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Mercedes Cabrera. La historia y la política
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Ebook388 pages5 hours

Mercedes Cabrera. La historia y la política

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Ciudadana comprometida, formada en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza, historiadora, analista de la política y, durante un tiempo, también política en activo identificada con unas ideas y con un programa concretos, a caballo entre el liberalismo y el socialismo democrático. Así se podrían resumir brevemente los rasgos biográficos de una personalidad tan rica como la de Mercedes Cabrera, aun a riesgo de simplificar en exceso una vida con muchos otros perfiles, donde la bonhomía, la generosidad y la humanidad ocupan, a su vez, un lugar destacado. Nacida justo a mediados de la pasada centuria, Mercedes Cabrera ha sido y es un testigo de excepción de la época que le ha tocado vivir, como observadora sujeta a una curiosidad siempre insaciable. Primero lo fue como estudiante de Ciencias Políticas, en los años de su juventud, durante el decisivo periodo del tardofranquismo y la transición a la democracia. Y luego desde su observatorio de profesora universitaria con más de cuarenta años dedicados a la docencia y a la investigación, fruto de los cuales contamos con un abundante cuerpo de publicaciones y libros de referencia. Esa trayectoria sólo se interrumpió cuando decidió acercarse al primer plano de la política en nuestro país, una decisión que la llevó a ocupar dos veces el cargo de ministra en campos ligados a su actividad profesional y formación: la educación y la política social. Este libro homenaje, escrito por algunos de sus muchos compañeros de viaje y amigos, analiza todas esas aportaciones producto de una vida densa y apasionante.
LanguageEspañol
Release dateFeb 23, 2022
ISBN9788419075154
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    Mercedes Cabrera. La historia y la política - Miguel Martorell (ed.)

    Fernando del Rey es catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad Complutense de Madrid. Entre sus publicaciones sobresalen los siguientes libros: Propietarios y patronos (1992), El poder de los empresarios (2002, escrito con Mercedes Cabrera), Paisanos en lucha (2008) y Retaguardia roja, publicado por Galaxia Gutenberg en 2019, por el que recibió el Premio Nacional de Historia 2020. En 2021 publicó el libro codirigido con Manuel Álvarez Tardío Vidas truncadas. Historias de violencia en la España de 1936, también en Galaxia Gutenberg.

    Miguel Martorell es catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la UNED. Ha publicado, entre otros libros, Historia de la peseta. La España contemporánea a través de su moneda (2001), José Sánchez Guerra. Un hombre de honor (1859-1935) (2011) y Duelo a muerte en Sevilla (2016). También es coautor, junto con Santos Juliá, de Manual de historia política y social de España (1808-2018) (2019). En Galaxia Gutenberg ha publicado El expolio nazi (2020), Premio de la Asociación de Historia Contemporánea al mejor libro del año.

    Ciudadana comprometida, formada en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza, historiadora, analista de la política y, durante un tiempo, también política en activo identificada con unas ideas y con un programa concretos, a caballo entre el liberalismo y el socialismo democrático. Así se podrían resumir brevemente los rasgos biográficos de una personalidad tan rica como la de Mercedes Cabrera, aun a riesgo de simplificar en exceso una vida con muchos otros perfiles, donde la bonhomía, la generosidad y la humanidad ocupan, a su vez, un lugar destacado.

    Nacida justo a mediados de la pasada centuria, Mercedes Cabrera ha sido y es un testigo de excepción de la época que le ha tocado vivir, como observadora sujeta a una curiosidad siempre insaciable. Primero lo fue como estudiante de Ciencias Políticas, en los años de su juventud, durante el decisivo periodo del tardofranquismo y la transición a la democracia. Y luego desde su observatorio de profesora universitaria con más de cuarenta años dedicados a la docencia y a la investigación, fruto de los cuales contamos con un abundante cuerpo de publicaciones y libros de referencia. Esa trayectoria sólo se interrumpió cuando decidió acercarse al primer plano de la política en nuestro país, una decisión que la llevó a ocupar dos veces el cargo de ministra en campos ligados a su actividad profesional y formación: la educación y la política social. Este libro homenaje, escrito por algunos de sus muchos compañeros de viaje y amigos, analiza todas esas aportaciones producto de una vida densa y apasionante.

