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Milagros y políticas:: El culto de la Virgen de San Juan de los Lagos, 1623-1732
Milagros y políticas:: El culto de la Virgen de San Juan de los Lagos, 1623-1732
Milagros y políticas:: El culto de la Virgen de San Juan de los Lagos, 1623-1732
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Milagros y políticas:: El culto de la Virgen de San Juan de los Lagos, 1623-1732

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Este trabajo analiza los factores políticos y religiosos que hicieron posible la consolidación del culto a la Virgen de San Juan de los Lagos. Mismo que podemos encontrar en procesos de larga duración y procesos coyunturales, estos medios ayudaron a una mejor recepción y creencia en la imagen. Por ejemplo, en el estudio podemos encontrar rastros de narraciones maravillosas pertenecientes a la biblia, la Edad Antigua y de la Edad Media que concideraron algun milagro de la imagen de la Virgen de San Juan. No se debe de dejar de lado los procesos de la Contrareforma católica y de la Monarquía hispánica que incidieron en el culto de la inmaculada Concepción Finalmente, el trabajo termina con la apropiación sombólica y territorial de lo que hoy es el pueblo de San Juan de los Lagos y la imagen del mismo hombre.
LanguageEspañol
Release dateApr 29, 2022
ISBN9786075478791
Milagros y políticas:: El culto de la Virgen de San Juan de los Lagos, 1623-1732

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    Milagros y políticas: - Felipe de Jesús López Contreras

    Índice

    Prólogo

    CAPÍTULO I. EL LARGO CAMINO A LA CONSTRUCCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

    1.1. Las imágenes contrarreformistas

    1.2. Las imágenes en la Contrarreforma novohispana

    1.3. La comunidad ideal

    CAPÍTULO 2. UNA HISTORIA DE TANTAS DE LA VIRGEN DE SAN JUAN DE LOS LAGOS

    2.1. ¿Cirquero o volantín?

    2.2. El desplazamiento simbólico: la Cihuapilli indígena y la Virgen de San Juan española

    2.3. La movilidad simbólica de la india Ana Lucía

    2.4. Lázaro o la hija de Jairo: la resurrección de la niña en 1623

    2.5.El principio de la especialización de la Virgen de San Juan de los Lagos a partir de los relatos milagrosos

    2.6. Narración de la imagen ¿castigadora?

    2.7. La Virgen de San Juan de los Lagos y su sabiduría

    CAPÍTULO 3 EL USO RELIGIOSO DE LA VIRGEN DE SAN JUAN DE LOS LAGOS

    3.1. Santificando un territorio nuevo: la apropiación a partir del desplazamiento simbólico y territorial

    3.2. El desplazamiento territorial a través de la violencia simbólica: la cédula

    3.3. De territorio indígena al territorio español: el despojo simbólico y físico de los indios

    3.4. El indio indígena y el indio español

    3.5. La imagen indígena-indígena a la imagen indígena-española: de la Cihuapilli indígena a la Virgen de San Juan española

    3.6. Diego Camarena: el discurso autorizado

    3.7. La apropiación de la memoria por los informes de 1668

    CAPÍTULO 4. LAS LIMOSNAS COMO PUBLICIDAD DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE SAN JUAN DE LOS LAGOS

    4.1. ¿Acompañantes o acompañados?

    4.2. ¿Y las limosnas…?

