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El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana: Disertación Filosófica Inspirada En “La Divina Comedia” De Dante
El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana: Disertación Filosófica Inspirada En “La Divina Comedia” De Dante
El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana: Disertación Filosófica Inspirada En “La Divina Comedia” De Dante
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El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana: Disertación Filosófica Inspirada En “La Divina Comedia” De Dante

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About this ebook

Dante Alighieri vivir eternamente en el corazn de los que tienen fe en la perfeccin de la humanidad, de los que saben y han sentido la leyenda de Parsifal, los amores esotricos de Tristn e Isolda, y todo el simbolismo que desde los vedas hasta los caballeros templarios, han iluminado un sendero que desgraciadamente se ha perdido, pero que, como la palabra, solo se encontrar en lo ms ntimo del corazn humano, en lo ms profundo de la conciencia y en la excelencia del espritu.
-Dr. Adalberto Garca de Mendoza
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateFeb 29, 2016
ISBN9781506512303
El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana: Disertación Filosófica Inspirada En “La Divina Comedia” De Dante
Author

Dr. Adalberto García de Mendoza

EL DR. ADALBERTO GARCIA DE MENDOZA (1900-1963). Después de haber estudiado 7 años en universidades alemanas, música y filosofía, regresa a México en 1927, iniciando cursos en la Preparatoria y la Universidad Nacional Autónoma de México donde introdujo por primera vez en México la filosofía alemana siendo el primero en enseñar el neokantismo de Baden y Marburgo, la fenomenología de Husserl y el existencialismo de Heidegger de ahí que se le reconoce como el “Padre del Neokantismo Mexicano.” En 1954 recibió el primer premio internacional de filosofía Oriental convocado por las Universidades Japonesas cuyo galardón lo recibió en Japón por su alteza Imperial el Principe Takamatsu, hermano del Emperador de Japón. De 1938 a 1943 fue director del Conservatorio Nacional de Música de México. En 1962 recibió un diploma otorgado por la UNAM al cumplir 35 años como catedrático. Escribió aproximadamente setenta y cinco obras de filosofia, música, matemáticas, arte, y socialismo.

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    El Esoterismo De La Divina Comedia Y Booz O El Filósofo De La Ciudad Humana - Dr. Adalberto García de Mendoza

    Copyright © 2016 por Dr. Adalberto García de Mendoza.

    Editora: Elsa Taylor

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2016902149

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-5065-1228-0

                 Tapa Blanda            978-1-5065-1229-7

                 Libro Electrónico   978-1-5065-1230-3

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 15/02/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    INDICE