    Este libro ha contado con la ayuda del Departamento de Historia, Teorías

    y Geografía Políticas de la Universidad Complutense de Madrid

    Publicado por:

    Galaxia Gutenberg, S.L.

    Av. Diagonal, 361, 2.º 1.ª

    08037-Barcelona

    info@galaxiagutenberg.com

    www.galaxiagutenberg.com

    Edición en formato digital: febrero de 2022

    © de la edición y la introducción: Fernando del Rey y Miguel Martorell, 2022

    © de los textos: sus autores, 2022

    © Galaxia Gutenberg, S.L., 2022

    Imagen de portada:

    Mercedes Cabrera en el pleno del Congreso en 2007.

    © EFE/Juan M. Espinosa, 2022

    Conversión a formato digital: Maria Garcia

    ISBN: 978-84-19075-15-4

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede realizarse con la autorización de sus titulares, aparte las excepciones previstas por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45)

    A Santos Juliá y Jorge M. Reverte, y viceversa

    Índice

    Introducción, Miguel Martorell y Fernando del Rey

    I

    EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA

    1. La patronal y la Segunda República española, Fernando del Rey Reguillo

    2. Urgoiti: un emprendedor para la modernización de la sociedad española, Javier Zamora Bonilla

    3. Todos los caminos llevaban a March, Enrique Faes Díaz

    4. Polanco, Javier Muñoz Soro

    5. De un hombre al servicio de una España moderna, democrática y culta, Marcela García Sebastiani

    6. El valor del Parlamento, Javier Moreno Luzón

    7. El inestable poder político de los empresarios en la España contemporánea, Francisco Comín

    8. Europa, Europa, Europa, Pablo Martín-Aceña

    II

    LA PRÁCTICA DE LA POLÍTICA

    9. Mercedes Cabrera en el gobierno: la revolución discreta, Mercedes Gutiérrez y Miguel Martorell Linares

    10. Siete años en la política activa a través de cinco testimonios

    La diputada Cabrera Calvo-Sotelo, presidenta de la Comisión de Educación y Ciencia del Congreso de los Diputados, Montserrat Palma

    Hacer fácil lo difícil, Carmen Balsa

    La elaboración y el desarrollo de la LOE (2004-2008): recuerdos personales, Alejandro Tiana Ferrer

    El Poder y la Política, Miguel A. Quintanilla Fisac

    Natural y elegante inteligencia, Fátima Rojas Cimadevilla

    11. El giro inclusivo de la legislación universitaria española durante la etapa ministerial de Mercedes Cabrera, Luis Cayo Pérez Bueno

    12. Una ciudadana comprometida, Alicia Gómez-Navarro y José García-Velasco

    III

    SEMBLANZAS

    Mercedes, entre empresarios y parlamentarios, José Álvarez Junco

    La compañera amable, Julio Carabaña

    Recuerdos, Concepción de Castro

    Revisitando historias, anudando recuerdos, Carmen López Alonso

    Entre la patronal y el socialismo, la templanza, Juan Sisinio Pérez Garzón

    A las 9, toca Historia de España, Scheherezade Pinilla Cañadas

    Saber estar, María Luisa Sánchez Mejía

    Introducción

    Miguel Martorell y Fernando del Rey

    Nacida en una de las grandes familias de la burguesía madrileña ligada al mundo ilustrado, político y empresarial –con raíces en Galicia y Canarias–, Mercedes Cabrera se formó en su infancia en uno de los escasos reductos liberales que sobrevivieron en el erial reaccionario de la dictadura franquista: el Colegio Estudio, inspirado y dirigido por Jimena Menéndez Pidal. En medio de las muy tradicionalistas coordenadas doctrinales del régimen, en ese ámbito se preservó el ideario de la Institución Libre de Enseñanza, el gran proyecto pedagógico desarrollado a partir de los años setenta del siglo XIX en defensa de la libertad de cátedra bajo el impulso, entre otros, de Francisco Giner de los Ríos y Gumersindo de Azcárate.

