Está en la página 1de 8

CAPÍTULO 1x24

Capítulo 24

ANTERIORMENTE EN LA PLAZA…

Olga y Teodoro no pueden evitar dejarse llevar una vez más. Marta y Ramón comienzan los
preparativos de la boda, y no les resultará tan sencillo como esperaban. Los Martínez,
todavía intentando superar la muerte de Rosa. Alberto y Manu continúan con su idílica
relación, pero este último sigue algo inseguro. Alicia comienza su trabajo cuidando de
Verónica.

ENERO DEL 2009

PISO DE IAGO/ DORMITORIO DE IAGO/ MAÑANA

Iago se despierta poco a poco, mientras en la calle no para de llover. Mira a su derecha.
Parece buscar a alguien con la mirada, pero no lo encuentra. Cuando mira a la izquierda, ve
a Claudia vistiéndose.

- ¿Ya te vas?- pregunta el joven, rascándose la cabeza.

- Sí. Tengo que echar una mano a Ramón en el bar. Mi padre todavía no está preparado, ya
sabes…

- Ya, lo entiendo.

Claudia, tras terminar de vestirse, se agacha y da un pico a su novio. Después sonríe.

- Lo sé. Por eso te quiero tanto.

- ¿Solo por eso?- pregunta Iago, haciéndose el ofendido.

- Entre otras cosas, ya lo sabes.

Vuelven a besarse, y ambos se echan a reír.

- Me voy ya. ¿Nos vemos esta noche?

- La verdad es que esta noche estoy algo liado. Te llamo mañana por la mañana mejor,
¿vale?

- Claro.- sonríe la joven.- Si no puedes, no puedes. Chao.

- Hasta mañana.

Claudia se marcha, y Iago, tras permanecer sonriendo unos segundos, coge su móvil, y
marcha un número. Espera a que se lo cojan.

- Rubén, soy yo. Más te vale que me des el dinero que me debes… porque no serás tú solo el
que sufra.

El joven cuelga, y sin borrar la sonrisa de su cara, vuelve a tumbarse en la cama, feliz.

PISO DE MARTA, LIDIA, ALICIA Y MANU/ COCINA/ MAÑANA

Manu se toma su café con leche de pie en la cocina, apoyado en la encimera mientras mira al
exterior a través de la ventana. Permanece pensativo, cuando Marta aparece por allí, con
una sonrisa de oreja a oreja.

- Buenas días.

Manu se gira lentamente.


- Hola.- responde seco el chico.

- Vaya, no estás hoy demasiado animado por lo que veo, ¿eh?

- No tengo motivos para estarlo.

- ¿No te parece motivo suficiente que una de tus mejores amigas, después de todo lo mal
que lo ha pasado, se case?- pregunta la joven, sonriendo de oreja a oreja.

- Por eso estoy muy feliz, y lo sabes.- sonríe el joven de mala gana.

Marta empieza a prepararse el desayuno.

- Pues no se nota demasiado.

- Que si, joder. Lo que pasa que… no tengo un buen día, me he levantado algo desanimado.

- ¿Ha pasado algo?- pregunta la joven, preocupada.

- No, nada en especial.

- Ya…

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

- Tiene que ver con Alberto, ¿verdad?

- ¿Cómo lo sabes?- pregunta el joven, sorprendido.

- No hace falta ser un as para saberlo.

- Ya…

Manu se sienta suspirando, y Marta hace lo mismo a su lado.

- ¿Qué ha pasado?

- Nada. No ha pasado nada.

- ¿Entonces?- pregunta Marta, sin entender nada.

- Mira, no sé.- Manu suspira.- No sé que es lo que pasa. Yo estaba convencido de que le
quería, de que me apetecía intentarlo de nuevo. Pero ahora le veo tan enchochado… no estoy
seguro.

- ¿Pero es que ahora estás dudando de que le quieres, o qué?

El joven se queda en silencio, pensando durante unos segundos.

- Es que no lo sé…

- ¿El qué no sabes, que estás dudando o que no le quieres?

- Si le quiero.

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

- ¿Y qué piensas hacer?

- Ojala lo supiera, Marta… ojala.

FARMACIA/ INTERIOR/ MAÑANA


Teodoro se encuentra colocando unos medicamentos en las estanterías, cuando escucha que
la puerta se abre a sus espaldas. Se gira sonriendo, pero cuando ve que se trata de Lidia la
borra inmediatamente de su cara.

- Buenos días.- sonríe la joven.

