Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Obras Maestras de Malicia 6: Malicia, #6
Obras Maestras de Malicia 6: Malicia, #6
Obras Maestras de Malicia 6: Malicia, #6
Ebook480 pages6 hours

Obras Maestras de Malicia 6: Malicia, #6

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Malicia Metódica (Libro 26)

Seguir adelante después de que termina un largo matrimonio es matador y encontrar y decorar un nuevo hogar no es algo que Alice disfrute. Ella se siente molesta por los inconvenientes causados por aquellos que la vigilan a ella y a su nueva vida. Ella está recomponiendo metódicamente su vida, pero cuando finalmente comienza a poner sus cosas en orden, la vida le lanza una bola difícil que nadie podría haber visto venir. 

Malicia Malévola (Libro 27)

El accidente de Alice pone una inmensa tensión en la dinámica familiar que nadie podría haber anticipado. Su impacto de largo alcance alterará a su familia en más de una forma. 

Malicia Militar (Libro 28)

Los asuntos pendientes de Alice le han causado a ella y a su familia muchas molestias imprevistas, y Alice busca hacer las paces. Pero parece que la vida no ha terminado con ella todavía. ¡Justo cuando Alice piensa que van a ser felices de nuevo, la vida le lanza una curva más, y esta es extraordinaria!

Malicia Maquiavélica (Libro 29)

Cuando tu vida es un desastre, y estás rodeado de enemigos, ¿cómo combates las probabilidades abrumadoras en tu contra? Alice y Kathy deben enfrentar más que problemas de salud; las precupaciones de la vida y una letanía de agravios se acumulan en contra de ellas. 

Malicia Maléfica (Libro 30)

Lecciones sobre cómo hacer enojar a una asesina serial lesbiana:

1) Golpéala en la cabeza con la culata de un arma.

2) Trátala con desdén y subestima sus habilidades.

3) ¡Involucra a su familia!

Alice se despierta para descubrir que ha sido hecha prisionera. Los flashbacks son instantáneos, y cuando se da cuenta de que Kathy y Emily también están ahí, ella se ve obligada a devolverlas a la seguridad. Alice no quiere que su familia se involucre en esta parte de su vida. Ella no se siente cómoda con que ellos sepan, mucho menos que participen,después de todos sus años de trabajo duro para mantenerlos en la oscuridad.

Las represalias pueden ser mortales para los que no se dan cuenta de lo verdaderamente talentosa que es Alice. Síganla mientras Alice continúa triunfando en lo que hace tan bien...

LanguageEspañol
Release dateMay 12, 2023
ISBN9781667456911
Obras Maestras de Malicia 6: Malicia, #6
Author

K'Anne Meinel

K’Anne Meinel è una narratrice prolifica, autrice di best seller e vincitrice di premi. Al suo attivo ha più di un centinaio di libri pubblicati che spaziano dai racconti ai romanzi brevi e di lungo respiro. La scrittrice statunitense K’Anne è nata a Milwaukee in Wisonsin ed è cresciuta nei pressi di Oconomowoc. Diplomatasi in anticipo, ha frequentato un'università privata di Milwaukee e poi si è trasferita in California. Molti dei racconti di K’Anne sono stati elogiati per la loro autenticità, le ambientazioni dettagliate in modo esemplare e per le trame avvincenti. È stata paragonata a Danielle Steel e continua a scrivere storie affascinanti in svariati generi letterari. Per saperne di più visita il sito: www.kannemeinel.com. Continua a seguirla… non si sa mai cosa K’Anne potrebbe inventarsi!

Read more from K'anne Meinel

Related to Obras Maestras de Malicia 6

Titles in the series (33)

View More

Related ebooks

Suspense For You

View More

Related articles

Reviews for Obras Maestras de Malicia 6

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Obras Maestras de Malicia 6 - K'Anne Meinel

    OBRAS MAESTRAS DE MALICIA 6

    Una novela de K’Anne Meinel

    Edición E-Book

    Publicada por:

    Shadoe Publishing para

    K’Anne Meinel en E-Book

    Derechos de Autor K’Anne Meinel Noviembre 2020-2023

    ––––––––

    OBRAS MAESTRAS DE MALICIA 6

    Notas de Licencia para Edición E-Book:

    Este eBook tiene licencia para su disfrute personal solamente. Este eBook no se puede revender ni regalar a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, por favor compre un ejemplar adicional para cada persona con la que lo comparta. Si usted está leyendo este libro y no lo compró, o no fue comprado para su uso exclusivo, entonces debería devolverlo y comprar su propio ejemplar. Gracias por respetar el trabajo del autor.

    K’Anne Meinel está disponible para comentarios en KAnneMeinel@aim.com así como en Facebook, en su blog @ http://kannemeinel.wordpress.com/ o e Twitter @kannemeinelaim.com o en su sitio web www.kannemeinel.com si usted desea seguirla para descubrir sobre historias y lanzamientos de libros o consultar en www.ShadoePublishing.com o http://ShadoePublishing.wordpress.com/

    NOTA DEL EDITOR

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares, e incidentes son el producto de la imaginación del autor o se utilizan ficticiamente, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos empresariales, eventos, o locales es totalmente coincidente.

    El editor no tiene ningún control ni asume ninguna responsabilidad por el autor o por sitios web de terceros o su contenido.