    Esa experiencia y esas enseñanzas marcaron sin duda toda la trayectoria posterior de nuestra amiga. Como también debió influirle, al menos en sus primeros años, el hecho de hallarse vinculada, por vía paterna o materna, con algunos personajes de gran renombre de la vida intelectual y política española, tales como el físico Blas Cabrera, uno de los introductores de las teorías de Einstein en nuestro país, exiliado tras la guerra civil, José Calvo Sotelo, ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera y líder de la ultraderecha monárquica durante la Segunda República, o sus tíos Fernando Morán, ministro de Asuntos Exteriores socialista con Felipe González, o Leopoldo Calvo-Sotelo, presidente del gobierno con UCD.¹

    Pero los que la conocen de cerca saben muy bien que a Mercedes Cabrera nunca le pesaron en exceso los apellidos, no al menos en el sentido de explotarlos para su ascensión profesional ni por verse condicionada por querencias ideológicas de signo conservador. Más bien todo lo contrario. Sí le condicionó, en cambio, el ambiente familiar en tanto en cuanto heredó una curiosidad por los asuntos públicos –con vocación de compromiso ciudadano– que ha mantenido hasta hoy. Prueba de ello es que, una vez concluido el bachillerato, Cabrera se matriculó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, justo coincidiendo por razones de edad con los años del tardofranquismo, los de mayor y más ruidosa contestación a la dictadura por parte de los estudiantes y los trabajadores urbanos.

    En el muy sobrio complejo arquitectónico situado al lado del Palacio de la Moncloa –donde se ubicaba entonces Políticas– fue donde Mercedes cursó la licenciatura y el doctorado. Entre sus profesores destacaron Carlos Moya, Raúl Morodo, Luis González Seara, Paulino Garagorri, Luis García de Valdeavellano, Antonio Truyol, Luis Díez del Corral y José Antonio Maravall. La tesis doctoral la realizó a cubierto de la dirección de Antonio Elorza sobre las organizaciones patronales en la Segunda República (1977), aunque también se benefició del magisterio directo y extraoficial de Miguel Artola, uno de los grandes historiadores de aquella generación con el que Mercedes siempre se ha sentido en deuda.

    La conversión de la tesis doctoral en un formato más accesible se tradujo en la publicación por la editorial Siglo XXI de La patronal ante la II República (1983), volumen que supuso toda una novedad en los estudios sobre la España de los años treinta. Como se analiza en el apartado correspondiente de este homenaje, este libro significó un punto de inflexión en la historia política y social española del primer tercio del siglo XX al dibujar la complejidad de las relaciones entre el mundo empresarial y la política y romper el estereotipo de una oligarquía agraria, industrial y financiera omnipresente y culpable de todos los males de la historia reciente de España.

    Lejos de dormirse en los laureles, desde aquellas primeras andanzas Mercedes ha hecho gala de una vocación investigadora –callada y sin alharacas– verdaderamente impresionante. El fruto de tantos años de esfuerzo se ha traducido en una sucesión de textos –en forma de libros, artículos de revista o contribuciones en obras colectivas– siempre originales, analíticamente sugerentes y sostenidos en una cantidad ingente de fuentes primarias. Mercedes no responde al perfil del profesional universitario que, una vez funcionarizado o subido a los altares de la cátedra, se dedica a sestear o, con suerte, se limita a la elaboración de ensayos ocurrentes o síntesis de ocasión. Como si de un investigador meritorio se tratase, nuestra homenajeada no ha dejado de plantearse una y otra vez nuevos retos con la misma ilusión que la primera vez.