- ¿Qué quieres?- pregunta el hombre de manera seca.

- Estoy algo constipada.

Teodoro se coloca tras el mostrador, suspirando, y mira unos segundos a la chica en silencio.
Luego le extiende la mano.

- Dame la receta que te ha dado tu médico.

- Realmente no me la ha dado.

- ¿Entonces que quieres que haga?

Lidia le toca la bata sensualmente al hombre.

- Esperaba que me pudieras dar tú algo… es que no he ido al médico porque sabes que soy
un poquito acojonada para eso… pero pensaba que tú, debido a la amistad tan especial que
nos unió… podrías darme algo…

Teodoro se aparta de la chica, molesto.

- No me hagas reír, Lidia.

- No, no me hagas reír tú a mí, y dame lo que necesito.- responde muy molesta la chica.

- No te pienso dar nada, lo siento.

- ¿Cómo puedes ser tan cabrón?

Teodoro suspira, intentando no perder la paciencia.

- ¿Crees que no sé lo que pretendes?

- ¿De que estás hablando?- Lidia se hace la inocente.

- Te conozco demasiado. Lo suficiente para decirte que no voy a caer en tu trampa. Te vas a
quedar con las ganas… y por favor, déjame de intentar amargarme la vida… te lo pido por
favor.

- ¿Consideras que te la estoy amargando?

- Lidia… márchate.

- Lo voy a seguir intentando… y lo sabes. Esto no va a quedar así.

- Muy bien… pues aquí te estaré esperando.- responde Teodoro, desafiante.

Lidia, molesta, se marcha de allí, y Teodoro suspira, desesperado.

PISO DE LOS RUIZ/ SALÓN/ MAÑANA

Paco y Ramona se encuentran sentados en el sofá, tomándose cada uno una taza de té,
mientras Verónica duerme tranquilamente en el carrito. Ramona la mira con una sonrisa de
oreja a oreja, encandilada.

- Es monísima.
- La verdad es que sí, es una preciosidad.- sonríe el abuelo, orgulloso.

- Se parece a ti.

- ¿En serio?- pregunta Paco, extrañado.

- Sí. Fíjate, tiene tus ojos.

- ¡Pero si está durmiendo!- responde Paco, entre risas.

- Me refiero a los rasgos. Y tu misma nariz.

- No sé desde que ángulo la estás viendo, la verdad.

Ambos vuelven a reírse, divertidos.

- Debería irme, Paco. Como siga mucho tiempo aquí, lo único que voy a conseguir es que
Lola se enfade todavía más conmigo.

- Claro… no quiero darte más problemas con ella de los que ya tienes.

Ramona se levanta.

- Muchas gracias por el té.

- No se merecen, mujer. ¿Te apetece que quedemos esta tarde cuando cierre el taller y
demos un paseo?

- Sí, estaría muy bien.

- Vale, pues te pasó a buscar por casa.

- Muy bien.

Intentan darse dos besos, pero se muestran algo confundidos.

- Bueno…- comenta la mujer, avergonzada.- Hasta luego.

- Chao.

Ramona se marcha, y Paco se queda allí sentado, mirando a su nieta con una sonrisa de
oreja a oreja.

LA PLAZA/ MEDIODÍA

Diego camina rápidamente hacia su casa, como si huyera de algo. Parece bastante nervioso,
cuando nota una mano que le agarra del hombro. Se gira, asustado, encontrándose frente a
frente con Mateo.

- Bueno, por fin consigo localizarte.- sonríe Mateo.

Diego sonríe forzadamente.

- Sí… siento haberte visto tan poco estos días, pero la verdad es que he estado muy liado
con la vuelta al instituto y tal.

- No te preocupes. Solo quería preguntarte a ver si te apetece salir este sábado. Un amigo
mío va a celebrar su cumpleaños, y me ha dicho que puedes venir si te apetece.

- No sé… no creo que me encuentre demasiado bien.

Mateo mira extrañado a su amigo durante unos segundos, sin decir nada.
- ¿Ya sabes si te vas a encontrar bien o no?

- Sí, bueno.- se apresura a responder Diego.- Ya sabes que mi mecanismo siempre ha sido
un poco raro, y que me avisa antes de ponerme malo.

- ¿Con seis días de antelación?- Mateo no le cree demasiado.

- Sí… depende, vamos.

Mateo suspira, intentando no perder la paciencia con su amigo.

- Diego, ¿me vas a decir en algún momento que es lo que pasa, o voy a tenerlo que adivinar
yo?

