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Ese momento de la madrugada cuando ya se ha bebido todo el vino del mundo y no queda en el alma ms que el terco deseo
de dormir abrazado a un cuerpo conocido. Nada hay en las calles que llene el corazn; lo sabes y no obstante un da y otro vuelves a ellas respondiendo a la voz de una oscura llamada, buscando acaso slo renovar el calor del regreso
a la casa y a la mujer que espera. Pero no. Que maana lo que nunca encontraste puede estar aguardando por ti en cualquier esquina. Poema: La madrugada Ao: 1986, De lo cantado y sus mrgenes Letra: Joaqun Sabina