    Esa curiosidad insaciable así como su insobornable gusto por el trabajo bien hecho explican la interminable lista de títulos novedosos explayados en su currículum, de la cual da cuenta la primera parte de este libro. Entre ellos destacan, por citar algunas de sus aportaciones más señeras, las biografías sobre Nicolás María de Urgoiti (La industria la prensa y la política) de 1994; la de Juan March (1880-1962), publicada en 2011; la de Jesús de Polanco, que vio la luz en 2015, o la que diseccionó a ese curioso personaje llamado Rodrigo Uría Meruéndano en 2018 (El arte del derecho). Aparte de otros muchos trabajos dedicados al maurismo, Santiago Alba, la vida política en el primer tercio del siglo XX español o la corrupción, sobresalen también el libro colectivo Con luz y taquígrafos (1998) que, dirigido por ella, diseccionó la historia del Parlamento en la Restauración, o el volumen El poder de los empresarios, escrito al alimón con Fernando del Rey. Este libro, una panorámica de las relaciones entre política y economía en España a lo largo de más de un siglo, fue finalista del Premio Nacional de Historia en 2003. Su certera capacidad para el análisis político ha llegado hasta nuestro presente más inmediato, como demuestra su última monografía, publicada en 2020, 11 de marzo de 2004. El día del mayor atentado de la historia de España.

    Pero además de investigadora, Mercedes ha hecho gala de una permanente dedicación a la docencia desde el curso 1976-1977, primero como profesora ayudante, luego como profesora titular desde principios de los años ochenta y, por último, como catedrática de Universidad en el área de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos a partir de 1996. Y eso a todos los niveles (licenciatura, grado, máster y doctorado) en los distintos planes de estudio que se han sucedido desde entonces, con la sola excepción del período comprendido entre 2004 y 2011.

    En ese paréntesis pasó de su habitual condición de analista histórica de la política a ejercer de protagonista de la misma en primera línea. En las muy tensas elecciones generales del 14 de marzo de 2004, apenas tres días después de verse sacudido el país por el atentado terrorista más grave de su historia, Mercedes Cabrera salió elegida diputada dentro de la candidatura socialista por Madrid. Su prestigio intelectual la condujo a ser integrada en esa candidatura como independiente. Aunque nunca se había visto inmersa a fondo en la vida política, como tantos jóvenes de su generación vivió intensamente la Transición.

    Por otra parte, siempre ha demostrado un acendrado compromiso cívico, que le ha llevado a participar en una amplia lista de fundaciones y patronatos, buscando el modo de interrelacionar la investigación y la sociedad civil, la universidad y la política. Una actividad de la que da cuenta la segunda sección de esta obra. Ha sido patrona, entre otras, de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, de la Fundación de la Residencia de Estudiantes, de la Fundación Pablo Iglesias o de la Fundación Alternativas. Desde estas dos últimas participó en la elaboración del «Programa 2000» del PSOE o del programa electoral del mismo partido desde finales de los años noventa. Por esta razón, a quienes la conocemos no nos extrañó que su vocación política adquiriese un rango más elevado en 2004, cuando aceptó el segundo puesto en la lista del PSOE por la capital, detrás del candidato a presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Durante dos legislaturas y en las filas del Partido Socialista, representó a Madrid en el Congreso de los Diputados, donde presidió la Comisión de Educación y Ciencia entre 2004 y 2006. También fue ministra de Educación y Ciencia (2006-2008) y de Educación, Política Social y Deporte (2008-2009).