    4.3. Diego, El limosnero, Camarena

    4.4. Las limosnas dan su fruto: el aumento de la fe

    4.5. Imagen e ideología

    4.6. Teatralización de la imagen

    Conclusión

    Fuentes documentales

    Archivos

    Diccionarios

    Footnotes

    BIBLIOGRAFÍA

    Agradecimientos

    Durante el desarrollo de esta investigación recibí el consejo y apoyo de muchos de mis profesores e investigadores del Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara. Ellos despertaron en mí la inquietud en la investigación. De manera sutil, me invitaron a hacerme preguntas por las cosas que yo consideraba que estaban hechas. Esa inquietud me llevó a ver los fenómenos como una construcción social que respondían a necesidades de tiempo y espacio determinados y que, por lo tanto, tienen Historia. Todo objeto, vida, acontecimiento, fenómeno social o religioso es construido y tiene una Historia que debe contarse. No hay temas grandes, pequeños o importantes, sólo existen temas que merecen darles una voz. Otorgarles voz o narrarlos es acercarse a aquellos pequeños guiños de Dios, según Gramsci. Cabe decir, que en la actualidad la Historia es necesaria, no como ejemplo de vida: el que no conoce su historia está condenado a repetirla. No. Es necesaria para saber de qué o quiénes somos contemporáneos. Es indispensable para cuestionar lo que se nos heredó y ser capaces de rechazarlo o aceptarlo; es importante para saber que lo que se nos dio es construido y respondió a necesidades de época y espacio.

    En este proyecto estuvieron muchas personas apoyándome. Por ello quiero reconocer el apoyo incondicional desde que era estudiante al Dr. Roberto Castelán Rueda, gracias por confiar en mí; al Dr. David Carbajal López que fue el que me enseñó a ver que todo tiene Historia, gracias por sus consejos, por la confianza que puso en mí en todos los aspectos; gracias a la Dra. Rosa María Spinoso, ella me ha aconsejado y motivado a seguir en esta ciencia tan noble llamada Historia. Me gustaría agradecer a la Dra. Socorro Hernández Barajas † donde quiera que esté, por los consejos que me dio, porque cuando quise dejar los estudios ella estuvo ahí para animarme y decirme que el mundo necesita humanistas para pensar y resolver los problemas sociales. Agradezco al Dr. José Armando Hernández por la paciencia en sus consejos, el apoyo moral, por escucharme y entender los problemas familiares por los que pasaba.

    Finalmente, agradezco al Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara por el apoyo recibido, a la Unidad Editorial del CuLagos, en especial a la Mtra. Yamile Arrieta. Agradezco al Dr. Aristarco Regalado Pinedo por el interés en este trabajo y las gestiones pertinentes que hizo para que fuera posible esta publicación.

    Agradezco a la familia López Contreras por el apoyo brindado. Ana María, quiero que sepas que no te olvido, que estas en cada uno de nosotros, en los momentos tristes y alegres, en las rimas de tu hijo, en cada vez que miro el cielo. Gracias Mabel por el apoyo que me has dado, los consejos, las discusiones, por ser mi compañera. Gracias Marina Yael, por el tiempo que me quitas, por las sonrisas que me robas, sabes que todo eso es tuyo y de nadie más.

    Prólogo

    La necesidad de creer, lleva implícita la seguridad de quien cree. Normalmente un culto religioso reivindica la creencia y la forma de creencia de sus seguidores. Unifica sus costumbres llegando a conformar sociedades dependientes de los avatares históricos de la figura de culto, en este caso, la imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos. Venerada desde los inicios de la colonia, esta imagen del culto mariano ha tenido varios usos a través de su larga historia, sin perder su carácter ni simbolismo dentro de los cánones de la religión católica.

    ¿Cómo inicia el culto a la Virgen de San Juan de los Lagos? ¿Hay una intención preconcebida con fines ajenos a la religión que orienta las formas que deberá tener el culto a la Virgen? ¿De quién es la Virgen de San Juan de los Lagos? ¿Una imagen del culto mariano debe cumplir con ciertas características de acuerdo a la región y a sus pobladores?

    Estas preguntas podrían no tener sentido si se plantearan únicamente desde los márgenes de la historia de las religiones o de aquellos más estrechos de la historia del culto mariano.

    Sin embargo, la imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos, rebasa esos márgenes, no es solo una imagen religiosa, también tiene que ver, de forma directa con la historia social, política y económica de la región de los Altos Norte de Jalisco, desde donde ha ampliado su influencia no solo a toda la República Mexicana, también a varias regiones de los Estados Unidos, residencia de una gran población de mexicanos.

    La Virgen de San Juan de los Lagos, cumple con las características propias del culto mariano: el de la madre de Dios, la Inmaculada Concepción e intercede entre los hombres y su hijo Jesús. Pero también es una madre peregrina, milagrosa, limosnera, dándole identidad, gracias a la asociación de su culto, a toda una población.

