma, por lo que es y no por lo que tiene. Es el centro de convergencia de todos los valores
que la protegen y el núcleo de toda civilización al servicio de la vida. Monseñor Blanco Nájera
defendía todos estos puntos enfanizando en el hecho de que el niño tiene derecho al hogar de
sus progenitores, a vivir y a vivir bien pues Jesús dijo: Yo he venido para que tengan vida y
vida en abundancia (Jn10,16).
A pesar de todos los cambios históricos que puedan ocurrir, la familia siempre será la
escuela más completa en humanismo que puede existir. De aquí el planteamiento de que el
niño tiene derecho preferente a la educación familiar. Es en la familia donde se vive la
experiencia más significativa del amor gratuito, de la fidelidad, del respeto mutuo y de la
defensa de la vida. Monseñor Blanco Nájera lo explicaba con una comparación muy
interesante: El arbol no suelta el fruto mientras no está maduro. En el mundo irracional,
generador y procreado viven juntos las semanas y los meses que el último necesita
para su desarrollo, ... El niño es quizás el único ser que viene a la existencia desnudo y
desarmado para los combates que les esperan. El niño que no ha pedido la vida, que es
llamado a la tierra por extraña voluntad, llega a ella desprovisto de todoy sin recursos.
Se precisa una larga infancia, un proceso lento y prolongado para que adquiera su
perfecta madurez y pueda valerse por sí mismo. Los padres, autores de su entrada en el
mundo, deben ser también los primeros responsables de su porvenir y sus primeros
deudores (Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado pp.88-89) Agregaba
Monseñor Blanco Nájera que la influencia de los padres comenzaba desde el primer momento
y destacaba que ya desde los primeros meses el niño imitaba inconscientemente los
movimientos y balbuceaba los sonidos que oía. Esto mostraba claramente que los primeros
educadores son los padres, pues estan siempre delante del niño como forma viva moldeando
su ser indeterminado de forma muy eficaz. Los padres son los que despiertan la propia
actividad del niño pues el ejemplo arrastra.
El niño tiene derecho a la educación física, intelectual, moral y religiosa pues la vida
humana no es solamente la vida orgánica sino también la vida espiritual, afectiva y la
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intelectual. El ser humano es ante todo inteligencia que piensa y voluntad que ama. Por ello a
los padres les incumbre por derecho y obligación tanto el desarrollo físico de la vida de su hijo
como la educación de su vida espiritual, el desarrollo de las cualidades anímicas. Reforzando
ésto, Blanco Nájera decía: Así como el niño no puede salir del seno materno hasta que no
esté físicamente organizado; del seno de la familia no puede ni debe salir hasta que no
se halle también espiritual y moralmente organizado y formado ... Arrancarles al hijo y
entregarle a manos extrañas para formarle y educarle, es un atentado contra la libertad e
inviolabilidad de los padres, un robo moral, una mutilación del hombre completo.
(Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado p90) La educación es obra de amor,
ternura, abnegación y sacrificio, además autoridad, contínua vigilancia, influjo
inmediato por el ejemplo; y, ¿quién posee en tan alto grado estas cualidades como los
padres? ... Son derechos que se sobreponen al poder del Estado mismo; violarlos
constituiría un atropello a los atributos humanos. (Derecho Docente de la Iglesia, la
Familia y el Estado p99, 126)
Al hablar de que el niño tiene derecho a la educación religiosa, Mons Blanco Nájera decía
Educar al niño en el olvido, o lo que sería más desastroso, en el desprecio de Dios y de
lo que toca a DIos, es querer realzar la vida dirigiéndola en sentido opuesto; es querer
engrandecerla quitándole su grandeza más divina; es desarrollar en lo más íntimo de su
ser el principio más activo de todas las decadencias; rompiendo el divino resorte de
todos ss verdaderos progresos, es la contradicción misma. Nada, por consiguiente, más
antinatural y absurdo que un sistema pedagógico en que la religión y l moral no tengan
parte, o lo que es peor, un sistema de educación en que se enseñe a despreciar e
insultar la religión. Prero no debemos contentarnos con que la educación sea religiosa;
es preciso, y sólo de ésta suerte llegaremos al cumplimiento de la ley canónica, que sea
cristiana, más aún, que sea profundamente católica. (Derecho Docente de la Iglesia, la
Familia y el Estado p. 220)
Agregaba que esa religión vaga, indeterminada, universal, sentimental, humanitaria que no
impone deberes, ni frenos, ni dogmas, donde pareciera que todo fuera verdad ... no puede
darle vida a la educación en general y menos la infantil y la juvenil pues carece de
fundamentos. La educación ha de cimentarse sobre algo verdadero, inmutable, real.
Parafraseando al Papa Pío XI decía: no puede existir una educación completa y perfecta si
la educación no es cristiana. (Derecho Docente..p221)
Finalmente, Monseñor Blanco Nájera planteaba que al vivir en medio de una comunidad,
las personas estan sometidas a leyes que regulan la vida y por lo tanto, a la acción e influencia
del Estado. El niño tiene derecho a la acción tutelar, integral, subisidaria del Estado en los
casos de incapacidad, negligencia o falta de recursos de los padres por la doble misión estatal
33

, la protección de los derechos de los ciudadadbos y laintegración de las energías individuales


en la medid aen que lo exija el bien común.
Después de dos mil años de Cristianismo, se podrán discutir algunos fundamentos de los
derechos del niño, pero nadie se atreverá en serio a negar en serio los derechos del niño
(Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado p.125).

OBISPO FUNDADOR
Por su interés en la infancia y en la juventud a Monseñor Francisco Blanco Nájera le
preocupaba por encima de todo la educación pues La educación de la niñez es de una
importancia trascendental y de una influencia decisiva en los destinos de la Humanidad.
Los niños de hoy, serán los hombres del mañana, por regla general, con las virtudes
o los vicios, con la bondad o malicia, con las ideas, sentimientos y convicciones, con la
firmeza o debilidad de carácter que en sus primeros y más tiernos años sembrara el
bueno o mal sembrador en sus inocentes almas, abiertas como las flores, a todas las
influencias.. (Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado p.3)
Desde 1930 se conocen una serie de artículos producto de sus estudios acerca de la
legislación canónico-civil en materia de educación y la niñez. El primero de ellos lo intituló: La
Iglesia, la Familia y el Estado. A este le siguieron toda una serie de artículos en la misma línea.
En 1934 publicó su gran obra titulada Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado ,
toda una exposición amplia y detallada de la los distintos aspectos educativos. Gran parte de
la vida de Monseñor Blanco Nájera la dedicó a trabajar árduamente por influir en la legislación
educativa de España basándose en sus conocimientos juridicos y teológicos, a través de
libros, artículos, conferencias, asesoramientos.
Pero Monseñor Blanco Nájera no era hombre que se quedaba en la teoría sino que iba a la
práctica. Al ser consagrado Obispo el 12 de Noviembre de 1944 su primera tarea episcopal
fue materializar aquél sueño que venía fraguando desde hacía tiempo de crear una
congregación femenina dedicada a la educación integral de los niños y la juventud. Siempre le
había dado vueltas en la cabeza las palabras del Papa León XII : La escuela es el campo de
batalla en el cual se decide sila futura generación será o no católica. Por lo tanto, la
cuestión escolar es para nosotros, los católicos, una cuestión de vida o muerte.
(Derecho Docente de la Iglesia, la Familia y el Estado p.4)
El 7 de Diciembre de 1944, estaba fundando la Congregación de las Misioneras del Divino
Maestro, gracias a la ayuda de su colega el Obispo de Guadix. Las bases ideológicas,
espirituales, pedagógicas y jurídicas de la Congregación las escribió entre 1945 y 1947
titulándolas: Idea Suscinta de las Cooperadoras del Divino Maestro., el cual establecía que la
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cooperadoras debían, junto con la jerarquía continuar con la misión educativa del Divino
Maestro: Id a enseñar a todas las gentes. De aquí su énfasis en la evangelización de los
pobres.
Esta delicada labor la comenzó con tres religiosas que compartían sus ideales educativos.
La Madre Soledad, la Madre Inés y la Madre Amalia tuvieron a su cargo la evangelización de
los pobres por medio de la docencia.
En su preocupación constante por elevar el nivel educativo de las clases humildes de
manera de acabar con las diferencias de clases, veía con dolor cómo el sector de los pobres
era el menos atendido educacionalmente. Insistía en la necesidad perentoria de educar y la
evangelizar a la gente humilde y menos favorecida, a las niñas y las obreras.
Frente a las escuelas laicistas, anticristianas y otras neutras, Monseñor Blanco Nájera
planteaba la educación católica como la verdadera acción educativa para solucionar los
problemas sociales pues para él la educación es ante todo un proceso de formación de
valores, actitudes y hábitos. Hacer ciencia sin formar conciencia sería reducir a la educación a
procesos instructivos que podrían ser implementados por cualquiera. Sin embargo, había visto
cómo muchas congregaciones educativas católicas comenzaban dedicándose a los pobres,
pero por problemas económicos habían tenido que volver su acción hacia las clases más
pudientes y se habían convertido en clasistas. Ahora, Monseñor Blanco Nájera proponía una
educación religiosa popular.
La solución estaba en hacerlo con la ayuda del Estado. Como jurista, defendía el hecho
de que el Estado tenía deberes en materia de educación: Es derecho y obligación del
Estado, suplir la insuficiencia docente de la iniciativa privada de los padres..
Junto a ésto esgrimió que Las Escuelas creadas por la Iglesia no deben considerarse
como meramente privadas, sino como escuelas públicas, ya que es la autoridad pública,
y no una mera persona privada, las que las erige. (Derecho Docente... p.351)
Entabló conversaciones con miembros del Gobierno haciéndoles ver que necesitaban
maestros selectos, entregados, preparados y responsables, con los títulos académicos civiles
que requería la enseñanza estatal. El se encargaría de conseguirles y prepararles a ese tipo
de maestros. Les garantizaba que podía someterlos a las pruebas de titulación y selección
junto con todos los elementos que ellos exigían a los patronatos. A cambio, el Estado debía
pagarles el sueldo. Así, se iniciaron las Religiosas Misioneras del Divino Maestro en la
enseñanza primaria española.
Su gran originalidad fue la de encajar su obra educativa en los organismo oficiales del
Estado en España. Planteaba que las Cooperadoras y las Misioneras del Divino Maestro
tuvieran la propiedad de las plazas escolares, siendo consideradas por el Estado en orden a
sus ascensos, sueldo, escalafón, tal como si fueran maestras normales y corrientes.
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Esto lo logró en un principio gracias a que, el Gral. Francisco Franco nombró Ministro de
Educación a un gran amigo de Mons. Blanco Nájera que le pidió que redactara un capítulo
dedicado a la educación. Amparado por este Ministro, se hizo el Patronato del Divino Maestro
que consistía en un convenio con el Estado y la Congregación del Divino Maestro. Esto
permitió que tuvieran una serie de privilegios hasta 1970. Años más tarde con la nueva
Constitución española perdieron los privilegios y se suprimieron los Patronatos.
El convenio español consistía en que el Estado pagaba a los maestros, mientras que la
Congregación atendía las escuelas. La educación era gratuita. En el convenio existían dos
modalidades: concierto pleno y concierto medio.
Concierto pleno: totalidad del pago a maestros por parte del Estado
Concierto medio: parte del pago era del Estado y parte de los padres de familia.
De ésta forma, las Misioneras del Divino Maestro podían encargarse de la enseñanza y
educación de los pobres en suburbios y aldeas, sin preocuparse de la problemática
económica pues esta estaba resuelta por el Estado.
Los nuevos criterios que establecía Monseñor Francisco Blanco Nájera, rompían con los
moldes tradicionales de la vida consagrada. Le exigía a las religiosas buena voluntad y
abnegación, unidos a los votos de pobreza, castidad y obediencia, además de una seria
preparación intelectual y pedagógica que las capacitara eficientemente para sus obligaciones
educativas que iban desde la instrucción técnica y profesional hasta la formación espiritual.
Para llevarlo a cabo, nombró a la Madre Soledad de la Cruz Superiora General de la
Congregación por su conocimiento profundo de la vida religiosa, su firmeza en los propósitos,
su dinámico espíritu apostólico sin llegar al activismo exagerado, su espiritu sobrenatural, así
como su pedagogía acreditada unido a sus dotes naturales de simpatía, comprensión y
dulzura.