    Pero una vez que dejó atrás esa experiencia en 2011, para ella apasionante, no tuvo empacho en retornar a su casa de siempre: la Universidad Complutense, cuando otros, en circunstancias parecidas, han buscado culminar sus horizontes vitales en la empresa privada o en instituciones de otra índole. Y es que, por encima de cualquier otra condición, a lo largo de su dilatada vida profesional Mercedes Cabrera ha sido y es docente e investigadora. Podrían contarse por varios miles los alumnos que han tenido la fortuna de beneficiarse de sus enseñanzas, ejercidas siempre desde una cálida proximidad y una humanidad que sus colaboradores más directos y sus compañeros de departamento nunca hemos dejado de encomiar. Porque ese es otro nivel que despunta en su trayectoria: Mercedes ha hecho escuela.

    Ha sido y es una maestra con alumnos, en las aulas por supuesto, pero también en los escalones más altos del escalafón universitario. De forma silenciosa, sin darse importancia alguna, humilde quizás en exceso, pero siempre optimista y jovial, Mercedes deja una nutrida retahíla de discípulos fruto de/y en consonancia con su inabarcable generosidad. Es algo de lo que puede sentirse orgullosa, aunque nunca hará demostración de ello. También sus alumnos y amigos nos sentimos orgullosos y afortunados de haber tenido la inmensa suerte de conocerla y habernos beneficiado de sus enseñanzas, como dan cuenta algunos de los testimonios que figuran en la tercera parte del libro.

    En total, son veinticinco las firmas que participan en este proyecto y podrían haber sido muchas más, pero el tamaño habría desbordado lo razonable. Proceden de muy distintos ámbitos de la sociedad española: de la universidad, la política, la cultura, el mundo del asociacionismo civil... Muchas no se conocen entre sí y por eso resultan aún más relevantes las coincidencias a la hora de abordar el carácter de la protagonista: una curiosidad insaciable, la búsqueda del consenso a través del diálogo sin renunciar por ello a la defensa de sus ideas, el reconocimiento del mérito ajeno, la discreción... Sirva este volumen de pequeño homenaje a una persona excepcional.

    Queremos expresar nuestro agradecimiento a quienes han colaborado escribiendo desinteresadamente en estas páginas. Sin su esfuerzo el proyecto no habría salido adelante. Javier Moreno Luzón participó en el diseño inicial del libro. Por aquellas fechas, además, dirigía el Departamento de Historia, Teorías y Geografía Políticas, que gracias a sus gestiones ha contribuido a financiarlo. El apoyo de María Cifuentes, desde Galaxia Gutenberg, ha sido constante. También ha sido crucial la complicidad de Zita Arenillas, que además ha revisado el resultado final. Dado que organizar un proyecto como este tiene un cierto componente de salto al vacío, ponerlo en las manos de Zita es como saltar con red.

    1. Un buen esbozo biográfico, en Zamora, Javier: «Cabrera Calvo-Sotelo, Mercedes», en VV.AA., Diccionario biográfico español, t. X, Madrid, Real Academia de la Historia, 2010, pp. 161-163.

    I

    EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA

    CAPÍTULO 1

    La patronal y la Segunda República española

    Fernando del Rey Reguillo

    Conocí a Mercedes Cabrera en febrero de 1982. Yo me hallaba por entonces en el quinto curso de la licenciatura en Geografía e Historia, en la facultad homónima de la Universidad Complutense de Madrid, y por esas fechas me planteé dar los primeros pasos para la realización de mi tesina. Después de barajar distintas opciones, le propuse a Juan Sisinio Pérez Garzón la dirección de la misma. El año anterior tuve la inmensa suerte de cursar con él una asignatura que a la postre resultó fundamental en mi formación, tanto por sus contenidos como y, sobre todo, por el profesor que la impartía: Teoría y Método de la Historia. En realidad, yo pertenecía al turno de mañana y tendría que haber cursado esa asignatura con un veterano historiador de aquella época próximo a la jubilación, pero me llegó el rumor de que por la tarde la explicaba un profesor joven muy brillante y no me lo pensé dos veces cuando supe quién era. De hecho, ya conocía a Sisinio, porque en tercero de carrera vino un día al aula como sustituto de Mari Carmen García-Nieto para contarnos algo de historiografía española. Bastó apenas una clase para que a muchos nos deslumbrara. De ahí que, cuando surgió la posibilidad de tenerlo como profesor un año entero, no dudé en dar el salto a la tarde, aunque ello comportara algún quebradero de cabeza burocrático.

