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La vida para comunicarla Solamente Dios sabe lo que lleva cada uno dentro de s.

Pero cada uno de nosotros puede tener la intuicin del mensaje que es capaz de comunicar, de la obra que debe realizar. Como un llamado interior, como un fuego, como una semilla que germina, como un fogn que se enciende , como si subiramos a bordo de un barco que esta punto de partir. No alcanzamos a percibir el porvenir: lo adivinamos, lo deducimos por lo que sabemos, por lo que ya hemos hecho, por nuestra concepciones sobre el mundo, por los apoyos que en l hemos encontrado, por los fracasos que hemos sufrido, por los xitos alcanzados por las facultades que hemos desarrollado, por la cultura que hemos adquirido, por la fuerza del alma que hemos llorado, por la magnitud de nuestro deseo, por nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro inmenso amor. Entonces comprendemos que no hemos recibido la vida, ni la naturaleza, ni la ciencia, ni la amistad, ni la gracia para malgastarla, desvirtuarlas, mutilarlas o gozarlas egostamente nosotros solos o con pocas personas. Sabemos que tenemos que dar testimonio, manifestar luz; poner en marcha un movimiento, librar un combate, gastar generosidad, realizar un don y comunicar un ideal No sabemos exactamente como vamos a realizar esto. Solo tenemos la voluntad y nuestros dotes, quizs nuestro plan; pero ante nosotros esta lo desconocido, las resistencias,las emboscadas, las desilusiones. No importa; nos embarcamos lo mismo, viviendo nuestra gran esperanza, que vamos a realizar por etapas, noche tras noche y dia tras dia.

Luis Lebret

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