Chile, un caso de desarrollo frustrado
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Chile, un caso de desarrollo frustrado - Anibal Pinto Santa Cruz
330.983
P659c
Pinto Santa Cruz, Aníbal (1920-1996)
Chile, un caso de desarrollo frustrado
Aníbal Pinto Santa Cruz.
4a. ed. – Santiago de Chile: Universitaria, 2018.
302 p.; 15,5 x 23 cm.
ISBN Impreso: 978-956-11-2581-0
ISBN Digital: 978-956-11-2817-0
1. Chile – Condiciones económicas – 1830-1953.
2. Chile – Política económica – 1830-1953.
© 1973, ANÍBAL PINTO SANTA CRUZ.
Inscripción Nº 41.076. Santiago de Chile
Derechos de edición reservados para todos los países por
©
EDITORIAL UNIVERSITARIA S.A
.
Avda. Bernardo O’Higgins 1050, Santiago de Chile.
Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada,
puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por
procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o
electrónicos, incluidas las fotocopias,
sin permiso escrito del editor.
Texto compuesto en tipografía Times 10,5/14
DIAGRAMACIÓN
Yenny Isla Rodríguez, Norma Díaz San Martín
www.universitaria.cl
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
ÍNDICE
Prólogo a la 1ª y 2ª ediciones
Prólogo a la 3ª edición
Prólogo a esta edición Ricardo Lagos E.
Prólogo a esta edición Dante Contreras G.
PRIMERA PARTE: 1830-1930
C
APÍTULO
I. L
A GRAN EXPANSIÓN
A) La economía reclusa
1. La base del sistema colonial
2. El conquistador como empresario
3. Fisonomía de los sectores económicos
4. Un balance
B) La Independencia abre las puertas
5. La economía se abre al exterior
6. El crecimiento de las actividades productivas
8. Los elementos institucionales; la República portaliana
y la disociación del análisis político del periodo respecto a los hechos económicos
7. Los factores humanos: el espíritu pionero
9. La política económica; ferrocarriles y liberales
10. Rengifo y la orientación fiscal
11. El eslabón descuidado
12. El optimismo ambiente
C
APÍTULO
II. P
AUSA ENTRE DOS CRISIS
13. El desarrollo hacia afuera
aminora su paso
14. La influencia del sector minero
15. Los precios y el mercado mundial
16. La exportación agrícola prosigue su ascenso
17. Las crisis y la lógica del padrón de oro
18. Dos reacciones frente a dos desafíos; depresión en 1861, inconvertibilidad en 1878
21. La interpretación ortodoxa de la inconvertibilidad y los puntos de vista modernos
19. Crecimiento y debilidad del sistema bancario
20. Otros antecedentes de la quiebra del régimen metálico
22. El viraje de la política económica; abrazo del libre cambismo
23. Contradicción entre el desarrollo político y las tendencias económicas
24. Discusión sobre el carácter de la burguesía liberal
chilena
25. Un paralelo con el proceso norteamericano
26. Las oportunidades perdidas
27. Del optimismo al desencanto
C
APÍTULO
III. E
L SALITRE REVIVE EL IMPULSO; DECLINACIÓN BAJO LA PROSPERIDAD
28. El impacto del salitre sobre el comercio exterior
29. Una reserva importante: los pagos al extranjero
30. La base de exportación se estrecha
31. El final de la expansión agropecuaria
32. El retraso del área industrial
33. La deformación del sistema fiscal
34. La muerte del espíritu pionero; el revelador episodio de la desnacionalización
del salitre
36. Repercusiones de la crisis de iniciativa en otros sectores económicos
35. El costo y sus causas
37. La depreciación monetaria de la mano con la bonanza exterior
38. Los programas conversionistas desde un ángulo técnico
39. Fugaz interregno del padrón de oro
40. Los papeleros
pierden su popularidad
41. La vuelta al régimen metálico y su quiebra en la gran crisis
42. Del desencanto a la atmósfera de crisis permanente
; síntomas y testimonios
C
APÍTULO
IV. L
OS ANTECEDENTES DE LA FRUSTRACIÓN
43. Las tendencias contradictorias
44. El balance y una interrogación obligada
45. Un modelo como referencia
46. Los contrastes en el caso chileno
47. La propensión a ahorrar de la comunidad; apariencia de una sociedad adusta y el veredicto de los hechos
48. Los peligros del desarrollo hacia afuera
; dos modalidades sin parentesco
50. El efecto demostración
: civilizados en el consumo, primitivos en la producción
49. El problema se repite con las inversiones extranjeras
51. Asimilación o copia de lo extranjero
53. El papel estratégico del sector agrícola en el desarrollo económico
52. El progreso democrático y el retraso de la economía
54. El fracaso de la agricultura chilena para cumplirlo y la gravitación de la estructura de la propiedad
55. La distribución consiguiente de ingresos y el mercado aristocrático
56. Ilustración con otro modelo, el de la estructura agraria de
EE.UU
.