    Los que asumimos ese riesgo nunca nos arrepentimos. Una materia que en manos de otro profesor hubiera sido un auténtico pestiño a la postre se nos reveló fundamental en nuestro aprendizaje. Armado con los pertrechos teóricos y técnicos extraídos de esas enseñanzas, descubrí que yo quería investigar y por eso me faltó tiempo el curso siguiente para lanzarme a hacer la tesina. Cuando le propuse a Sisinio que me la dirigiera y se avino generosamente a ello, lo primero fue la elección del tema. Yo le dije que quería investigar sobre «el Somatén» o, en su caso, sobre los orígenes del fascismo en España. Ni imaginaba entonces que andando el tiempo terminaría por escribir sobre ambas temáticas. De hecho, trece años después vio la luz un libro sobre las «guardias cívicas» y somatenes en la España del siglo XX que escribí al alimón con Eduardo González Calleja.¹ Pero cuando le hice mi propuesta a Sisinio, excelente conocedor de la historiografía española y de cuáles eran entonces los nuevos yacimientos hacia los que había que dirigir la mirada, me sugirió que investigara sobre «la patronal catalana» en los años previos a la dictadura de Primo de Rivera. Este era un asunto que nadie había tocado, aun cuando se presumía muy atractivo. Porque, además, aquello podía tener algo que ver con mis aspiraciones de investigador primerizo, como de hecho se corroboró andando el tiempo.²

    Toda la introducción anterior tiene una explicación detrás, ya que, definido el objeto de estudio, Sisinio me comentó que obligatoriamente tenía que hablar con Mercedes Cabrera, una profesora de la entonces vecina Facultad de Ciencias Políticas y Sociología que, pese a su juventud, era la auténtica experta en el tema. Tan cerca estaba esa facultad que apenas había que cruzar por debajo de la carretera de La Coruña el túnel que separaba ambos edificios. Y, sin embargo, como supe con el tiempo, los vasos comunicantes del Departamento de Historia de Políticas con la Facultad de Historia nunca habían sido lo fluidos que debieran haber sido, algo de lo que en su día se quejó don José Antonio Maravall, uno de sus padres fundadores. Esa distancia, no precisamente física, supongo que sólo pudo deberse a las miserias corporativas propias de la Universidad y a los celos y rivalidades académicas consiguientes. En cualquier caso, aquel mes de febrero de 1982 yo me encaminé hacia ese departamento, tomando una decisión que, aunque entonces no lo supiera, iba a cambiar por completo y de manera decisiva mi vida.

    Ni que decir tiene que Mercedes Cabrera me recibió con los brazos abiertos y con una sonrisa, dispuesta a orientarme y a compartir conmigo todo lo que sabía relativo a fuentes y a cómo diseñar una estrategia de investigación de la historia de la patronal. Mercedes y Sisinio, aunque no eran íntimos, se habían conocido en los Coloquios de Pau, ese ámbito de encuentro entrañable y plural que, bajo la inspiración de Manuel Tuñón de Lara, tan importante fue como revulsivo crítico e intelectual en nuestra historiografía. Al igual que ocurriera con mi director de la tesina, Mercedes me cautivó desde el primer minuto de nuestra conversación. Primero, por su inmensa generosidad y sencillez, por esa postura consciente de situarse al margen de cualquier posición jerárquica. Con alguna excepción, yo no estaba acostumbrado a tratar con los profesores de tú a tú. Pero, además, Mercedes me deslumbró –y apabulló– por lo mucho que sabía. Tanto que me empezaron a surgir los primeros vértigos al advertir el mucho trabajo que tenía por delante y constatar que eso de la investigación era algo bastante más complejo de lo que a priori había supuesto.

