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La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA: AMCLEVE/15 Expediente 201/300985
La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA: AMCLEVE/15 Expediente 201/300985
La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA: AMCLEVE/15 Expediente 201/300985
Ebook355 pages5 hours

La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA: AMCLEVE/15 Expediente 201/300985

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About this ebook

Historia inédita sobre Luis Posada Carriles. Revelaciones de sus relaciones antagónicas con la CIA, de cómo se registran sus numerosos crímenes alejados de toda posible motivación política. Delitos comunes de un malhechor nato, aparecen asesinatos por contrato, relaciones con la mafia estadounidense y colombiana, el empleo de sustancias como el curare para sus experimentos en tortura y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de los Estados Unidos. El texto está lleno de testimonios y datos que dan fe de la valía de la obra.
LanguageEspañol
PublisherRUTH
Release dateMay 8, 2018
ISBN9789590619458
La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA: AMCLEVE/15 Expediente 201/300985

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    Book preview

    La historia íntima de Luis Posada Carriles dentro de la CIA - José Luis Méndez Méndez

    Edición: Ricardo Barnet Freixas

    Diseño de cubierta: Carlos Javier Solis Méndez

    Diseño de interior: Elvira Corzo Alonso

    Corrección: Cristina Pérez Viada

    Emplane digital: Madeline Martí del Sol

    Emplane e-book: Amarelis González La O

    © José Luis Méndez Méndez, 2017

    © Sobre la presente edición:

    Editorial de Ciencias Sociales, 2017

    Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras publicaciones.

    ISBN 978-959-06-1945-8

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

    Distribuidores para esta edición:

    EDHASA

    Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España

    E-mail:info@edhasa.es 

    En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado

    RUTH CASA EDITORIAL

    Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá

    rce@ruthcasaeditorial.org

    www.ruthcasaeditorial.org

    Índice de contenido

    DEDICATORIA

    AGRADECIMIENTOS

    PRÓLOGO

    AL LECTOR

    I Parte

    ORÍGENES

    EL CAZADOR DE LA CIA

    LA FUNDACIÓN NACIONAL CUBANO-AMERICANA. ¿TIBURONES VEGETARIANOS?

    DIRECTIVOS DE LA FNCA. ¿TERRORISTAS CONVERSOS?

    LOS AGENTES CUBANOS DE FACHADA PROFUNDA DE LA CIA

    EL OBJETIVO: CENTROAMÉRICA

    EL PROTEGIDO DE LA CIA EN HONDURAS

    NUEVA MISIÓN: LA CONTRA

    OPERACIÓN EN GUATEMALA

    EN AUXILIO DE SU AGENTE

    MÁS DE LO MISMO

    LOS ANEXIONISTAS EN MIAMI

    EL PARTIDO NACIONALISTA DEMOCRÁTICO CUBANO EN ACCIÓN

    SE ANIMAN LOS TERRORISTAS ANTICUBANOS

    EL MIMÉTICO TERRORISTA

    POLÍTICOS Y TERRORISTAS ANTICUBANOS EN APUROS

    LA FUNDACIÓN FINANCIA EL TERRORISMO

    II Parte

    POSADA CARRILES EN LA CIA: HISTORIA INSÓLITA E INÉDITA

    OPERACIÓN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

    TERRORISTAS EN ACCIÓN

    DE REGRESO A MIAMI

    OPERACIÓN GUATEMALA II

    UN PUPILO DESCARRIADO

    FUGA EN VENEZUELA: NUEVA MISIÓN

    AMCLEVE/15: SUS MISIONES

    CRISIS DE AMCLEVE/15

    EL DERRIBO DEL AVIÓN CUBANO

    IMPUNIDAD PARA LOS AGENTES CUBANOS

    ANIVERSARIO

    MIAMI

    LAS PRUEBAS

    LA CIA PRESENTE

    EL JUICIO

    LA CIA OCUPA SU LUGAR

    CONSPIRACIÓN EN LA CORTE

    ¿LEY O POLÍTICA?

