Está en la página 1de 1

LECCIONES PARA NOSOTROS (Miqueas 1 7)

1:6, 9; 3:12; 5:2. Todas estas profecas se cumplieron sin falta, lo cual demuestra que la palabra de Jehov nunca falla. Los asirios destruyeron Samaria en el 740 antes de nuestra era, mientras an viva Miqueas (2 Reyes 17:5, 6). Durante el reinado de Ezequas, los ejrcitos asirios llegaron hasta la mismsima Jerusaln (2 Reyes 18:13). Esta ciudad fue arrasada por los babilonios en el 607 (2 Crnicas 36:19). Y el Mesas efectivamente naci en Beln Efrata (Mateo 2:3-6). 2:1, 2. Sera muy peligroso afirmar que servimos a Dios cuando en realidad nuestra prioridad son las riquezas y no el reino y la justicia de Dios (Mateo 6:33; 1 Timoteo 6:9, 10). 3:1-3, 5. Jehov espera que quienes dirigen a sus siervos acten con justicia. 3:4. Si queremos que Jehov conteste nuestras oraciones, no podemos pecar deliberadamente ni llevar una doble vida. 3:8. Solo con el espritu santo y la fortaleza de Jehov podremos llevar a cabo nuestra comisin de predicar las buenas nuevas y proclamar los mensajes de juicio divinos. 5:5. Esta profeca mesinica asegura que cuando los enemigos del pueblo de Dios lo ataquen, los siervos de Jehov sern dirigidos por siete pastores (nmero que indica plenitud) y ocho adalides, es decir, por una cantidad considerable de hombres capacitados. 5:7, 8. Para muchos, los cristianos ungidos son como roco de Jehov, una bendicin divina. La razn es que Dios los utiliza para proclamar el mensaje del Reino. Al predicar junto con los ungidos, las otras ovejas tambin contribuyen a reconfortar espiritualmente al prjimo (Juan 10:16). Qu privilegio es participar en una obra que consuela tanto a la gente! 6:3, 4. Imitemos a Jehov Dios y tratemos con bondad y compasin incluso a los que tienen un carcter difcil o estn dbiles espiritualmente. 7:7. Cuando en este tiempo del fin nos enfrentemos a problemas, no nos desanimemos. Ms bien, tengamos la misma actitud de espera por [nuestro] Dios que tuvo Miqueas. 7:18, 19. Sigamos el ejemplo de Jehov y estemos dispuestos a perdonar los pecados que se cometen contra nosotros.

Miguel Orozco

También podría gustarte