57. El uso y abuso de las disponibilidades de crédito
58. La influencia en el cuadro político
C
APÍTULO
V. E
L ASEDIO CONTRA LA MONEDA
59. Un haz de presiones contra la estabilidad monetaria
60. La defensa del sector exportador
62. La subordinación de las finanzas públicas a las entradas del nitrato
61. El apetito por las importaciones
63. La sangría de divisas en beneficio del inversor extranjero
64. Progreso democrático sin respaldo económico; su proyección inflacionaria
65. La responsabilidad de la clase terrateniente
66. Un final wagneriano
SEGUNDA PARTE: 1930-1953
C
APÍTULO
VI. L
A CRISIS DEL DESARROLLO HACIA AFUERA
Y LA REACCIÓN NACIONAL
67. En el país de la Reina Roja
68. Cadencias y contrastes
69. La mutación del comercio exterior
70. Sus principales proyecciones
71. La respuesta al desafío
72. Cambio en la estructura económica
73. El proceso de substitución
74. Para sostener la inversión
75. El reparto con los intereses extranjeros
76. Un cerco protector
77. Paliar las consecuencias sociales
C
APÍTULO
VII. A
NÁLISIS CRÍTICO DEL PERIODO
A) Los aspectos generales: la orientación e intensidad del esfuerzo
78. Algunos puntos de referencia
79. Empujados por los acontecimientos
80. El mito del gran sacrificio
B) La inflación, su trasfondo social y su real gravitación
81. Desde diversos ángulos
82. Raíz social de la propensión inflacionaria
83. Las características distintivas
84. Cambios en el balance de poder
85. ¿Quién fija la rueda de la fortuna?
86. Condiciones políticas y fluctuaciones inflacionarias
87. Se agudiza una contradicción ya acusada
88. Factores que ponen a prueba una estructura débil
89. La prioridad de las causas
90. La trascendencia efectiva de la inflación
91. El efecto sobre el sistema de producción
92. La repercusión sobre el monto de la inversión
93. Y la composición de las inversiones
94. Sobre la acumulación de mercaderías
95. Algunas aclaraciones y reservas
C) Naturaleza y causas del atraso agrario
96. Las relaciones entre el desarrollo industrial y el agrícola
97. La interdependencia de los sectores
98. Desarrollo no significa igual progreso
99. El alcance y gravedad del desequilibrio
100. La proyección sobre otros sectores
101. Tres tesis en la arena
102. Factores políticos y de precios
103. El problema de la rentabilidad
104. La renta de la tierra
105. Influencia de la tributación
106. Los obstáculos de la naturaleza
107. Los elementos estructurales
108. La reestructuración económica de la propiedad
109. Aspectos originales del problema agrario en Chile
110. Deducciones generales
111. Las líneas de un programa de reforma agraria
112. El fondo sociopolítico de la reforma
D) Se mantiene la estructura de la exportación; otro tipo de dependencia
113. No se amplió la base de la exportación
114. Las razones del fracaso
115. Los elementos compensadores
116. El Fisco siempre expuesto
117. La esterilidad de los cambios preferenciales
E) La expansión de los servicios
118. Los servicios crecen más rápido que los bienes
119. Las necesidades y disponibilidades de capitales
120. Otros factores
F) Una organización vieja para problemas nuevos
121. El crecimiento por agregación
122. La conspiración de los amigos de la intervención estatal
123. Los medios y su adecuación a las condiciones organizativas
G) La distribución social de los frutos
124. El reparto de los frutos de la recuperación
125. Los más han cosechado menos
126. Los sacrificios no se tradujeron en ahorros
127. La política oficial reforzó las tendencias
128. Las ficciones de la previsión social
129. La tributación regresiva
130. Los factores básicos para el nivel de vida
APÉNDICES
I. Desarrollo económico y relaciones sociales en Chile
II. Estructura social e implicancias políticas
NOTA EDITORIAL
La primera edición de este libro fue publicada por Editorial Universitaria en 1959 y formó parte de la Colección América Nuestra, la cual era dirigida por Clodomiro Almeyda y cuya ilustración de portada, que sería común para toda la colección, fue diseñada por Nemesio Antúnez.