    MALICIA METÓDICA

    LIBRO 26

    Seguir adelante después de que termina un largo matrimonio es matador y encontrar y decorar un nuevo hogar no es algo que Alice disfrute. Ella se siente molesta por los inconvenientes causados por aquellos que la vigilan a ella y a su nueva vida. Ella está recomponiendo metódicamente su vida, pero cuando finalmente comienza a poner sus cosas en orden, la vida le lanza una bola difícil que nadie podría haber visto venir.

    Alice miró a Kathy con sorpresa. ¿Por qué ella había hecho esa pregunta? ¿Ella estaba aquí para acusar a Alice por haber causado la muerte de Linda? ¿Qué quieres que haga al respecto? preguntó en cambio.

    Kathy suspiró con fuerza, evidentemente molesta. Miró más allá de Alice dentro de la casa de la playa y preguntó, ¿Puedo entrar?

    Alice movió su brazo para indicar que su próxima exesposa era bienvenida y podía entrar. Miró más allá de Kathy al Lexus estacionado en el garaje detrás de su Ferrari. El garaje era apenas lo suficientemente grande para ambos autos y sólo si se colocaban uno detrás del otro. Miró más allá de ellos a la Autopista de la Costa del Pacífico (ACP) donde los autos iban demasiado cerca para su comodidad. La tierra era tan excepcional aquí en Malibú que no podían darse el lujo de desperdiciarla. Ella miró más lejos a lo largo de la concurrida carretera al ahora familiar auto que siempre estaba estacionado allí y siempre mirando. Diferentes personas ocupaban el vehículo en turnos de seis a ocho horas, pero alguien siempre estaba mirando, listo para seguirla si Alice salía. Ya no hacían ningún intento para ocultar su presencia, y la Ferrari de Alice ciertamente no pasaba desapercibida. Cerrando la puerta con firmeza, se aseguró de que la cerradura automática se activara antes de darse vuelta para mirar a su esposa, que estaba examinando de cerca la pequeña pero costosa casa.

    Kathy miró alrededor de la planta baja. Era una planta abierta desde el frente hacia atrás, la entrada de sólo alrededor cinco pies de largo por tres pies de ancho. Conducía a una escalera que se curvaba hacia arriba, o podías pasar por alto la escalera e ir directamente a la sala de estar. Había una chimenea de gas moderna a lo largo de la pared y algunas ventanas, para que Alice pudiera ver a lo largo de este lado de su casa. Las estanterías de libros estaban vacías a cada lado del borde de las ventanas, todavía no había nada en ellas. La sala de estar llevaba a la zona del comedor, que estaba equipada sólo con una pequeña mesa fría y aséptica. Si uno giraba a la izquierda, se podía entrar a una pequeña cocina, luego una zona de lavandería, y más allá había un dormitorio, probablemente destinado a una criada. La cocina, el comedor y las áreas del dormitorio tenían puertas francesas que daban a un balcón con vistas a la playa de Malibú, que se extendía toda la longitud de la casa relativamente pequeña. La playa estaba llena de gente.

    Pero no había un sentimiento cálido y acogedor en esta casa; incluso para Alice se sentía vacía. La casa adosada que había tenido en el muelle cuando conoció a Kathy había sido aséptica e impecablemente limpia, pero al menos había muebles para indicar que alguien vivía allí. Esto era demasiado glacial. Le recordó a Kathy una habitación de un hotel cuatro estrellas. Por lo menos en un hotel de cinco estrellas proporcionaban un poco de calor. Esto era funcional pero apenas.

    ¿Paso el examen? preguntó Alice, su pregunta sarcástica haciendo temblar sus labios mientras ella escondía una sonrisa mientras su esposa contemplaba la casa bastante insignificante.

    ¿Escuchaste lo que pregunté? preguntó Kathy, claramente todavía molesta.

    Alice asintió y preguntó, ¿Escuchaste lo que pregunté?

    Kathy suspiró, permitiendo que un sonido exasperado escapara de su nariz para el efecto.

    Alice parecía divertida. Ella sabía cómo presionar los botones de Kathy.

    ¿La mataste?

    La expresión de Alice no cambió. No, no lo hice.

    ¿Tú sabes...? comenzó Kathy y luego se detuvo alarmada mientras Alice decididamente avanzaba sobre ella y agarraba su brazo para empujarla hacia afuera. Cuando trató de liberarse de Alice, torciendo su brazo para liberarlo, Alice la agarró de nuevo en un abrazo corporal que encerró sus cuerpos firmemente juntos.

    Sorprendida, Kathy se quedó quieta mientras Alice le susurraba al oído, Mi casa tiene micrófonos. No digas nada, luego las llevó por el resto de la habitación hasta la terraza trasera. Ella liberó a Kathy tan pronto como ambas estuvieron afuera y ella hubo cerrado la puerta del patio, un conjunto de deslizadores ayudando a moverla sin esfuerzo a pesar de la arena. Continuó caminando a través de la terraza, bajaron los escalones, y llegaron a la playa debajo.

    Kathy miró la parte posterior de la cabeza de su esposa por un momento. Ella todavía estaba sorprendida por cómo ese susurro la había hecho temblar, y la sensación de los brazos de Alice a su alrededor era un consuelo bienvenido. Ella no había esperado eso, o su propia reacción. Ella se frotó los brazos, el calor disipándose tranquilamente en este fresco día de otoño. Siguió a Alice cuando bajó los escalones hasta la playa.