    Fue así como me sumergí en la historia de la patronal, la patronal catalana en este caso, un ámbito –luego ampliado al conjunto de España– en el que me afinqué para mucho tiempo, exactamente para los veinte años siguientes. Fue así también como empecé a familiarizarme con el objeto de estudio, sus recovecos conceptuales y sus fuentes. Pronto me percaté de que la cosa tenía miga, de que estudiar a los grupos de presión era tan importante como estudiar tal o cual actor político, y que, en este caso concreto, aspirar a conocer el pasado de «la patronal» me situaba en un auténtico cruce de caminos entre la historia política, la historia económica y la historia social, lo cual suponía un atractivo adicional dado que mi promoción, como otras entonces, se formó bajo el utópico ideal de hacer «historia total».

    Efectivamente, Mercedes Cabrera era la autoridad máxima en el tema, pues por esas fechas podían contarse con los dedos de una mano –y sobrarían– los autores que se habían adentrado por la historia política del mundo empresarial. En aquellos años lo que estaba de moda era la historia del movimiento obrero y de la izquierda en general. Muy condicionada por las circunstancias que vivía nuestro país, alejándose el espectro de la dictadura y en plena transición a la democracia, la historiografía española más vanguardista se lanzó a investigar la historia de los perdedores de la guerra civil. De ahí que proliferaran los estudios sobre las distintas corrientes de la izquierda obrera, el republicanismo o los nacionalismos periféricos, sin que por ello se desatendieran otros actores políticos. Pero lo de estudiar a «la patronal» era toda una novedad, un horizonte temático en realidad desconocido y sobre el que, sin fundamento alguno, se daban por supuestos todos los tópicos y clichés a priori imaginables.³

    El primer avance de lo que luego sería el libro que se comenta en este capítulo se presentó en 1975 en los Coloquios de Pau, en la sexta cita de los mismos, cuando una jovencísima Mercedes Cabrera expuso una ponencia sobre las organizaciones patronales y la cuestión agraria durante la Segunda República.⁴ Luego vinieron otros avances, entre los que merece la pena destacar los densos artículos editados en la revista Estudios de Historia Social, al poco de que nuestra autora defendiera su tesis doctoral, bajo la dirección de Antonio Elorza, en 1979.⁵

    El libro en sí mismo tardó algunos años más en aparecer. Fue publicado por la editorial Siglo XXI en 1983 tras una labor de intensa depuración, recorte y síntesis de lo que fue la voluminosa tesis de la autora. Amén de su director, en su construcción gozaron de un predicamento decisivo los consejos y la inspiración de Miguel Artola, historiador señero de cuyo magisterio también se benefició Mercedes, brindándole «una ayuda inestimable y generosa desde la Universidad Autónoma de Madrid».⁶ El perfil de historiador de la política, de las instituciones y de la economía que caracterizó al profesor Artola casaba a la perfección con la formación y aspiraciones de la joven investigadora, pues ella misma se ubicaba a medio camino entre las ciencias sociales, la historia del pensamiento y la historia de la política. Su condición de politóloga y el hecho de haberse formado en un Departamento sui géneris de Historia de las Ideas, con profesores de tanto renombre como Luis Díez del Corral, José Antonio Maravall y Luis García de Valdeavellano, amén de los alumnos más directos de éstos (el citado Antonio Elorza, pero también José Álvarez Junco, Carmen Iglesias o Juan Trías…), constituía un ámbito sin igual, privilegiado incluso, a partir del cual atinó a crecer con inteligencia y laboriosidad Mercedes. A la postre, y en un tiempo récord, se convirtió en una de las más dignas herederas de aquellos excelentes maestros, perpetuando su legado, como atestiguan sus más de cuatro décadas dedicadas a la docencia, la popularidad entre sus múltiples alumnos, su rica obra como investigadora y su compromiso ciudadano con causas diversas.