- No sé de que me estás hablando.

- No soy tonto, ¿vale?- espeta Mateo, algo molesto.- Me he dado perfecta cuenta de que me
esquivas. Y quiero saber el por qué.

- No te esquivo.

- Diego, te conozco y sé que pasa algo. Si es por lo que pasó con mi padre, ya te pedí
perdón por mi actitud, y pensaba que las cosas volvían a estar igual entre nosotros, así que
no entiendo…

- No es eso.- le interrumpe el joven.

- Bien, entonces pasa algo.

El joven baja la cabeza, dándose cuenta de que ha metido la pata.

- Mateo en serio, olvídalo.

Diego intenta avanzar hasta su portal, pero Mateo le agarra del brazo, impidiéndoselo.

- Somos amigos, ¿no?- pregunta el joven con lástima.

- Claro que somos amigos. Pero ahora tengo prisa, me muero de hambre.

- ¿Por eso ibas tan rápido?

- Claro.- sonríe el chico falsamente.

Los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos, hasta que Mateo suspira.

- Está bien, ya me lo contarás cuando quieras.

- Ya te he dicho que no hay nada que contar.

- Adiós Diego.

- Chao.

Diego continúa con su rápido paso hasta que llega a su portal, mientras Mateo le mira con
lástima.

PISO DE IAGO/ SALÓN/ TARDE

Iago se encuentra sentado en el sofá. En la mesita del café se pueden observar todavía
algunos restos de cocaína, y el joven sonríe tontamente con la mirada perdida en algún
punto del dormitorio cuando llaman a la puerta. Éste, extrañado, se dirige a abrir.
- Buenas.- saluda Iago con una sonrisa cuando ve a Rubén al otro lado de la puerta.- Veo
que eres un buen chico, y has cumplido tu palabra.

- No he cumplido nada, Iago.

Iago, sin borrar la sonrisa de su cara, se hace a un lado dejándole paso al chico. Cierra la
puerta, y ambos caminan hasta el salón.

- Por favor, siéntate. Como si estuvieras en tu casa.

- Gracias a Dios que esta ya no es mi casa.- responde Rubén con asco al mirar a su
alrededor, pero sentándose.

- No decías eso cuando te quedabas aquí.

Rubén mira mal al joven, y suspira.

- ¿Para que me has hecho venir, Iago?

- Así me gusta, directo al grano. Quiero que vuelvas a pasar droga mía.

El joven se levanta, indignado.

- Ni lo sueñes.

Rubén se dispone a marcharse de allí, pero Iago le sigue con paso decidido como0 si todo el
efecto de las drogas se le hubiera pasado, y le agarra del brazo.

- No estás en posición de elegir, Rubén.

- ¿Qué quieres decir?- pregunta el joven sin entender.

- Todavía me debes dinero de la que me compraste la semana pasada, ¿recuerdas?- Rubén


asiente.- Sería una manera de pagarme… además, como socios siempre nos ha ido muy bien,
¿no crees?

- Iago, yo quiero dejar toda esta mierda.

- El problema es que sabes que eso es imposible. No es tan fácil salir de esto… alguien tiene
que pagar. Y te recuerdo que ahora yo tengo una relación con tu hermana… no serías tú el
que sufrirías.- Iago hace una pausa de unos segundos, fingiendo estar pensando.- Bueno, sí.
Supongo que el verla morir lentamente si que te haría sufrir, ¿no?

Rubén mira al que una vez fue su compañero de piso, con miedo.

PISO DE LOS RUIZ/ SALÓN/ TARDE

Alicia da vueltas de un lado a otro de la estancia, con Verónica en brazos. La niña no para de
llorar, y la joven parece estar desesperada sin saber que hacer. Justo en ese momento entra
Paco por allí todavía vestido con el mono del taller, y mira a su nieta preocupado.

- ¿Pero que pasa?

- Joder, tiene fiebre.- responde Alicia, apurada.- Yo ya no sé que hacer para que deje de
llorar…

Paco se acerca a ambas.

- ¿Has llamado a mi hija?

- Sí, y a su marido también, pero los dos estaban muy liados y no han podido atenderme.
Les he dejado recados, pero…
- Pues si les has dejado recado no se lo van a dar…

Alicia suspira, y continúa dando vueltas.

- ¿Y no podría llevarla usted al médico?

- Yo es que he quedado… además, todavía no es la hora de que te vayas.

