La escritura del destierro: Francisco de Paula Santander en Europa, 1829-1831
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La escritura del destierro - Michelle Evans Restrepo
La escritura del destierro
La escritura del destierro. Francisco de Paula Santander en Europa, 1829-1831
Resumen
Francisco de Paula Santander fue condenado al destierro por su supuesta participación en la conspiración contra la vida de Simón Bolívar, el 25 de septiembre de 1828. Santander se expatrió en Europa hasta 1831, cuando finalmente se le levantó la pena a que había sido sentenciado. La vivencia del exilio quedó registrada en un diario de viaje y en la correspondencia que el ilustre proscrito intercambió con familiares y conocidos, tanto en Colombia como en el Viejo Mundo. De la intimidad de esos documentos emerge un personaje extraordinario, no solo por su habilidad para sacar ventaja de la adversidad, sino porque fue el único período de su vida adulta que no dedicó al servicio público. Son bastante conocidas la faceta militar y la del gobernante, la pregunta que surge entonces es ¿quién era, o quién quería ser el Santander que afloró en el viaje a Europa? Este libro explora la construcción identitaria de Santander, en su papel de viajero por la fuerza, desde cuatro perspectivas: desde el marco de referencias conceptuales que permea su discurso; desde el viaje como una práctica que determina una tipología de viajero; desde el diario de viaje como un constructo narrativo en el que el autor personifica un rol determinado y desde la representación del Otro cultural como una proyección del Yo. La apuesta que el lector encontrará en estas páginas es el cruce de fuentes y de ángulos de visión que permitió capturar una imagen compleja de Santander, desdoblado en tantas facetas como requirieran las circunstancias.
Palabras clave: Francisco de Paula Santander, viaje, escritura de viaje, exilio, representación, siglo XIX, historia de Colombia.
The writing of exile. Francisco de Paula Santander in Europe, 1829-1831
Abstract
Francisco de Paula Santander was sentenced to exile for his alleged participation in a conspiracy against the life of Simón Bolívar, on September 25, 1828. Santander was expatriated to Europe until 1831, when the punishment to which he had been sentenced was finally lifted. The exile experience was recorded in a travel diary and in the correspondence of the illustrious outlaw with relatives and acquaintances, both in Colombia and in the Old World. Through the intimacy of these texts an extraordinary character emerges, not only because of his ability to take advantage of adversity, but because it was the only period of his adult life when he was not dedicated to public service. His facets as a military and ruler are well known; the question that arises here is who was or who wanted to be the Santander that emerged during his stay in Europe? This book explores the identity construction of Santander, in his role of traveler by force, from four perspectives: the framework of conceptual references that permeate his discourse; travel as a practice that determines a typology of travelers; travel diary as a narrative construct in which the author personifies a specific role, and the representation of the cultural Other as a projection of the Self. The proposition presented to the reader in these pages is an intersection of sources and points of view that allowed capturing a complex image of Santander, displayed in as many facets as required by the circumstances.
Keywords: Francisco de Paula Santander, travel, travel writing, exile, representation, 19th century, history of Colombia.
Citación sugerida / Suggested citation
Evans Restrepo, Michelle. La escritura del destierro. Francisco de Paula Santander en Europa, 1829-1831. Bogotá, D. C.: Editorial Universidad del Rosario, 2021.
https://doi.org/10.12804/urosario9789587845594
La escritura del destierro
Francisco de Paula Santander en Europa, 1829-1831
Michelle Evans Restrepo
Evans Restrepo, Michelle
La escritura del destierro. Francisco de Paula Santander en Europa, 1829-1831 / Michelle Evans Restrepo. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2021.
Incluye referencias bibliográficas.
1. Santander, Francisco de Paula, 1792-1840 – Biografía – Correspondencia, memorias, etc. 2. Santander, Francisco de Paula – Exploraciones y viajes. 3. Europa – Descripciones y viajes – 1829-1831. I. Evans Restrepo, Michelle. II. Universidad del Rosario. III. Título.