    Esa es la historia que nos cuenta Felipe de Jesús López Contreras en este ambicioso trabajo sobre los usos de la imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos entre 1623 y 1732.

    Una historia de los avatares de una imagen, un espacio en disputa por su sacralización, de poblaciones indígenas y españolas también en disputa no solo por los frutos del culto, sino por las diferentes bondades y atributos del mismo en la población que se atribuía el cuidado de la imagen.

    Este libro nos guía a través de esa historia compleja de las grandes instituciones como la Iglesia Católica enfrascada en una Contrarreforma, apenas poniendo en práctica los dictados del Concilio de Trento, desesperada por usufructuar las riquezas del mundo recién descubierto.

    En otras palabras, es la historia de los símbolos, creencias, aspiraciones de un mundo derrotado, en proceso de conquista y de una Iglesia en crisis, inventando recursos e instituciones para sobrevivir en Europa envejecida e imponerse como la institución terrenal y espiritual más valiosa en las tierras recién conquistadas.

    El libro de Felipe de Jesús López Contreras, es un libro ameno, fresco. A pesar de ser un trabajo histórico, nos evita la rigidez acartonada de la lectura cronológica. Nos pasea entre el mundo de la fe y los milagros, y el de los seres humanos con sus ambiciones, contradicciones, temores.

    Dr. Roberto Castelán Rueda

    Capítulo 1.

    El largo camino a la construcción de la Virgen María

    Según afirma Peter Brown, a partir de los concilios de Éfeso en el año 431, y en el de Calcedonia, celebrado en el 451, se puso de manifiesto la preocupación por saber ¿hasta qué punto se había aproximado Dios al hombre en la persona de Jesucristo?¹ Dos soluciones se ofrecieron a esta interrogante: la primera subrayaba el abismo que existía entre Dios y el hombre, alejando la figura de Cristo de la sociedad del siglo V; la segunda, apoyada en la Encarnación de Cristo, rebajaba su figura divina hasta emparentarla con lo terrenal.

    Ambas ideas coexistieron con sus diferencias: por una parte, la idea de que la divinidad de Jesucristo estaba alejada de las necesidades humanas y, por otro lado, la idea de un Jesucristo humano, rebajado a lo mundano, un Jesucristo al que se suponía hacer pasar por la deshonra de la Pasión a un ser todopoderoso e inmortal.²

    Se necesitaba dar respuestas a estas cuestiones, es decir, configurar una imagen que, sin perder su esencia divina, fuese cercano y conocedor de las vicisitudes humanas.

    El culto a la Virgen María sirvió para resolver los problemas que esto suponía para el catolicismo en el siglo V. La relación entre Jesucristo y su madre terrenal, pudieron conjugar lo divino y lo mundano de manera aceptable.

    "El culto de la Virgen María en su calidad de Theotokos, de la que dio a luz a Dios, se desarrolló en un ambiente que pedía a Dios una cosa: que sus relaciones con la humanidad no se basaran sólo en un pacto con el género humano, sino en la afectuosa afinidad tácita que suponía tener la misma carne.³ El vínculo materno sirvió como el fuerte lazo que ataba al hombre con Jesucristo. Un lazo que además, iba desde el ser humano más pobre hasta unirlo con los más poderosos.

    Del mismo modo, a Jesús y María se les comenzó a representar en el arte de los siglos V y VI, en las figuras de una mujer con un niño en el regazo, siendo amamantado. Según Peter Brown, la naturaleza humana de Cristo, lo que lo acercaba a los hombres, era el hecho de haber sido amamantado por una mujer, por los pechos de María, pues para el hombre antiguo, la leche de una madre equivalía a su sangre: era carne humana líquida transmitida al niño a través del acto de amamantar.⁴ De esta manera, la figura de la Virgen María comenzaría a tomar importancia dentro del esquema cristiano, en ella se pudo representar el lado humano de Jesucristo, en tanto que lo acercaba a las necesidades de los humanos. Jesucristo era humano y divino, y su cercanía a la humanidad se debía a María.