    Alice se dio vuelta, enfrentando a Kathy. No puedes decir algo así.

    No es que yo supiera que tu casa tenía micrófonos. ¿Quién...? comenzó.

    No estoy segura aún, pero asumo que es el FBI. Después de lo que le dí a la CIA, estoy segura de que quieren más información de mí. No mencionó el auto que estaba estacionado junto a la ACP todo el tiempo. Kathy no necesitaba saber sobre eso.

    ¿No puedes quitarlos?

    No tengo el equipo aún.

    ¿Puedes descubrir quién...? comenzó, y ante la expresión de Alice las palabras se apagaron. Se dio cuenta de que ella ya no tenía derecho a preguntar sobre lo que había ocurrido en la vida de Alice.

    Mira, sé que te gustaba esa mujer y que incluso la amabas... Alice se detuvo, el dolor de esa declaración la lastimaba, pero no hice lo que preguntaste, y ciertamente  no voy a investigar la muerte de Linda.

    ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?

    No te miento, Kathy.

    Kathy sabía que eso era cierto. Alice podía no decirle todo, pero una pregunta directa siempre era contestada con la verdad. Ella podía ser una asesina, pero no era una mentirosa. Kathy suspiró nuevamente, exasperada mientras apartaba la mirada de los desconcertantes e intrigantes ojos de gato de su esposa. Volvió a mirarla después de un momento y preguntó, ¿Crees que es legal que te vigilen?

    La ceja de Alice se inclinó con diversión sarcástica ante la pregunta.

    Por supuesto, no es legal, Kathy suspiró mientras respondía su propia pregunta, se encogió de hombros, y contempló la fantástica vista. Señaló la casa a la que le faltaban muebles y cambió de tema. ¿Por qué no has decorado?

    Alice se encogió de hombros. No me sentí con  ganas de hacerlo, y no me gustaba la idea de tener a Sean en un sofá. Ella compartió una sonrisa con su esposa. Su hijo, un adolescente con pies grandes, se extendería sobre cualquier superficie y la haría suya. Además, sólo necesitaba un dormitorio para mí y muebles para ellos. Su cabeza asintió en dirección hacia la casa y de alguna manera incluía a los niños.

    Kathy asintió. Alice se había llevado muy pocas cosas cuando dejó su casa, sólo su ropa y unos pocos artículos de su hogar en Palos Verdes. Ella había sido muy amable durante las negociaciones de divorcio, yendo tan lejos como para dar a Kathy más de la mitad que ella había pedido y a la cual ella tenía derecho legalmente. Kathy se había preguntado sobre eso. Ella sabía que probablemente había mucho más en activos ocultos, pero ella no iba a ser codiciosa cuando Alice estaba siendo tan generosa. Se alejó de los ojos inquisitivos de Alice otra vez. Ellos parecían mirar en su alma, y en este momento, ella no quería que Alice mirara allí. Kathy miró a la multitud reunida en la playa a pesar del fresco día de otoño. La vista era hermosa, y la ubicación ideal, incluso si la casa era pequeña. Bonita vista, comentó.

    Alice estuvo de acuerdo con ella, dándose vuelta ante la distracción deliberada para mirar por encima de las arenas. Sí, es un buen lugar, respondió.

    A los niños les gusta, Kathy estuvo de acuerdo, habiendo escuchado todo sobre la casa de su otra madre en Malibú. Kathy simplemente estaba sorprendida de que no fuera más elaborada. Miró al segundo piso, interesada en saber cómo se veía el resto de la casa.

    ¿Te gustaría un recorrido? preguntó Alice, sabiendo que su esposa estaba curiosa y ansiosa por verlo todo. Ella había conseguido este lugar por una canción, relativamente hablando, cuando un joven cantante de la nueva ola con demasiado dinero, una carrera ocupada, y sin tiempo para vivir en la casa, la había vendido.

    Eso sería bueno, admitió.

    Sólo ten cuidado con lo que dices, le recordó la rubia, esperando un momento para que Kathy asintiera con la cabeza.

    Kathy la siguió mientras Alice guiaba el camino hasta la terraza trasera que se extendía a lo largo de la pequeña casa de caja de galletas.

    Alice le mostró el resto de la planta baja. Ella pensaba que sólo ese espacio habría sido suficiente, si Alice no necesitara dormitorios para los niños. Era incómodo para ambas mujeres mientras Alice le mostraba el resto de la casa en silencio. La incomodidad era algo nuevo, algo que nunca habían experimentado realmente excepto en algunas ocasiones memorables en su vida matrimonial.

    Kathy podía ver que las habitaciones de ambos niños estaban bien hechas, y ella sabía que ni Sean ni Emily los habrían dejado en esa condición. No había mucho en las habitaciones aparte de muebles básicos. La mayoría de sus cosas se guardaban en la casa en Palos Verdes, donde habían vivido casi toda su vida. Ninguno de ellos recordaba la casa en el muelle. Y eso le recordó, Kit viene a casa este fin de semana.

    Alice alzó la vista mientras salía del baño situado entre las habitaciones de los dos niños. Ella se dirigía al dormitorio principal que atravesaba casi toda la longitud de la parte trasera de la casa y daba a la playa. El dormitorio principal tenía su propio baño privado, bastante elaborado, una de las principales razones por las cuales ella había comprado este hogar. Me gustaría verla, Alice le recordó a su esposa mientras la invitaba a entrar al dormitorio.