923.1861 SCDD 20
Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. CRAI
Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995
© Editorial Universidad del Rosario
© Universidad del Rosario
© Michelle Evans Restrepo
Editorial Universidad del Rosario
Carrera 7 n.° 12B-41, of. 501
Tel.: 2970200, ext. 3112
editorial.urosario.edu.co
Primera edición: Bogotá D. C., 2021
ISBN: 978-958-784-605-8 (impreso)
ISBN: 978-958-784-558-7 (ePub)
ISBN: 978-958-784-559-4 (pdf)
https://doi.org/10.12804/urosario9789587845594
Coordinación editorial: Editorial Universidad del Rosario
Corrección de estilo: Daniela Echeverry
Diseño de cubierta: Luz Arango y César Yepes
Diagramación: Precolombi EU-David Reyes
Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.
Hecho en Colombia
Made in Colombia
Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la Universidad ni sus políticas institucionales.
El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas, visitar: editorial.urosario.edu.co
Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.
Autora
Michelle Evans Restrepo
Arquitecta de la Universidad Nacional de Colombia, especialista en Museología de la Universidade de São Paulo, magíster en Artes de la Universidade Estadual Paulista, magíster en Gestión y Conservación del Patrimonio del Politécnico José Antonio Echavarría y doctora en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente trabaja en el Área Cultural del Banco de la República, sucursal Medellín, a cargo de la Colección Filatélica.
Contenido
Lista de figuras
Presentación
1. El ancla: las referencias conceptuales
1.1. Protocolos administrativos coloniales
1.1.1. Relaciones Geográficas de Indias
1.1.2. El Felicísimo viaje
1.1.3. La estadística alemana
1.2. Ilustración neogranadina
1.3. Biblioteca de viajes
1.3.1. Relatos de viaje
1.3.2. Guías de viaje
1.3.3. Ars apodemica
2. En marcha: viaje de ida y vuelta
2.1. Destierro: entre pena y redención
2.2. Itinerario de un Grand Tour
2.2.1. Coyuntura histórica: la Revolución de 1830
2.3. Un viaje panorámico: la invención de la velocidad
2.4. Al encuentro del París de los salones
2.4.1. Papeles que abren puertas
2.5. Regreso: el desembarco de un colombiano errante
2.6. En el equipaje
2.6.1. Cárceles
2.6.2. Navegación
2.6.3. Sistema métrico decimal
2.6.4. Educación
2.6.5. Relaciones diplomáticas
2.6.6. Relaciones personales
2.6.7. Costumbres
2.6.8. Artículos
2.6.9. Un símbolo
3. La bitácora: un viajero con intemperancia de pluma
3.1. Manuscrito
3.2. Publicación
3.3. Tipología
3.4. Estilo
3.5. Tema/mito/trama
3.6. Título
3.7. Autor/narrador/protagonista
3.8. Destinatario/narratario/lector
3.9. Tiempo
3.10. Espacio
3.11. Objetividad/subjetividad
3.12. Veracidad
3.13. Mirabilia
3.14. Comparación
3.15. Narración/descripción
3.16. Transtextualidad
3.17. Paratextos
3.18. Acentos/silencios
4. En contacto: hombres de los dos extremos del mundo
4.1. Nacionalidad
4.2. Superioridad/inferioridad/igualdad
4.3. Europeización
4.4. Europa, el antimodelo
4.5. Paréntesis para la contradicción
4.6. Patria
4.7. Santander visto por los otros
4.8. Los otros
4.9. El otro/Napoleón
4.10. El otro/Bolívar
4.11. Los intermediarios
Conclusiones
Bibliografía
Anexos
Apéndices
Lista de figuras
Figura 1. Temáticas de la biblioteca personal de Santander en porcentajes
Figura 2. Ruta santanderina
Figura 3. Plano de París con los lugares que visitó Santander
Figura 4. Número de presentaciones artísticas visitadas por ciudad
Figura 5A. Francisco de Paula Santander, Cuaderno de notas del general Francisco de Paula Santander durante sus viajes en los años 1829 a 1831 por Hamburgo, Bruselas, París, Londres, Berlín, Dresden, Munich, Florencia, Roma y Génova , 1829
Figura 5B. Francisco de Paula Santander, Personas que han visto, i tratado con bondad en Europa al G. F. P. Santander desterrado de Colombia. Años de 1829 y 1830 y 31
Figura 6. Honoré Daumier, Soirées parisiennes n. 1 , estampa, Museo Carnavalet
Figura 7. Entrada en sociedad por medio de presentación personal
Figura 8. Entrada en sociedad por vía diplomática
Figura 9. Carlos Casar de Molina, Desembarco de un colombiano errante, en Sta. Marta el 17 de julio de 1832 , 1832, litografía, colección particular
Figura 10. Davenport, Dos bandejas para carne que pertenecieron a Francisco de Paula Santander , ca. 1830
Figura 11. Casa Monastery, Bandeja de pedernal inglés que perteneció a Francisco de Paula Santander , ca. 1830
Figura 12. 8 piezas de la vajilla del General Santander , fabricación francesa, ca. 1829
Figura 13. Fabricación inglesa, Samovar que perteneció a Francisco de Paula Santander , ca. 1830
Figura 14. Poullain Brevete, Mesa de billar que, según la tradición, perteneció a Francisco de Paula Santander , s. XIX
Figura 15. H. David, Retrato de hombre , ca. 1870
Figura 16. Autor desconocido, Francisco de Paula Santander , s. XIX
Figura 17. Academia Colombiana de Historia, David D’Angers, Medalla de Francisco de Paula Santander , 1830
Figura 18. Francisco Evangelista González, Francisco de Paula Santander , ¿1831?