    Sin embargo, la figura de la Theotókos no resolvió del todo el problema. Todavía era necesario encontrarle un origen a la Virgen María, había que comprobar su existencia terrenal, a lo que no abonaba el hecho de que no se encontraron sus restos. Ante esta carencia, todos los vestigios que se atribuían a su existencia, tales como vestimentas, imágenes que aparecieron milagrosamente o leyendas, fueron tomados como pruebas fehacientes de su presencia. Ahora, había que demostrar que ella era el vínculo de Dios con el hombre, para ello, se echó mano de todo aquello que profetizara que la Virgen María era el puente entre Dios y el hombre.

    La figura de la Virgen María ha cambiado a lo largo de la historia, por ejemplo, durante los siglos V al VIII, se desarrolló un modelo en torno a ella, en el que la principal preocupación consistía en engrandecer su ignorancia, sublimándola hasta convertirla en la Santa Ignorancia,⁶ un concepto que bien podría emparentarse con el de inocencia.

    La ignorancia, en tanto cualidad resaltada en la Virgen, era la vía más rápida para obtener la salvación, pues consistía en dejar tu vida en las manos de Dios y que Éste la guiara de acuerdo a sus designios. Esto hacía lógica pues no hay que olvidar que la Virgen María al enterarse de que va a tener un hijo le responde al Ángel Gabriel: Hágase en mí, según tu palabra. Siendo ella la primera en dar ejemplo de dejar la vida del ignorante o inocente en las manos de Dios, para que sean realizados sus designios.

    De la misma manera, la santa ignorancia o inocencia era la manera para que los iletrados alcanzaran la salvación de una manera rápida y corta. La Santa Ignorancia quedó retratada en los cuentos medievales, en los cuales se narra las vidas de personas ignorantes, cándidas o inocentes que llegan felices a su destino, realizan sus propósitos, consiguen riquezas, se quedan con la princesa, etc.

    Las imágenes, desde la Antigüedad Tardía, tenían la función de proteger a las comunidades. Servían como un palladium, es decir, un escudo. Brindaban una protección no sólo se remitía a lo terrenal o lo bélico, sino también en lo espiritual. Las imágenes servían como receptores de súplicas, rezos, honores, etc. Las efigies aseguraban una presencia física al creyente para dirigir sus votos o agradecimientos.⁷ Contaban con una carga simbólica y se esperaba que cumplieran las expectativas que los fieles depositaban en ellas; además, se pretendía que obraran las mismas maravillas que, a quienes representaban, habían realizado en vida.

    Es decir, si la Virgen María intercedió ante su hijo Jesucristo en las bodas de Canaán, de la misma manera, se esperaba que la Virgen intercediera por las necesidades humanas.⁸ Estas maravillas requeridas a las imágenes, correspondían en buena medida, a los esquemas bíblicos: la Biblia servía como estructura para la realización de milagros posteriores; a la vez que para especializar a la Virgen María⁹ y a los santos, dentro de algún tipo específico de maravillas.

    Cabe preguntarse, como lo hizo Hans Belting, ¿por qué las imágenes? Podemos encontrar una respuesta si entendemos que los iconos se hallan ligados a imágenes mentales. Es decir, corresponden tangiblemente con lo invisible. Las imágenes surgen porque a través de ellas puede uno hacerse una idea de lo que representan.¹⁰ Éstas pueden servir para representar a personas vivas, que no pueden verse porque están ausentes, por ejemplo, los emperadores, o que son invisibles, como Dios: si esto no fuera así, no haría falta venerar sus imágenes.¹¹

    Belting añade además, otra pregunta que considero sirve para este análisis: ¿a quién servían estas imágenes y para qué? En la esfera privada las imágenes servían para asegurar la presencia física de lo representado y del mismo modo, para dirigir sus votos o agradecimientos a un interlocutor visible; además podían ser invocadas en las situaciones difíciles.