CAPITULO 4.- LA MADRE SOLEDAD DE LA CRUZ

En Zamora, España, el primero de febrero de 1904 nació la hija número nueve de Manuel
Rodriguez y Paula Perez de Rodriguez a quien pusieron por nombre "Soledad". Un tiempo
después nació Alberto completando así los diez hijos que conformaron la familia. Cuando
Soledad, o "Solita" como la llamaban cariñosamente, tenía cinco años su padre, que era jefe
de Telégrafos, murió.
Viéndose viuda con tantos hijos, Paula decidió mudarse a Madrid. La vida se desarrolló
de tal manera que no tuvo otra opción sino buscarle un cupo a Soledad en el Internado para
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Huérfanas regentado por religiosas de la Beata Ana de Jesús. Allí recibió la mayor parte de su
formación espiritual y académica. De las religiosas aprendió la vida de sencillez, piedad,
estudio, trabajo, responsabilidad, pulcritud, interés verdadero hacia los demás y gran amor a
Dios.
A los dieciocho años le participó a su madre sus deseos de entregarle su vida por copleto
a Dios y al servicio de los demás. ¡Quería ser monja!. Paula le dió su aprobación e hicieron
todas las diligencias necesarias. El 12 de marzo de 1922 entró en el Noviciado de las
Religiosas Hijas de María de las Escuelas Pías, conocidas también como Escolapias. Al tomar
el hábito religioso le añadió algo nuevo a su nombre. Se llamó Sor Soledad de Santa Ana.
Poco después se enfermó y tuvo que salir del Noviciado. Esto no la desanimó sino que la
mantuvo ilusionada para su recuperación. Estaba segura que su camino era la entrega total a
Dios y a los demás. Al cabo de un año, cuando ya estaba repuesta, regresó al Convento en el
barrio de Carabanchel Alto de Madrid, de allí pasó a Córdoba y regresó a Carabanchel para su
profesión religiosa el 12 de Septiembre de 1926.
Durante ese tiempo murió su madre pero siempre contó con el apoyo de sus nueve
hermanos.
Dios va preparando los caminos de las personas para su misión aun sin que ellas lo
sepan. A la nueva "Madre Soledad" se le encomendó trabajar en el Colegio de Santa Victoria
en Córdoba. Aquí creció su interés por la educación de los niños y jóvenes. Aprendió que el
oficio de maestra iba mucho más allá de informar conocimientos a sus alumnos, aprendió la
necesidad de ser creativa en las clases, de escuchar, de captar ideas nuevas y de estar
abierta a las innovaciones dentro del marco de la doctrina cristiana. Aprendió la importancia
del contacto personal sereno, cariñoso, lleno de confianza y delicadeza tanto con los alumnos
como con los colegas maestros y con los representantes. Supo que una sonrisa y un
momento de escucha eran más valiosos que una hora de clases. Era sencilla, amable, abierta,
paciente y cercana. Así fue como se convirtió rápidamente en una persona muy popular en el
Colegio y de ella decían: "La Madre Soledad es un sol".
En ese ambiente educativo, conoció al Padre Francisco Blanco Nájera quien era el
confesor de las Hermanas y su vida tomó un nuevo rumbo. Su relación con él había nacido de
una llamada divina. Era Dios quien había buscado este encuentro entre ellos. Relación de
padre espiritual a hija que mantuvieron hasta la muerte llena de espiritualidad.
La historia narra que un día de Nochebuena, Madre Soledad le planteó la posibilidad de
hacer una Fundación para niñas huérfanas. Tenía muy vivo en su recuerdo los años tan felices
y formativos que había pasado en el Colegio de Huérfanas y deseaba repetir la experiencia
para tantas niñas que veía a su alrededor. De nuevo encontramos la importancia del
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testimonio de vida. Ese testimonio que le dieron las Hermanas del Internado hizo que ella
quisiera dedicarse por entero a Dios y ahora dedicarse con mayor énfasis a las huérfanas.
La prudencia los llevó a guardar silencio al respecto, a orar por el proyecto y a esperar
aguardando alguna señal de Dios. Cuando el Padre Francisco fue consagrado Obispo de
Orense el 12 de Noviembre de 1944, la fundación que venía fraguándose, cobró realidad.
Monseñor Blanco Nájera le pidió a Madre Soledad que solicitara su secularización, al igual
que a la Madre Inés Moreno de manera de poder iniciar la nueva fundación. En medio de gran
tristeza, pero muy firme en su decisión, Madre Soledad abandonó su querido Convento el 7 de
Diciembre de 1944 para lanzarse a la nueva misión que Dios le ponía por delante: la de ser co-
fundadora de las Misioneras del Divino Maestro. Ella sabía que Dios no nos salva sin nosotros,
El respeta nuestra libertad.
El 10 de marzo de 1945 arrancó la nueva fundación de las Congregación de las
Misioneras del Divino Maestro en Baza, en una casa que les prestó el señor Obispo Monseñor
Alvarez Lara, con la Madre Soledad a la cabeza. La acompañaban la Madre Inés, la Madre
Amalia y la Madre Lucrecia. Al día siguiente, recibieron una carta de Monseñor Blanco Nájera
que les decía: Dios os envía en plan de misioneras suyas como ángeles de luz, de paz y
de amor a esas pobrecitas almas que viven alejadas de El porque nola conocen. ¡Qué
abundante y fértil campo os ha deparado para que sembréis en él la divina semilla de la
verdad y del amor! Había que trabajar duro y rápido pues "los pobres no pueden esperar",
además ya le habían escuchado decir a su Fundador: Unicamente dándose a los demás,
realizarás tu vida y conocerás la alegría de Dios. (Escritos espirituales)
Después de la vida solucionada que tenía en el Colegio de Santa Victoria de Córdoba
ahora en Baza llevaba una vida llena de dificultades y problemas que solucionar. Como mujer
creativa y abierta, la Madre Soledad dirigió los primeros años de la fundación de la
Congregación con confianza absoluta en Dios, con heroicidad, entusiasmo y felicidad. Dios
suscita fundadores y fundaciones de acuerdo a los tiempos y ella, junto con el Obispo de
Orense habían sido seleccionados por el Creador para tan alta misión.
El norte de su vida era cumplir con la voluntad de Dios Padre. Se decía a si misma y a los
demás: Si Dios lo quiere, Soledad lo puede. Así fue toda su vida haciendo de la tierra no una
antesala del cielo, sino un lugar sagrado que Dios penetra como los rayos del sol al cristal.
Para ella, Dios estaba presente en éste mundo como crucificado en el rostro de los niños de la
calle, de la gente que sufría, de los desempleados, de los pobres en todas sus formas; como
resucitado en los que esperan contra toda esperanza y luchan por la justicia.
Se cambió el nombre por el de Madre Soledad de la Cruz para recordarse a sí misma y a
todos que su vida era de entrega absoluta a Jesucristo. Estaba convencida que Dios no quería
de ella simplemente unos trozos, sino todo su ser.
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Tres años después, en 1948, hizo junto con las otras Hermanas, su Profesión Perpétua
como Religiosa, ya habían noventa "cooperadoras" y "discípulas" del Divino Maestro.
Se necesitaba abrir más casas y más colegios por la demanda tan gande de niñas y
niños. Por lo tanto, había que trabajar también en la búsqueda de más vocaciones y
cooperadoras para ayudar en el trabajo y consolidar la obra iniciada.
La labor era tan grande que de nuevo la enfermedad y el dolor se hicieron presentes
haciéndole compañía. En lugar de disminuirla, la hizo crecer y ser aun más la mujer delicada,
sonriente, dinámica, serena y creativa de sus primeros años de vida religiosa. Su esperanza
cristiana no le permitía permanecer inactiva