Figura 19. Francisco Evangelista González, Francisco de Paula Santander , 1831
Figura 20. Francisco Evangelista González, Francisco de Paula Santander (reverso), 1831
Figura 21. Fabricación francesa, Miniatura de la vajilla del General Santander , ca. 1830
Figuras 22-31. Ilustraciones del Diario
Figura 32. Nube de palabras más repetidas
Figura 33. Jean Pierre Marie Jazet (grabador) a partir de Baron Charles Steuben (pintor), Mort de Napoléon Ier (5 mai 1821) , [s.f.], grabado
Figura 34. José María Espinosa, Louis-Satnislas Marin-Lavigne, Rose-Joseph Lemercier, Fallecimiento del general Santander , ca. 1845
Figura 35. Luis García Hevia, Muerte del general Santander , 1841
Figura 36. Nodos de confluencia de viajeros, artistas, negociantes y diplomáticos
A Luis
—Sire, ya te he hablado de todas las ciudades que conozco.
—Queda una de la que no hablas jamás.
Marco Polo inclinó la cabeza.
—Venecia —dijo el Kan.
Marco sonrió.
—¿Y de qué crees que te hablaba?
El emperador no pestañeó.
—Sin embargo, nunca te he oído pronunciar su nombre.
—Cada vez que describo una ciudad digo algo de Venecia.
Italo Calvino, Las ciudades invisibles
Presentación
Entre 1829 y 1832, Francisco de Paula Santander purgó una condena extraordinaria: el destierro que le impuso Simón Bolívar como consecuencia de su supuesta participación en la Conspiración Septembrina. El fallido atentado contra la vida del Libertador derivó en el extrañamiento territorial de Santander, medida con la que se le conmutó la pena capital a la que Bolívar originalmente lo había sentenciado. El terrible castigo de la proscripción se convirtió en un fantástico viaje por Europa y Estados Unidos, un paréntesis sin igual en la vida de quien desde muy joven se había entregado al servicio público. Ya fuera en el plano militar, desde que abandonó las aulas del Colegio de San Bartolomé para adherir a la causa de la Independencia, o en el plano político, desde que fue nombrado vicepresidente en ejercicio del poder ejecutivo mientras Bolívar dirigía las campañas del sur, las fricciones entre ambos comenzaron por ese entonces a raíz de las dificultades de Santander para sufragar la guerra que se libraba en Venezuela, Ecuador y Perú, y de las aspiraciones de Bolívar de reproducir en la Primera República de Colombia la constitución boliviana que lo declaraba presidente vitalicio. Santander, de corte civilista y republicano, se opuso a las intenciones autoritarias de Bolívar, quien finalmente abolió la figura de la vice-presidencia y se proclamó dictador en 1828. La conjura contra Bolívar ese 25 de septiembre fue el colofón del proyecto compartido por los padres de la patria
y, contra todo pronóstico, la caída en desgracia de Santander fue el preludio de su ascenso. El viaje que fue su penitencia terminó convertido en la plataforma de lanzamiento de su regreso triunfal al país, un periodo de su biografía que ha sido opacado en la historiografía por la faceta militar o la del gobernante.