    EL VEREDICTO

    EL CONFIDENTE

    ELIMINAR HUELLAS

    PARADIGMA DEL MÉTODO FRACASADO

    EPÍLOGO

    BIBLIOGRAFÍA

    Testimonios

    Documentos secretos desclasificados de la CIA y el FBI consultados

    ANEXOS

    ANEXO 1

    Movimientos de Luis Posada Carriles desde y hacia Miami

    ANEXO 2

    Agencia Central de Inteligencia

    ANEXO 3

    Entrevista del FBI con Luis Posada Carriles en Honduras

    ANEXO 4

    ANEXO 5

    DATOS DE AUTOR

    DEDICATORIA

    A los mártires del terrorismo; a las memorias

    de José Acosta, español; Fabio di Celmo, italiano;

    a las hermanas Brenda y Marlene Esquivel,

    venezolanas, todos víctimas de Luis Posada Carriles.

    AGRADECIMIENTOS

    A todos los que hacen posible que la verdad,

    la justicia, la memoria y el compromiso prevalezcan contra el terrorismo; a quienes permitieron

    que esta historia fuese revelada y transmitida.

    PRÓLOGO

    La vasta obra del Doctor en Ciencias José Luis Méndez Méndez, jurista e investigador destacado por su perseverancia en el seguimiento del terrorismo que agobió a Cuba, América Latina, el Caribe y a otros países en el siglo xx y lo que va del xxi, se ha constituido en una de las bases más documentadas para entender cómo la larga mano del crimen se extendió por el mundo, desde su verdadera escuela del terror en los nichos donde anidan, bajo la protección de los gobiernos de turno en los Estados Unidos, en este caso, las organizaciones terroristas de cubanos radicados en Miami.

    Siguiendo sus rutas en la guerra por los caminos del mundo —que tan bien describió en libros anteriores— Méndez Méndez en sus investigaciones sobre las distintas operaciones de estos grupos terroristas nos lleva hacia los laberintos de una historia de horror ocultada bajo siete llaves y de uno de sus ejecutores, Luis Posada Carriles.

    Este terrorista confeso, como se puede ver en el libro, ha sido protagonista de atentados, asesinatos, torturas, en distintos lugares del mundo, interviniendo en crueles guerras imperialistas, sirviendo con todas las dictaduras de la región y también de África. No solo llevó a cabo los planes más siniestros de sus mandantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), donde ya estaba registrado desde 1965, sino que incluso realizó acciones tan temibles y desmedidas por su cuenta, que enfrentó a sus propios jefes. No hay lugar del mundo donde el terrorismo haya asolado a los pueblos en que no hayan estado presentes estos grupos terroristas de la CIA y en estos tiempos de la utilización de mercenarios por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en las genocidas guerras coloniales que se escenifican en el norte de África y el Medio Oriente, también se han convertido en el apoyo americano de aquellos criminales de lesa humanidad.

    No obstante que el autor nos informa sistematizadamente sobre los lugares por donde pasó Posada Carriles y las redes del terror de esos grupos, con una prosa característica de un libro de investigaciones con abundantes citas y fuentes, la lectura nos lleva a comparar este texto con una intensa y aterradora novela negra.

    Quedan expuestas, además, ante el mundo, la hipocresía y la doble moral de los gobiernos de los Estados Unidos, que utilizan mercenarios y terroristas en sus propias instituciones de Inteligencia, en la aplicación de los esquemas de guerras de invasiones y ocupaciones y en las múltiples matanzas cometidas en nombre de la democracia, la libertad, los derechos humanos que asolaron a la humanidad en el siglo xx y lo siguen haciendo en este siglo.

    Con esa misma doble moral, sembraron y siembran dictaduras en el mundo y América Latina para derrocar gobiernos no convenientes a sus intereses ejecutando las brutales prácticas represivas y contrainsurgentes contra nuestros pueblos. En todas y en cada una de estas acciones encontramos la mano ensangrentada de personajes como Posada Carriles, el ya fallecido Orlando Bosch y tantos otros que se menciona en este libro y que están inmunes y seguros en territorio estadounidense.