CAPITULO 5.- LA FUNDACION

Ahora le tocaba a Mons. Blanco Nájera no sólo la formación de los seminaristas, sino
también de las religiosas de su congregación. Era su guía, es decir, estaba presente y
caminaba junto a ellas. Gracias a su actitud dedicada y atenta pudo detectar a tiempo posibles
obstáculos y poner en guardia acerca de diversos problemas. Con las religiosas era firme de
fondo y suave en la forma, volviendo de nuevo a mostrar su humildad y capacidad educativa.
A las religiosas, al igual que lo hacía con lo seminaristas y los sacerdotes de su diócesis,
Monseñor Blanco Nájera les infundía como motivación fundamental el amor a Cristo y por
ende, el amor a todas los seres humanos tal como El los había amado (cfr.Jn.13,34). Les
decía que el amor a Jesucristo era un amor generoso, desinteresado, sin reservas ni
restricciones, un amor sin límites.
Se ocupaba muy especialmente de ellas como si fuera su único protector.
En sus conversaciones con las religiosas les enfatizaba: Amen mucho a Jesucristo. Sólo
por su amor intenso se puede abrazar esta cruz. Recuerden que Jesús dijo: "Lo que
hagan con uno de estos mis más pequeños conmigo lo hacen" (Mt.25,34) ¿Qué más
necesitan para que todo les parezca poco en servicio de ese niño?
Al apoyarse en el amor a Cristo la persona puede darle sentido al sacrificio, al esfuerzo, la
entrega, la disciplina, la perseverancia y la alegría en la labor que realiza. De esta forma, toda
la teoría y la espiritualidad la hace vida propia convirtiéndose en un apóstol que transmite la
vida que lleva dentro en primera persona. El amor a Cristo y a todos debían llevar con toda
naturalidad a las religiosas a vivir plenamente las palabras de San Pablo: Ya no soy yo quien
vivo, sino Cristo quien vive en mí (Gál.2,20)
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Cuando hacemos cosas muy pequeñas por Dios lo amamos lo mismo que con las grandes
acciones. El amor es una ocupación enriquecedora. Cualquier pequeña ocupación es un gran
acontecimiento; no importa lo que tengamos que hacer, barrer o dar una clase; hablar o
permanecer en silencio, cuidar enfermos o dar una conferencia. Todo eso no es más que una
corteza de una magnífica realidad del encuentro del alma con Dios en cada minuto... ¿Llaman
al timbre? Pronto a a abrir. Es Dios que viene a amarnos. ¿Es hora de comida? Vayamos...Es
Dios que viene a amarnos. ¿Es hora de dar clases? Vayamos ... es Dios que viene a
amarnos. Dejemos obrar a Dios en cada momento de la vida.
Cuando surgía algún problema les decía: Toda prueba es señal de predilección de
Jesús... El amor y el sacrificio son hermanos. La medida del amor es la medida del
sacrificio.
Obviamente en su Congregación las Hermanas no podían ser simples maestras, tenían
que destacarse, como ya dijimos, por su preparación académica, humana y social; ser
personas competentes, eficaces, dedicadas y amantes de su profesión de maestra. El motivo
principal de su misión docente era llevar almas a Dios a través del desarrollo de la inteligencia
y la formación integral de cada uno de sus alumnos. Todo lo demás era secundario. Le
gustaba mucho ponerles el ejemplo de la parábola de los talentos. Si sus religiosas-maestras
no eran personas especiales, no tenía razón para hacer una fundación. El espíritu de la
religiosa debía ser el mismo del Divino Maestro. Cada una de ellas debía ser un segundo
Cristo. Les decía: No quiero medianías, para eso no es necesario fundar... No basta ser
buenas maestras; es preciso ser lo que las llaman: Madres.
La devoción mariana era punto importante de la espiritualidad al considerar a la Virgen
María como el modelo más acabado de la nueva creatura de Dios y el testimonio más claro de
la novedad de la resurreción de Cristo. Buscaba establecer una relación cordial con la Madre
de Dios y la imitación de sus virtudes en especial la fe, la esperanza, la caridad la humildad y
la colaboración plena en la obra de la salvación de los seres humanos. En sus escritos
espirituales encontramos que decía: No basta con imitarla y entusiasmarse con Ella, hay
que imitarla, copiar en sus almas sus rasgos, sus características, su fisonomía moral,
aquella fiunura y delicadeza de su trato; aquella bondad exquisita, aquella humildad
atrayente; aquella amabilidad sin límites para todos,... aquella caridad inagotable; aquéll
amor siempre en ascuas vivas para Dios y para las almas y hasta aquél porte exterior
que cautivaba a todos cuanto la trataban y cautivaba sobretodo al Dios del cielo y de la
tierra, que se miraba en ella como en espejo limpísimo y transparente.
El noviciado fue una escuela de oración y una comunidad de oración pues la oración es
generadora de amor y la manera más clara de identificarse con la voluntad de Dios. A través
de la oración, Dios anima al celo en su servicio y a la entrega a los demás. La oración mental,
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la lectura espiritual, las horas santas, el examen de conciencia diario, el rezo del Rosario, la
Misa, las virtudes cristianas puestas en práctica y los ejercicios espirituales eran considerados
por Monseñor Blanco Nájera como los medios más adecuados para la santificación de las
religiosas.
Un momento ideal para profundizar en la vida espiritual era el tiempo que Monseñor
Blanco Nájera les hacía dedicar a los ejercicios espirituales. Buscaba que en el recogimiento,
el silencio, la meditación y los ratos de intimidad con Dios, inspirados por el Espíritu Santo
lograran conocer los defectos personales y la forma en cómo superarlos. Las animaba a que
conocieran las cualidades personales y cómo ponerlas al servicio de Dios y de los demás pues
a medida que cada quien reconozca su propia realidad, sin escapar de ella, y se decida a
seguirla sin condicionamiento, podrá experimentar a Cristo cercano.
En el silencio y el recogimiento experimentado como presencia de Cristo, podían hacer
más audible y creíble el anuncio del Evangelio. Cuando elegimos a Cristo como compañero
inseparable de vida, necesitamos tiempo para estar con El sin apuro en el corazón. Entonces
el propio rostro, la forma de hablar, de mirar, de escuchar, de actuar, se convierten en
transparencia del rostro de Cristo. Así, a vida se convierte en anuncio y testimonio del
Evangelio
La dirección espiritual y la confianza puesta en Dios los retiros y los ejercicios espirituales
proveían un momento muy importante de crecimiento personal. Al día de hoy, estas
enseñanzas continúan entre las religiosas.
Buscó hacer de las Misioneras del Divino Maestro mujeres de mucha vida interior y amor a
Dios, pero al mismo tiempo activas, creativas y celosas en su servicio pastoral. El celo
apostólico hacía que cada una buscara lo mejor, que se esforzaran constantemente por su
superación y su deseo de aportar frutos concretos en su labor. La concienca de la misión, el
sentido de pertenencia a la Iglesia y la caridad apostólica han sido elementos básicos de las
religiosas del Divino Maestro desde el primer momento de su fundación.
Las Misioneras del Divino Maestro han sido y siguen siendo mujeres que no regatean
trabajos ni esfuerzos y están dispuestas a realizar los sacrificios más grandes en favor de sus
ideales.