En marzo de 1973 se publicó la tercera y última edición del libro, la que fue actualizada por el autor y en la que incluyó los prólogos a la 1º, 2º y 3º ediciones. En el prólogo de la tercera edición el autor señalaba: Releyéndolo, sobresalen para mí algunas limitaciones y deformaciones debidas principalmente al peso del tiempo en que se escribió
.
Esta reedición-homenaje del libro de Pinto corresponde a la de 1973, sobre la cual se ha realizado un trabajo de corrección y revisión de los textos, aplicando las nuevas reglas ortográficas, sin alterar el espíritu e informaciones de la época.
Con el fin de apreciar esta obra desde el presente se han incluido dos interesantes presentaciones: la de Ricardo Lagos E., expresidente de la República, y la de Dante Contreras G., profesor titular de la Universidad de Chile, en las que abordan desde la sociedad actual el lúcido diagnóstico que Aníbal Pinto hiciera en los años 1960. Asimismo, es digno de destacar que, durante la recepción de los estudiantes de Primer Año, la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile entregó un ejemplar de esta edición.
La decisión de Editorial Universitaria de reimprimir este emblemático libro como parte de la celebración de los 70 años de su fundación es expresión del significado y valor que se asigna a la reflexión crítica como propósito editorial.
Nuestro proyecto es seguir incorporando a nuestro catálogo a diversos autores que den cuenta de miradas diversas y pluralistas que desde distintos campos del conocimiento nos permitan llegar a un amplio público.
PRÓLOGO A LA 1ª Y 2ª EDICIONES
Este trabajo se ha escrito teniendo en vista algunos supuestos muy elementales. En primer lugar, que existe una solución de continuidad
en los hechos económicos, de manera que es importante dejar en evidencia los eslabones que unen el pasado con el presente.
En el último tiempo, por razones comprensibles, se ha tendido a establecer ciertos cortes cronológicos
en el proceso económico chileno. Así, buena parte de los análisis doctos o políticos de esa realidad han tomado como punto de partida los años 1938-1940; otros han preferido como base la depresión de 1930-1932. Este es, sin duda, un procedimiento tan legítimo como necesario, pero que presenta el riesgo cierto de una desconsideración de los antecedentes y raíces de los acontecimientos que se investigan.
Tómese como ejemplo el análisis habitual sobre el retraso agrícola chileno. Numerosos estudios han señalado su desarrollo en los últimos veinte o veinticinco años, y con mayor o menor fundamento han establecido relaciones entre él y otros fenómenos del mismo periodo, como la industrialización. Sin embargo, al rehacer el camino hacia el pasado podemos verificar que tal rezago viene de antiguo y esto obliga a prestar atención a otros factores que pueden haber tenido tanta o mayor gravitación que el impacto relativamente próximo del desenvolvimiento industrial.
Si el mejor conocimiento del pasado puede ayudarnos a entender más claramente la realidad de nuestros problemas actuales, no es menos cierto que hoy nos hallamos en situación más ventajosa para desentrañar el sentido y las tendencias de los antecedentes registrados en la historia o documentación económicas.
En este último aspecto bien se sabe que la información de que se dispone es fragmentaria y dispersa. Debe escarmenarse en los estudios de historia general o en documentos de la época. Pero hay algo más que eso: son muy escasos los estudios realizados con un instrumental teórico y metodológico adecuado, y, a veces, cuando se trata de obras publicadas por economistas, como las de Daniel Martner y Frank Whinston Fetter, el análisis está limitado por el horizonte de la época o, dicho de otro modo, por el marco de los conceptos en boga, que generalmente habían sido forjados para una realidad extraña o para un tiempo ya sobrepasado. No se nos escapa, naturalmente, que algo parecido ocurre con quienes miramos los fenómenos añejos con ojos de hoy
, pero puede aceptarse como una presunción razonable que nos encontramos en mejor situación relativa, aunque ello se atribuya exclusivamente a que tenemos a la vista el resultado de muchas anticipaciones y políticas que en su tiempo estuvieron rodeadas de incógnitas.