    Con la misma impunidad con que actuaron en el siglo pasado, continúan haciéndolo en las guerras sucias actuales, colaborando para desestabilizar y destruir a los gobiernos que han tomado la decisión de emanciparse definitivamente en estos tiempos. En cada esquema agresivo de Baja Intensidad, en cada maniobra contrainsurgente, ahí están los mercenarios estrellas cumpliendo su parte.

    Méndez describe cada episodio en la vida de este criminal sin ningún rasgo de humanidad, que continúa libre, caminando por las calles de Miami, con tantas víctimas archivadas en el oscuro baúl de su conciencia. Entre los años 2006 y 2011 se pudo seguir en los medios de difusión la parodia de un juicio contra Luis Posada Carriles que se desarrolló en El Paso, Texas. No se lo juzgaba por los crímenes cometidos durante medio siglo, incluyendo el intento de asesinar al entonces presidente de Cuba, Comandante Fidel Castro Ruz, en el transcurso de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá, en el año 2000, años más tarde del atentado que este terrorista fraguó contra un avión civil de la línea aérea Cubana de Aviación, que estalló al salir de Barbados, dejando 73 víctimas, sino que se lo juzgaba por un delito de migración y otros hechos menores.

    La crónica del juicio que fuimos conociendo día a día reveló los nudos de esa impunidad de viejo cuño y la degradación de la justicia estadounidense. Nada se dijo allí de que Posada había sido detenido junto con otros cuatro de sus asociados en las rutas del terror, nada menos que con explosivos C4 destinados al asesinato de Castro y posiblemente del entonces presidente venezolano, Hugo Chávez Frías.

    Detenidos en Panamá, el gobierno norteamericano movilizó todo su poder para impedir juzgarlos, como en los años 80 la CIA ayudó a fugarse a Posada de una cárcel de Venezuela donde iba ser juzgado por el acto de terror en Barbados. En 2004 fueron dejados en libertad por la intervención directa estadounidense ante la presidenta Mireya Moscoso, quien días antes de dejar el gobierno en su país los amnistió. Una vez más los Estados Unidos habían salvado a sus terroristas estrellas todos ellos responsables de atentados y crímenes, no solo en Cuba sino también en América Latina, como se comprobó en su participación en la Operación Cóndor, una coordinadora criminal del Cono Sur en los años 70.

    José Luis nos ofrece una historia inédita sobre este redomado criminal; por primera vez salen a la luz, y eso le da un valor agregado adicional a esta obra, revelaciones sobre las relaciones antagónicas del terrorista con la CIA, de cómo se registran sus numerosos crímenes alejados de toda posible motivación política. Delitos comunes de un malhechor nato, aparecen asesinatos por contrato, relaciones con la mafia estadounidense, el uso de sustancias como el curare para sus experimentos en tortura y para dominar la voluntad humana, falsificaciones de monedas de Venezuela y de los Estados Unidos...

    Además de nexos con narcotraficantes colombianos y hasta del robo a la Agencia de equipos y armas que le fueron entregados cuando integró el equipo que dentro del programa de contrainsurgencia la CIA lo envió a Venezuela para combatir a la llamada subversión, Posada, en su actuación, abarca tal universo de criminalidad que causó el estupor de sus propios creadores y patrones. En anexos la obra sustenta, con documentos de la CIA, la trayectoria del rufián en su expediente, expone los enfrentamientos entre sus operadores, analistas y directivos por preservarlo por sus valiosos servicios a pesar de su extenso prontuario criminal. Describe cómo mutó de AMCLEVE/15 a otros nombres en clave según lo destinaban a distintas misiones en Centroamérica y en otras regiones del mundo.

    Si en otros libros y testimonios sobre este delincuente internacional conocimos el reclamo de los pueblos y la denuncia de las víctimas por sus desmanes para que se hiciera justicia, ahora son sus jefes en la Agencia tenebrosa quienes narran y se quejan de su práctica perversa que lesionaba las normas internas de esa organización de espionaje de ejecutoria tan sórdida. Posada desborda todo lo imaginable.