    Por el lado de la esfera pública, las imágenes pretendían satisfacer las mismas expectativas que se habían proyectado sobre el santo en vida, es decir, la concesión de ayuda y de milagros.¹² Mientras que para lo que refiere al Estado, los emperadores pasaron a convertirse en los administradores de las imágenes divinas, en las cuales asimilaban las ideas de prosperidad, unidad y protección del imperio.

    Estos iconos tenían la función de actuar donde los otros —las fuerzas humanas— no podían o no querían; llenaban vacíos que surgían en el mundo doméstico; debían de hacer frente a las situaciones que las sociedades no podían enfrentar por sus propios medios, quedando como responsables de las fuerzas sobrenaturales y extraterritoriales. Por ello, las efigies funcionaron como patronos de los lugares a los que resguardaban.

    Las imágenes representaban la comunidad ideal a la que se quería llegar, sirvieron para la creación de una identidad colectiva cuando ésta se halla en peligro, o para la instauración de un patriotismo cívico.¹³

    Con lo anterior, quedan señaladas las funciones políticas que la imagen tuvo en la Antigüedad Tardía, mismas que se mantuvieron en la Edad Media y en la conquista de América, incluso, hasta nuestros días. Sin embargo, faltaría señalar la función religiosa de la imagen.

    Muchas religiones intentan hacer visible o darle una materialidad al objeto de su veneración. Las toman como sus protectores o como medio para manifestar ante esa imagen suplente la piedad que en realidad se quisiera dedicar a un ser superior: ésta es la razón de las acciones simbólicas practicadas con imágenes, que son la expresión de una motivación interior.¹⁴

    Si bien el clero y los teólogos temían que el pueblo pudiera llegar a confundir la representación con lo representado; también han aprovechado la posibilidad que este uso ofrecía para acercar el objeto de la religión al pueblo mediante su visualización, puesto que resultaba mucho más difícil acercarle al ejercicio teológico.¹⁵

    Esta es la función de la imagen en la que convergen la política y la religión, pues a través de ella se logra acercar lo alejado, mostrar la autoridad, la protección y el poder de quien representa, poder manifestado mediante la representación, por medio del icono, a través del cual se le hacía frente a los conflictos que acechaban, tanto en lo particular como en lo colectivo. Mediante la imagen, se establecía y se reafirmaba el poder de quien controlaba al icono, pues era una forma de recordar lo que estaba lejos, ausente como el monarca, el emperador o el clero, establecía o consolidaba su poder, en el objetivo de alcanzar la comunidad ideal.

    La imagen también se debe de entender desde la sugestión que causaba a los creyentes. El icono era autónomo, transportable, se bastaba por sí mismo, se percibía de manera distinta, y ahí —según Belting— reside su capacidad de sugestión: la sugestión de la imagen autónoma se basa también en la perceptibilidad de su existencia física, dramatizada cuando la imagen es puesta en movimiento, es decir, cuando cambia de lugar como una persona viva, o cuando con motivo de determinadas festividades aparece como una majestad tras la cortina que normalmente la oculta.¹⁶

    Las procesiones en las que se involucraba a las imágenes, la autonomía que implican —en tanto movimiento, desplazamiento, dramatización—, colaboraron —aún hoy en día lo hacen— en el traslado de las capacidades de sugestión de los iconos. Servían para que éstas tuvieran una vida personal, actuando como una persona, como un individuo que no podía ser confundido; los milagros que obraban constituían un aura aún mayor en torno de la imagen.¹⁷ Por otro lado, las visiones jugaban un papel importante en la sugestión de las personas, pues la gente que tenía este tipo de visiones experimentaba terror y miedo, así como alegría y duda. Por lo tanto, las visiones —para la época— no eran consideradas banales.¹⁸

    Las leyendas se vuelven banales —en la actualidad— por repetición y replicación. Pero para la época, cuando súbitamente las leyendas se encarnan en eventos reales, cuando son experimentados por vecinos o por el colectivo, los referentes míticos aumentan, en lugar de amortiguar la emoción, esto les sucede incluso a los participantes ocasionales de rituales y dramas.¹⁹

    Una de las puestas en escena, que hoy se mantiene en San Juan de los Lagos, es la correspondiente con el día de la Asunción

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