- Bueno, pues si no es todavía la hora de que me vaya, voy con usted, pero por favor, mírela
como está la pobre.

Paco intenta evitar el mirar a la niña.

- De verdad, lo siento pero tengo planes.

- ¿Y esos planes son más importantes que su nieta?- pregunta Alicia, sorprendida.

El hombre piensa durante unos segundos, dudando.

- Está bien… deja que haga una llamada.

- Gracias.- sonríe la joven.

Paco devuelve forzadamente la sonrisa a la chica, y luego se dirige hacia el teléfono.

PISO PÉREZ/ SALÓN/ TARDE

Lola se encuentra sentada en el sofá leyendo una revista del corazón, cuando Ramona
aparece por allí bastante arreglada, pero también visiblemente enfadada. Su hermana la
mira con indiferencia.

- ¿Qué pasa?

- Me ha llamado Paco.- la mujer suspira, sentándose junto a su hermana.- Que la niña se ha


puesto enferma, y la tienen que llevar al médico.

- Eso te pasa por comportarte como una adolescente con un abuelo.

- Por muy abuelo que sea, yo soy más mayor que él.- responde Ramona, molesta.

- ¿Y eso que tiene que ver?- Lola suspira, y mira a su hermana con lástima.- Mira Ramona, él
todavía tiene unas responsabilidades que tú no tienes y nunca tendrás. Por eso es muy difícil
que lo vuestro salga adelante.

- No hay nada que tenga que salir adelante, solo somos amigos.

- Ramona, por favor. Que somos hermanas, y llevamos toda nuestra vida juntas. Nos
conocemos mucho más de lo que crees, y sé que lo que tú sientes no es una simple amistad
hacia él.

Ramona se queda pensando durante unos segundos.

- ¿Y qué puedo hacer?

- Olvidarle, Ramona… olvidarle.

La mujer no puede evitar el echarse a llorar, y Lola la abraza, con lástima.

LA PLAZA/ NOCHE

Manu y Alberto pasean por allí tranquilamente, bajo la luz de las farolas. Van agarrados de la
mano, y mientras Alberto va con una sonrisa de oreja a oreja, Manu parece estar sumergido
en sus propios pensamientos.
- Cielo, ¿sucede algo?

- ¿Eh?- pregunta Manu, despertando.

- No sé cielo, llevas toda la noche callado… ¿estás bien?

- Sí… sí, estoy bien.- sonríe el joven de mala gana.

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

- ¿Por qué no confías en mí?- Alberto parece molesto.- Mira, no sé que te pasa, pero no lo
haces desde que estamos juntos.

- Te estoy diciendo que no es nada, ¿vale?- responde Manu, molesto.

- Manu…

El joven se detiene, y tras pensar durante unos segundos, suspira.

- Creo que será mejor que lo dejemos.

- ¿Cómo?- Alberto no se puede creer lo que acaba de escuchar.

- Lo siento Alberto, pero creo que… esto no está funcionando.

- ¿A qué te refieres? Yo creía que estábamos bien.

- A lo mejor tú si que lo estabas Al, pero yo… yo no. Lo siento, pero es lo mejor. Chao.

Manu se aleja de allí lo más rápido posible, mientras Alberto permanece allí con los ojos
llenos de lágrimas, sin saber que hacer.

EN EL PRÓXIMO EPISODIO DE LA PLAZA…

Nico tiene bastantes problemas en el colegio, y Rubén tendrá que ir a hablar con la tutora del
chico, Ana. Manu está bastante deprimido ante su ruptura con Alberto, pero no está
dispuesto a admitirlo. Ernesto parece dispuesto a continuar adelante con su vida. Cena
familiar entre Hugo y Alicia, en la que nada sale como ellos esperaban. Ha llegado el
momento de que Ramona y Paco aclaren su relación.

Por orden de aparición:


Claudia Martínez… Clara Lago
Iago Jota… Carles Francino
Manu Muñoz… Yon González
Marta Heras… Mariona Ribas
Teodoro Arias… José Coronado
Lidia Ochoa… Michelle Jenner
Paco Ruiz… Manolo Zarzo
Ramona Pérez… Gemma Cuervo
Verónica Antúnez… ¿?
Diego Redondo… Gonzalo Ramos
Mateo Arias… Daniel Retuerta
Rubén Martínez… Martiño Rivas
Alicia Vázquez… Bárbara Muñoz
Lola Pérez… Julia Gutiérrez-Caba
Alberto Rodríguez… Eloy Azorín

También podría gustarte