CAPITULO 6.- LA EDUCACION EVANGELIZADORA

Para su ideal educativo, Monseñor Blanco Nájera retomó las palabras del Evangelio de su
primera Misa como sacerdote: Vayan y enseñen a todas las gente (Mc.16,15) y un segundo
lema evangélico que dice: El Evangelio es anunciado a los pobres. (Mt.11,5)
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Tenía una idea fija: formar hombres y mujeres al estilo de Jesús, el Divino Maestro. Decía:
Educar es enseñar a vivir, y si el ideal de la vida humana es Cristo, la educación debe
tener por fin, la imitación a Cristo.
El ser humano está llamado a perfeccionarse, a superarse y mientras más se supere,
logrará ser más como persona. Cristo dijo sean perfectos como mi Padre es perfecto (Mt.5,48)
invitándonos a desarrollar todas las cualidades, capacidades y habilidades que Dios ha puesto
en cada uno de nosotros. Cristo dijo que teníamos que ser mejores que los letrados y fariseos,
porque si no, no entraríamos en el Reino de los cielos (Mt.5,17-37) Ser mejores que ellos es
no sólo cumplir, sino enseñar y vivir, no sólo de forma externa y de mala gana; sino también de
manera interior: con nuestros pensamientos, sentimientos y deseos.
Si la educación está orientada a formar personas, tiene que proponer implícita y
explícitamente una serie de valores como respeto, responsabilidad, trabajo, justicia,
solidaridad, convivencia, amor, servicio. Al promover estos valores, los educandos se
convertirán en personas con una sana autoestima conocedores de los derechos y deberes
sociales. Lo que hará que la sociedad tenga hombres y mujeres responsables, capaces de
formarse juicios correctos de la realidad, de asumir decisiones personales, de respetar a los
demás.
Mons. Blanco Nájera insistía que Cristo enseña que de acuerdo a como tratemos a los
demás, así será la vida y el futuro de la sociedad. Sabiendo vivir con amor y por ende, con
solidaridad, comprensión y perdón, tendremos una nueva civilización. La civilización del amor.
Por eso, animaba al estudio y análisis de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios pues de allí
surgió el Sermón de la Montaña, la más grande predicación de Cristo, el cual no añade
preceptos exteriores nuevos, pero sí transforma la raíz de los actos: el corazón que es donde
el ser humano elige entre lo puro lo impuro; donde se forma la fe, la esperanza, la caridad y
todas las virtudes cristianas.
Partiendo de todas estos principios, Mons. Francisco Blanco Nájera concibió su proyecto
educativo como todo un proceso integral. Si bien su fin principal eran los niños y jóvenes,
estaba consciente de educar todo lo que lo rodeaba para ser verdaderamente efectivo. En su
obra cumbre intitulada Derecho Docente de la Iglesia, la familia y el Estado partió del principio
que el niño es a la vez una personalidad religiosa y moral, miembro de una familia y un
ser social. Ninguna de estas tres facetas puede descuidar la educación integral, si ha
de prepararle todo lo completamente posible para todo lo que deba ser. (Derecho
Docente... p.65) A partir de esta idea estableció los conceptos de educación, instrucción y
enseñanza, a la vez que expuso la actividad docente de la Iglesia a través de la historia, las
relaciones entre filosofía y pedagogía y analizó los sistemas pedagógicos ateos contenidos con
el naturalismo, el socialismo, el bolchevismo y el nacionalismo, haciendo resaltar la pedagogía
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católica, la necesidad de la libertad de enseñanza y las disposiciones canónicas que afirman


los derechos de la Iglesia en la educación.
Para él, establecer escuelas católicas y darle a los niños y jóvenes formación integral era
esencial pues estaba consciente de que la mayoría de los problemas del mundo se deben al
desconocimiento de Cristo. Decía: No hablar a los niños de Dios es negar a Dios, no
educarlos en cristiano, es educarlos en ateo, es darles a entender con os hechos, que la
religión no significa nada, no sirve para nada y no tiene puesto señalado en la síntesis
de los conocimientos ni en los destinos de la vida y, por consiguiente, no es nada
.(Derecho Docente ... p.220)
Había visto cómo la educación meramente secular había llevado a la sociedad y en ella,
algunas personas a gritar: "¡que viva yo, que vivan mis gustos, que viva mi comodidad, que
viva mi placer!" Veía con dolor cómo muchas personas educadas en escuelas secualres sin
formación religiosa, se negaban a vivir y cumplir con sus obligaciones con el argumento de
"tengo que realizarme" apoyado por el otro argumento de ciertos psicólogos que decían que la
obediencia y la disciplina "reprimen". Para estas personas, la ley suprema parecía ser seguir
los sentimientos, los gustos particulares y los propios instintos, olvidándose que eso es
exactamente lo que hacen los animales. Pensaban que al seguir sus instintos iban a ser
felices pero el resultado era otro. Era y sigue siendo fácil constatar cómo el egoísmo de
pensar solamente en uno mismo, ha llevado y sigue llevando a muchas sociedades al precipio
del abismo.
Una sociedad sin armonía, llena de odios, violencia y divisiones lo que trae es retraso y
problemas. Si no ha resultado verdad en la práctica la frase "cada escuela que se abre
es una prisión que se cierra" débese precisamente a no haber cuidado bastante el
aspecto educador. El maestro que instruye, pero no educa, formará un hombre culto,
pero también un mal educado; hará un hombre muy civilizado en las fases inferiores de
la vida, pero al mismo tiempo un bárbaro en las manifestaciones más espirituales y
superiores de ella; habrá hecho, si se quiere, un sabio, pero a la vez un desgraciado. No
hay que olvidar que los peores criminales son, principalmente, los más instruídos,
porque la instrucción pone a su alcance medios y formas para cometer el delito que
acaso no tendrían si no la hubieran recibido. (Derecho Docente ... p.14)
Por eso, agregaba con fuerza: Nada más antinatural y absurdo que un sistema
pedagógico en que la religión y la moral no tengan parte, o lo que es peor, un sistema
de educación en que se enseñe a despreciar e insultar la religión ... Enseñar una religión
vaga, indeterminada, sentimental y humanitaria, que no formula ninguna creencia, que
no implica ningún deber ni impone al hombre ningún freno que le sujete; esa religión
que algunos llaman universal, y cuya magnitud consiste en que no dogmatiza ninguna
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verdad ni excluye ningún error, no puede vivificar la educación de la niñez, porque es


estéril, desprovista de todo fundamento real, absolutamente falsa. La educación ha de
cimentarse sobre algo verdadero, real, inmutable y como demuestran con claridad
meridiana los teológos y apologistas , no hay más religión verdadera que la religión
católica. (Derecho Docente ... p.220-221)
Basándose en estas premisas, Monseñor Blanco Nájera señalaba que la Iglesia tenía todo
el derecho de educar y cristianizar a las personas sin distinción de razas, condición social o
edad pues su labor es continuar la misión de Jesucristo. Señalaba también que la familia tenía
el derecho natural a educar a sus hijos porque los padres son los primeros educadores como
personas libres y que el Estado debe armonizar su parte educativa con las familias. Esto lo
encontramos en una frase suya que se ha repetido mucho a lo largo de este tiempo que dice:
El padre, el maestro y el sacerdote. He aquí los tres educadores a quienes incumbe
convertir lo antes posible, esas tres virtualidades de la naciente personalidad del niño,
procediendo no con independencia puesto que en el educando no puede
viviseccionarse estos tres factores que con él nacen, viven y se desarrollan
armónicamente, sino de común acuerdo, en mutua colaboración.. (Derecho
Docente...p.65-66)
En otra obra suya titulada: Legislación Educativa elaboró un estudio jurídico, social y moral
de la problemática educativa incluyendo la educación religiosa y cristiana en las escuelas.
Monseñor Blanco Nájera no se quedó solo en las escuelas primarias sino que también
habló de la necesidad de la formación católica en las escuelas superiores y Universidades y
trabajó a su favor pues en ellas se preparan los jóvenes para las profesiones sociales más
importantes y de ellas han de salir los hombres que el día de mañana rijan los destinos
de los pueblos. (Derecho Docente... p.350) Analizaba el grave daño que podían hacer los
líderes de la sociedad si poseían una educación donde no estuviera armonizada la ciencia, la
técnica, el progreso con la verdad revelada. Por eso agregaba: A mayor cultura científica,
debe corresponder más amplia cultura religiosa. Simultáneamente con las ciencias
naturales deben incrementarse y desarrollarse los conocimientos morales y religiosos.
La instrucción religiosa y moral debe acompañar al joven en todas las fases de su
formación docente y seguir paralelamente el ritmo progresivo de su cultura para no
dejarlo extraviarse por los senderos del error y del vicio. (Derecho Docente ... p.351)
El sistema educativo debía tomar muy en cuenta los factores externos, poner a los niños
en comunicación con los otros niños y la realidad que los rodea de manera de educarlos en un
ambiente de sociabilidad. Junto a esto, la buena pedagogía debería hacer que las escuelas se
crearan a la medida de los niños y no que los niños se plasmaran en unas escuelas dirigidas
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por pedagogos ilusos. Por eso agregaba que el ideal de la escuelas no eran tener un sólo tipo
de escuela, sino escuelas múltiples donde se pudiera realzar la individualidad de cada alumno.
En general, todos los escritos educativos de Monseñor Blanco Nájera, hicieron énfasis en
los derechos del niño, los deberes de los padres, el "derecho a nacer", el derecho de toda
persona a ser educada, la coeducación y sus riesgos, la educación sexual con todas sus
dificultades, la libertad de enseñanza, la gratuidad de la enseñanza, la protección escolar; las
asociaciones de padres de familia, los monopolios docentes, la pedagogía católica y la
problemática laicista que pretendía solapadamente desterrar a Cristo de las escuelas.