Harto conocidas esas dos personalidades
oficiales, la cuestión que me propuse resolver fue: ¿quién es o quién quiere ser el Santander que saca a la luz el viaje a Europa? La pregunta demanda una respuesta en dos sentidos: de una parte, la caracterización del personaje histórico que atravesaba la que en teoría habría de ser la prueba más amarga de su existencia; y de otra, la identificación de la imagen que ese personaje intentó proyectar de sí mismo en su flamante rol de viajero. De un tiempo para acá, el asunto del viaje ha perdido interés por su valor documental para convertirse en un medio a través del cual comprender el proceso de construcción identitaria del viajero. El cambio de dirección coincide con el auge de las investigaciones poscoloniales de finales del siglo pasado, cuando la literatura de exploración y de descubrimiento se convirtió en cantera de análisis de los procesos de dominación. Hoy por hoy las dos perspectivas dominantes en el ámbito académico son el estudio del viaje como práctica y como representación. Entendiendo la práctica como el acto de viajar, y la representación en la doble acepción de visión de mundo y de la plasmación de esa visión en el texto escrito, este libro se propone como una historia cultural del viaje de Santander a Europa. La adscripción a la historia cultural no viene dada por el objeto de estudio o por el uso de categorías analíticas afectas a esa escuela
, sino por la coincidencia programática, como la define Roger Chartier:
El objeto fundamental de una historia que pretende reconocer la manera en que los actores sociales dan sentido a sus prácticas y a sus palabras se sitúa, por tanto, en la tensión entre, por una parte, las capacidades inventivas de los individuos o de las comunidades y, por otra, las coacciones y las convenciones que limitan —con más o menos fuerza, según la posición que ocupan en las relaciones de dominación— lo que les es posible pensar, decir y hacer.¹
Por otro lado, la delimitación espacial obedece no solo a la comprensión de que Europa y Estados Unidos eran dos campos culturalmente opuestos a esa altura del siglo XIX, sino porque en el contexto del periplo santanderino Europa era el corazón del viaje, mientras que Estados Unidos era apenas una escala táctica en el camino de regreso a Colombia. La reducción del problema al ámbito europeo repercute en el recorte temporal, que queda así acotado entre 1829 y 1831, fechas que no son solo las marcas cronológicas de llegada y partida, sino el principio y cierre de un ciclo: la orden de destierro que obligó al alejamiento de Santander en 1829, y la orden de rehabilitación de derechos en 1831 que permitió su retorno al país un año más tarde.
El tema del viaje de Santander permaneció inexplorado por los investigadores desde el siglo XIX hasta mediados del XX por falta de fuentes documentales, hasta que el manuscrito que lo registraba finalmente vio la luz pública. Desde entonces han predominado dos tipos de abordaje: la adhesión sin mayor discusión a lo que declara el relato de viaje y la utilización del relato de viaje como herramienta de propaganda política a favor o en contra de Santander. Es decir, el relato de viaje se convirtió en un sistema autorreferente al que los analistas no acertaban a agregar más que algún detalle o en un escenario de disputa al que se trasladó la lucha partidaria que libraban los miembros de las academias de historia. Lejos de esa doble encrucijada, lo que me propuse fue el escepticismo como principio de análisis y el distanciamiento del objeto como lugar de enunciación. En términos coloquiales, traté de asumir la perspectiva del recién llegado, de quien se acerca con curiosidad desprevenida a una realidad desconocida, pero con la capacidad de poner en duda la sinceridad del informante.
Por ese camino emergió el lado más personal de Santander, el que no aparece en los documentos oficiales, el que anda a la sombra del hombre de las armas o el gobierno. Por primera vez en su vida adulta, el Hombre de las Leyes
experimentaba el sabor de la independencia, los placeres de la vida cortesana y el orgullo del reconocimiento internacional. Aunque en teoría era el Santander privado, despojado de su cargo y su uniforme, nunca dejó de ser el animal político que sacaba ventaja de cualquier situación en pro de su ser público, no en vano fue llamado del destierro para asumir la presidencia sin siquiera postularse. En este libro el lector encontrará la versión más resiliente de un sujeto que logra reconstruirse en un nuevo contexto movilizando los recursos que le habían tocado en suerte.