    Me aseguraré de que lo sepa, dijo Kathy mientras miraba el vestidor y el acogedor baño con la bañera de hidromasaje, ducha independiente, claraboyas, inodoro, y bidet. Vio algo en el suelo cerca de las puertas francesas del patio en el otro lado de la cama King-size. Era un camisón, y no era algo que Alice usaría. Su corazón se retorció dolorosamente cuando se dio cuenta de que Alice ya debía estar viendo a otra persona. Endureció su corazón contra ese pensamiento, sabiendo que no era asunto suyo. Ella ha declarado su especialidad.

    ¿Oh, sí? preguntó Alice, intrigada. Ella había sido consciente del momento exacto en que Kathy vio ese camisón, algo que había dejado deliberadamente en el suelo donde había sido lanzado. Cuidadosamente dominó su rostro para no sonreír en el juego que estaba jugando. Ella no estaba segura si los micrófonos que estaban escuchando también tenían video, pero tendría que comprobarlo pronto. Interiormente, ella suspiró. Si tan sólo ellos la dejaran tranquila, ella los dejaría tranquilos; sin embargo, todavía debía determinarse quiénes eran ellos.

    Kathy se dio vuelta para mirar a Alice, de espaldas a las puertas francesas. Había visto que las puertas le brindaban a Alice una vista incluso mejor de la Playa de Malibú, el segundo piso brindando una perspectiva mayor que la de cualquier hogar de un solo piso. No te va a gustar su elección.

    ¿No? preguntó Alice, su ceja ladeándose de modo interrogante.

    Kathy sonrió levemente mientras hablaba con su esposa, la segunda madre de su hija desde que tenía ocho años. Alice la había salvado entonces, las había salvado a ambas de una vida que ella no podía siquiera contemplar ahora. Ella ha decidido entrar en el cumplimiento de la ley.

    Kathy se sorprendió cuando Alice comenzó a reírse. La rubia se reía tan fuerte que las lágrimas corrían de los bordes de sus ojos, y se las secó mientras continuaba riéndose.

    ¿Puedo preguntar qué es tan gracioso?

    Es simplemente irónico, ¿no crees? Alice utilizó la manga de su blusa para secar las lágrimas, todavía riéndose.

    Kathy tuvo que sonreír mientras asentía también. Era irónico, considerando todos los crímenes que Alice había cometido a lo largo de los años. Afortunadamente, los niños no sabían, al menos, no sabían mucho, corrigió mentalmente. Recordó que Emily sabía un poco más de lo que necesitaba y había hecho un par de preguntas principales, obviamente curiosa acerca de lo que había oído y casi escupiendo información delante de una policía. Recordó que Linda era la policía frente a la cual Emily casi había dicho demasiado, y ahora estaba muerta. Ella había venido aquí para preguntarle a Alice sobre eso, al menos esa había sido la premisa de su visita. Ella retrocedió para salir de la habitación y bajar. Le diré que pase por aquí, prometió Kathy mientras llegaba a la escalera. Miró las paredes desnudas, el color un aburrido blancuzco apagado. Realmente deberías decorar. ¿Tal vez conseguir algunos muebles? ¿Un televisor? Notó que el videojuego establecido en la habitación dedicada a Sean tenía una computadora, y el teclado de iluminación multicolor era aparentemente sólo para juegos. La pequeña oficina de Alice en el dormitorio principal ni siquiera tenía un escritorio, mucho menos las muchas computadoras que Alice había usado tan a menudo en el pasado. Era curioso para Kathy que no hubiera ningún equipo de computadora después de todo este tiempo desde que Alice había comprado la casa y se había mudado. No había sensación de vivir en el lugar, y obviamente no se hacía ningún trabajo aquí. ¿Qué hacía Alice con sus días? Kathy recordó el camisón e intentó no pensar en lo que Alice hacía con sus noches. Luego, recordó que Alice no necesitaba limitar esas actividades a las noches.

    Sí, ¿quizás Kit y los niños querrían ayudarme? ofreció.

    Lo mencionaré. Estoy segura de que Sean intentará convencerte para conseguir más juegos de computadora, comentó irónicamente, conociendo bien a su hijo. Era algo bueno que sus notas fueran pasables, o esos juegos serían guardados bajo llave. Ella siempre vigilaría eso.

    Creo que tengo suficientes, ella hizo un gesto a través de la puerta abierta de la habitación del niño donde el elaborado sistema de juegos estaba establecido.

    ¿Es original? preguntó Kathy, mirando por segunda vez. Se lo había perdido la primera vez que miró en la habitación ya que se centró más en la cama bien hecha. Los juegos de la computadora estaban apilados cuidadosamente en una mesa cerca de un monitor muy amplio, y dos sillas de juego permitían a los usuarios inclinarse hacia atrás desde el suelo mientras jugaban. Ella lo vio ahora, había varias consolas de juegos conectadas a múltiples pantallas.

    ¿El Nintendo? confirmó Alice, sonriendo mientras asentía en dirección al juego que había aparecido en los ochenta. Sí, le dí una patada en el culo en eso. Él está tan acostumbrado a los gráficos y chismes modernos que nunca me vio venir como Super Mario Bros con todos los hongos ocultos y eso.