Establecidos los supuestos que han motivado esta obra, cabe dejar en claro que se trata de un esfuerzo muy limitado y de radio modesto. No es, de ninguna manera, una historia económica
. Y basta apreciar sus proporciones para comprenderlo.
En la primera parte, que cubre el periodo 1830-1930, se ha intentado organizar la información disponible, de manera que emerjan con relieve suficiente los principales trazos de la evolución económica de ese primer siglo de vida independiente. A la vez, ese material ha sido analizado con el objeto de perfilar las principales relaciones causales en la expansión y desequilibrios que caracterizan el desarrollo chileno.
Tenemos la esperanza de que esta sección resulte de alguna utilidad para dar una visión coherente de los hechos y tendencias más importantes y para ilustrar sobre los factores que las han condicionado.
La segunda parte, que corresponde al periodo 1930-1953, aproximadamente, se ha planteado en forma bastante distinta. Hemos partido de la base de que existen varios estudios valiosos que presentan adecuadamente los acontecimientos y tendencias primordiales. En estas circunstancias se ha concentrado la atención en un examen crítico de los fenómenos y resultados sobresalientes, contrastando en algunos casos la fisonomía que han tenido en esta experiencia reciente con la que acusaron en el periodo de precrisis.
No hemos tratado de extraer conclusiones explícitas ni tampoco delinear pautas de acción para encarar los problemas examinados. Sentimos no haberlo hecho, pero las condiciones en que se trabaja en nuestro país en estas materias limitan la dedicación y el tiempo que es posible prestarles. Sin embargo, creemos que muchas deducciones fluyen naturalmente de la exposición de hechos y reflexiones.
De todos modos, quisiéramos subrayar dos aspectos que, a nuestro juicio, son los primordiales en el contenido de estas páginas.
En primer término está la verificación de que el desenvolvimiento chileno se llevó a efecto durante cerca de un siglo en las condiciones más favorables para que se hubieran cumplido las expectativas del credo clásico y liberal. El comercio exterior fue un resorte inestable, pero dinámico; no hubo interferencias oficiales de importancia en el mecanismo de las fuerzas naturales
del mercado; la paz y el orden
primaron casi invariablemente; el ingreso se distribuyó con la suficiente desigualdad como para crear amplias posibilidades de ahorro en los grupos pudientes; hubo una corriente importante y sostenida de capitales y créditos extranjeros.
Y, sin embargo, el desarrollo no pudo tomar cuerpo
, por lo menos en el sentido básico de un aumento general de la productividad del sistema y de una diversificación apropiada de sus fuentes productivas.
Este es un hecho principal, sobre todo cuando en la actualidad, olvidando lo ocurrido, se presenta como panacea infalible una serie de circunstancias y requisitos que fueron precisamente los que primaron en el siglo de precrisis.
El segundo aspecto que queremos subrayar es el que se refiere al énfasis del libro en lo que nos parece la gran contradicción
del desenvolvimiento chileno, esto es, la que se viene planteando desde antiguo entre el ritmo deficiente de expansión de su economía y el desarrollo del sistema y la sociedad democráticas.
Tal contradicción ya la vislumbró don F. A. Encina a comienzos de siglo, pero no hay duda de que con el tiempo se ha venido agravando y quizás se aproxime a un punto de ruptura. Como lo anotamos en otras páginas, el desequilibrio tendrá que romperse o con una ampliación substancial de la capacidad productiva y un progreso en la distribución del producto social o por un ataque franco contra las condiciones de vida democrática que, en esencia, son incompatibles con una economía estagnada.