El relato de viaje es la fuente primera y primaria del viaje. El manuscrito del Diario del General Santander en Europa y los Estados Unidos: desde que salió proscrito de Bogotá, el 15 de noviembre de 1828, hasta que volvió a pisar tierra colombiana en Santa Marta, el 17 de julio de 1832 ha sido publicado tres veces desde 1963 hasta 1989;² la edición consultada para los fines de esta investigación es la primera, referenciada en adelante con la forma corta Diario. El relato es la fuente conductora del viaje y al mismo tiempo el puente a otros documentos: a él se conectan las cartas que Santander envió y recibió durante el destierro, los artículos que escribió o declaró haber leído, y las tarjetas que intercambió con sus anfitriones en Europa. El cruce de fuentes permite capturar al personaje en varios registros: en el tono autobiográfico del diario, en la intimidad de la conversación epistolar, en la formalidad protocolaria del billete de visita o en el discurso calculado del comunicado de prensa. Gracias a iniciativas editoriales como el Archivo Santander y la colección bibliográfica de la Fundación Francisco de Paula Santander, la mayoría de las fuentes consultadas ya había sido reunida y publicada en beneficio de pesquisas como la presente, otras fuentes inéditas apenas ahora son incorporadas al problema de estudio.
La visión multifocal del objeto a través de distintos géneros textuales permitió desvelar un Santander de matices. El hallazgo de ese personaje polifacético no solo es atribuible a las diversas fuentes, sino también a la perspectiva multidimensional inspirada en la obra Literatura en movimiento de Ottmar Ette,³ quien invita a entender el viaje como un objeto de varios estratos en vez de una sola capa de información. Ese tratamiento transversal aparece aquí desarrollado a través de cuatro puntos de vista, que se corresponden con el mismo número de capítulos del libro. El primer apartado estudia el marco discursivo en el que se inscribe el Diario; el segundo estudia el viaje como práctica a lo largo de cinco etapas: la partida, el recorrido, la parada, el regreso y la recepción; el tercero estudia el Diario como representación textual a través de sus diferentes componentes narrativos; y el cuarto estudia la representación mental que Santander se formó de sí mismo y de los otros, en el entendido de que lo que se dice de los demás es también una autorrepresentación.
Este libro es parte de la tesis doctoral ‘Mal hace de no venir a Europa quien tiene algunas proporciones’: el viaje de Francisco de Paula Santander al Viejo Mundo, 1829-1831
, sustentada en el 2019 ante la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, bajo la dirección del profesor Yobenj Aucardo Chicangana Bayona. Agradezco a la Universidad del Rosario su publicación y a todas las personas e instituciones que contribuyeron a la realización de la investigación que le dio origen; en particular a Colciencias, por el apoyo económico a través del programa de becas para doctorados nacionales; a la Biblioteca Luis Ángel Arango, la Sala Patrimonial de la Biblioteca Eafit, la Biblioteca Carlos Gaviria de la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Nacional de Colombia, el Museo Francisco de Paula Santander, el Museo Nacional de Colombia y el Museo de la Independencia, por proporcionarme el material de consulta; a mi director de tesis, por la acertada orientación del trabajo hasta su publicación; y por último, pero primero en el corazón: a mi familia, por el amor de todos los días.
Notas
¹Roger Chartier, ¿Existe una nueva historia cultural?
, en Formas de historia cultural , editado por Sandra Gayol y Marta Madero (Buenos Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento/Prometeo Libros, 2007), 41.
²1ª ed.: Francisco de Paula Santander, Diario del General Francisco de Paula Santander en Europa y los EE . UU . 1829-1832 (Bogotá: Banco de la República, 1963); 2ª ed.: Francisco de Paula Santander, Diario del General Francisco de Paula Santander en Europa y los EE . UU . 1829-1832 (Bogotá: Editorial Incunables, 1984); 3ª ed.: Francisco de Paula Santander, Santander en Europa [edición aumentada] (Bogotá: Fundación Francisco de Paula Santander, 1989).
³Ottmar Ette, Literatura en movimiento. Espacio y dinámica de una estructura transgresora de fronteras en Europa y América (Madrid: CSIC , 2008).