    Kathy se rió. Había olvidado que a Alice le gustaba ese juego. ¿Pero qué hay de Duck Hunt? bromeó mientras se alejaba de la puerta y se dirigía nuevamente a la escalera.

    Oh, sí. Em y yo lo disfrutamos, y molestó a Sean, así que bonus, ella respondió burlándose, sabiendo que su hijo se había enfadado porque su hermana menor lo había derrotado en la coordinación mano-ojo del juego simple. Los juegos que tenía ahora eran mucho más sofisticados, y muchos de ellos involucraban a la guerra, que simplemente no interesaba a Alice como podía haber ocurrido antes.

    Bajaron por las escaleras hasta la puerta de entrada, y Kathy notó que el sistema de alarma no era algo que Alice hubiera permitido en su propio hogar. No parecía tan sofisticado, ¿pero quizás ella no lo estaba interpretando bien? Algo estaba en marcha aquí, y aunque sentía curiosidad por eso, no iba a preguntar. No era su casa, y mientras todavía le importaba Alice, era obvio que la rubia había continuado su vida. Ella tragó nuevamente, preguntándose a quién pertenecía el camisón de arriba.

    Le diré a Kit que te llame cuando esté instalada en la casa, para que ambas puedan hacer planes, prometió Kathy mientras se dirigía a su Lexus azul. Ella miró a la llamativa Ferrari que Alice conducía ahora, algo que la había sorprendido después de todos los Porsches que la rubia había tenido durante sus años juntas. Alzó la vista con sorpresa y encontró a una mujer que les impedía el paso. Kathy la miró con curiosidad, preguntándose si era la misteriosa dueña del camisón, luego desechando ese pensamiento inmediatamente. La mujer no era el tipo de Alice. Estaba vestida de manera muy conservadora con un traje.

    Hola, Alice, dijo la mujer, ignorando a Kathy. Sabía quién era Kathy por las fotografías que tenían de la familia de Alice. Ella no era nadie y un ratón comparada con Alice Weaver. La mujer de traje aún se preguntaba qué clase de mujer podía haber atrapado la atención de Alice Weaver durante todos esos años. Tenía que haber algo más en ella si Alice se había casado con ella. Sabía por su vigilancia de Alice que se había presentado un divorcio. Varios de su equipo se preguntaban si podían utilizarlo para su beneficio. Después de todo, una esposa no podía testificar en contra de su cónyuge pero una exesposa si podía.

    Hola, Madelyn, Alice respondió con un tono divertido que irritó tanto a Madelyn como a Kathy. Kathy sentía curiosidad por saber quién era, y viendo esa curiosidad y siendo cortés, Alice las presentó. Madelyn Korbel, esta es mi exesposa, Kathy.

    Las dos mujeres se miraron. Madelyn descartó a la mujer a la mujer tímida, y Kathy preguntó, ¿CIA? en un tono que dejó bien claro que despreciaba el acrónimo y a la gente detrás de él.

    Madelyn se sintió intrigada. ¿Por qué le importaría a la exesposa de Alice si ella era o no de la CIA? Ella asintió, un poco fríamente de manera afirmativa.

    Kathy se sentía herida porque Alice se había referido a ella como su exesposa. El papeleo aún no era definitivo. Su tono cuando respondió fue quizás un poco quisquilloso.

    ¿Qué deseas, Madelyn? preguntó Alice, apoyándose en la pared de la casa con una postura encorvada relajada y mirando a las dos mujeres. Se preguntó si Madelyn subestimaba a la gente con frecuencia. Podía ver lo despectiva que era con respecto a Kathy. Si sólo supiera...

    ¿Hay algún lugar donde podamos hablar? preguntó Madelyn, mirando la casa de la playa delante de ellas con curiosidad.

    Alice asintió y le extendió la mano a Kathy. ¿Tal vez deberías volver a entrar para esto? ofreció.

    Esto es privado, afirmó Madelyn, mirando a la mujer tímida de nuevo y volviendo a evaluarla. Su tono no toleraba ninguna alegación, pero Alice prefirió ignorarlo.

    Sí, pero sin importar si le cuento después o lo escucha de primera mano, ella querrá saber, señaló Alice.

    ¿Quieres decir que ella sabe...?

    Alice asintió. No le oculté nada.

    Madelyn volvió a mirar a las dos mujeres. Estaba sorprendida y tratando de ocultarlo. No valía la pena mostrar tus emociones y sentimientos entre gente así. Trató de encogerse de hombros, actuando como si no importara mientras seguía a Kathy mientras entraban a la casa. Miraba con tanta curiosidad como Kathy y notando cuán desnudo estaba todo.

    Salgamos a la terraza, ofreció Alice. ¿Alguien quiere beber algo? preguntó mientras señalaba la puerta trasera.

    Eso no es algo que queramos que se escuche, advirtió Madelyn mientras Alice iba a buscar  tres vasos al armario y la jarra de limonada que guardaba en la heladera.