    Citas escalofriantes, tomadas de su abultado dossier en la CIA, aseveran esta conclusión: 7/6/68 Memo IRD 72501 asociación no informada con elementos gansteriles; robos a la CIA más otros temas…. También: IN 08516 10/5/68, donde Posada es señalado como muy productivo. Esto no significa que no se mezcle en actividades propias. Se solicita prueba para sacarlo de la lista de hostiles, y en otros textos y documentos desclasificados, algunos de los cuales se publicaron precisamente en octubre de 2009, en ocasión del aniversario 33 del acto terrorista contra el avión civil cubano en Barbados, por el que los gobiernos de Cuba y Venezuela acusaron a Posada como su principal responsable e instigador.

    Entre 1998 y 2003 los documentos fueron desclasificados por la CIA y presentados por National Security Archives (NSA) bajo el amparo de la Ley de Libertad de Información. Los propios documentos de la CIA y el FBI lo identifican (a Posada) como el artífice organizador del mayor acto de terrorismo en América Latina, usando los recursos que le proporcionó la propia Agencia en los años 60, como lo sostiene el investigador de estos documentos, el estadounidense Peter Kornbluh, refiriéndose precisamente al caso de Barbados.

    Su carrera mortífera continuó y en 2010 fue acusado por un mercenario salvadoreño como quien lo contratara para asesinar al presidente Hugo Chávez en Venezuela y cometer otros actos terroristas en ese país.

    Pudiéramos escribir miles de páginas sobre estos personajes siniestros, pero eso está en este libro imprescindible, porque a través de la figura de este terrorista confeso, que se ufana de su obra mortal, se hace un viaje al infinito del mundo donde mafia y crimen son sustentos de políticas de dominación, imperiales, coloniales, mediante el sacrificio de los pueblos del mundo.

    Lo que sucede es que si se juzga a Posada y al resto, ¿van a ser juzgados los Estados Unidos a sí mismos como un Estado eternamente terrorista? Esa es la cuestión. ¿Hasta dónde podrán seguir escondiendo los esqueletos en los armarios de Washington?, como se preguntaba el abogado José Pertierra, representante del gobierno de Venezuela, quien solicita, sin lograrlo, la extradición de Posada, que preparó y pagó el atentado contra el avión de Barbados estando en Caracas donde también dejó muchas víctimas que, como en Cuba y toda Nuestra América, necesitan romper la muralla de la impunidad.

    Nuestros pueblos demandan justicia ya y procesos a los jueces que bajo presiones políticas protegen a criminales de lesa humanidad como Posada Carriles, mientras castigaron a cinco hombres luchadores cubanos, solo por intentar detener esa mano del crimen.

    La injusticia es tan brutal en el caso de estos héroes de Cuba y América Latina, que junto a las verdades que comienzan a surgir como pequeños manantiales, que se harán ríos y mares ante el terrorismo global que se nos quiere imponer tardía pero violentamente.

    Este libro es más que un desafío a los silencios. Es la verdad contada sin artilugios, la que nos muestra una figura que simboliza el entramado del terror, que nunca más deberá ser. Gracias, José Luis.

    Stella Calloni

    Buenos Aires, 15 de diciembre de 2016

    AL LECTOR

    Esta es la historia conflictiva, íntima y verdadera del terrorista Luis Clemente Faustino Posada Carriles en la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, CIA, un criminal consagrado a servirle desde que lo reclutó, lo convirtió en su agente pagado el 15 de marzo de 1965 y etiquetó con el nombre clave de AMCLEVE/15.1 Este no sería el último que llevaría y lo registró en el expediente personal con el número de serie 201-300985. Desde entonces y para siempre, ha servido a los intereses más ominosos de sus patrones, no solo para agredir a Cuba, su país de origen, sino para cumplir sus misiones en contra de numerosos pueblos. Ha sido y es una amenaza para los pueblos cubano y estadounidense, por ser un terrorista para todos los tiempos.