1
El ancla: las referencias conceptuales
1.1. Protocolos administrativos coloniales
Santander estaba inscrito en una tradición que lo antecede en varios siglos. Escribir el viaje era una práctica instalada en el sistema administrativo español desde el Renacimiento. Como mostró Carlos Alberto González, la alianza entre gobierno y escritura está ligada a los orígenes del ‘Estado Moderno’ y al sedentarismo y burocratización de sus instituciones
.¹ Según González, escribir no era apenas una decisión personal, sino una imposición por parte de las autoridades hispánicas de informar todo cuanto sucediera, oyera o viera el viajero, en desarrollo de la empresa que le había sido encomendada. Frente a unos hechos que por distantes escapaban al control del gobernante, la escritura apareció como una vía de comunicación invaluable para el ejercicio del poder, de ahí la intensa circulación de todo tipo de documentos, cartas, mapas, etc., entre España y los territorios de ultramar, producto ya fuera de exploraciones geográficas, campañas militares, expediciones de reconocimiento, misiones religiosas y gubernamentales, o de la colonización de las regiones conquistadas. La avidez informativa tuvo su momento más alto durante el mandato de Felipe II, a quien González definió como un estadista papelero, artífice de la burocracia moderna. Preocupado por la pobreza informativa sobre el mundo americano, Felipe II puso en marcha una recogida sistemática de datos, que, entre otras disposiciones, ordenaba que
Los descubridores por mar ó por tierra hagan comentario é memoria por días, de todo lo que vieren y hallaren, y les aconteciere en las tierras que descubrieren; é todo lo vayan asentando en un libro, y despues de asentado, se lea en público cada dia delante los que fueren al dicho descubrimiento; porque se averigüe más lo que se pasare, y pueda constar de la verdad de todo ello firmándolo de algunos principales; el qual libro se guardará a mucho recaudo para cuando vuelvan le traigan y presenten ante el Audiencia con cuya licencia ovieren ido.²
1.1.1. Relaciones Geográficas de Indias
Así como mandaba escribir a los viajeros-descubridores sus hallazgos, a los agentes establecidos en América el rey dispuso cumplimentar las llamadas Relaciones Geográficas de Indias
.³ También conocidas como descripciones geográficas
, descripciones de la tierra
o relaciones topográficas
, las Relaciones Geográficas eran la contestación de los oficiales coloniales a los cuestionarios que envió el Consejo de Indias al Nuevo Mundo entre 1530 y 1812. El objetivo del Consejo era recabar la mayor cantidad de información posible sobre los dominios en América, en el entendido de que un territorio sería mejor gobernado mientras mejor fuera conocido. Con ese fin se les solicitó a las autoridades locales la representación de las Indias en términos geográficos, urbanos, demográficos, económicos, sociales, políticos, religiosos, etc., a partir de una serie de formatos pretendidamente neutros. Como las preguntas de la Corona prácticamente prefiguraban las respuestas, poco a poco se estandarizaron los informes hasta convertirse en un discurso estable que acabó por penetrar la manera de describir el mundo en general. Según Elena Altuna, el modelo descriptivo de las Relaciones Geográficas impactó textos tipológicamente ajenos al formulario, como el relato de viaje, según pudo constatar en los testimonios de viajeros que recorrieron los espacios peruanos y rioplatenses entre los siglos XVII y XVIII.⁴
Por lo visto, el paradigma de las Relaciones Geográficas también planeaba sobre el Diario de Santander. Aunque no llegó a ser funcionario de la Corona, pues antes de titularse lo sorprendió la revolución de Independencia, Santander venía de una formación en leyes que ciertamente ha debido prepararlo en los protocolos del Imperio. Según Sebastián Díaz, Santiago Muñoz y Mauricio Nieto, el decreto sobre formación de mapas provinciales que expidió Santander el 29 de noviembre de 1823 parece inspirarse en los cuestionarios de las relaciones geográficas de la época colonial, al mismo tiempo que se ajustan las preguntas a las condiciones de un estado independiente republicano
.⁵ Se trata del artículo 1 que reza:
Cada uno de los gobernadores de las provincias remitirá por conducto del intendente respectivo á la secretaria del interior dentro del término de seis meses a lo más tarde, un mapa de su provincia, lo mas esato que fuere posible. En él se indicarán los ríos navegables que tenga, el punto hasta donde lo son, las principales cordilleras y sus direcciones, los puertos, poblaciones &a. Por separado remitirán las observaciones de latitud y longitud que sepan haberse hecho en su provincia y una memoria por mayor en que se esprese en leguas calculadas aproximadamente el ancho y largo de la provincia, sus límites en toda su circunferencia, cuales son sus principales producciones: de que modo podría aumentarse su prosperidad y á que número asciende su población actual, anunciando por separado los esclavos y los libres.⁶
Efectivamente se intuye la influencia de las Relaciones Geográficas, sin embargo, donde realmente queda claro el profundo conocimiento del modelo español es en el decreto del 4 de octubre de 1825 (apéndice 1), por el cual Santander exigía a los alcaldes de parroquia la remisión de informes sobre sus provincias conforme un formulario adjunto. El temario incluía cuestiones de población, infraestructura, producción agropecuaria, minería, geografía, clima, etc., que revelan una manera de indagar el mundo hija de la estadística, entendida como el inventario de las riquezas del Estado.