PROFUNDA INFLUENCIA DE LA FAMILIA EN LA EDUCACION


Para Monseñor Blanco Nájera, la familia es la primera expresión saludable de la sociedad
porque reconoce la comunidad familiar como punto clave de unidad y el lugar privilegiado para
el crecimiento de la humanidad, como el centro insustituible para la formación de una persona
creativa. El Creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de
la sociedad humana; por ello, la familia es la célula primera y vital de la sociedad.
Los padres son creadores, juntamente con Dios, de su obra maestra que es el
hombre. Participan, por consiguiente en su función creadora y cooperan en el pleno
desarrollo de la vida mediante la educación. Ellos tienen el deber ineludible de educar a
sus hijos y, a su vez, a ellos corresponde como derecho sagrado. Es pues, la familia la
primera educadora ... Desde el momento en que (los padres) voluntariamente lo han
traído a la vida, indefenso, impotente y débil, a ellos toca, en primer lugar asegurarle
todo cuanto exija su desarrollo ffísico y moral. Autores responsable de su entrada al
mundo, deben ser también los primeros responsables de su porvenir y sus primeros
deudores... (Derecho docente, p.89)
El matrimonio es uno e indisoluble, entre otros fines, para garantizar la
conservación y perfeccionamiento de los hijos (Pío XI, Encíclica Casti connubi en Derecho
Docente p.90)... Es preciso que padre y madre permanezcan unidos para continuar juntos
su obra. El niño necesita que éstas dos acciones sean simultáneas, constantes, que se
complementen, se atemperen la una a la otra. Necesita tener el espectáculo de su mutuo
cariño, de su amor común para con él. De estas primeras impresiones recibidas en el
hogar familiar, debe conservar una huella indeleble, cuya influencia se prolongará toda
la vida.
Cuanto más se desarrolla la socialización de los niños, más se asegura la solidaridad de
la futura sociedad. La familia es pues, el primer campo en el compromiso social, su valor sólo
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puede llevarse a cabo adecuadamente teniendo la convicción de su valor único e insustituible


para el desarrollo de la sociedad y de la Iglesia.
La familia posee una dimensión social especial porque está llamada desde lo más íntimo
de sí, a la comunión y a la entrega a los demás por ser el ente educador de los hijos y
transmisora de valores éticos, morales, estéticos y culturales. La familia posee vínculos vitales
y orgánicos con la sociedad, porque constituye su fundamento y alimento contínuo medeiante
su función de servicio a la vida. De la familia nacen los ciudadanos y en ella encuentran la
primera escuela de las virtudes sociales que son el alma de la vida y del desarrollo de la
sociedad misma. Las palabras que usó Blanco Nájera para describir esto fueron: Por la
familia, la generación adolescente se pone en comunicación con el pasado por medio de
sus padres y la generación adultos se relaciona con el porvenir por medio de sus hijos.
La familia es la tradición misma de la vida, en su seno tiene lugar la propagación de la
vida espiritual y moral; el lenguaje,la fe, la virtud, el respeto y la piedad germinan en el
hogar como en campo propio.
En toda labor de evangelización, la familia está al inicio pues el hogar cristiano es por
naturaleza, el taller de la fe. Los padres son los primeros evangelizadores naturales. Alguien
ha dicho que: la educación del niño comienza cincuenta años antes de su nacimiento.
Estas palabras que parecen una paradoja, encierram una gran verdad pedagógica que
tiene su honda raigambre en las transmisiones psicofísicas de los padres a los hijos.
(Derecho Docente p.222)
Es en la familia donde se transmiten de padres a hijos, por capilaridad los valores
culturales y las formas de vida de una generación a la otra, por ello, se la considera como la
matriz cultural. Para Monseñor Blanco Nájera, el ejemplo, la autoridad, el amor, son éstos los
presupuestos más importantes y decisivos en toda obra educadora. Al respecto agregaba:
Nadie posee en tan alto grado estos tres poderosos resortes como los padres respecto
de sus hijos.
Existe una interdependencia, complementariedad y reciprocidad entre las personas y la
sociedad. Fundada en el amor y abierta al don de la vida, la familia lleva consigo el porvenir de
la sociedad y la contribución más eficaz hacia un futuro de paz. La civilización se hereda y
se construye; hasta nosotros llegan los tesoros de nuestros mayores y nosotros
estamos en el deber de legarlos aumentados y renovados a quienes nos sucedan ....
Rechazar la herencia material, intelectual y moral que le hayan transmitido sus
antepasados ... equivaldría a empezar de nuevo, sería un perpetuo comienzo con
resultados aleatorios, sin poder nunca aproximarse siquiera al desarrollo perfecto de la
vida, sin crear nada positivo. (Derecho Docente... p.95) Las virtudes familiares basadas en
el respeto profundo de la vida y de la dignidad del ser humano, y concretadas en la
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comprensión, la paciencia, el estímulo mútuo, el perdón recíproco, permiten experimentar y


vivir la posibilidad de la paz. Además el verdadero amor va siempre acompañado de la justicia.
La familia que vive este amor aunque sea de manera imperfecta, cuando se abre
generosamente a la sociedad, se convierte en el agente primario de un futuro de paz.
Todo lo que se realiza en favor de la persona es también un servicio prestado a la
sociedad y todo lo que se realiza en favor de la sociedad, es un servicio prestado a la persona.
En este sentido, las familias deben crecer en la conciencia de ser “protagonistas”, asumiendo
su responsabilidad de transformar la sociedad. De no ser así, las familias serán las primeras
víctimas de aquellos males que se han limitado a observar con indiferencia.
La familia es la tradición misma de la vida cuyo origen y formación se encuentra en
ella misma; en su seno tiene siempre lugar propio la propagación de la vida espiritual y
moral; el lenguaje, la fe, la virtud, el respeto y la piedad germinan en el hogar como en el
campo propio; por su mediación se incorpora al hijo a la vida cultural de los que le
rodean, de la sociedad en que nace. Luego, por derecho propio a ella pertenece la obra
de la edcación de los hijos. (Derecho Docente... p96) En una familia estable, los niños tienen
más posibilidades de crecer de manera equilibrada. Si sus padres los aman de verdad,
aprenderán más fácilmente a amar a los demás. En medio de sus hermanos y hermanas, se
aprende el respeto a los derechos de los demás. Esto hace a la familia la gran educadora de
toda la sociedad.
No se puede esperar una sociedad renovada en sus valores sin una profunda renovación
en la familia pues toda sociedad, toda nación avanza en la misma dirreción por la que camina
la familia
Para Monseñor Blanco Nájera, la escuela es una institución salida de la familia, un
complemento y prolongación de la familia, una segunda familia para el niño. Por esta
razón escribió y puso en práctica en sus escuelas las asociaciones de padres de familia, habló
de la educación de la fe y de la educación sexual como un deber y un derecho primordial de
los padres. Defendió jurídicamente que todo proyecto educativo debía estar abierto a la familia
reconociéndole a ésta su derecho natural a la educación de los hijos con todas sus
implicaciones incluyendo la de que los padres tengan opinión dentro de la escuela y exijan un
determinado comportamiento por parte de los maestros.

EDUCACION INTEGRAL
El ser humano está formado de alma y cuerpo. Para Monseñor Blanco Nájera la mutua
dependencia de alma y cuerpo obligan a que una verdadra educación se ocupe de ambas
cosas. Una persona que está bien alimentada y posee salud se le hace fácil cumplir con sus
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deberes, con su trabajo, solventar los obstáculos, los problemas, darles soluciones y hacerlo
con alegría. Pero si la persona es envidiosa, triste, o tiene un exceso de trabajo que le oprime
los nervios, se le hará muy difícil y complicado tener altos ideales, cumplir con su deber y
encontrarle sentido a la vida. Por eso decía: Hay que formar almas sanas dentro de
cuerpos sanos. He aquí el ideal de todos los sistemas pedagógicos antiguos y
modernos ... No hay educación del cuerpo y educación del alma, sino educación del
hombre, pues aunque el hombre consta de cuerpo y alma, no es una mera yuxtaposición
de estos dos elementos, sino que es una unión misteriosa, íntima y sustancial entre
dichos dos elementos constitutivos que se combinan en la unidad del ser. La dualidad
en ésta materia, ha sido causa de funestos errores y peores resultados. (Derecho
Docente... p.93-94)
El desarrollo de las facultades anímicas está íntimamente relacionado con el
desarrollo normal de nuestros órganos, de nuestros sentidos, que deben ser para los
jóvenes los grandes medios de adquisición de las ideas. (Derecho Docente ... p.94)
La coeducación y el problema de la educación sexual lo preocupaba, deseaba que los
educadores se dieran cuenta de que existen dos tipos psicológicos distintos, uno
masculino y otro femenino, caracterizados por diferencias intrínsecas, permanentes e
indelebles, producidas por la naturaleza en orden al natural destino de cada uno de los
sexos.
Ahora bien, si educar es desarrollar, llevar a la perfección las facultades
psicológicas del educando, y éstas son, realmente diferentes en su cualidad y
orientación en el hombre y la mujer; es evidente que aunque el concepto de educación
sea común a ambos por razón de su naturaleza específica, los recursos y ejercicios
educativos deberán bifurcarse con arreglo a las características diferenciales de uno y
otro. Aplicar otro criterio, conduciéndolos por el mismo cauce y sometiéndolos al
mismo régimen de coeducación, sería desnaturalizar, falsear sus cualidades, en lugar
de perfeccionarlas, e inutilizarlos para el cumplimiento de los respectivos fines
naturales y sociales a los que están destinados. Todo sistema educativo ha de tender a
elevar el ideal propuesto por la naturaleza; en la medida que frustre su adquisición, deja
de ser legítimo, para convertirse en perjudicial. (La Escuela mixta p57-58)
Sobre este tema ahonda en sus escritos por considerarlo de suma importancia y fuerza
dentro del ser humano pues lo lleva a actuar de una determinada forma sin implicar que un
sexo sea superior a otro. Nadie sostiene que, en lo esencial de su natualeza, la mujer se
diferencia del hombre, ni sea inferior o superior a éste. La definición de hombre como
animal racional es común a ambos sexos, siendo, por ende, iguales en su propiedades y
facultades específicas, así en el cuerpo como en el alma. Se trata de diferencias
48

psicológicas intrínsecas, naturales, permanentes, indelebles que pertenecen al sexo