    PREÁMBULO

    ANÁLISIS DE LA OBRA

    EL INFIERNO

    EL PURGATORIO

    Purificación por el agua

    Purificación por el Viento

    Purificación por el fuego

    EL PARAISO

    PRELUDIO

    CAPÍTULO I

    La Aurora En La Muerte

    A La Transformación

    B In Interiore Homini Habitat Veritas En El Interior Del Hombre Existe La Verdad

    C Visita Interiora Terrae, Rectificando Invenies Ocultum Lapidem

    D La Parábola Del Trigo Y El Agua

    E Testamentum

    CAPÍTULO II

    La Libertad Patrimonio De La Divinidad

    A OSIRIS El Reino De La Luz

    B AGNI El Reino De La Naturaleza

    C CONFUCIO El Reino Del Justo Medio

    D BUDHA El Reino Del Nirvana

    E JESÚS El Reino Del Amor

    CAPÍTULO III

    Libertad, Amor Y Unidad

    A Fuente De Toda Santidad

    B Virtus Est Ordo Amoris

    C La Libertad Como Unidad Y Mensaje

    D Canto A La Libertad

    CAPÍTULO IV

    La Igualdad Patrimonio Del Alma

    A La Desesperación

    B Canto A La Igualdad

    CAPÍTULO V

    La Fraternidad Patrimonio De Los Hombres

    A La Tragedia

    B Palabra De Vishnú En Voz De Krishna

    C Ama Et Fac Quod Vis

    D Aleluya, Aleluya

    E Canto A La Fraternidad Patrimonio De Los Hombres

    CAPÍTULO VI

    Las Llamadas De Booz

    CAPÍTULO VII

    Por Las Gradas De La Humanización

    FUERZA BELLEZA SABIDURÍA

    A La Fuerza Primera Virtud

    B La Belleza Segunda Virtud

    C Sabiduría Tercera Virtud

    CAPÍTULO VIII

    El Espíritu De Booz Surge Al Universo Y A La Humanidad

    El Universo Como Macrocosmos

    CAPÍTULO IX

    Cadencia Plagal

    Realización Plena

    Primer Tiempo De La Sinfonia

    FUERZA

    NATURA NATURANS

    ZARATUSTRA Primera Grada Fuerza Vital

    Epilogo

    PROMETEO

    Epilogo De Prometeo

    ISHWARA

    Epilogo De Ishwara

    Segudo Tiempo De La Sinfonía

    BELLEZA

    Apolo Primera Grada De La Belleza

    Urania Astronomía.

    Erato Poesía erótica y anacreóntica.

    Euterpe Música.

    Terpsicore Danza y canto Coral.

    Melpomene Tragedia.

    Talía Comedia.

    Polimnia Oratoria

    Calíope Elocuencia

    Clío Historia

    Epílogo

    DANTE

    Segunda Grada De La Belleza

    INFIERNO

    De La Justicia Divina

    De Los Pecados Y Su Esoterismo

    Las Tres Regiones Del Infierno

    Los Tres Primeros Circulos

    Los Tres Segundos Circulos Del Infierno

    De Los Tres Ultimos Circulos Del Infierno

    PURGATORIO

    Ante Purgatorio

    El Purgatorio

    El Purgatorio Siete Círculos

    PARAISO

    Las Diez Gradas Del Paraiso

    Esoterismo De Las Tres Primeras Gradas Venus, Luna y Mercurio

    Esoterismo De Las Tres Primeras Gradas Venus, Luna y Mercurio

    Esoterismo De Las Tres Segundas Gradas Júpiter, Sol, Marte

    Esoterismo De La Septima Grada Contemplacion Serenidad

    Esoterismo De Las Tres Ultimas Gradas Rosa celestial. Jesús. Primer móvil

    SAMADHI

    Tercera Grada De La Belleza

    Que Silencio…….

    Era Vida…..

    Era una rosa de mil pétalos

    Contemplación de lo eterno

    Tercer Tiempo De La Sinfonía

    SABIDURÍA

    FAUSTO Primera Grada De La Sabiduría

    El misterio de la noche.

    Detente Momento.

    LAO-TSE Segunda Grada De La Sabiduría

    El Encuentro Con Lao-Tse

    Se Le Mira Y No Se Le Ve.

    El Sentido Solo Engendra.

    El Ser Nace Del No Ser.

    En El Dominio De Lo Profundo.

    JESÚS Tercera Grada De La Sabiduría

    Sentido Humano.

    Parábola Del Grano De Mostaza.

    Parábola Del Sembrador.

    Recuerdos De Caminos Andados.

    Cuarto Tiempo de la Sinfonía. Allegro Vivace

    Cantos e himnos a la dignidad humana

    1.- Canto A La Vida.

    2.- Himno Al Trabajo.

    3.- Canto A La Salud.

    4.- Himno A La Caridad.

    5.- Canto Al Fruto Del Trabajo.

    6.- Himno A La Conducción Del Espíritu.

    7.- Canto A La Libertad.

    8.- Himno A La Verdad Y A La Belleza.

    9.- Canto A La Justicia.

    10.- Himno A La Participación Del Bien Común.

    11.- Canto Al Bienestar De La Cultura.

    12.- Himno Al Refugio A Una Comunidad.

    13.- Canto A La Rebeldía Para Instituir Justicia.

    14.- Himno A La Vida Sencilla.

    15.- Canto Al Recuerdo.

    16.- Himno A La Gratitud.

    17.- Canto A La Fraternidad.

    18.- Himno Al Amor Y A La Sabiduría.

    19.- Canto A La Igualdad.

    20.- Himno A La Alegría.

    21.- El Canto A La Adoración.

