Historias de un pueblo mágico y orífico de México

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Historia del pueblo

Escribo este libro con el propósito de informales a los chacalenos y a las tres familias Barraza que primero llegaron al valle de San José, hoy Chacala, Tamazula Durango, de quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestra descendencia. Como ya es del conocimiento de todos, en tiempos de la conquista de Europa a América, no hubo ningún control de emigración, y cuando se establecieron solo se registraron propiedades que según ellos no pertenecían a nadie, solo se escribieron en la historia cosas y personajes muy importantes quedando regiones, pueblos y familias en el anonimato sin saber cómo fue su arribo a esta región del mundo.

A muchos nos ha tocado la suerte de conocer sobre nuestras familias, gracias a las historias que se han venido contando en cadena de generación en generación, entre nuestros grupos familiares, así es como los Barraza hemos rescatado nuestra historia familiar y la historia de nuestro encantador pueblo Chacala, Tamazula Durango, que ni siquiera existía en el mapa nacional de México. Hoy llenos de nostalgia y de sentimientos maravillosos conocemos las lindas historias de nuestros antepasados que se han venido contando de generación en generación y que en su historia nos cuentan que llegaron a las playas del mar abierto del estado de Sinaloa, México, muchas embarcaciones con numerosas familias europeas a bordo de las naves, esto sucedió en los años 1714, y que ya en la tierra de la libertad cada familia podía tomar el rumbo deseado y la propiedad desocupada que le agradara, y ya ocupándola pasaba a ser de su propiedad.

Nuestras tres familias Barraza, sin lazos familiares entre sí, habían hecho muy buena amistad durante el largo viaje de Europa a América y decidieron formar un equipo de proyectos de exploración, sus ideas eran las mismas, de quedarse por siempre en América y buscar un lugar orifico y apropiado para vivir y procrear sus familias en México. Las tres familias venían muy bien preparadas económicamente para establecerse en América, todos ellos hablaban español y eran muy trabajadores, compartían las mismas intenciones en vivir una buena vida en compañía del excelente grupo, ya que todos eran católicos y padres de familia y buscaban lo mismo, de lo bueno lo mejor, y esa fue la razón por la que emprendieron su largo y sufrido viaje de ir a buscar mejor vida en un continente lejano, y como emprendieron su viaje juntos, empezaron sus exploraciones de la búsqueda de los preciosos metales de oro y plata que encontraron en los ríos y arroyos de Sinaloa y Durango; el río que escogieron para empezar su aventura empezó a mostrar que tenía oro desde el principio.

Por las tardes se reunían para mostrar lo que cada quien había encontrado, cada día se enteraban de que había mucha abundancia del precioso metal, cuando se iban a descansar por las noches, soñaban que sus sueños y deseos ya se estaban realizando, y mirando que sus sueños de quedarse en América ya era una realidad, y aun siendo de diferentes familias y nacionalidades no se notaba ninguna diferencia entre ellos, todos hacían lo que tenían que hacer de buena voluntad con la fe inquebrantable del grupo, todos seguían avanzando y mirando sus sueños realizados, todos muy felices. Al no poder continuar juntos en familias y exploradores porque el terreno no se los permitía, los exploradores siguieron río arriba, escalando las altas montañas con sus animales de carga y sus pertenencias, y así avanzaban en las montañas de Sinaloa para llegar a Durango.

Ellos se comunicaban con señales de humo encendiendo las lumbradas y haciendo las bolas de humo. El caudaloso río pronto se transformó en un caudaloso arroyo que le nombraron el arroyo del cañón, en los terrenos de Durango donde el oro era muy abundante. El día que encontraron la gran abundancia, le mandaron a los de la montaña unas bolas de humo grandísimas, los hombres que ayudaban a los de montaña bajaron al arroyo para saber de qué se trataba y traerle antojitos para comer, y les preguntaron cuál era la noticia con tanto escándalo, y era por lo de la abundancia de humo, les comunicaron que encontraron muchas pepitas de oro puro y que ya creían haber llegado al paraíso soñado.