    Libros especializados o de ficción, películas, documentales, artículos, denuncias sobre este criminal han mostrado una referencia lineal sobre sus nexos con las agencias especiales estadounidenses encargadas de llevar a cabo las órdenes agresivas de administraciones sucesivas en relación con el ataque sistemático contra Cuba; sin embargo, los resultados de esta investigación permiten mostrar una imagen más integral de esta relación criminal donde, además del acatamiento debido por el mercenario hacia sus superiores, se revela su carácter díscolo, una relación, que en momentos se torna amor-odio y llega hasta propuestas de ruptura motivadas por su conducta delictiva. La denuncia de la historia criminal de Posada Carriles por más de medio siglo ha sido realizada por autores cubanos y extranjeros, pero solo se ha escudriñado el apoyo cómplice de la CIA, su mentora y protectora.

    Esta investigación le añade a su historial, esencialmente perverso y conocido, un aspecto poco tratado, que está referido a las críticas de la Agencia a su pupilo mimado, que en momentos se comportó como una oveja negra, en ocasiones descarriada, impredecible, hasta rayar con la condición de renegado. Estas características no hacen menos malhechor a Posada Carriles: por el contrario, acentúan esa condición y lo exponen en toda su dimensión multidelincuencial y siniestra. Estas revelaciones se ramifican más allá de su trayectoria terrorista y contrarrevolucionaria habitual y lo descienden a su más baja catadura criminal. Este es uno de los aspectos reveladores de esta entrega, que la hace diferente a las anteriores, de ahí su perfil novedoso.

    Sus orígenes proporcionan el hilo conductor de sus actividades contrarrevolucionarias desde fecha temprana. Mercenario por convicción y práctica, recibió entrenamiento militar para formar parte en la invasión, que fue derrotada en Playa Girón el 19 de abril de 1961, en menos de 66 horas con la participación decidida del pueblo de Cuba. El criminal no integró el contingente que salió de Puerto Cabezas, Nicaragua para invadir las costas cubanas.

    Este pasaje lo narró así:

    La invasión a Cuba por fuerzas cubanas era inminente. Junto con Syla Cuervo, Feliciano Foyo, Raúl y Gustavo Lora, Alfredo Cepero, López Franco y otros, nos enrolamos en las fuerzas expedicionarias. Un avión C 41 nos trasladó del aeropuerto de Opa-Locka, en Miami, al campamento de Guatemala. Cuando llegamos la Brigada ya había salido, en Cuba se estaba combatiendo. Rápidamente nos entregaron el armamento y nos enseñaron a utilizarlo. Estando apertrechados y listos para salir, nos llegaron noticias desastrosas. La Brigada, sin apoyo aéreo, sucumbía y nuestros aviones B-26 eran derribados por los rápidos aviones de combate del régimen. Las fuerzas expedicionarias, al quedarse sin municiones, optaron por rendirse.2

    Algunos agentes de la CIA de origen cubano alcanzaron, sin llegar a formar parte de su plantilla, reservada entonces solo para los estadounidenses de nacimiento, posiciones elevadas o disfrutaron de la estima de sus jefes, como es el caso de Rafael Chichi Quintero Ibarbía, quien llegó incluso a elaborar propuestas de planes agresivos contra Cuba y tuvo la posibilidad y el acceso a elevarlos a la consideración de funcionarios de alto rango de la Administración de John F. Kennedy, utilizando canales de inteligencia (Véase documento anexo sobre uno de sus proyectos tramitado por Richard Helms cuando era jefe de operaciones de la CIA).

    Los agentes, de origen cubano, cuando se oficializaba su colaboración, eran bautizados con criptónimos dentro de la CIA, utilizados para proteger sus identidades y así aparecían en la documentación sobre sus actividades, informaciones que aportaban o situaciones en las que estaban involucrados. Así, por ejemplo, Carlos Tepedino, expropietario de varias joyerías en La Habana y dedicado al mismo giro en Nueva York, quien fue utilizado como acceso y controlador del comandante Rolando Cubela Secades, le fue asignado el de AM/WHIP, mientras el propio Cubela era AM/LASH y Posada Carriles AMCLEVE/15. Las dos primeras letras significaban América y en el caso del connotado terrorista la siguiente letra es decir la C, indica Cuba, que fue una manera de particularizar a sus agentes de origen cubano.