    Cadencia Final

    Lista De Fotografias

    DANTE ALIGHIERI

    EL ESOTERISMO DE LA DIVINA COMEDIA

    PREÁMBULO

    Las más bellas obras de la Humanidad que han perdurado a través de los siglos deben su existencia a su profunda significación existencial. Por ello todavía tienen savia el Mahabarata, la Ilíada, la Divina Comedia, el Parsifal, el Fausto, pues saben llevar el sentido de que hablara en lejanas épocas de Lao Tsé.

    De esta misma manera perduran el Partenón con las proporciones de la belleza griega, la catedral gótica con el arrebato de un anhelo hacia lo infinito, las esculturas sepulcrales talladas por Miguel Angel y el simbolismo pictórico de Botticelli. Y es que el símbolo perdura a través de todos los tiempos. No es el sistema que se agota y se destruye porque representa lo artificial y lo muerto. En cambio el contenido de las obras mencionadas corresponde a la lógica del sino, como la llamara Oswald Spengler; es decir, a la vida en su múltiple transformación y en su perpetuo crear.

    Vamos a intentar asomarnos a la parte esotérica de la maravillosa obra de Dante Alighieri que la posteridad, con justa razón, llamara la Divina Comedia. En ella encontraremos todo un mundo de realidades vivientes, todo el cosmos de intuiciones y de sentidos que supiera vivir la Edad Media. Esa Edad Media tan incomprendida por los sistemáticos pero tan profunda y noble por los tesoros que supo guardar en todas sus obras a través de los juglares y de los trovadores, de los Minnesinger y Meistersinger, a través de sus constructores de catedrales, forjadores de hierros y de vitrales, científicos y filósofos. Es todavía la Edad Media una virtualidad que exige manifestarse plenamente.

    Es propiamente una posibilidad que nunca se acabará de realizar porque a través de sus doctrinas y principios, de sus bellezas y verdades, se esconde la vida en toda su plenitud y la existencia en toda su angustia.

    La interpretación de la Divina Comedia se ha ofrecido en las cátedras únicamente desde el punto de vista de la forma. Bellas imágenes, figuras literarias exquisitas, imaginación exorbitante, dicción pulida y elegante, conjunto armonioso, desarrollo completo y lógico y quién sabe cuántas cosas más. También se ha interpretado esta obra máxima de fines de la Edad Media como todo un tratado de política en que se sustentan doctrinas que favorecen al partido de los gibelinos que fueran el sostén del Émperador en contra de los güelfos protegidos por el Papa. Es en este aspecto se descubren los principales personajes de la política de aquel entonces sometidos a los peores tormentos. Pero estas interpretaciones en realidad no ahondan el contenido de la obra. Este está más allá de los sentidos y de los conceptos; se interna profundamente en la intuición y a cada instante es el éxtasis el que descubre mundos de vivencias; es el amor que crea manifestaciones pletóricas de sentido; es el culto a la belleza, la bondad y la verdad que sólo nace cuando se tiene y se posee una profunda actitud espiritual.

    ANÁLISIS DE LA OBRA

    La obra está dividida en tres grandes partes: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Ya esta referencia al número tres nos interna en el número característico y esotérico de la Trinidad. El Infierno es el lugar de los sufrimientos y de las profundas angustias, el Purgatorio es el lugar de la purificación y el Paraíso es la región en donde las esencias se manifiestan en todo su esplendor a la conciencia humana.

    Es indudable que el Infierno representa al mundo de las apariencias, aquél en que vivimos atormentados por todos los vicios y en pecado constante. Es la carne en la simbología cristiana, es el dolor en la concepción búdica, es la materia sin sentido en el racionalismo Cartesiano. En él hay un vislumbre de la verdad y la belleza; pero su contenido está empapado de la indiferencia para la nobleza, la falta de purificación, el ímpetu de la lujuria o la glotonería, el arrebato , la avaricia o la ira, la negación a la Divinidad o la tempestad pasional de la violencia, el fraude y la traición.

