Aplicación de productos biocidas y fitosanitarios. SEAG0110
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Aplicación de productos biocidas y fitosanitarios. SEAG0110 - José Manuel Salazar Navarro
Bibliografía
Capítulo 1
Identificación de técnicas y maquinaria de aplicación para el control de plagas
1. Introducción
Durante siglos, la sociedad ha buscado formas para controlar y, en la medida de lo posible, erradicar las plagas. Los organismos no deseados pueden ser tan minúsculos como bacterias o mohos, tan grandes como ratas y ratones, o de tamaño intermedio como insectos, arañas e incluso algunas plantas (como algún tipo de algas). Esta cuestión es de alcance global, ya que estos organismos se encuentran tanto en zonas urbanas como en zonas rurales, provocando plagas en las ciudades, en la actividad agrícola, el procesado de alimentos y el comercio internacional, entre otros. Por tanto, las plagas pueden resultar un riesgo para la salud pública en zonas como hoteles, hospitales, edificios públicos y residencias privadas.
Para el control de plagas se aplican productos biocidas y fitosanitarios mediante diferentes tipos de equipos y métodos. El criterio básico para diferenciar entre un método de aplicación de plaguicidas u otro es el estado físico del producto, es decir, sólido, líquido o gaseoso. Así, destacan, entre otros, los pulverizadores (aplicación en estado líquido), los espolvoreadores (aplicación en estado sólido) y los fumigadores (aplicación en forma de gas). Para una correcta aplicación es importante, además de reconocer las características técnicas y de regulación de la maquinaria empleada, conocer también los aspectos biológicos, tanto de los organismos a los que se va a combatir, como del ambiente o cultivos que se van a tratar.
Ante un mundo cada vez más contaminado se hace imprescindible una concienciación general para optimizar el uso de los métodos de aplicación de plaguicidas, fomentando la lucha contra la aparición de resistencias, la contaminación medioambiental y la aparición de residuos químicos en alimentos. Así, con una gestión de control de plagas basada en buenas prácticas (como reducción de dosis y de la frecuencia de aplicación o aplicaciones fraccionadas) se puede llegar a reducir el consumo de biocidas y fitosanitarios buscando la máxima seguridad para las personas y su entorno.
2. Las plagas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el concepto de plaga como: un conjunto de especies implicadas en la transmisión de enfermedades infecciosas para los humanos y en el daño del medioambiente y del bienestar urbano, cuando su existencia persiste en el tiempo y sobrepasa los niveles considerados normales. Es un concepto amplio, ya que hay especies muy numerosas que no son consideradas plagas (como las palomas), y otras que, aunque se presentan en baja proporción, causan efectos muy indeseables (como chinches o garrapatas).
Para la salud pública, las plagas causan infecciones, enfermedades, alteraciones del medioambiente, molestias y pérdidas económicas. Su control representa una actividad de prevención primaria dentro de la protección de la salud, unida a la higiene y saneamiento medioambiental. Para considerar a un organismo plaga, se debe tener en cuenta el umbral de tolerancia que es el límite a partir del cual la población-plaga puede ocasionar problemas sanitarios o ambientales, molestias y/o pérdidas económicas.
Una de las clasificaciones más comunes de los diferentes tipos de plagas se hace en función de la ubicación en donde se presenta:
Plagas urbanas: afectan a la salud pública, al bienestar general de la población y causa pérdidas económicas.
Plagas agrícolas: afectan a las explotaciones agrícolas, ya sea al suelo o a los cultivos, provocando pérdidas económicas.
Plagas ganaderas: afectan a los animales de explotaciones ganaderas, influyendo en su bienestar y pudiendo causar daños económicos y en la salud pública.
Plagas forestales: afectan a los distintos factores de la producción forestal (agua, árboles, animales, etc.), produciendo daños ambientales y económicos.
Sabía que...
Según algunos estudios, una rata puede consumir hasta 20 kg de grano/año, producir 25.000 cápsulas de excrementos y 6 l de orina, además de perder alrededor de medio millón de pelos.
Para el control de plagas existen en general, los siguientes métodos que a continuación se citan:
Métodos químicos: se basan en la aplicación de biocidas y fitosanitarios, seleccionando aquellos que presenten la menor toxicidad posible para el hombre. A lo largo del manual se desarrolla este método en todas sus vertientes.
Métodos físicos: mediante la acción de agentes como temperatura, corriente eléctrica, ultrasonidos, etc.
Métodos mecánicos: utilizando la acción de cepos, trampas adhesivas, etc.
Métodos biológicos: mediante la aplicación de hormonas, feromonas, etc.
Definición
Biocidas
Sustancias activas, compuestos preparados (conteniendo una o varias materias activas) o microorganismos con el objetivo de destruir, contrarrestar, neutralizar e impedir la acción de cualquier organismo nocivo por medios químicos o biológicos.
Productos fitosanitarios
Sustancias utilizadas para el control de agentes dañinos para la vegetación, para la conservación de productos vegetales, para la erradicación de la flora adventicia y para la regulación del crecimiento vegetal.
Actividades
1. Cite las plagas más comunes en ganadería.
2. Explique en qué consiste el umbral de tolerancia y represéntelo gráficamente.
3. Busque información sobre los métodos de control biológico utilizados actualmente contra plagas en invernaderos de cultivos hortícolas.