    También se utilizó para encubrir proyectos más abarcadores y especializados como el que se diseñó, para captar y lograr la colaboración de oficiales de las fuerzas armadas de Cuba, que recibió la denominación de AM/TRUNK.

    ¿Qué hacer con los mercenarios derrotados? Después de la aplastante derrota de la CIA en Playa Girón, la Agencia se empeñó en revivir la agonizante estructura creada para llevar a efecto el vasto plan de acciones encubiertas contra Cuba. Hizo de esto una cuestión de honor. Se aprobó muchos proyectos y se impuso metas ambiciosas, casi quiméricas. En varios documentos secretos estadounidenses desclasificados se explica hasta dónde y cuánto fue el impacto negativo dejado por el fracaso de la invasión.

    En uno de estos se dice:

    El Grupo Especial (aumentado) permitió a la CIA realizar acciones encubiertas, siempre que no estuvieran diseñadas específicamente para inspirar una rebelión en Cuba. Esto dejó mucho espacio para moverse. Los consejeros de Kennedy querían a Castro fuera del poder, pero no estaban dispuestos a comprometerse en un esfuerzo total. Y el grupo aprobó el altamente optimista plan de Lansdale3 de enviar para Cuba a dos grupos de agentes cada dos semanas durante mediados de mayo, en cuyo punto, el programa enviaría a cuatro grupos cada otra semana. Lansdale fijó cuotas exageradas para la Agencia: 105 agentes reclutados y 50 entrenados hacia marzo 31; otros 50 escogidos y 35 más entrenados hacia fines de mayo. Dos meses después de esto, se esperaba que la Agencia hubiera encontrado otros 100 agentes adicionales y haber preparado 70 más para su infiltración. Dicho todo, dentro de medio año, la CIA iba a reclutar 255 espías cubanos —una cifra asombrosamente irreal.4

    Desde entonces, y sin llegar todavía a oficializar su pertenencia como agente a la CIA, Posada Carriles comienza a colaborar con la Agencia suministrando de manera espontánea y no solicitada primero y después siguiendo los requerimientos informativos de funcionarios de esta, que lo estudiaban, informaciones sobre lo que hacían y pensaban sus cercanos socios dentro de la contrarrevolución. Con dedicación y astucia suma méritos ante sus jefes, que lo valoran como un incondicional colaborador identificado con el sistema estadounidense; así lo registran en sus reportes sobre este criminal quien, contrario a otros, en el mismo medio, no tiene escrúpulos en contar las interioridades más recónditas de sus amigos, compañeros y conocidos. Posada descubrió en esa actitud una vía para ganarse la confianza rápida de sus mentores, además de un lucrativo modus vivendi económico.

    La investigación permite describir en detalles su trayectoria astuta y así se expone en toda su extensión. Sobre el tiempo de servicio dado por Posada Carriles a la CIA se ha establecido el comienzo pero no su término. En el vocabulario de la Agencia se dice que de esta nunca se sale. Según consta en documentos oficiales de la CIA, Posada Carriles es reconocido como agente pagado desde el 15 de marzo de 1965; a partir de entonces su misión se prolonga por varias décadas. La decisión judicial de 8 de abril de 2011, cuando un jurado y un juez estadounidenses lo declararon inocente de los cargos menores que se le imputaba es una prueba de que sus lazos con la Agencia, aún no se habían extinguido.

    Documentos secretos desclasificados y otras indagaciones permitieron establecer, con sólido fundamento, que el delincuente en su diseño para servir a la CIA, concibió e intentó establecer relaciones utilitarias con esta, que le permitieran dar y recibir beneficios derivados de ese nexo. En ocasiones hizo solicitudes, que variaron desde pedir documentación falsa para sus compinches vinculados al crimen organizado estadounidense hasta adquirir un veneno altamente letal, para no se sabe qué uso mortífero.

