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Viviendo Por La Gracia
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Viviendo Por La Gracia

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About this ebook

En un mundo que a menudo se siente abrumador, donde las expectativas y las demandas de la vida pueden parecer demasiado pesadas para soportar, "Viviendo Por La Gracia" ofrece una perspectiva refrescante y liberadora. Este libro es una guía inspiradora y práctica para vivir una vida plena, pacífica y significativa, basada en la idea de que la gracia es la clave para el bienestar y la felicidad duradera.

A través de historias conmovedoras y consejos prácticos, el autor te lleva en un viaje de descubrimiento de cómo la gracia puede transformar tu vida. Te guía a través de la comprensión de la gracia como una fuerza divina que fluye a través de todas las cosas y cómo puedes conectarte con ella para encontrar paz, propósito y significado en tu vida.

Este libro te enseñará cómo liberarte de la carga de la perfección y la autoexigencia, y cómo encontrar la libertad y la paz en la aceptación de ti mismo y de los demás. Aprenderás cómo vivir en armonía con el mundo que te rodea, y cómo encontrar la alegría y la satisfacción en las pequeñas cosas de la vida. "Viviendo Por La Gracia" es una invitación a una vida más plena, rica y significativa, llena de amor, paz y felicidad.

LanguageEspañol
Release dateFeb 21, 2023
ISBN9798215495476
Viviendo Por La Gracia

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    Viviendo Por La Gracia - Charles Simeon

    Viviendo Por La Gracia

    ––––––––

    POR

    CHARLES SIMEON

    Contents

    LA GLORIA DE CRISTO

    PRECAUCIÓN CONTRA LAS FALSAS DOCTRINAS

    EL ALTAR DEL CRISTIANO

    LOS HOLOCAUSTOS TÍPICOS DE CRISTO

    LA PORCIÓN DEL CRISTIANO

    LOS SACRIFICIOS QUE DEBEN OFRECER LOS CRISTIANOS

    EL DEBER DE LOS CRISTIANOS Y LA RESPONSABILIDAD DE LOS MINISTROS

    PRINCIPIOS CRISTIANOS MEJORADOS EN LA ORACIÓN

    #2344

    LA GLORIA DE CRISTO

    Hebreos 13:8

    Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

    La criatura es frágil y cambiante, pero el Señor Jesucristo es desde la eternidad hasta la eternidad el mismo.

    I. La inmutabilidad de Cristo

    (Esto puede ser tratado bajo los cinco varios encabezados aquí especificados).

    II. Nuestro deber en relación con él

    1. 1. Buscar sobre todas las cosas el conocimiento de Cristo.

    La predicación de Cristo es todo nuestro deber, Hechos 3:20; Hechos 8:5; Hechos 9:20; y adquirir el conocimiento de él es tu deber, Juan 17:3. Filipenses 3:7-8.

    2. Guardaos de todo lo que pueda apartaros de él.

    Retened las instrucciones que os han llevado a Cristo, versículo 7; pero de ninguna manera escuchéis doctrinas extrañas que os aparten de él, versículo 9. Quienquiera que sea quitado de vosotros, Cristo permanece; y debéis adheriros a él de todo corazón. Pero cuídate de los falsos maestros, como los hay y los ha habido siempre en la Iglesia: porque, sea lo que fuere lo que ellos puedan presionar sobre ti, no hay nada que merezca tu atención sino Cristo crucificado, 1 Corintios 2:2.

    3. 3. Mejora al máximo tu interés salvífico en él.

    Procura realizar todo lo que se dice de Cristo, y hacer de él tu todo en todo. Juan 1:16. Gálatas 2:20. Colosenses 3:1-4.

    En este presente estado terrenal, en el que los asuntos tanto de los individuos como de las naciones están expuestos a continuas fluctuaciones, la mente necesita algún principio capaz de sostenerla bajo cualquier circunstancia adversa que pueda ocurrir. La filosofía ofrece su ayuda en vano: la luz de la razón sin ayuda es incapaz de impartir cualquier alivio eficaz: pero la revelación señala a Dios; a Dios, como reconciliado con nosotros en el Hijo de su amor: dirige nuestras miradas a aquel que no cambia; y que, bajo todos los problemas de la vida, nos invita a confiar en su cuidado paternal.