A
NÍBAL
P
INTO
S. C.
PRÓLOGO A LA 3ª EDICIÓN
Este libro, Chile, un caso de desarrollo frustrado, agotó hace tiempo sus dos primeras ediciones. Y debo agradecer que continúe siendo reclamado, en especial por estudiantes que creen que puede ilustrarlos sobre el desarrollo económico chileno, y por profesores que, por la misma razón, suponen que tiene algún lugar en sus recomendaciones bibliográficas.
Son varias las causas de que no haya aparecido antes una tercera edición: ausencia del autor del país, preocupación por otros temas relativos a Latinoamérica, obligaciones profesionales, etc. Pero la principal, en verdad, fue el conocido sueño-propósito de reescribirlo
, incorporando todo lo aprendido después y lo recogido de la crítica de amigos, expertos y majaderos. Al final, como otros, me he dado cuenta de que ese es un proyecto imposible, por algunas de las primeras razones enunciadas y fundamentalmente porque creo que la versión original debe descansar sobre sí misma y que, en caso de volver sobre el tema, sería preferible proponerse algo nuevo y distinto.
Por otra parte está la circunstancia de que por otro camino he venido cubriendo en los últimos años, en varios artículos, un tema principal pero que solo pude tratar ligeramente en este libro. Nos referimos al de las relaciones entre el desarrollo productivo-material y al de las aspiraciones sociales. Dicho de otro modo, al juego de grupos y clases que luchan, manipulan e influyen sobre el sistema económico para satisfacer con preferencia sus aspiraciones de consumo. En consecuencia, he propuesto al editor, quien lo ha aceptado, incluir como parte final o Apéndice el trabajo sobre Desarrollo económico y relaciones sociales en Chile
, publicado primero en la revista Trimestre Económico (Nº 120) y actualizado después en Chile, Hoy, de Siglo
XXI
Editores de México, publicada en Chile por Editorial Universitaria. Como dijimos, y por su propia vía, ese pequeño ensayo continúa la discusión de aquel aspecto hasta el comienzo del gobierno de la Unidad Popular. Por iguales razones el editor incluye también en este Apéndice mi texto Estructura social e implicaciones políticas
¹.
Pero volvamos, con visión retrospectiva, al libro básico. Releyéndolo, sobresalen para mí algunas limitaciones y deformaciones debidas principalmente al peso del tiempo
en que se escribió. A este respecto creo que es fundamental la crítica implícita en un artículo de Sempart Assadourian (Cuadernos de la Realidad Nacional, Nº 7, marzo de 1971). Señala allí lo siguiente:
Por lo general las historias nacionales figuran como el coto privilegiado de la clase dominante... De tal manera las masas han sido (son) marginadas y relegadas a la calidad de conglomerado inorgánico y difuso ante el cual brilla una clase hacedora de la historia. Ciertas corrientes... en vez de intentar el esfuerzo de una historia alternativa desmistificada, casi siempre se han inclinado a rescatar valores, figuras y hechos de la historia de la clase dominante, con lo cual han eludido la ruptura para insertarse en el sistema cultural burgués.
A quien le venga el sayo...". Y nos lo ponemos.
Efectivamente, no cabe duda de que el motivo básico y temporal
de Chile, un caso... estuvo en un propósito que dominaba en nuestro medio allá por los comienzos de la década de los años 1950. Este era recoger en el pasado, más o menos reciente por la medida histórica, puntos de apoyo para la formulación e impulso de proyectos nacionales
. Naturalmente no se trataba de falsificar la historia sino de buscar hechos reales y significativos, como fueron los de la égida y representación portaliana
de los primeros decenios de la república.
Admitido el pecado, venial a nuestro juicio, quiero referirme al otro aspecto concreto e importante de la cita. Es indudable (y que Leo Huberman sea recordado) que el enfoque histórico habitual pasa por alto la real historia de los pueblos
.
Frente a lo anterior, dos observaciones. La primera: que esa dimensión fundamental olvidada es, por desgracia, una que será difícil cubrir adecuadamente, salvo por retazos e hilvanes, y la cual, sobra decirlo, los no-historiadores solo pueden captarla en sus trazos más generales y por su repercusión en otros planos. La segunda: que así como la ideología de toda sociedad es la ideología de la clase dominante (y es probable que esto también se repita a nivel internacional), también la historia concreta la hacen
–al nivel de las decisiones críticas, en la manipulación, en las grandes direcciones, etc.– las clases dominantes. Claro está que no se trata solamente de la historia de las grandes ideas o de los grandes hombres sino de un contexto más amplio, en el que se combinan elementos económicos, sociológicos y de todo orden.