    "Entiendo eso, Madelyn; sin embargo, preferiría salir a la terraza," dijo la rubia de modo significativo, mirando fijamente a Madelyn hasta que se dio cuenta. No pasó mucho tiempo para que la agente de la CIA comenzara a mirar alrededor. Se preguntó dónde podían estar escondidos los micrófonos. No había muchos muebles o decoraciones para esconderlos. Cuando se instalaron en la terraza bebiendo la limonada helada con verdaderas rodajas de limón flotando en los vasos, Madelyn se recostó en su silla y suspiró. El fresco día de otoño aquí todavía era mucho más cálido que en el este. Langley con frecuencia parecía frío, pero quizás, era por los edificios. Luego, pensando en el trabajo que transcurría allí y la gente, se dio cuenta de que probablemente era la atmósfera del lugar.  Alzo la vista al sol, saboreando el poco calor que proporcionaba.

    ¿Vas a tomar sol más tarde? preguntó Alice, con obvio sarcasmo mientras observaba a la mujer del este con su nariz apuntando hacia el sol y sus ojos cerrados.

    Ojalá tuviera tiempo de hacerlo, admitió con una sonrisa.

    Estoy segura de que te gustaría ir al grano entonces, sugirió Alice sutilmente.

    Madelyn sonrió. Eso era algo que le gustaba de Alice; ella no se andaba con rodeos como mucha gente. Tú sabías que ellos iban a querer más, comenzó.

    Alice asintió, una enigmática sonrisa flotando alrededor de sus labios mientras sorbía delicadamente su limonada. Teníamos un acuerdo, comenzó.

    Y tenemos la intención de honrarlo. Sin embargo, necesitamos más de ti.

    ¿Qué gano con eso?

    Alice, hay más de una docena de ciudadanos rusos de familias muy prominentes que están muertos, y necesitamos obtener información sobre ellos.

    Les di mucha de esa información, ella señaló secamente.

    Y necesitamos saber cómo obtuviste esa información y cuánto más sabes.

    ¿Qué tiene que ver eso conmigo?

    Se miraron la una a la otra. Alice parecía inocente. Ella había tenido años de práctica en eso, y los ojos de Madelyn se entrecerraron mientras miraba a la mujer y se preguntaba cómo se había salido con la suya durante tanto tiempo. Había visto muchos de los informes editados... demonios, ella había escrito muchos de ellos. El director Wolf se había frustrado al saber que los informes completos no estaban disponibles para él como él había asumido que sería ya que los informes editados no le decían todo lo que necesitaba saber sobre Alice Weaver. El papeleo del FBI era incluso peor que el de la CIA, y frustraba e intrigaba a los agentes más de lo que debería. Alice Weaver parecía una ciudadana común, pero el archivo de cuatro pulgadas sobre ella llevó a varias operaciones a lo largo de los años donde algunos de los actores habían desaparecido. Algunos informes sólo daban a entender que ella estaba involucrada, y otros informes mencionaban abiertamente su nombre, pero su papel en estos asuntos no estaba claro. Había mucha especulación y conjeturas, pero no había pruebas en la mayor parte de su información. No había nada de lo cual pudieran acusarla, especialmente después de que la última divulgación de información la absolviera del procesamiento. Sin embargo, a algunos de sus mejores agentes se les había encargado el trabajo de intentarlo.

    Alice ambas sabemos que hay más información... comenzó, gesticulando con la mano y sintiéndose repentinamente inadecuada. Era como cuando empezó con la agencia y la gente como Alice podía superarla. Ella había sido tan ingenua. Por qué Alice Weaver aún la hacía sentirse así después de todos estos años... no tenía idea.

    ¿Lo sabemos? Alice jugaba con su presa. De pronto cansada del juego, preguntó, ¿Debo hacer que Nia Toyomoto se comunique contigo?

    ¿Por qué necesitarías a tu abogada? preguntó, repentinamente alerta. Si Alice estaba mencionando a su abogada tan rápido, debía haber más... tenía que haber mucho más. Ella sabía por varias fuentes lo cerca que habían llegado a esa información que había terminado en las noticias de la noche. Los pequeños datos que Alice había suministrado a la prensa habían puesto a varios periodistas prominentes en la pista, y dependía de la CIA mantener a la prensa alejada de la información por el bien de la seguridad nacional. Incluso ahora, se cortaban los acuerdos con reporteros, canales de televisión, y hombres y mujeres poderosos para mantener la información lejos del público.

    ¿La necesito? ¿Tenía la impresión de que tenía inmunidad de procesamiento? confirmó, y ante el asentimiento renuente de Madelyn agregó, Les dí mucha información.

    Que mis equipos están revisando con peine fine. Lo sabías.

    Alice sonrió con simpatía, tomando otro sorbo de su limonada para el efecto. ¿Y?

    Eso es sólo la punta del iceberg...

    ¿Realmente? preguntó Alice, sonando intrigada.

    ¿Qué puedo ofrecerte como incentivo?

    Nada. Alice respondió con un tono final. Señalo la costosa casa de playa detrás de la cual estaban sentadas. Pero puedes llamar a tus perros.

    ¿Mis perros? preguntó Madelyn, intrigada.

    ¿Tu gente no está vigilando mi casa y poniéndome micrófonos?

    Aún no, ella le aseguró, de pronto divertida y sin embargo... no. Si alguien había autorizado que vigilaran a esta mujer, ella quería saber por qué y quién. Alice ya estaba bastante susceptible. Si ella pensaba que estaba siendo vigilada, no sería bueno para los involucrados. Quizás alguien del FBI... Sus pensamientos se acallaron, pero eso debería haber sido autorizado por su equipo de trabajo conjunto, que ella estaba dirigiendo.