4. ¿Dónde se puede comprobar si un producto fitosanitario está autorizado para un determinado uso (cultivo y plaga)?
3. Pulverización. Tipos de pulverizadores: de mochila (manuales o motorizados), bombas (autónomas o accionadas por tractor), instalaciones fijas
La pulverización es el método utilizado para llevar a cabo tratamientos con productos en estado líquido o con productos que deben ser mezclados con agua. Es uno de los métodos más empleados por su fácil manipulación, aplicación y dosificación en campo. Dentro de lo que se considera estado líquido, a su vez existen productos diferentes: productos en solución (donde el producto está totalmente disuelto en agua, por ejemplo, líquido soluble, LS), productos en emulsión (el producto se encuentra disperso en agua formando pequeñas gotas, por ejemplo, líquido emulsionable, LE, o autoemulsionable, LA), y productos en suspensión (en los que las partículas sólidas no llegan a disolverse en el agua, por ejemplo, polvo mojable, WP). La disolución del producto plaguicida en agua, conocida coloquialmente como mezcla o caldo, debe prepararse justo en el momento de la aplicación y no guardarla de un día para otro.
El método de pulverización se recomienda para cultivos de porte bajo, tales como cereales o algodón, por la adecuada uniformidad de distribución que se puede lograr en el tratamiento.
Un pulverizador general consta básicamente de un depósito, una bomba que toma el contenido del depósito y lo impulsa hacia una boquilla, por donde sale el producto formando pequeñas gotas.
El tamaño de la gota de pulverización es un factor muy importante, existiendo un óptimo que se expresa generalmente en diámetro de la gota en micras. Conforme el tamaño de la gota se incrementa, aumentan las posibilidades de que el líquido resbale por la superficie foliar, perdiendo producto, incrementando el riesgo de contaminación en el suelo y disminuyendo su efecto sobre el agente causante del daño.
Así, el tamaño óptimo de la gota depende de muchos factores como el tipo de producto fitosanitario, el tipo de superficie vegetal, las condiciones meteorológicas, características del equipo de tratamiento, etc.
No todos los tratamientos requieren del mismo tamaño de gota. Por ejemplo, para la aplicación de fungicidas se encuentran las condiciones más exigentes, sobre todo cuando se utilizan fungicidas de contacto, que requieren de una fina película de producto, dada la gran variabilidad de mecanismos de infección que presentan los hongos. En cambio, con los herbicidas sistémicos, que absorbe la planta, tan solo son suficientes algunas gotas de producto sobre la misma.
Esquema de la superficie que se cubre con un mismo volumen de plaguicida, cambiando el tamaño de las gotas
Importante
La mezcla del plaguicida debe realizarse siempre inmediatamente antes de la pulverización y nunca debe dejarse el caldo preparado de un día para otro.
3.1. Clasificación de los equipos pulverizadores
Se pueden distinguir diferentes tipos de pulverizadores: de mochila o pulverizador portátil, bombas e instalaciones fijas.
De mochila o pulverizador portátil
El pulverizador de mochila es un equipo transportado a la espalda del operario que la utiliza mediante correas, pueden ser de acción manual o motorizada y suele llevar una pistola en forma de lanza en su extremo. Se utilizan generalmente para tratar pequeñas superficies o en cultivos protegidos. Las más habituales emplean un sistema de bombeo manual accionado mediante palanca, que en general se puede adaptar para utilizar a ambos lados derecho e izquierdo.
Pulverizador de mochila
Los equipos manuales como pistolas o lanzas de tratamiento, que son ampliamente utilizadas, trabajan a alta presión (entre 20 y 40 bar) y son capaces de aplicar un elevado volumen de producto. Pueden estar conectadas a distintos pulverizadores hidráulicos. Las pistolas se accionan con una palanca a modo de gatillo, y tienen un regulador que permite la descarga de más o menos caudal, lo que influye en la formación de las gotas. Sin embargo, las lanzas tienen generalmente varias salidas y pulverizan con el accionamiento de una palanca o llave, en ocasiones traen filtros incorporados para retener posibles impurezas que puedan obturar la boquilla. Además, algunos modelos de lanza tienen la posibilidad de acoplar boquillas con características distintas a las que traen por defecto. Las pistolas y lanzas de pulverización son máquinas de bajo coste, con un sencillo mantenimiento, versátiles y apropiadas para tratar problemas puntuales y localizados. Sin embargo, su uso puede ocasionar algunas complicaciones, como son:
Dificultad en su regulación y baja eficacia en los tratamientos.
Alto riesgo de contaminación medioambiental, debido a pérdidas de producto.
Riesgo para la salud del operario.
Operario con lanza de pulverización manual
Como alternativa a las pistolas/lanzas pulverizadoras están las carretillas de pulverización, provistas de barras horizontales o verticales con gran movilidad, proporcionando un mejor control de la velocidad de trabajo y de la uniformidad de aplicación.
Hay también pulverizadores centrífugos manuales equipados con un pequeño tanque de plástico (de entre 1 y 5 l de volumen) donde se almacena el producto líquido. Un disco distribuidor gira accionado mediante un motor eléctrico y pulveriza el líquido. El rendimiento de este tipo de pulverizadores no suele ser