Otra crítica que me parece primordial es la que han levantado varios autores, y en especial Carlos Hurtado. Concentración de la población y desarrollo económico; el caso chileno
(Instituto de Economía de la Universidad de Chile, 1966).
En breve, la cuestión es la siguiente: parece claro que en el diagnóstico del crecimiento hacia afuera" a menudo se exageró la poca irradiación interna y sectorial de la expansión primario-exportadora, sobre todo en lo que se refiere al avance industrial.
Sobre este punto, y a la vista de los antecedentes reunidos, no cabe duda de que ese proceso se prolongó, y con cierto impulso, después del salitre, por obra del efecto general del crecimiento de la economía y de los ingresos de la población incorporada –aunque expuesto a vaivenes y líneas zigzagueantes de la política económica y en la situación general que redujeron su posibilidad de autosustentación y promoción.
Sin embargo nuestra manera de ver las cosas no es contradictoria con esa rectificación. Porque es igualmente meridiano que esa diversificación sectorial e industrial no llegó a representar un elemento compensatorio, de carácter más o menos autónomo, respecto al peso tremendo del sector exportador –entendido este en un sentido amplio. Y aquí reside el punto básico en el diagnóstico del modelo hacia afuera
.
Así como abrimos discusión sobre las críticas anteriores, que no son todas, claro está, las que merecen comentario, así también recordaremos de pasada otras menos solventes, pero que pudieron tener alguna repercusión en su momento.
Tal es, por ejemplo, la del señor A. Gunder Frank (Chile, el desarrollo del subdesarrollo
, Monthly Review, edición en español, sin fecha). A este respecto solo aludiremos a dos objeciones, sobre las cuales se ha hecho mucho caudal, aunque, como se verá, tienen poca o ninguna relevancia.
La primera tiene relación con la tesis de
AGF
de que fuimos culpables (en buena compañía) de no reconocer y comprender la naturaleza y significación de la economía exportadora, abierta (subrayada por mí, a.p.), dependiente, que ha caracterizado y castigado a Chile y a sus naciones hermanas desde la conquista en adelante...
.
Yendo al grano: para el señor
AGF
(aparte de otras objeciones sobre modos de producción y otros temas, que ya son bien conocidas en la literatura especializada), no hay ‘corte cualitativo’ en la relación centro-periferia (categorías de la
CEPAL
) desde la conquista
hasta la posindependencia. La generalización wagneriana del señor
AGF
pone todo en el mismo saco.
Pero obviamente no es así. Hay, por cierto, ese corte cualitativo
. Y a ese respecto, si bien nuestro Chile, un caso... probablemente extremó la metáfora al titular sobre una economía reclusa
, no es menos cierto que nos cubrimos las espaldas al indicar (p. 23, para ambas referencias) que nuestra economía, aislada por completo de los mercados más dinámicos de Europa, que ya habían iniciado con vigor su expansión fabril, solo contaba con el incentivo de la restricta demanda de España y de algunas de sus colonias americanas. Al no entender esta fundamental discontinuidad dentro de la continuidad
el señor AGF pierde toda posibilidad analítica, debilidad que ya ha sido rubricada por otros observadores, lo que me excusa de abundar sobre el asunto. Lo mismo, por lo demás, le ha ocurrido con las relaciones centroperiferia, que pide prestadas a la CEPAL, para extenderlas hasta el absurdo de macro y microrrelaciones de poder-subordinación, que podrían llegar hasta el dicho común de que el pez grande se come al chico
.
Otra vez la excesiva generalización desliza al lugar común y hace perder riqueza analítica a categorías que la tienen en sus términos adecuados.
Otro aspecto esencial, que tampoco Gunder Frank consiguió captar (ni lo ha logrado después), es el de las contradicciones que envuelve el proceso de integración de la sociedad chilena en la economía mundial o, dicho de otro modo, en el sistema centroperiferia que surge bajo la égida de Gran Bretaña en el siglo
XIX
.