    La estrecha vinculación de nuestra historiadora con las ciencias sociales le condujo, igualmente, a afirmar lazos con algunos de los mejores historiadores económicos de este país, en concreto el grupo que comenzó a forjarse también en los años setenta en torno a Gabriel Tortella, auténtico inspirador de una escuela madrileña de historia económica cuya nómina de brillantes alumnos ya entonces despuntaba (Pablo Martín-Aceña, Leandro Prados de la Escosura, Francisco Comín…). Nómina a la que también se sumaron otros economistas e historiadores económicos procedentes de otros grupos, como Luis Ángel Rojo, José Luis García Delgado, Pedro Tedde de Lorca, Manuel González Portilla, Jordi Palafox o Pedro Fraile, entre otros. Y es que Mercedes Cabrera fue muy sensible al enorme salto que en esos años estaba experimentado la historia económica en nuestro país, de ahí que tomase temprana conciencia de lo mucho que podían beneficiarse los historiadores políticos de las enseñanzas y análisis proporcionados por el gremio afín de los economistas. Estos anclajes y el aprendizaje derivado de ellos han pesado hasta hoy en la trayectoria académica de nuestra homenajeada, como ella misma ha reconocido siempre aquí y allá. Una deuda que ya se vislumbró en La patronal ante la II República y que apenas capitalizaron otros historiadores de la política más convencionales, ya fueran aquellos apegados al empirismo más tradicional, ya fueran los que escribían desde el maridaje con las distintas corrientes del marxismo –en particular de raigambre francesa o británica–, tan en boga entonces en los medios universitarios españoles.

    Mercedes Cabrera, indirectamente, también se vio muy influida por los mejores historiadores políticos y especialistas en historia social que marcaron los pasos de su generación. Qué duda cabe de que, entre los primeros, cabe mencionar autores y libros que en los setenta alcanzaron gran predicamento, a la cabeza de los cuales hay que colocar la Historia de España de Raymond Carr.⁷ Pero también, por nombrar algunos de los más destacados, a Joaquín Romero Maura y su Rosa de fuego,⁸ Juan Pablo Fusi y su Política obrera en el País Vasco,⁹ José Varela Ortega y sus Amigos políticos, y, por supuesto, la amplísima nómina de publicaciones de Javier Tusell, empezando por su Oligarquía y caciquismo en Andalucía. Todos esos libros eran fruto de sendas tesis doctorales y muchos años de investigación.¹⁰ Entre los segundos, entre los expertos en historia social, resulta obligado hacer referencia a los integrantes de lo que alguien denominaría después, en los años ochenta, como «escuela revisionista madrileña», entendiendo esa calificación en su sentido más positivo, creativo y renovador. Ahí se inscriben los nombres de José Álvarez Junco, Santos Juliá y Manuel Pérez Ledesma, no menos decisivos e influyentes en la historiografía que los historiadores más propiamente políticos. Estos tres historiadores sociales constituyeron un grupo carismático y productivo donde los hubiera, por su obra propia y por las redes de alumnos que supieron tejer. El grupo se vertebró en torno a la revista Zona Abierta, con el sociólogo Ludolfo Paramio y el periodista, ensayista e historiador Jorge Martínez Reverte a la cabeza. Por su trayectoria intelectual, los tres historiadores sociales mencionados también se definían por esa vocación de conjugar en su propia producción escrita el diálogo entre la historia y las ciencias sociales, preferentemente la sociología y la teoría política.

    Poco antes de que La Patronal de Mercedes Cabrera viera la luz en Siglo XXI apareció un texto seminal de Álvarez Junco y Pérez Ledesma en Revista de Occidente que produjo una auténtica conmoción en los medios historiográficos españoles, y que sin duda también influyó en los trabajos de nuestra biografiada: «Historia del movimiento obrero. ¿Una segunda ruptura?».

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