El Vacío

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El vaco Te despiertas..., un vago presentimiento te dice que ya se ha destendido el nuevo da.

Lo confirmas con el grito de luz que se filtra por el borde de la persiana. Un sonido, del otro lado de la puerta, te es familiar, te recuerda lo que eres, t misma te reconoces en la sombra de los muebles. Esa eres t para tu ahora. Hondamente te tomas la maana, en una bocanada apresas todo el rumor de esa bienvenida. Entonces repasas fugazmente tus quehaceres, los de tu cuarto y los del mundo, ambos tan cerca de tu mano, como el abrir de unas cortinas o el agua que dejas correr mientras examinas tu rostro ante el espejo. Para cuando ests caminando hacia la puerta, en el ltimo escaln, antes de pisar el suelo firme de tus certezas solo yo lo s ese ltimo escaln es el que ms te cuesta. Pero ah ests, rompiendo el silencio con tu pie que nunca se detuvo, y no alcanzo a imaginar cmo es tu vida sin mi presencia. Si no est mi voz sumndose al ruido de la tarde, dicindote eso que a veces anticipas, pero s que escuchas como si fuera la primera vez que lo dijera. Si no es mi saludo o mi brazo el que te diga que ya es tarde para que andes buscndole colores a la lluvia. Si no es a m a quien le das tus horas ms eternas, esas que aprendimos a medir sin tiempo. Si todo lo que te di no lo llevas puesto, incluso cuando te desvelan los tejados de otros cielos, donde solo t sabrs en qu lugar guardaste aquella conversacin de tinto y primaveras. Si no me miras para hacerme real entre tantos espejismos que me borran. Si no soy yo quien te ponga esa ltima palabra en la boca antes de que te venza el sueo. Si nos perdimos cada uno en el ajeno recuerdo del otro, y corremos por pasillos tratando de seguir una voz que pareciera salir de todas partes, que nos lleva lejos de la luz que alguna vez naca de las manos..., y no hay regreso, el camino se borra a cada paso John Alejandro Benito

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