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UNA HORA MENOS EN CANARIAS (DJATE DE BESOS Y ENSAME A SURFEAR) PRLOGO.

Estaba tumbada bocabajo en una camilla. La sensacin de la aguja clavandose entre mis hombros me haca estremecerme, y poco a poco un leve escozor iba dejando rastro por donde pasaba. Lentamente, el borde de las palabras se iban grabando en mi piel, como si de una roca se tratase. Cada vez que la aguja se clavaba, notaba a continuacin una suave tela de algodon limpiando las pequeas gotas de tinta negra, que iban dejando su rastro por mi espalda, era un proceso que se iba haciendo continuamente, primero se notaba un pinchazo y despus las pequeas cosquillas que dejaban huella gracias al leve roce del tejido. Los minutos pasaban poco a poco, y el dolor se volvia ms insoportable hasta que las lgrimas silenciosas comenzaron a resbalar por mi mejilla. Solo se trataba de ocho palabras, en letra cursiva y en un tamao pequeo, quera que fuese intimo. El tiempo seguia pasando y la aguja lleg al final, solo quedaba rellenar el interior de las letras con tinta negra. Al cabo de una hora de lgrimas y unos minutos que pasaban lentamente el grabado lleg a su fin. Levant la mano derecha, y la lleve a la espalda intentado tocar la inscripcin pero otra mano se interpuso en mi camino y me freno. Tras el leve roce, una voz grave, con ternura, me dio las instruccin que debia seguir cuando llegase a "mi casa", me iba a poner una gasa sobre la escritura para evitar que el sol o el polvo tuviesen contacto con ella, no deba tomar el sol en un mes y lo ms importante para reducir la cicatriz tena que darme crema, era un bote pequeo y redondo que se llamaba Bephantol, cada vez que la piel la absorbiera. Ahora ya nunca me olvidara del mensaje, lo tena grabado para siempre,

Slo t sabes quin se merece tus lgrimas

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