    Alice trató intimidarla con la mirada, pero Madelyn también era buena en este juego, y no se dejaría intimidar. Había respondido honestamente, y eso parecía congraciarla con Alice. La rubia le creía pero eso llevaba a la pregunta obvia: ¿Quién la vigilaba? ¿Ya tienes un nombre para mí? preguntó, cambiando de tema rápidamente antes enojarse por esta información.

    No, admitió Madelyn, agregando rápidamente, pero estoy trabajando en eso, y espero tenerlo para ti pronto.

    Eso no es lo suficientemente bueno, Madelyn, dijo Alice, su voz cambiando a un tono de advertencia a la que ambas sabían que la agente podría querer prestar atención.

    Entiendo, y estoy trabajando en eso. Al mismo tiempo, si tú pudieras...

    Si no hay otro nombre, no hay otra pizca de información, Alice le aseguró, vaciando su vaso. El intercambio es juego limpio. Lo sabes.

    Madelyn lo sabía, pero ella debía intentarlo. El director Wolf y los demás no entendían que simplemente no exigías información de gente como Alice Weaver. Ella corrigió ese comentario en su mente. No exigías nada de Alice Weaver. Actualmente, estaban tratando de encontrar una solución a los trámites burocráticos de la inmunidad de procesamiento. Los muertos que Alice les había entregado eran hombres rusos importantes. Estaban relacionados de diferentes maneras: algunos a través de los negocios y otros a través de lo que creían que eran lazos de la mafia. ¿Cómo se relacionan esos hombres con la venta de armas? preguntó Madelyn. Los agentes todavía estaban tratando de unir las piezas del rompecabezas.

    Alice simplemente estaba sentada allí con el vaso vacío en la mano y miraba a su presa. Si Madelyn quería obtener más información de ella, ella tendría que ofrecer más. Obtener el sobreseimiento de procesamiento del gobierno federal, la policía local, y Hacienda no había sido fácil, pero había funcionado a su favor. Los hombres sobre los cuales ella había dado la las autoridades la autorización extensiva –Vashti Baltizar, Leonid Baltizar, Alexander o Xander Baltizar, la familia Bogomolov, Filipov, y Kozlov- eran hombres muy malos. Sus lazos comerciales habían parecido obvios, y todos eran parte de El Ensamblaje, un sindicato del crimen de proporciones masivas e internacionales. Si la CIA no había descubierto eso aún con la información que Alice les había dado, pronto lo harían.

    Madelyn se sentía decididamente incómoda. Alice no jugaba juegos frecuentemente, pero cuando lo hacía, ella jugaba mejor que la mayoría de la gente. Sus juegos generalmente terminaban con alguien muerto, y Madelyn sabía que la rubia escondía muy bien sus huellas. La documentación editada estaba llena de suposiciones pero pocos datos contundentes que demostraran que Alice Weaver era una asesina en los diversos casos que Madelyn y otros habían trabajado. En los pensamientos privados de Madelyn, incluso aquellos que se atrevió a expresar cuidadosamente y poner por escrito, Alice era una asesina serial de proporciones que nunca habían visto antes, pero las opiniones de Madelyn no importaban en el gran esquema de las cosas, y no contribuían a lo que ella estaba tratando de lograr.

    Voy a estar en la ciudad por unos días, si quieres hablar conmigo, le dijo Madelyn, buscando una tarjeta en su traje. Notó que Alice se movía en su silla, preparada para cualquier movimiento por parte de Madelyn que pudiera ser interpretado como un ataque. Sólo un agente experimentado notaría ese minúsculo cambio en el movimiento del cuerpo que colocó a Alice en una posición para defenderse. Ella admiraba eso de la mujer incluso cuando inconscientemente reconoció su miedo y lo peligrosa que esta mujer realmente era. Ese es el número de mi nuevo celular. Puedes llamar en cualquier momento. En lugar de darle la tarjeta, ella la deslizó sobre la mesa.

    Gracias, dijo Alice amablemente, sin tomar la tarjeta mientras miraba a Madelyn. Ella era amable, pero no iba a añadir nada a esa declaración ni darle a su vieja conocida una pizca más de información. Todavía le debían algunas cosas, y hasta obtenerlas, ella no diría nada más.

    Madelyn suspiró por dentro. Le había dicho a Alice la verdad. Estaban trabajando en obtener ese nombre pare ella como habían prometido, pero con todo lo que Alice les había dicho, sus recursos en las investigaciones se agotaban. Sin embargo, ella sabía que era mejor presentar algo y pronto.

    Alice la condujo hasta la puerta de entrada y la cerró detrás de ella cuando se fue, volviendo rápido a la terraza. Kathy estaba de pie y preguntó, ¿De qué se trataba todo eso?

    Una auditoría, afirmó suavemente, mirando curiosamente la tarjeta en relieve y poniéndola en su bolsillo para uso futuro. Ella llamaría en algún momento. Ella merecía obtener información, y Madelyn sabía lo que podía ocurrir si tenía que seguir esperando para obtenerla. La reunión, aún siendo relativamente corta, no había producido nada que le sirviera a la agente.

    Mejor me voy, declaró Kathy. Se preguntó por qué Alice la había perdido que se quedara para esa reunión. Se sintió aliviada de saber que la mujer no estaba involucrada con su esposa, pero le preocupaba que la CIA siguiera visitándola. Le diré a Kat que te llame, le recordó.