    En él se describen todas las emociones deprimentes del hombre y toda la historia que dolorosamente ha mortificado a la existencia. En él se encuentran los tormentos sólo imaginados en aquella época llena de trascendencia, las angustias de una alma poseída del anhelo de salvación, las preocupaciones del espíritu que trata de encontrar a Dios y sin embargo vése sujeto al mundo con los fuertes lazos de su naturaleza primitiva.

    En el Purgatorio tienen lugar las ordalías y las purificaciones que no sólo el cuerpo sino fundamentalmente el alma necesitan para llegar a las regiones de la santidad y la verdad. Sólo purificado puede llegarse al templo de Zoroastro. Sólo purificado puede gozarse del Nirvana o del Reino de los Cielos. Este tránsito de purificación que no sólo se exige para una vida religiosa sino para toda existencia que trate de vivir plenamente la verdad, la belleza y la bondad; es una conquista que ha mucho tiempo se ha perdido y por ello, con inexperiencia y sin actitud suficiente, tratamos de pasar el dintel de los templos, todavía con el ropaje de la inmundicia y de la pasión, del vicio y la insanidad del pensamiento.

    ¡Qué profunda significación tiene en el Oriente el acto en el cual por medio del agua o del fuego, del viento o de la tempestad, el alma se purifica y en un estado de contemplación y beatitud entra a recibir la palabra divina, el aliento divino, la bondad divina! Ya en el templo budista de Nikko o en el más bello templo shintoísta de Ise, ya en el majestuoso y complicado monumento de Benarés o en la filigrana de las pagodas chinas, ya en la roca grabada por la mente y la mano del hombre en el Tibet, siempre se encontrará una barrera a la llegada del santuario para que el hombre se purifique y pueda llegar, en espíritu, a la esencia y a la comprensión.

    El Paraíso es propiamente el santuario. Con justa razón Dante Alighieri coloca en el culto a la verdad, la redención, la inmortalidad del alma, la resurrección de los espíritus, el encuentro por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad, del primer móvil, del empíreo y de la Rosa Celestial.

    En este recinto que corresponde a ese estado del espíritu en que la belleza tiene todo el esplendor de una comprensión del Universo, la verdad expresa la armonía del Cosmos y el sentido de la creación, la bondad se da con la misma fluidez que un arroyo o una cascada; en este recinto sólo podrán mencionarse las esencias platónicas, las madres fáusticas, las serenidades búdicas, la fe y la caridad cristianas y aún algo más: la Unión perfecta de la Divinidad con la Humanidad.

    Como veis, en la Divina Comedia está compendiada toda una vida de exaltación y realización. El Infierno consta de treinta y cuatro cantos, el Purgatorio de treinta y tres y el Paraíso de treinta y tres. Sus estrofas son de tres versos y cada verso es un endecasílabo. La lectura simple de ese misterioso viaje nos entrega la dulzura del idioma italiano en su mejor época con la cadencia de sus sonidos, con el ritmo de su acento y sobre todo con el profundo enjambre de su imaginación y su propósito.

    EL INFIERNO

    Refirámonos por un momento al primer peldaño: al Infierno.

    Dante, aproximadamente a la mitad del viaje de su vida, llega a la entrada de una selva espesa y obscura. Tres animales se le presentan, que simbolizan la lujuria, la soberbia y la avaricia. En realidad son los pecados máximos del hombre: ama la carne, ama a su propio YO sobre todos los hombres y quiere poseer todo lo existente para su propio bienestar.

    En loco desvarío el hombre se interna en la espesa selva, donde los reptiles y los animales hambrientos le irán acosando en cada instante. Los peligros estarán a cada paso de su vida y si no tiene una visión interna y profunda de su propia existencia, caerá irremisiblemente en la perdición y en la negación. Pero es Beatriz que representa a la verdad o a la Teología que envía una ayuda a Dante y para ello preséntale al genio de la poesía, a Virgilio que le conducirá gradualmente a la región de los tormentos pero también a la ascención de las regiones celestiales.

    En realidad la verdad sólo se puede conseguir por el campo de la belleza. La verdad sin la belleza, sin esa armonía de las proporciones, sin ese contenido de la contemplación nunca será verdad sino simple dato muerto, simple especulación fría y despiadada. Sólo se llega a la verdad cuando se la contempla con éxtasis y arrebato como lo hace el creador de la plástica, lo realiza el forjador del ritmo y de la melodía, lo sabe esculpir el arquitecto, lo plasma en colores el pintor o lo describe el poeta.