    Cada página de los escritos inspirados nos instruye a decir con David: Cuando esté en apuros, pensaré en Dios.

    ¿Estamos alarmados por las noticias de una invasión proyectada, y temerosos de calamidades nacionales? Dios nos habla como a su pueblo de antaño, Isaías 8:12-14, No llaméis conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración; no temáis lo que ellos temen, y no lo temáis. Al SEÑOR Todopoderoso es a quien debéis considerar santo, a él es a quien debéis temer, a él es a quien debéis temer, y él será un santuario.

    ¿Estamos agitados por un sentido de peligro personal? ese mismo Amigo todopoderoso nos expone, Isaías 51:12-13, ¿Quién eres tú, para que tengas miedo de un hombre que morirá, y del hijo del hombre que será como hierba, y te olvides del Señor tu Hacedor?.

    ¿Acaso, como en el caso presente, estamos afligidos por la Iglesia de Dios? ¿Ha quitado Dios al pastor, que os alimentaba con ciencia y con inteligencia? ¿Hay razón para temer que ahora, quitado el pastor, se dispersen las ovejas, y entren en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonen al rebaño; y aun de vosotros mismos se levanten algunos, hablando cosas perversas, para arrastrar tras sí discípulos, Hechos 20:29-30? He aquí, tal era el estado de los hebreos cuando se les escribió esta epístola; y el Apóstol, esforzándose por fortificarlos contra el peligro inminente, los exhorta a recordar a sus pastores difuntos, siguiendo su fe y considerando la manera bendita en que habían terminado su vida.

    Además, como el medio más eficaz de preservarlos de ser llevados por doctrinas extrañas, diferentes de las que les habían sido entregadas, les sugiere este pensamiento: Que Jesucristo, que siempre había sido predicado entre ellos, y que era el único fundamento de todas sus esperanzas, seguía siendo el mismo; ¡el mismo infinitamente misericordioso, todopoderoso y siempre bendito Salvador! Acordaos, dice, de los que os han gobernado, de los que os han hablado la Palabra de Dios; cuya fe seguís, considerando el fin de su conducta: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

    Estas últimas palabras fueron elegidas por vuestro digno ministro como tema el primer día de este año y, según me han informado, os fueron especialmente recomendadas como lema para el año en curso. Por esto, así como por otras razones, parecen reclamar una atención especial de nuestra parte: y, ¡oh, que el buen Espíritu de Dios las acompañe con su bendición, mientras nos esforzamos por mejorarlas, y por ofrecer de ellas las consideraciones que os parezcan apropiadas, bajo vuestras actuales circunstancias más aflictivas!

    Ya no está su fiel, cariñoso y muy amado pastor, quien fue, no sólo de profesión, sino de verdad, guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de necios y maestro de niños. Aquel que durante tantos años dedicó todo su tiempo, y encontró todo su deleite, en impartir el conocimiento de la salvación tanto a ancianos como a jóvenes; él, digo, os ha sido arrebatado; y vuestra pérdida es indeciblemente grave.

    Pero, ¿se ha ido todo? No. El que lo formó por su gracia, lo levantó para ser testigo y lo envió a predicaros el Evangelio por un tiempo, sigue siendo el mismo; todavía tiene la plenitud del Espíritu y puede enviar diez mil obreros como él a su viña, cuando le plazca. Aunque la criatura, de cuyos labios te has colgado tantas veces con provecho y deleite, ya no existe, el Creador, el Redentor, el Salvador del mundo sigue siendo el mismo; Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Él es el mismo

    en la dignidad de su persona,

    en la extensión de su poder,

    en la virtud de su sacrificio,

    en la ternura de su compasión,

    y en la fidelidad a sus promesas.

    Jesucristo es el mismo en la dignidad de su persona.

    Los términos ayer, hoy y siempre son expresivos de una eternidad verdadera y propia: no implican simplemente una larga duración, sino una existencia que nunca tuvo principio ni tendrá fin. Desde este punto de vista se aplican frecuentemente a Jehová, para distinguirlo de cualquier criatura, por

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