    La CIA no accedió a tales peticiones, no por ética ni escrúpulos. La historia registra que la Agencia ha cometido delitos peores en su larga y vasta hoja de acciones en todo el mundo, en la cual han estado las operaciones ejecutivas contra mandatarios y dirigentes políticos, así como prácticas extrajudiciales, secuestros y establecido centros clandestinos de tortura y exterminio, además de haber creado y experimentado diversas drogas incluso en sus ciudadanos. Se le negó para disciplinarlo, para hacerle distinguir quién tenía la parte dominante en la relación y a quiénes debía Posada Carriles obediencia. Ejemplos diversos de este tipo se insertan en los resultados expuestos en este libro.

    Mientras que grupos de mercenarios cubanos fueron destinados a las intervenciones militares que llevaban a cabo los Estados Unidos en el antiguo Congo Belga y Vietnam, él fue escogido y entrenado para integrar el grupo selecto de agentes que llevarían a cabo en América Latina el programa de contrainsurgencia aprobado por la Administración de John F. Kennedy el 18 de febrero de 1962. Por ello Posada Carriles fue destinado a Venezuela en el primer semestre de 1967, donde alcanzó notoriedad como represor contra los movimientos revolucionarios en ese país y al mismo tiempo informaba a la CIA sobre lo que ocurría en la represión venezolana y en su cuerpo élite, la DISIP, proceso que él describe con lujo de detalles en su libro autobiográfico ya mencionado.

    También alcanzó una gran visibilidad como terrorista al participar en la conjura para hacer estallar, en pleno vuelo, un avión civil cubano en octubre de 1976, cuyo acto de terror asesinó a 73 personas, incluidos 57 cubanos, además de coreanos y jóvenes guyaneses. De hecho su desempeño secreto como operativo de la CIA hasta ese momento era ignoto y su identidad fue descubierta, así como un grupo de operaciones represivas en Venezuela en las que participó trascendieron en medio de las investigaciones que siguieron a su detención.

    Operativo de la CIA entrenado y acostumbrado a moverse en las sombras, parte de las misiones cumplidas fueron conocidas durante el proceso judicial que se le siguió en Venezuela hasta lograr, el 18 de agosto de 1985, en su tercer intento, evadirse de la cárcel donde esperaba ser sentenciado, mediante una fuga premeditada y financiada.

    Entonces, la CIA lo reubicó en El Salvador dentro del marco de la operación encubierta, que la Agencia concibió para derrocar a la revolución sandinista y combatir a los movimientos de liberación nacional en Honduras, Guatemala y El Salvador. Hacia esos países destinó a otros mercenarios de origen cubano, que se habían integrado al ejército estadounidense, además de a otros agentes inorgánicos de la misma nacionalidad y a su servicio. Sus superiores, el teniente coronel Oliver North y toda la cadena de mando de esa operación, aprobaron su incorporación al equipo asignado por la CIA en el terreno y le ordenaron otras misiones. Por cuenta propia y a su beneficio realizó numerosos crímenes en la región centroamericana inspirados, unos, en intereses políticos, otros con intención de lucro. El tráfico de drogas y armas fue una de sus prácticas, que fueron reveladas al ser derribado un avión que se encargaba de abastecer de medios y armas a la contrarrevolución nicaragüense.

    Esta investigación revela la íntima y verdadera historia, hasta ahora ignorada, de este criminal dentro de la CIA, con aciertos y errores. Demuestra su esencia letal y notoriamente delictiva. Ha sido y es un terrorista para todos los tiempos.

    El Autor

    La Habana, 1 de julio de 2016

    ¹1 Primer criptónimo con el cual la CIA bautizó a su agente.

    ²Tomado del prefacio al libro autobiográfico de Luis Posada Carriles,Los Caminos del Guerrero, Honduras, 1994.

    ³El coronel Edward Lansdale.

    ⁴Tomado del capítulo cuatro: Miami: Vaqueros, pistolas y espías del libroThe Blond Ghost(El Fantasma Rubio), David Corn.

    I Parte

    La CIA nos enseñó de todo. Nos enseñó sobre

    explosivos, asesinatos, bombas, sabotajes,. Cuando los cubanos trabajaban para la CIA,

    se les llamaba patriotas

    Luis Posada Carriles

    The New York Times,

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