    Y nadie más digno de representar este paso primero de la conducción que Virgilio – el que sabe cantar a través de las Geórgicas y de las Bucólicas a la naturaleza en todo su esplendor y dádivas fervientes. He aquí que al principio de la Divina Comedia ya nos encontramos con una enseñanza esotérica de la más bella significación. La verdad se ha auxiliado de la poesía para que el hombre la conquiste. Virgilio sabrá conducir a Dante por sobre todos los obstáculos de la vida, todas las inclemencias de los tiempos, todas las regiones llenas de abismos de la realidad.

    Será el experto que pueda conducir al iniciado, no para desviarlo de la vía dura de la vida, los tormentos y las flaquezas, sino a través de ellos para que sienta el rigor de las pasiones y a la vez con mano suave y con mente luminosa lo conduzca por el sendero de la verdad.

    No es el poeta quien tratará de alejar a Dante de la región de los sufrimientos y las ingratitudes, de los castigos y de las maldades; es todo lo contrario – el que lo va a hacer palpar el viento rápido que impele a las almas errantes, la lluvia mezclada de granizo que perpetuamente cae sobre las espaldas, el cancerbero que con tres fauces ladra siniestramente y sabe causar pavor en toda alma humana, las tres furias que amenazan en torrentes de desesperación, los cuerpos sumidos en ríos de sangre, los perseguidos por perros hambrientos que les carcomen los músculos, los azotados por los demonios y los sumergidos en focos de inmundicia, los enterrados en la fosa cabeza abajo y las piernas devoradas por las llamas, los que caminan hacia atrás con la cabeza vuelta al revés, los que son flagelados por demonios armados de arpones o los que son arrojados a la pez hirviente o andan siempre bajo el peso de capas de plomo, los que son acuchillados sin cesar por la espalda o los que están convertidos en llamas o atacados de las más espantosas enfermedades .

    Y todo esto haciendo perder el sentido en más de una ocasión al propio Dante, hiriéndole en la médula de su conciencia y mortificando su propio amor y su más íntima convicción.

    En el Infierno no encontramos los nueve círculos que representan tres estancias de tres gradas cada una de ellas. Ya en el libro Booz oiremos la significación de estas regiones del Infierno. Los primeros peldaños se refieren a los pecados de la carne, los tres segundos a los pecados contra el mundo y la Divinidad y los tres últimos a los pecados contra el género humano. Es de hacerse notar como en el último término, los pecados más crueles, son los que se comenten contra el género humano.

    Antes de iniciar esa caminata, se encuentran estas palabras escritas con caracteres negros sobre la puerta del Infierno:

    Abandonad toda Esperanza: Tal es la certidumbre que el alma humana lleva ante el mundo de los pecados y la perdición. La Esperanza sólo se entrega a quien sigue el camino recto, ve con los ojos del espíritu, la región de las esencias, la profunda y significativa luz de la salvación. Todo lo demás es negación, perpetua noche y en esa obscuridad debe abandonarse toda Esperanza que es el refugio de las almas nobles en el sendero que ha de conducirlas a la mirada de la perpetua Luz.

    Es entonces cuando se inicia el primer viaje. En él el experto ha de conducir al iniciado por las regiones de los obstáculos y de las caídas, por el lugar de los pecados y de los tormentos. En el primer círculo encontraremos a los hombres sanos de alma pero sin la purificación. Allí están Moisés el legislador, Abraham el patriarca, David el rey, Israel el padre, Homero el poeta, Horacio el cantor de los campos, Ovidio el amante y todos sin poder llegar al lugar supremo de la Sabiduría; pues éste está rodeado de siete murallas que significan las siete virtudes: la Justicia, la Fortaleza, la Templanza, la Prudencia, la Inteligencia, la Sabiduría y la Ciencia. Este templo magnífico no puede ser hollado por el hombre que no ha sido purificado. El acto de la purificación se impone puesto que es la actitud espiritual, sin la cual lo máximo de la existencia jamás podrá descubrirse ni menos alcanzarse.