como tal y se derivan del distinto fin que Dios les ha señalado en la vida para la
propagación de la especie. En este sentido, es evidente que son distintas sus funciones
fisiológicas,intelectuales, afectivas y morales, como son distintas la paternidad y la
maternidad. (La Escuela Mixta p.40).
Con profundo sentido psicológico, Monseñor Blanco Nájera señalaba que la educación
se degrada cuando se convierte en mera instrucción, por eso, la educación sexual debe ser
individual, oportuna, progresiva y gradual y debe ser realizada básicamente por los padres de
familia como un deber y un derecho fundamental: La iniciación sexual forma parte especial
de la educación conjunta, que, por derecho inalienable y deber sagrado, pertenece a la
familia ... Los padres no deben ceder a ninguna otra persona el derecho de iniciar al
niño en los misterios de la generación humana, a no ser que se consideren
incapacitados para cumplir personalmente esta misión. (Coeducación y Educación sexual
p 151-152) Insistía en la dirección solícita tanto en casa como en los centros educativos
elegidos y controlados por los padres de lo que a los niños se les enseñara en materia sexual.
El proyecto educativo integral de Monseñor Blanco Nájera destaca la enseñanza religiosa
como un punto esencial del curriculum escolar y buscaba que se llevara tanto al conocimiento
intelectual como a la práctica de la vida diaria. La educación religiosa no está llamada a ser un
barniz superficial pues en la Biblia en el Antiguo Testamento, abundan los preceptos y las
normas prácticas sobre los derechos de los padres y de los hijos enfocándolos casi
únicamente desde el punto de vista de la formación moral y religiosa del niño y recomendaba
que trabajaran por reprimir los malos instintos. Por su parte Jesucristo no vino al mundo a
eliminar la ley sino a cumplirla dándole ternura, caridad y vida. La religión no es un simple
teorema científico, sino una verdad que debe impregnar todas las actividades humanas,
que hay que vivirla: es una vida que interesa al hombre completo, como ser racional,
moral y sensible, imponiendo a su razón creencias, a su voluntad leyes y sanciones, a
su corazón afecciones, a su cuerpo actitudes y gestos. (Derecho Docente p.245)
Habiendo probado la importancia del canto y de la música en sus años infantiles y
juveniles, Monseñor Blanco Nájera había continuado estas disciplinas dirigiendo el
Conservatorio de Música, componiendo motetes y plegarias, es así como forma parte natural
de su ideal pedagógico el canto, la música y la danza. Apoyaba la idea de que la música es el
alma de la raza porque en ella se condensan todas las tristezas, alegrías, esperanzas,
tragedias, ilusiones, afectos, emociones y glorias de un pueblo. ¿Cómo podrá en buena
lógica la Pedagogía moderna, que tiende a la formación integral del hombre, prescindir
del arte más psicológico, el de más intensidad emotiva natural? ... Canten y hagan
cantar a los niños en la escuela.
49

Veía en la gimnasia y en la danza expresiones del sentir personal y social que alejaban la
brutalidad, el desorden y el bullicio. Las excursiones eran otro aspecto importante de la
educación pues decía que Dios nos dió la naturaleza para que sirviéndolo a El, gozáramos de
ella. El deporte, el apostolado y la vida intelectual, eran también aspectos importantes de la
educación integral propiciada por Monseñor Francisco Blanco Nájera.

CAPITULO 7.-EL COMUNICADOR

Los años que pasó en Jaén fueron de turbulencia política presenciando la crisis de la
monarquía. Esto inquietaba a Monseñor Blanco Nájera y volvía a repetir: Hay que hacer algo.
Y ¡hacía!.
Salió en busca de los hombres, mujeres y niños de su tiempo con un corazón sensible y
lleno de amor utilizando todos los medios que conocía pues decía: Dios no ha revelado sus
secretos para unos pocos, sino que quiere comunicarlos a todos.
Sentía que era indispensable la proclamación personal y directa de la vida, pasión, muerte
y resurrección de Jesús así como su presencia salvífica en nuestras vidas. Encontró que junto
a sus sermones, exhortaciones, diálogos, clases y escritos, la prensa y la radio eran
educadores del pueblo y excelentes medios de comunicación para defender los principios
básicos cristianos de la sociedad.
Como hombre de acción, estimulaba, potenciaba y orientaba al periódico El Pueblo
Católico, incluso llegó a ser Presidente de la Junta Diocesana de la Buena Prensa.
Sus programas por radio y artículos de prensa le permitían compartir su fe en el
Resucitado como un nuevo aerópago a través del cual se puede intercambiar constantemente
ideas y valores, ayudando a configurar el modo de entender el sentido de la vida. Para
muchos, su propia experiencia vital es en gran medida una prolongación de los medios de
comunicación. Por ésto, pensaba que el anuncio de Cristo en los medios de comunicación era
esencial de manera de darle mayor alcance a la extraordinaria y consoladora Buena Noticia de
nuestra salvación. Le animaba la idea de ayudar a las personas a volver a descubrir el sentido
de la trascendencia de Dios, el Padre de todos, a quien es preciso adorar en espíritu y verdad
50

(Jn.4,23) Así como dar testimonio del poder de la cruz de Cristo en un marco social y cultural
complejo y a menudo confuso.
Era no sólo un deber sino un privilegio el poder llevar a la mayor cantidad de personas
posibles la luz verdadera, Cristo Señor abriéndoles la perspectiva de "ser divinizado" y por
tanto, hacerse más ser humano. Al hacerlo, afrontaba el ateísmo práctico bastante difundido,
la indiferencia con respecto al plan de amor de Dios que oscurece el sentido religioso y moral
del corazón humano.
En Radio Orense, uno de sus programas más comentados fue el que realizó después de
regresar de Roma donde había asistido a la proclamación del Dogma de la Asunción de la
Virgen. Ese día habló con una devoción y un ánimo muy especial acerca del gran misterio de
la Madre de Dios. Comenzó diciendo: Las emociones que han cautivado mi alma durante
las jornadas asuncionistas, son tan grandes que pugnan por salir al exterior, para
inundar también vuestros corazones. Y agregó entre otras cosas: Deseosos de proclamar
nuestra fe, hacemos voto y solemne juramento de defender el Misterio de Vuestra
Asunción en cuerpo y alma a los cielos.
Proclamar a Cristo Jesús con claridad, alegría, fe, esperanza ya amor, constituyó parte
sustancial de la misión evangelizadora de Mons. Blanco Nájera. Constituyó también un
enriquecimiento vital, inspirador y lleno de esperanza para el propio mensaje de los medios.
De ese modo, trataba de promover un diálogo urgente y necesario con la cultura de su tiempo,
especialmente sobre principios morales fundamentales.
Aprovechó su visita ad limina al Papa, para enviar un mensaje a sus diocesanos desde
Radio Vaticana. No le daba descanso a su labor evangelizadora.
En su tiempo, al igual que en la actualidad, muchos pensaban y actuaban como si Dios no
existiera, o tendían a privatizar el credo y la práctica religiosa, llevando hacia el indiferentismo
y la eliminación de toda referencia real a verdades y valores morales vinculantes. A Monseñor
Blanco Nájera le preocupaba ésto pues sabía que cuando los principios fundamentales que
inspiran y orientan el comportamiento humano son fragamentarios e incluso a veces
contradictorios, se produce una lucha cada vez mayor dentro de la sociedad y se aleja la
posibilidad de vivir en armonía. La educación integral era básica a través de la escuela y de
todos los medios a los cuales se pudiera acceder.
En su empeño educador a todos los niveles, pensaba que sólo inculcando una elevada
visión moral puede una sociedad garantizarle a todos sus integrantes, la posibilidad de
madurar como seres humanos libres e inteligentes, dotados de un gran sentido de
responsabilidad para el bien común capaces de trabajar con los demás para crear una
comunidad con fuerte temple moral.
51

Reconociendo que debía dar cuenta de su labor pastoral ante Dios-Padre, Monseñor
Blanco Nájera, encontraba consuelo en el hecho de que Cristo dijo que somos sus amigos
(cfr.Jn.15,14). Puso su ministerio episcopal en manos de María, la Madre de misericoridia
para que lo ayudara a iluminar con el esplendor de la verdad la mente y el corazón de la mayor
cantidad de personas posible.
Se puede recorrer la vida de Monseñor Francisco Blanco Nájera y encontrar que la labor
de comunicador y docente se encuentra en cada fase de ella. Como profesor en los
Seminarios de Córdoba, Baeza y Jaén; en sus pláticas e instrucciones sistemáticas a las
Religiosas Misioneras del Divino Maestro. Sus homilías tanto en las Misas diarias, como
cuando hacía visitas pastorales estaban llenas de doctrina, daban lecciones de vida
combinando sabiamente el Evangelio con la vida diaria de manera que sus oyentes pudieran
tener rutas, guías verdaderamente cristianas para orientar sus vidas. En cada una de ellas las
adaptaba al público a quien se dirigía.
Se hicieron famosas las catequesis que le daba a lo jóvenes que iban a recibir el
Sacramento de la Confirmación por su claridad, realismo y entusiasmo para que otros
quisieran seguir la vida que Cristo enseñó
Su labor de comunicación educativa la manifestó también como escritor a través de
pastorales, exhortaciones, libros, artículos en revistas y periódicos... . En todo momento
Monseñor Francisco Blanco Nájera buscaba iluminar desde la doctrina católica los distintos
aspectos de la enseñanza y aportar soluciones reales para resolver las dificultades que en ella
se presentaban en su época.

