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Isaac Hernndez Ya no pido tanto

De la noche slo pido ya su meneo mujeril, su ronroneo apelusado recorrindome los dedos. Es decir, slo pido una noche bien redonda que quepa entre mis brazos, para medir su profundidad en slabas, palabras verdaderas difanas como su inmensidad: un canto verdadero a la noche. Mas no se trata de cantar simplemente por cantar como piensan muchos pues al gnero femenino no hay que darle toda la confianza. Eso deca mi abuela: no te fes de las mujeres. Por eso tal vez yo me dediqu de nio a destrozar las plantas que adornaban su jardn.

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