    Ciertamente nunca puede llegarse a la verdad, a la bondad, ni a la belleza, si antes no se ha purificado el alma. Cuando se entrega la verdad, la belleza, la santidad sin este requisito, entonces el desengaño muestra todo su valor. Tener ojos sanos para mirar y para ver, decía San Agustín, y con ello significaba tener una mente limpia y un corazón puro. A esta reflexión corresponde aquella parábola que impede arrojar perlas a los cerdos! Cuando tal acontece, entonces la verdad es masticada y triturada, la bondad es vituperada y escarnecida, y la belleza es arrebatada con mano impía y arrojada en el abismo de la incomprensión.

    ¿ Qué puede apreciar el alma encenagada en vicios y pasiones, con la venda en los ojos y la intención deshecha en la ignorancia, la ambición y la perversidad?

    En realidad este nuevo número, el siete, que corresponde a las gradas de la purificación y perfeccionamiento, llega a tener una significación esotérica de primera categoria. Se va desde la Justicia hasta la Ciencia pasando por la Templanza, la Prudencia, la Inteligencia y la Sabiduría. Este noble castillo está defendido por un bello riachuelo que no representa otra cosa más que la elocuencia, aquella palabra que brota del alma, aquella expresión que sólo nace se la sinceridad y que a veces ni siquiera emplea la palabra sino la simple mirada como el amor de la madre y la pasión del amante.

    En el tercer canto, del Infierno hemos de encontrar la Trinidad: una de la Divina Potestad, la otra es la Sabiduría Suprema y el último es el Primer amor. Poder, Sabiduría y Amor. Poder o fuerza, Amor o belleza, Candor o Sabiduria.

    En realidad, si pasamos de esta Trinidad que representa la máxima escala de la perfección y descubrimos las siete murallas del templo inmortal, nos encontraremos también con el trivio y cuatríveo a que se sujetó toda la ensenanza de las humanidades en la Edad Mdiala.

    Inmediatamente aparecerán los círculos dantescos. Se llegará hasta el máximo pecado: el de la traición que se hace a los bienhechores. El de la Judesca, la más canalla de todas las blasfemias y de todas las ingratitudes.

    ¡Cuantas enseñanzas encontramos en este recorrido. Cuántos símbolos que todavía están en este momento forjados en las catedrales góticas en los colores avinagrados de los vitrales, acompañando a las piedras esculpidas en los coronamientos, animando al florón y al goblete, en las crucerías y en todos los lugares donde se trató de dejar imperecedera la luz de la conciencia de este mundo de las caballerías y de los amores.

    EL PURGATORIO

    Purificación por el agua

    El segundo viaje ya es de purificación. Es en el Purgatorio donde habrán de recibirse las pruebas del agua, del viento y del fuego.

    Es aquí donde Virgilio, siguiendo el consejo de Catón, lava el rostro de Dante y le pone al poeta un cinturón de junco. El agua purifica porque tiene un misterioso poder que sólo el Oriente ha podido descubrir. En este momento Virgilio hace doblar la rodilla e inclinar la vista a Dante para poder tomar el sendero de la purificación. El espectáculo ese maravilloso:

    Purificación por el Viento.

    Llegan al primer círculo del Purgatorio donde se limpia el pecado de la soberbia y entonces aparece la purificación por el viento. Un hermoso ángel cuyo rostro centellea como la estrella de la mañana , abre los brazos y después las alas para llevar su viento a la frente de Dante que le permite seguir con seguridad su camino. Es el viento que borra el pecado de la soberbia.

    En este instante se ha llegado a un grado superior de purificación. En el vigésimo canto de esta segunda parte de la Divina Comedia, cuando caminan los poetas por el quinto círculo, en donde se purifica el hombre del pecado de la avaricia, la montaña se cimbra y todas las almas entonan la sentencia, ¡Gloria in excelsis! Es que ha aparecido un primer término de purificación.