RELACION DE SUS ESCRITOS


Existe toda una variedad de escritos de Monseñor Blanco Nájera distribuídos en libros,
circulares, exhortaciones, boletines, cartas, artículos en revistas, oraciones, sermones ... que
pasan de los 220 recopilados y ordenados.
Entre sus obras voluminosas pueden citarse: "Derecho Docente de la Iglesia, de la
Familia y el Estado"; "Código de Derecho Canónigo Traducido y Comentado"; "La Escuela
Unica a la Luz de la Pedagogía y del Derecho"; "Coeducación y Educación Sexual"; "La
Escuela Mixta"; "Derecho Funeral"; "Antijuridad de la Ley sobre la Secularización de los
Cementerios".
Obras cortas como: "Estudio de la Religión en la Enseñanza Oficial"; "El Canto Popular
en su Origen y sus Manifestaciones"'; "La Gimnasia Ritmica o Educacion Euritmico Musical";
"Las Campanas y bases para un Derecho Coadjutorial"; "Los Grandes Misterios de la Vida en
Dios y en las Almas"; "
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Cartas Pastorales como: "Terminación de la Guerra" ; "Hacia la Paz Anhelada"; "Por


Dios, por España y por la Verdad"; "Oremos por la Conversión de Ruisa"; "Alerta a los
Enemigos Interiores de España"; "Alerta a la Escuela"; "En Torno a la Reforma de la
Enseñanza Media"; "La Asunción de la Santísima Virgen"; "El Nuevo Seminario de la
Diócesis".
"Reglamento de Conferencias Morales para el Clero", Reglamento de Conferencias
Morales para las Casa Rectorales". Fue responsable del Boletín Eclesíastico de la Diócesis de
Orense.

LOS ULTIMOS DIAS


Sabiendo que sus días en la tierra estaban próximos a terminar trató de hacer su vida
diaria lo más normal posible. Se levantaba a las seis y media de la mañana, celebraba Misa , y
al terminar, se sentaba a confesar. Se desayunaba poco y se iba a su despacho a trabajar en
los asuntos propios de su diócesis y respondiendo cartas. Entre las once y media y las dos y
media de la tarde recibía a las personas que deseaban hablar con él para plantearle problemas
personales o de trabajo, le dedicaba un tiempo especial a quienes iban con problemas
familiares. A eso de las tres de la tarde almorzaba frugalmente algo de verduras, pescado y
fruta. Jamás bebía vino ni licor. Todos los sábados ayunaba. Después de almuerzo
descansaba unos minutos, tomaba tiempo para meditar y rezar el Breviario. Le gustaba rezar
el Rosario caminando por el jardín. Después, continuaba recibiendo gente y trabajando.
Cenaba algo muy ligero entre nueve y media y diez de la noche. Visitaba la Capilla con el
Santísimo donde hacía su examen de conciencia y se dedicaba a rezar hasta la una de la
madrugada aproximadamente cuando se iba a la cama que no era otra sino una tabla de
madera. Oración y acción hicieron que a lo largo de su vida produjera tantos frutos sobretodo
espirituales. Revisando sus notas encontramos que ofreció su vida por la recristianización de
su diócesis.
El 31 de Diciembre de 1951 le escribió una carta a sus religiosas Misioneras del Divino
Maestro, que es como una balance personal de alguien que sabía que su muerte estaba
cercana. Todo se lo entregaba a la gloria de Dios y al bien de las almas, para la santificación
de todas aquellas personas que estuvieran en contacto con su obra. Todo lo que había hecho,
pensado, escrito se lo entregaba a Dios, no quería más nada sino hacer la Voluntad de Dios-
Padre. En ella había escrito ...Dios es lo único que no pasa, ni se eclipsa, ni se muere en
la vida ... Nido de golondrinas llama San Juan Crisóstomo a este brevísimo espacio de
tiempo que media entre la cuna y el sepulcro. Cuando llegan los últimos días de verano,
ante los primeros fríos del otoño, las golondrinas agitan las alas, lanzan un penetrante
chirrido y emigran a más templadas regiones; porque si se obstinaran en permanecer en
53

esos nidos que labraron con tantos afanes, morirían heladas de frío ... Así hemos de
mirar nosotros las cosas de la tierra, como nido que hemos de abandonar tan pronto
como el frío de la muerte nos diga: pasó la primavera de la vida, ya es tiempo de emigrar
al cielo.... Señor, ... haz que a pesar del otoño ..este desierto florezca... Señor, Nada
quiero para mí, excepto tu amor y tu gracia.
El quince de enero de 1952 se levantó igual que siempre, celebró Misa, estuvo confesando
largo rato y a las cuatro de la tarde, entregaba su alma a Dios. Cumplía así con lo que le había
escrito días antes a sus Religiosas: Desciende si quieres subir, sufre si quieres gozar,
muere si quieres vivir.

CAPITULO 8.-LAS DESCENDIENTES DE BLANCO NAJERA

Cuando Monseñor Francisco Blanco Nájera murió el 15 de enero de 1951, la Madre


Soledad quedó sola al frente de la Congregación de las Misioneras del Divino Maestro. En todo
momento trató de mantener los ideales elevados que el Obispo fundador había soñado: su
ayuda a los más pobres y necesitados y la educación evangelizadora.
Sabiendo la inmensa responsabilidad que tenía delante de sí, Madre Soledad se
sobrepuso a sus enfermedades y achaques para responder con hechos al carisma dejado por
su "Padre Fundador" para consolidar y extender la Congregación.
En 1952, se puso en camino, salió de España, cruzó el océano Atlántico y llegó a
Venezuela, donde fundó cuatro Comunidades en cinco meses de estancia. A su regreso a
España, siguió abriendo casas, escuelas y noviciados. Veía cómo el legado educativo de
Monseñor Francisco Blanco Nájera cobraba cuerpo, e iba creciendo y produciendo frutos.
Esto la animaba a continuar. Su entusiasmo llegó a tal punto, que en 1958 se fue a Roma, al
Vaticano a ver al Papa y le ofreció fundar escuelas y casas del Divino Maestro en las misiones
de Africa. El Papa aceptó gustoso. De inmediato, un grupo de Religiosas se trasladó al Congo
Belga, en lo que es hoy el Zaire.
A las fundaciones de Venezuela, siguieron otras en Colombia, en España y de allí se
dirigieron hacia Francia y Alemania. Madre Soledad se convirtió en una andariega fundadora
que contagiaba su ideal y carisma a todos con quienes se ponia en contacto. Estas
fundaciones hacían necesarias la conquista de vocaciones y la construcción de casas de
formación de novicias.
Como un torbellino alegre y dinámico, Madre Soledad trabajaba pendiente de sus hijas las
religiosas y de las escuelas que fundaban. A todos los que podía (religiosas y laicos) los
54

atendía personalmente. A tal punto llegó su actividad que las personas a su alrededor ya
tomaban como algo normal sus dolores y enfermedad. Para ella, esto era un triunfo pues
buscaba ocultarlos lo más posible para hacerle honor a su nombre: Soledad de la Cruz, vivir
crucificada en Cristo sin que nadie lo supiera recordando las palabras del Evangelio cuando
ayunes y hagas sacrificio, enciértrate en tu cuarto, para que tu Padre que está en los Cielos te
lo recompense...que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda.
A sus religiosas les escribía con frecuencia, pues sabía que al estar en tantas partes
distintas, sus escritos serían como consejos dados permanentemente y podían servirles para
superarse contínuamente. Le escribía a sus religiosas diciéndoles: "Ser nosotras las primeras
cumplidoras de las normas que damos a las niñas, constantes en exigirles con suavidad."
"Mantengamos la primaria muy en alto. A nivel de lo que quería nuestro venerado Padre."
"Procuremos ayudar a las maestras que empiezan, para que se capaciten y vean clases
prácticas que les orienten en sus tareas." "Que las maestras tengan afan de estudio. La
superiora procure dar tiempo y aprovechar todas las iniciativas".
Para Madre Soledad la formación de las niñas debía ser muy femenina: "Formemos a las
niñas para el hogar. Que sepan las tareas de una mujer completa."
En materia espiritual, era una mujer realista que iba al fondo de las cosas con detalle.
Buscando que las Religiosas Misioneras del Divino Maestro fueran mujeres contemplativas y
conquistadoras les decía: "Si llevamos a nuestra vida espiritual nuestro apostolado y viceversa,
a nuestra escuela y apostolado nuestra vida espiritual, tendremos luces y sabremos formar.
No hagamos una barrera entre las niñas y nuestros actos de piedad. Nos puede parecer que
es cosa de otra naturaleza, que nos hace salir de nuestro recogimiento, y es lo contrario:
hemos de ver en las clases una prolongación de él. Nuestra misión es la santificación propia y
la salvación de las almas. Hemos de vivir de una síntesis de ambas ideas, ocupándonos de la
primera mediante el olvido de nosotras mismas, y de la segunda, teniendo siempre presente a
las niñas. Que sean el tema de nuestras conversaciones con Jesús. El nos las ha confiado -
dicen las Constituciones- y a todo el que confíe a otro un tesoro, gusta que le de cuenta de él."
Y les agregaba: "La verdadera piedad consiste en el cumplimiento del deber. Nu hagamos
a nuestras niñas ñoñas, llenas de visitas y muy rezadoras y que no sepan abnegarse. Que a la
pregunta: ¿Por qué haces eso?, sepan responder: Porque es mi deber."
Después del segundo Capítulo General de la Orden, realizado en enero de 1965, la Madre
Soledad fue reelecta de nuevo como Superiora General. El 11 de febrero de 1965 participó en
la exhumación de los restos de Mons. Blanco Nájera los cuales fueron trasladados a la casa de
las religiosas del Divino Maestro donde permanecen en la actualidad.
55

Para este tiempo, sus fuerzas físicas le impedían realizar buena parte de su trabajo. A
medida que su cuerpo se iba apagando poco a poco, crecía su espíritu más y más. El 28 de
octubre de 1965, murió la Madre Soledad de la Cruz rodeada de muchas de sus religiosas.