Esto sucedió cuando llegaron al caudaloso arroyo del rincón, parecía que nadie había transitado por ahí, el jefe de grupo les dio la orden que quien se encontrara una pepita de oro, se la guardara para llevársela a su entorno familiar como un recuerdo de la buena aventura en América, todos hacían lo mismo sin diferencia, ya de que el acuerdo entre el grupo de que cada familia podía capitalizar entre su entorno. En ese lugar acamparon y lo bautizaron con el nombre de la capilla del arroyo del rincón. Por la tarde de ese día miraron la bola de humo de los compañeros de montaña que habían bajado al final del cerro.

Por la mañana enviaron una comitiva de ocho hombres para que los trajeran al nuevo campamento como a cuatro kilómetros de distancia, al cual ellos le llamaron los ranchitos, los ensayistas les contaron que donde ellos acamparon encontraron nativos del lugar que les dijeron a señas que ellos vivían en lo alto de las montañas, que bajaban al valle a buscar comida, recogían frutas y pescaban. Siempre había de todo en abundancia, arroyos llenos de peces, etc. Y como se ven y como por lo que miramos, son de bonito físico y de un color cobrizo claro, muy hermosos, andan en cueros, nos les da vergüenza, ellos saben preparar las pieles y confeccionar su vestuario, que más bien parece más de playa que de vestir.

Pero lo más interesante es que ellos creen que nosotros no somos personas, por nuestra vestimenta y por nuestro color de piel; cuando nos encontramos nos rodean y nos miran como que no somos personas y creen que somos algo raro, les encanta que les regales algo, les encantan los dulces y las fantasías, cuando les muestras un espejo y se los regalas quedan encantados, y en cambio ellos te traen frutas que no conocemos, pepitas de oro y cosas bonitas que ellos tienen hechas de piedra y barro, te brindan una amistad muy sincera y civilizaba que supera a la que nosotros brindamos.

Por fin las tres familias se reunieron para tomarse el merecido descanso en el campamento de la capilla en el arroyo del rincón para hacer sus oraciones y tomarse el merecido descanso del penoso y sufrido viaje en barco, a pie y a caballo buscando su paraíso americano que soñaban millones de europeos, que sin darse cuenta, ya estaban en los terrenos de Durango, en el paraíso al que Dios los había guiado y protegido desde las madres patrias europeas para que procrearan hoy nuestra raza mestiza mexicana, que hoy somos orgullosos mestizos transformados en orgullos mexicanos; es por eso que la capilla quedó en la historia de Chacala, Tamazula Durango.

En el primer campamento se construyeron los ranchitos, se colocó el agua y el pueblo nunca más fue un campamento, en la capilla fincaron sus primeras casas de madera y palma, hicieron su iglesia católica y empezaron a trabajar en agricultura, minería, ganadería y en la fabricación de la primera bebida embriagante fabricada con el mezcal de la región que es pequeño y criollo, de ahí con el nombre de lechuguilla. En todo lo que emprendieron fueron muy exitosos, hay épocas que se conocen y hay otras que no, lo que sí se conoce es que estas tres familias de apellido Barraza sin lazos familiares se dedicaron a trabajar y a progresar, es por eso que el apellido Barraza es sinónimo de honor y orgullo, yo estoy más que contento de la suerte que me tocó por ser un descendiente de los que tuvieron la suerte de haber llegado a nuestro bendito México, donde se encontraron con cosas maravillosas en una jungla de Durango para vivir, una vida buena y exitosa.

El terreno donde fincaron el pueblo era una jungla que nadie había visitado porque los nativos creían que era una zona embrujada, ya que de día se miraba llena de fieras, serpientes y algunos animales raros para ellos, como cocodrilos y perros de agua que subían por los arroyos en busca de peces, y el temor a esa zona era entre toda su gente, decían que de noche los malos espíritus hacían