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DIOS
DIOS: La razón de mi sed y de mi hambre de infinito

La saciedad prometida a mi búsqueda, que no tiene fin en el


tiempo...

La VIDA de mi vida

El amor que quiero apresar y del que me siento presa...

El descanso de mi inteligencia inquieta...

El Misterio que quiero investigar y que sólo puedo adorar...


DIOS:
La fuerza de mi
debilidad

La alegría en mi dolor

La luz en mi noche

La pasión por encontrar lo


que intuyo y deseo

La libertad de cuanto quiere


encadenar mi voluntad

La infalible esperanza de ese día en que caerán todas las barreras


y las alas del amor me elevarán sin peso...
DIOS
¿Dónde...?

Mi búsqueda insaciable ha ido tras sus


huellas en cada rastro de su paso:
en la belleza de las flores
en la luz de las estrellas
en la tempestad

y la bonanza
en el huracán

y en la calma...
en la transparencia del agua
en la paz de una sonrisa

y la bondad de muchos corazones


en la serenidad de los santos
DIOS
¿Dónde...?
San Juan de la Cruz supo
decirlo:

“Cuán manso y amoroso


recuerdas en mi seno
donde secretamente solo
moras...
Y en tu aspirar sabroso,
De bien y gloria lleno...
Cuán delicadamente me
enamoras...”

(Llama de amor viva, 4)


DIOS
¿Dónde...?

En el silencio que envuelve el insondable


Misterio, en el hondura del alma, donde un
eco divino repite noche y día:
¡Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria
al Espíritu Santo!
Pbro. Rafael González Reynoso.

Publicado en el Boletín Pueblo de


Dios de la Parroquia de Santa Rosa
de Lima, Zapopan, Jalisco, México.
Año XXVIII, Volumen 16, 15 de
junio de 2003.

Recopilación: barocioei@hotmail.com

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