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No me escondas la claridad vespertina detrs de la sapiente sombra de tus ojos; lo maravilloso, lo fantstico est antes que todo el edificio

construido por tus manos de tinta tus palabras de carne. No me negus la llama azul de la excentracin, la palabra como blanco sobre una piedra fra, el vmito en los bares despus de una oncena de copas, la mano en mi mano, la rama de un rbol en mi pelo, el hilo de luz en tus labios, no me negus la alteridad, el misterio de tu rostro desnudo sed y nudo nudo y paloma en los odos cansados de tanto motor de cansada voz. Ya te vi antes, una siesta luminosa, en los desiertos primigenios: andaba yo construyendo apachetas de gratitud exhalando cantos ptreos al destino al universo a la tierra-madre a la talidad. Andaba por ah viendo los colores brillantes que rodean a las cosas, bebindome hasta los odres y esculpiendo a los duendes con los que charlaba, vendiendo aritos y gatas en la feria todas las noches, volando casi por los aires nocturnos para no estar conmigo misma cuando, al acecho de los desprevenidos compradores de mis rocas con poderes para alcanzar los deseos velados a la multitud y confiados a mis odos, recitaba mis viejas mentiras nocturnas para conseguir el pan de cada da, el queso de cabra de cada tarde, la yerba para el mate, el alimento balanceado para los perros amigos y las gallinas ponedoras. Antes que en la noche fra de mayo se abriera una grieta de paso y una escala caracol me revelara lo no nombrado, te haba visto corregir mi mano helada con la tuya caliente y viva y amable. Ahora lo s, era el cuerpo el que hablaba, ni vos ni yo sabamos que decir porque solamente sabemos de cadas, cadas, relatos y pantallas. Para que buscar las palabras adecuadas cuando no estas trabajando frente al PC? Entre vos y yo, mis sueos en tu cama en tu casa cuando estaba en tu cama en tu casa durmiendo despus de hablar ratos largos y bellos con tu cuerpo pidindote por favor que me hables siempre Si, ya de antes te saba. Laura C. Andrada

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