    Gracias, te lo agradecería, respondió Alice, deteniéndose en la puerta para ver a Kathy subiéndose al Lexus y retroceder cuidadosamente en el carril de estacionamiento, luego mezclarse suavemente en la autopista,  el potente motor del Lexus haciéndolo parecer sin esfuerzo. Ella saludó con la mano y luego presionó un botón una vez que estuvo adentro, cerrando el portón esta vez. Antes lo había dejado abierto. Ella miró sólo brevemente al auto estacionado al otro lado de la autopista.

    ***

    Ella no me dijo nada, confirmó Madelyn mientras hablaba con el teléfono de su auto usando su parlante Bluetooth.

    Entonces tienes que presionarla, le dijo el Director Wolf.

    Madelyn casi se río en voz alta en su oído. Él subestimaba a Alice Weaver, y no tenía ni idea de con quién se estaba metiendo. Alice Weaver enojada e irritada era justo lo que no necesitaba. No se le había pasado por alto la amenaza subyacente en el tono de Alice al decirle que le convenía encontrar a la persona que había arreglado las cosas contra Alice. Ella tenía que encontrar un nombre, y era mejor que fuera uno bueno, o Alice podría dirigir su ira hacia Madelyn. Ella no necesitaba ese dolor de cabeza, y realmente le gustaría vivir una vida buena y larga. ¿Por qué había vuelto a la agencia... para esto?

    Realmente necesitamos conseguir más de ella. Todo esto había sido manejado descuidadamente. Debería haber habido más tiempo. No puedes chantajear a la CIA, insistió él.

    Y sin embargo, Alice Weaver los había chantajeado, pensó Madelyn, y muy fácilmente. Utilizando a los medios, la cuarta rama no oficial del gobierno, contra el gobierno había sido brillante, algo que ella había admirado de la mujer quisquillosa. Recordó una de las muchas reuniones que habían tenido en los últimos meses desde que Alice había dado la tarjeta de memoria con la información sobre los miembros de la mafia rusa, oligarcas que gobernaban extraoficialmente el país.

    Deberíamos obtener órdenes y allanar la casa de esta Alice Weaver, había batallado un agente acaloradamente en una de sus muchas reuniones sobre el tema.

    Ella es inmune a eso por nuestras propias tramitaciones, la defendió otro, tal vez con admiración, mientras daba golpes en la carta que liberaba a una Alice Weaver del procesamiento a cambio de la información que ella había suministrado a la CIA. La forma en que el papeleo se había redactado, incluso el FBI, con quien habían intercambiado información, no podía perseguir a Alice.

    Ella simplemente no puede engañarnos así, argumentó otro, sintiéndose amargado de que alguien pudiera chantajearlos.

    No confíen demasiado en los procedimientos de nuestra oficina, les recordó Madelyn. Hay razones que ponen en marcha para situaciones como esta.

    Su departamento es responsable por esto, dijo malhumoradamente un agente del FBI al que le habían permitido sentarse en la reunión.

    Ten cuidado, ahí, le advirtió Madelyn. Somos responsables de este desastre, y mientras cavamos más profundo, descubrimos que parte de él es nuestra propia obra. El FBI tenía algo de esta información, señaló las pilas de datos que habían compilado, pero no en la medida en que se nos ha proporcionado, ella indicó la masa de papeleo que había resultado de su investigación de la información que Alice había proporcionado. Estaba siendo dividido por los nombres que ella había dado, y todavía había agujeros abiertos en todo, que sabían que se debía a que se omitían otros nombres. Las extrañas imágenes que habían visto de algún tipo de explosión en Kazajistán todavía no se explicaba, pero las imágenes mostrando armas estadounidenses con el mismo fondo de Kazajistán eran obvias. Antes de señalar con el dedo y asignar culpas, debemos averiguar quiénes son todas estas personas, señaló las biografías que ya tenían de cada uno de los actores, pero estas todavía se estaban añadiendo a medida que cada uno era investigado más a fondo. Se veían obstaculizados por el hecho de que estas personas eran ciudadanos rusos, y tenían que depender de agentes que trabajaban y vivían allí así como de agentes encubiertos, que no podían revelar de dónde obtenían la información.

    Hay pruebas exculpatorias... comenzó un agente, tratando de llevar la conversación de vuelta a la aparente participación de Alice en las muertes de estos hombres.

    Ya sabemos que Alice Weaver estuvo en prisión con Sasha Brenhov. Por supuesto, habrá huellas dactilares y otras pruebas, y algunas de ellas habrán sido plantadas por nuestros amigos rusos, señaló otro agente.

    Los interminables debates sobre la evidencia eran frustrantes para algunos y fascinantes para otros mientras todos trabajaban para encontrarle sentido a la información.

    Deberíamos ir tras Sasha Brenhov. Ella salió indemne de todo esto, dijo otro. ¿No está casada con una ciudadana estadounidense?

    No, no están casadas, pero dejó sus bienes a la mujer. He oído que la firma en Nueva York todavía está arreglando los enredos legales de eso. Los activos de Sasha Brenhov son bastante extensos.

    Ella no perdió nada debido a su supuesta muerte.

    "Lo pasarás muy mal si vas tras ella sin pruebas, y estarás rodeado por equipos de

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1