    Purificación por el fuego

    El tercer viaje o sea el de la ordalía por el fuego ha de aparecerse en el séptimo y último círculo del Purgatorio. Un ángel de Dios que entona el bello cántico de

    ¡Beati Mundo Corde! (¡Bien aventurados los limpios de corazón!), con voz bastante más viva que la de Dante y Virgilio, les dice:

    Elevé mis manos entrelazadas mirando el fuego, nos dice Dante, y se representaron vivamente en mi imaginación los cuerpos humanos que había visto arder. Virgilio me dijo:

    ‘Hijo mío, puedes encontrar un tormento, pero no la muerte. Ten por cierto que, aunque estuvieras mil años en medio de esta llama, no perderías un solo cabello."

    Deja pues todo temor; vuélvete hacia aquí y pasa adelante con seguridad.

    Y nos relata Dante como él no se atrevía a pasar por entre el fuego y entonces oyó a Virgilio que le dijo:

    ¡Cómo! ¿Queremos permanecer aquí?

    Después se metió en el fuego él primero rogando a Stacio que durante todo el camino se había interpuesto entre ambos, que viniese detrás de mí. Cuando estuve dentro habríame arrojado, para refrescarme, en medio del vidrio hirviendo, tan desmesurado era el ardor que ahí se sentía.

    Y Dante oyó una voz que cantaba al otro lado cuando ya salía de la purificación del fuego y que decía:

    Venite, benedicti Patris mei.

    Con la purificación realizada en su totalidad, Virgilio deja a Dante en libertad; es decir, nace en él esa bella conquista espiritual que es adorno y galanura de precio inestimable. Inmediatamente percibe Dante a Matilde que lo conduce por las orillas del Leteo en donde a través de la selva se descubre una luz viva y se oye en el aire una suave melodía. Es entonces cuando Beatriz, la teología, la bondad Divina, o la verdad absoluta, desciende del cielo y Dante bebe de las aguas del río como símbolo de su profunda Fe. Virgilio desaparece y ya purificado Dante puede subir a las estrellas. El templo aparece a su vista; todo es alegría y bienaventuranza; es el fulgor de la verdad que se siente en el propio corazón.

    EL PARAISO

    El Paraíso consta de treinta y tres cantos. Dante es conducido por la Sabiduría Suprema y es entonces cuando la simbología adquiere mayor esplendor en la diestra mano del poeta de Mantúa.

    En el primer cielo se encuentran las almas que no pudieron cumplir con todos sus votos. Aquí faltó la voluntad. Corresponde a la Luna que no tiene luz propia y le falta el esplendor de los planetas y del Sol. Enseguida se va al segundo cielo que corresponde al planeta Mercurio y Beatriz entonces explica a Dante el significado de la Redención, de la inmortalidad del alma y de la Resurrección de los cuerpos.

    Dante y Beatriz suben a la esfera de Venus donde encuentran a las almas que fueron inclinadas al Amor. En ese instante se ve como el orden estuvo en la mente de Dios para crear al Universo. Este tercer cielo hace referencia a la Acacia, con toda la simbología que posee.

    Llegan al cuarto cielo o sea al del Sol. Es el instante de la inspiración divina, la Sabiduría aparece en todo su esplendor, y aquí un nuevo símbolo se encuentra en la figura de la Corona.

    En el quinto cielo que corresponde a Marte, se hallan a las almas de las que han combatido por la Fe, y un nuevo símbolo encontramos: la Cruz. Su valor esotérico es de enorme trascendencia.

    En el sexto cielo que menciona a Júpiter, están los hombres que han administrado rectamente la Justicia. Y un nuevo símbolo aparece: el Celestial.

    En el séptimo cielo que tiene una significación en el planeta Saturno, se encuentra la vida contemplativa. Es el éxtasis, el que llena de esplendor esta región. Es el deleite de la Verdad Divina.

    Hay siete peldaños simbólicos de perfección. Pero inmediatamente ha de llegarse a las tres últimas estancias de iluminación espiritual.

    El cielo estrellado aparece en la octava estancia. Aquí San Pedro ilumina la mente de Dante con la virtud de la Fe, Santiago con la virtud de la Esperanza y San Juan con la virtud de la Caridad.

    El noveno cielo sirve de estancia al Primer Móvil. Aquí la esencia Divina se muestra en resplandeciente luz. La creación de todos los seres es la

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