A este respecto quiero recordar lo que señalé en otro trabajo posterior a propósito de la visión catastrofista
del señor
AGF
:
En sus términos esenciales, y sin que ello envuelva una caricatura, esta... aproximación tiene cierto dejo bíblico y se equipara a una aplicación social de la leyenda del pecado original. Podría resumirse así: América Latina, para mal de su destino, con posterioridad a Colón y a la Conquista fue incorporada forzosamente en el sistema capitalista mundial establecido por las potencias líderes europeas. Múltiples calamidades derivan de ese hecho histórico, pero ellas son moderadas frente a lo que sucede con el ‘segundo paso’: la inserción plena en el esquema internacional organizado por las naciones ‘realmente’ capitalistas (con Gran Bretaña a la cabeza y en el timón) que tiene lugar en el siglo
XX
, y por lo general después de la Independencia. Con la vigencia cierta del modelo de ‘crecimiento hacia afuera’ los males se acrecientan y diversifican.
Pero el ‘purgatorio en vida’ de América Latina no termina allí: falta otra fase de expiación y, en cierto modo, de mayor degradación. Ella advino con el desarrollo hacia adentro y la industrialización ‘dependiente’, cuyas repercusiones adversas y limitaciones insuperables se han descrito ad infinitum.
En suma, por la vía de este raciocinio uno llega a preguntarse si la primera y suprema fatalidad de América Latina no reside en la salida de Colón desde el Puerto de Palos.
En otras palabras, y retomando el hilo,
AGF
pasa por alto que el fenómeno de integración en el nuevo complejo dominante, si bien creó nuevas y más envolventes formas de subordinación, así también tuvo como contrapartida un desarrollo vigoroso y multifacético de las fuerzas productivas y del cuerpo social. Todo esto sin negar que el segundo efecto tenía lugar en el marco condicionante del primer elemento. Así, por lo demás, se deja en claro en este libro, cuando se señala (p. 40) que:
El molde, pues, de la expansión y del desenvolvimiento económico proyectó fluidamente nuestro sistema productivo hacia afuera
, asentándolo más que nada sobre las expectativas de las exportaciones primarias y la agricultura. Esta estructura imprimió el sello particular de nuestra evolución y más adelante tendremos que referirnos a sus consecuencias y a los elementos que determinaron la negativa o fracaso para ampliar la base de sustentación y de progreso del sistema productivo nacional.
Aparte de esta referencia somera a algunas críticas y subcríticas, quiero aludir a la que estimo debilidad principal del libro. Es la falta de equilibrio entre el examen de la fase de crecimiento hacia afuera, o sea, aproximadamente hasta la gran crisis y la del periodo posterior. En verdad, no pudimos abordar apropiadamente la importantísima fase de transición
que va desde aquella coyuntura hasta mediados de los años 1940, cuando termina la Segunda Guerra Mundial. En especial, se omite una apreciación del fenómeno de industrialización substitutiva
, que es la mutación principal, y del papel que juegan en ella la política económica y las instituciones que siguen al triunfo del Frente Popular (como la Corporación de Fomento, por ejemplo).
En esta materia, y como excusa, puede tomarse en cuenta lo que se adelantaba en el prólogo a la primera edición:
La segunda parte, que corresponde al periodo 1930-1953, aproximadamente, se ha planteado en forma bastante distinta. Hemos partido de la base de que existen varios estudios valiosos que presentan adecuadamente los acontecimientos y tendencias primordiales. En estas circunstancias se ha concentrado la atención en un examen crítico de los fenómenos y resultados sobresalientes, contrastando en algunos casos la fisonomía que han tenido en esta experiencia reciente con la que acusaron en el periodo de precrisis.
Sea como sea, el editor y otras personas creen que se justifica la reedición del libro. Y no debo contradecirlos.
Desearía, sí, cerrar estas notas introductorias con una reflexión sobre mi disconformidad con la calidad y cantidad de los trabajos que se han publicado sobre aspectos históricos de la economía chilena en los últimos años, sobre todo por economistas, sociólogos y politólogos. Las condiciones se han modificado substancialmente en las universidades; las escuelas profesionales y los institutos de investigación se han multiplicado y crecido; las posibilidades de publicar son muchísimo mayores; las nuevas generaciones son indudablemente más preparadas que las antiguas.