SIGUIENDO EL IDEAL ORIGINARIO


Siguiendo el ideal del Obispo fundador, las Misioneras del Divino Maestro han buscado,
enseñarle a los niños y jóvenes a dar los primeros pasos en el camino de la verdadera oración
personal con Dios. Buscan que su espiritualidad cuaje alrededor de una relación sencilla con
Cristo Amigo, con Dios como el ideal del Padre bueno, misericordioso y justo. como decía el
Fundador: Cristo todo y en todas las cosas y con la Virgen María como nuestra Madre del
cielo. Monseñor Blanco Nájera insistía en que esa amistad y ese amor de hijo eran los
mejores motivos para hacer que se esforzaran en ser cada vez mejores y vivir siempre en
gracia de Dios.
En la actualidad las Misioneras del Divino Maestro se han esparcido por el mundo
estableciendo sus escuelas preferiblemente en lugares suburbanos, proletarios y agrícolas de
manera de darle educación técnica y profesional a los hijos de los obreros, junto con una sólida
formación espiritual concentrada en el amor a Jesucristo, cumpliendo con la idea original de
Monseñor Blanco Nájera de: LLevar la luz de la verdad y el fuego de amor a la inteligencia
y el corazón de los pobres. Una educación llena de ilusión, que le de sentido a la vida, sea
democrática en medio de los procesos de globalización cultural en medio del cual vivimos, una
educación para todas las personas con énfasis muy especial en los pobres.
Tienen escuelas en:
España: Baza, Lugo, Orense, Vigo, Santiago, Mondariz, La Puebla, Salamanca, Palencia,
Logroño, Vitoria, Moraleja, Granada, Jaén, Málaga, Murcia, Torres de C. y Madrid.
Venezuela: Uriman, Casiquiare, El Tigre, La Cañada, Colón, Guatire, Los Teques y
Caracas.
Colombia: Armenia, Bogotá, Barranquilla y Bucaramanga.
Perú: Lima, Chiclayo y Trujillo.
Zaire: Bukayu, Kakutya, Shabunda y Lulingu.
En todas estas escuelas vibra el deseo de ser centros evangelizadores de altísima calidad,
donde se enseña a ser, amar y servir, donde en medio de la cultura que se desarrolla se logre
la humanización, la libertad y, en medio de una educación integradora el alumno y los
maestros libremente, vivan con naturalidad la sencillez, la autenticidad, en fin, se hagan cada
vez más cristianos. Una educación para el cambio constante que vive la humanidad, por ende,
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realista, coherente, comprometida, sensible, llena de frescura espiritual, que haga a los
alumnos protagonistas de la sociedad donde viven. De ésta manera podrán transformar la
sociedad y podrán crear la verdadera civilización del amor.
En el pecho de todas las Misioneras del Divino Maestro vibra el entusiasmo del único
amor capaz de polarizar las vidas: el amor a Jesucristo, el Hijo Unico de Dios y Unico Salvador
del mundo pues, como dice la Hna Maria Mercedes Matías, Superiora General en el año
2000: Educando Evangelizamos.

UNA ULTIMA PALABRA

Monseñor Francisco Blanco Nájera fue un hombre que no vió a Dios en la zarza ardiendo,
ni en visiones ni en éxtasis celestiales. Sencillamente sintió y supo que Dios lo acompañaba en
la vida de cada día y lo interpelaba. Fue el inmenso amor, la pasión, y no la santa ponderación
lo que guió su proceder. En sus escritos personales parece que estuviéramos leyendo una
carta de amor a Dios.
La vida y obra de Monseñor Francisco Blanco Nájera fue sumamento prolífica pues puso a
Cristo, el Divino Maestro, como el ideal de su vida. Fue tomado por Dios de entre los hombres,
a pesar de sus flaquezas, para participar de la grandeza del género humano. Fue testimonio
valiente del Evangelio, rezaba con fervor, enseñó con íntima convicción, sirvió a Dios y a los
demás; puso en práctica las bienaventuranzas. Su vida la consagró desde niño a la Virgen
Inmaculada y fiel a su consagración, se destacó por su devoción mariana. Supo estar cerca de
la gente y amarlos desinteresadamente.
Vivió apegado a la formación sacerdotal. Primero como seminarista, luego como profesor,
más adelante como rector y finalmente hasta como constructor de Seminarios.
Se destacó por su defensa lógica, clara, canónica y jurídica de la educación católica con
argumentos de validez actual a pesar de la distiancia histórica y cultural. Sus escritos son
lectura obligatoria para el tratamiento serio y eficaz de la educación del tercer milenio.
Como sacerdote y luego Obispo, ocupó una serie de cargos. Fue cura ecónomo en
Ventosa de la Rioja (Logroño); en 1916 obtuvo por oposición la plaza de Maestro de Capilla en
la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Durante tres cursos fue profesor de la cátedra de
lengua hebrea en el Seminario de San Pelagio. Obtuvo por oposición una canonjía en Jaén.
Ejerció el cargo de catedrático de Filosofía y Teología en el Seminario de Baeza. Desde 1924
fue profesor de lengua hebrea y griega, Teología Dogmática y Derecho Canónico en el
Seminario de Jaén. Fue profesor en la Universidad de verano de Santander. Obtuvo por
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oposición la canonjía de Magistral el 20 de Mayo de 1925. Fue nombrado por el Obispo como
Teniente General Vicario de la diócesis de Jaén y poco después Vicario General. Fue
Presidente de la Junta Diocesana de la Buena Prensa, Conciliario de la Acción Católica y de la
Asociación de Maestros de Jaén. En 1934 el Papa Pío XI lo nombró Deán de la Santa Iglesia
Catedral de Córdoba. Fue Rector del Seminario y Secretario de Cámara y Provisor. Fue
profesor de lengua alemana del Instituto de Enseñanza Media y luego Comisario del
Conservatorio Provincial de Música. Fue miembro de las Academias de Ciencias, Bellas Artes
y Nobles Letras. Fue nombrado patrono de los Colegios de Santa Victoria, Escuelas Pías, de la
Infancia y Jesús y del Monte Piedad y Caja de Ahorros. Fundó Seminarios, Casas de
Ejercicios Espirituales. Creó la Asociación misionero-sacerdotal del B. Juan de Avila. Inició la
cosntrucción del Santuario Diocesano Votivo de Nuestra Señora de Fátima. Fundó las
Cooperadoras del Divino Maestro, la Congregación de las Misioneras del Divino Maestro, creó
escuelas, parroquias. Se destacó como pastor, confesor, escritor, jurista y orador.
En Monseñor Blanco Nájera se cumple aquello que Cristo dijo que los que cumplen y
enseñan la ley de Dios, serán grandes en el cielo. Su vida es un testimonio de que solamente
en Cristo encontramos la solución a todos los misterios del ser humano. Sólo a través de
Cristo podemos satisfacer los anhelos más profundos de nuestra alma. Sólo con Cristo
podemos lograr la auténtica felicidad y la verdadera eficacia de Dios en el mundo.
Su legado al mundo testifica aquello que dijo la Virgen María en el Magnificat: Celebra todo
mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en el Dios que me salva. Porque ha
querido mirar la condición humilde de su esclava; en adelante todas las naciones dirán que soy
feliz. En verdad el Todopoderoso ha hecho grandes cosas en mí." (Lc.1,46-49) Estas palabras
se hicieron realidad en aquél niño que vagaba por las calles y que un buen día encontró a
Cristo. Ese día, decidió seguirlo con toda la fuerza de su voluntad y toda la ternura de su
corazón para la mayor gloria de Dios!
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FRANCISCO BLANCO NAJERA


UN HOMBRE ACTUAL CON EL ALMA PUESTA EN DIOS

INDICE

INTRODUCCION
CAPITULO 1.-LA NIÑEZ DE FRANCISCO BLANCO NAJERA ................1
LAS TENTACIONES DE SUS AMIGOS DE LA CALLE .........................3
SURGE LA VOCACION .......................................................5
SER TESTIGO DE VIDA ......................................................6
EN EL SEMINARIO ........................................................7
60

CAPITULO 2.-SACERDOTE ........................................................9


NUEVOS TRABAJOS LE ESPERAN ......................................................12
MUERE SU MADRE Y TIENE QUE ESCONDERSE .............................14
LA EVANGELIZACION A TRAVES DEL SACRAMENTO DE LA CONFESION ..17
CAPITULO 3.- OBISPO ..........................................................................21
ENFASIS EN LA FORMACION EN LOS SEMINARIOS ..............................26
PREOCUPACION POR LOS NIÑOS ........................................................28
OBISPO FUNDADOR .........................................................33
CAPITULO 4.- LA MADRE SOLEDAD DE LA CRUZ ....................................35
CAPITULO 5.- LA FUNDACION ..........................................................38
CAPITULO 6.-LA EDUCACION EVANGELIZADORA .............................41
PROFUNDA INFLUENCIA DE LA FAMILIA EN LA EDUCACION ...............44
EDUCACION INTEGRAL ...........................................................45
CAPITULO 7.- EL COMUNICADOR .........................................................47
RELACION DE SUS ESCRITOS ..........................................................49
LOS ULTIMOS DIAS ............................................................49
CAPITULO 8.-LAS DESCENDIENTES .............................................................51
SIGUIENDO EL IDEAL ORIGINARIO ............................................................53
UNA ULTIMA PALABRA .............................................................54Maria
María García de Fleury Página 60 1/18/2008
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