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Le agradezco su segunda carta, que he recibido hoy.

En respuesta a lo que me preguntaba, vivo en una finca a una hora de camino de Saddler Creek. El pueblo tiene una tienda de ultramarinos, colegio y un hotel, pero an se necesitan mujeres como usted para suavizarlo. Yo prefiero los hechos a las palabras, seora Winslow, de modo que ir directo al grano: me ha gustado lo que he ledo en sus cartas y creo que podramos adaptarnos bien el uno al otro. No voy a intentar engaarla con promesas de amor eterno, pero le ofrezco mi respeto y un hogar en el que criar a su hija y, Dios mediante, a nuestros propios hijos. Juntos podemos llevar una buena vida. Espero su

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