¿Por qué, entonces, se produce tan poco sobre estas materias que, además, interesan a un amplio público en este que se dice país de historiadores
o de aficionados a la historia? Y, ¿por qué, agreguemos, lo que se produce, en gran parte, es tan discreto, para usar una palabra discreta? ¿Consecuencia de la beatería ideológica y la miopía partidista? ¿Del bizantinismo pedante? ¿Del ‘activismo’ que aleja a las mejores cabezas jóvenes de estas preocupaciones?
No lo sabemos, pero es obvio que las instituciones más ligadas al problema, en especial los institutos de investigación universitaria, deberían elevar radicalmente la prioridad asignada a los trabajos sobre historia económica, lo que tendría grandes repercusiones, por lo demás, sobre la docencia, que trabaja huérfana de materiales y textos.
A. P.
P.S. Obviamente, no se han actualizado las cifras de los cuadros estadísticos que figuran en la primera edición (1958), por corresponder este estudio al periodo histórico 1830-1953.
¹Publicado en mi libro Tres ensayos sobre Chile y América Latina , Buenos Aires, Solar Hachette, 1968.
PRÓLOGO DE RICARDO LAGOS E.
Ex Presidente de la República
Hay que aplaudir la decisión de Editorial Universitaria por hacer una nueva edición del libro de Aníbal Pinto Chile, un caso de desarrollo frustrado. Este es un libro señero sobre la comprensión de los fenómenos políticos, económicos y sociales de Chile desde la independencia hasta la gran depresión de 1930 y de sus efectos en la evolución del país hasta mediados del siglo XX.
La primera edición del libro en 1958 explica claramente cómo Chile, una vez restablecido el orden después del tumultuoso periodo de la independencia, emprende a partir de 1930 un firme camino de crecimiento económico, producto de la libertad de comercio que se consigue al eliminar la restricción colonial de que solo se podía comerciar con España. Terminada esa economía reclusa
, como la llama Pinto, Chile puede entonces abrirse al mundo después de la batalla de Lircay, momento en el que el triunfo de los pelucones
(conservadores) por sobre los pipiolos (liberales) inicia un periodo de larga tranquilidad política y de firme crecimiento económico, motorizado por la exportación de minerales como la plata de la mina Chañarcillo descubierta en 1832, y más adelante del cobre y también de productos agrícolas.
Pinto, en esa etapa de crecimiento hacia afuera, sostiene que hay también una capacidad emprendedora en donde reconoce el protagonismo de un cuarteto de empresarios: Diego de Almeida, José Antonio Moreno, José Santos Ossa y Tomás Urmeneta. Santos Ossa exporta salitre; Tomás Urmeneta cobre y Diego de Almeida, que, no obstante venir de familia acomodada, recorre a pie el desierto buscando yacimientos, incursionando exitosamente en nuevas mineras. Entre 1840 y 1863 las exportaciones aumentan cuatro veces en monedas de igual valor y de ahí hasta la Guerra del Pacífico en 1879, el aumento es más modesto llegando, a un 20%. Sin embargo la fuerza de las exportaciones sigue siendo el elemento dinamizador que permite que los recursos fiscales aumenten significativamente al sumar, a los impuestos coloniales, uno también a las exportaciones. Es allí cuando en el gobierno de Bulnes, bajo la dirección de Rengifo, tal vez el Ministro de Hacienda más poderoso que ha habido, Chile ya se establece como un país serio, sólido y consolidado. La marca de algunos presidentes queda manifiesta en el espíritu emprendedor de un Manuel Montt, que entiende que, para que la agricultura transporte sus productos, es indispensable un ferrocarril, y decide construir uno al sur. Montt lo deja hasta San Bernardo y 30 años después el tren ya está por llegar a Temuco.
Tras el triunfo de la Guerra del Pacifico se abre una etapa distinta porque los recursos que se incorporan son realmente cuantiosos. Gracias al salitre y al cobre los ingresos fiscales se duplican, en palabras de Frank Whitson Fetter, prácticamente cada diez años. Así tenemos que de los 25 millones en la década de los años 1880, se llega a 58 millones en la de los años 1890 hasta terminar en 431 millones en la década de los años 1920. Y no solo se duplican las recaudaciones cada diez años como resultado del aumento de las exportaciones, sino que, además, los impuestos prácticamente se reducen a cero, salvo