El secretario de Gobierno de entonces era José Manuel Restrepo, autor de Ensayo sobre la geografía, producciones, industria y poblacion de la provincia de Antioquia en el Nuevo Reino de Granada
y a quien probablemente se debe la redacción de ambos decretos. El ensayo de Restrepo hacía parte de una serie de artículos publicados en el Semanario de la Nueva Granada, en el que también aparecieron los trabajos de Joaquín Camacho y José María Salazar sobre las provincias de Pamplona y Santafé, respectivamente.⁷ Tal como constató Hans-Joachim König, los autores de estos estudios no se limitaron a una simple descripción de las condiciones físicas y climáticas de la zona investigada, sino que indicaban también qué recursos naturales existían, qué productos se daban allí y cómo eran comercializadas [sic]
.⁸ Las noticias de las provincias en el Semanario indican la familiaridad de los ilustrados criollos con las prácticas relatorias del sistema hispánico, y específicamente con las Relaciones Geográficas. Restrepo, en particular, había sido compañero de pluma de Caldas y miembro del gabinete del vicepresidente Santander, cuando este asumió el encargo del poder ejecutivo en ausencia de Bolívar.
Ya fuera por sus propias luces o por contacto con Restrepo, en su Diario Santander también refleja manejo de las fórmulas narrativas de los cuestionarios oficiales. El registro de la mirada colonial está incorporado en la visión de Santander cuando, al encuentro de ciudades, repite sistemáticamente la misma estructura del tipo:
Glasgow está situado cerca del mar (canal de San Jorge) con el cual comunica por el río Clyde, que siendo navegable hace de la ciudad un puerto de mucha consideración. Ella tiene cerca de 200 mil habitantes, el río la atraviesa y es manufacturera de tejidos de algodón. Los edificios son de piedra […].⁹
La lógica de la exposición recuerda la última solicitud de información con destino expreso al Nuevo Reino de Granada (1807), cuyas instrucciones mandaban consignar
El nombre, o título; a saber, ciudad, villa, parroquia o pueblo […] si en costa del mar con puerto, […] con inmediación de algún río o de quebrada […] o si en orilla de río o de quebrada notable con explicación de sus raudales […], materiales de sus fábricas […], el número de familias avecindadas y también el total de personas […], que es lo que se encuentra de más estimación en su propio territorio […].¹⁰
A esto las autoridades de Riofrío respondieron un año más tarde así, no mediando mucha diferencia, desde el punto de vista de la organización de la información, entre la noticia de un pequeño municipio del Valle y la mayor ciudad de Escocia:
Este pueblo está situado en paraje seco y bueno; es tierra de naturales; su situación señala a occidente. Está inmediato al río llamado Riofrío; este mantiene competente agua, es muy caudaloso; al otro lado el río hay otro derecho de tierras de los mismos naturales, donde se mantienen algunas personas en ambas partes; en el pueblo sus pobladores es gente de toda clase, y en el otro lado otras personas con el título de agregados.¹¹
1.1.2. El Felicísimo viaje
El modelo cognitivo de las Relaciones Geográficas ya se perfilaba en el relato de viaje del todavía príncipe español, conocido comúnmente como el Felicísimo viaje.¹² En 1545, don Felipe partió para los Países Bajos al encuentro de Carlos V, su padre, en una excursión que lo inició en el arte de gobernar y el carácter de los pueblos. Según Ana María Sierra, el libro cumple con las pautas genéricas de las relaciones y se adscribe perfectamente a la moda cultural, o a los designios monárquicos que propugnaban las descripciones topográficas de sus territorios
.¹³ Es decir, tanto el relato de viaje como las Relaciones Geográficas tenían como fin último el mejor conocimiento de los dominios de Su Majestad.
Santander no acusó, que se sepa, alguna deuda